Macri: El costo de no gobernar



 Demián Verduga
 Miradas al Sur

En el último año, la imagen positiva del jefe de Gobierno porteño  a nivel nacional descendió alrededor de 20 puntos. Los motivos: no hacerse cargo de los subtes ni mostrarse como posible mandatario nacional.

El proyecto presidencial de Mauricio Macri tiene más sombras que luces en el horizonte. El nivel de aprobación del jefe de Gobierno porteño a escala nacional se desplomó en los últimos 12 meses: cayó alrededor de 20 puntos. Macri había tenido su mejor momento luego de su victoria electoral en la Ciudad de Buenos Aires. El aura de ese triunfo lo había impulsado. En julio del 2011 llegó a medir 51% de imagen positiva a nivel nacional. Luego, comenzó a caer sistemáticamente, con algunos pozos profundos, y llegó a los niveles que tiene hoy, entre 28 y 30 puntos de imagen positiva. El número está muy lejos, por ejemplo, de Cristina Fernández, que según sea la encuesta que se tome tiene entre 48 y 60 puntos de aprobación. El dato político más importante de la caída del jefe del PRO es que demuestra que su estrategia de instalación nacional no está funcionando. A la derecha se le desvanece uno de sus candidatos.

El descenso de Macri en las encuestas a nivel nacional tiene una evolución que es necesario detallar. Los datos que se darán a continuación son del consultor político Carlos Fara. Después del pico del 51% en julio del 2011, cayó a 44 en octubre de ese año. Se mantuvo medianamente estable hasta marzo del 2012, cuando descendió a 33 y bajó aún más en mayo, al tocar 27. El mes pasado, último dato disponible, recuperó unos puntitos y subió a 31.

La cifra más llamativa es el desplome del mes de marzo. “En ese momento entró en conflicto con el Gobierno Nacional por el tema de los subtes –le explicó Carlos Fara a Miradas al Sur–. Quedó muy mal parado desde el punto de vista de la gestión. Firmó un acuerdo y no se supo si lo había aceptado o no. Esto lo llevó a un territorio que es complejo para él. Macri funciona mejor cuando no tiene que confrontar. En el momento en que la situación lo lleva a una disputa política más clara, se sale de su eje y se desdibujan sus atributos de liderazgo. Es cierto que la población prefiere un estilo menos confrontativo en los dirigentes, pero cuando aparecen los problemas quiere alguien que demuestre que es capaz de resolverlos.”

Enrique Zuleta Puceiro, de la consultora Opsm, también habló con este semanario. Coincidió con Fara en que la decisión respecto de los subtes fue un boomerang para el jefe del PRO. “Esa medida lo perjudicó. Se prestó para que la gente pensara que él no podía manejarlos.” Zuleta plantea entonces una pregunta que difícilmente no se haga la mayoría de la gente que camina por la calle: “¿Puede ser presidente alguien que no puede manejar los subtes de Buenos Aires?”. “Fue un gesto de mucha debilidad. Mostró incapacidad para generar recursos y equipos de trabajo.”

Es cierto que la capacidad de liderazgo no es un dato menor a la hora de analizar si un dirigente es presidenciable. Pero la Historia ha demostrado que a la primera magistratura pueden llegar personalidades arrolladoras, como Néstor Kirchner, o desdibujadas, como Fernando de la Rúa. La pregunta es cómo percibe la población a Macri. ¿Lo ve como un hombre capaz de dirigir los destinos del país?

“Él no está para ser líder ni para grandes debates –contestó Ricardo Rouvier, que también habló con Miradas al Sur–. Su estrategia es contrarrestar la imagen de Cristina, contraponer, con su estilo de perfil bajo, el discurso vehemente del kirchnerismo. Jaime Durán Barba no se equivoca al plantear ese camino porque respeta la personalidad de su cliente. Macri es eso y Durán Barba no lo fuerza a ser otra cosa.”

Fara retomó la cuestión de los subtes para responder a la pregunta. No recargó todas las tintas sobre Macri. Planteó una debilidad estructural del PRO. “Ellos tienen muy bien diseñada la estrategia de comunicación pero no la estrategia política. Su capacidad comunicacional les sirve para sintonizar con cierto público. Pero esto no es sólo una cuestión de marketing. La acción política de un jefe de Gobierno también impacta en la percepción de la opinión pública. Allí se miden mucho los atributos de liderazgo de un político. Por eso lo del subte fue un error.”

El Bastión. Los números indican que la instalación nacional de Macri tiene muchas dificultades, aunque hay que remarcar que para el 2015 falta mucho y que las tendencias cambiarán varias veces. En la Capital, el distrito que puso al jefe del PRO a jugar en la primera división de la política, la situación es mejor, pero la tendencia es la misma. Los números de Fara indican que luego de ganar la elección, a mediados del año pasado, Macri tuvo un pico de 55% de aprobación entre los porteños y ahora se ubica alrededor de 42.

“El electorado capitalino es muy sensible a las situaciones coyunturales en las que el jefe de Gobierno aparece mal parado como gestor –remarcó Fara–. Hace unos dos años hubo inundaciones muy fuertes en la Capital. En ese momento, Macri también sufrió una baja y después se fue recuperando. Su aprobación hoy sigue siendo alta, pero hay que tener en cuenta que arrancó muy arriba luego de la elección.”

Zuleta Puceiro sumó un elemento que según él impacta sobre todos los políticos que tienen que gobernar hoy. El dato es el cambio en las expectativas de la población sobre el futuro. Hoy hay más incertidumbre que hace unos meses, un efecto casi inevitable de la crisis global. “Todos los oficialismos se beneficiaron el año pasado cuando la mayoría de los ciudadanos creía que las cosas iban a ir mejor. Ahora todos pagan algún costo por el cambio en esa percepción. Por otra parte, Macri llegó con muchos votos, aunque eso no fue coherente con los niveles de aprobación que tuvo su gestión, que nunca dejaron de ser de tercios, entre buena, regular y mala. El descenso que sufre hoy en la Ciudad retoma los valores históricos.”

Lo último que señaló el consultor merece un análisis aparte. El año pasado la mayoría de los sondeos que medían la situación electoral porteña mostraban un escenario bastante parejo entre Daniel Filmus y Macri. Cuando llegó la votación, el empresario arrasó. ¿Por qué si los indicadores de gestión y de intención de voto supuestamente no eran tan buenos, Macri se impuso en la segunda vuelta con más del 60%?

“Mi tesis es que se benefició de un temprano proceso de polarización del escenario nacional en un distrito muy refractario al peronismo –señaló Zuleta–. Se nacionalizó la campaña porteña y muchos sectores se sumaron a Macri. En la segunda vuelta, consiguió que todos los opositores al Ejecutivo nacional, que en la Capital son muchos, lo acompañaran. Hay que recordar también que el Frente Amplio Progresista, (FAP), ni siquiera había logrado contener a Fernando Pino Solanas.”

“Yo subrayaría de nuevo las cosas que maneja bien el PRO –dijo Fara–.El enigma de por qué Macri, sin tener niveles demasiado altos de aprobación de gestión ni de adhesión personal, ganó las elecciones, tiene entre sus respuestas que el jefe de Gobierno lo que mejor hace son las campañas. En ese momento, levanta.”

Contexto opositor. La situación de Macri, su caída a nivel nacional, hay que medirla también en el contexto de todo el espectro opositor. Esto es importante para dimensionar sus efectos políticos, y no creer que Mauricio ya está fuera de juego.
“Dentro de la oposición su figura es fuerte –remarcó Fara–. Para bien y para mal está más expuesto que otros dirigentes porque gobierna un distrito, algo que no le pasa a Ricardo Alfonsín ni a Hermes Binner. Por otra parte, teniendo en cuenta que la gente no tiene claro que es el FAP, el PRO ha logrado instalarse como fuerza nueva. Este componente sirve para tratar de instalar una candidatura presidencial, pero no para allanarle el resto del camino.”

“El escenario político opositor hoy no tiene figuras descollantes –señaló Rouvier–. La población percibe a Alfonsín como una buena persona y a Binner como un hombre de campo. Ambos le caen bien a la ciudadanía, pero ninguno de los dos pisa fuerte. Digamos que por ahora no aparecen personalidades políticas de peso en la oposición. En ese marco, Macri se instala como una dirigente fuerte, comparado con el resto del espectro no oficialista.”

2013, año decisivo. Más allá de los movimientos que hay en las encuestas, el jefe de Gobierno porteño sigue teniendo su mirada puesta en la elección presidencial de 2015. Esta meta tiene una escala intermedia crucial, casi definitoria, las elecciones legislativas del año que viene. En el macrismo saben que este “examen” previo a la presidencial es casi un testeo de ingreso. Allí, se probará la potencia nacional del PRO como fuerza política.
Fara sostuvo que para seguir soñando con 2015 el macrismo “necesita hacer una gran elección en Capital, salir segundo en provincia de Buenos Aires y construir una alianza que lo ubique segundo a nivel nacional. Es un desafío complejo”. El consultor comparó el escenario de la próxima contienda electoral con el que se vivió en el 2009. “Ese año ganaron en Capital con Gabriela Michetti pero fue una elección muy deslucida.” (Michetti sacó en esa contienda algo más del 30% de los votos y la sorpresa electoral fue PinoSolanas que le pisó los talones con el 25). Fara continuó con la comparación: “En territorio bonaerense salieron primeros, aliados con Francisco De Narváez y el peronismo disidente. Pero lo cierto es que ese triunfo lo capitalizó el Colorado, él terminó siendo la figura central”.

En esta disputa por quién ocupa el segundo lugar en 2013, partiendo de la base de que hoy todos los sondeos indican que el kirchnerismo saldrá primero, Fara subrayó las posibilidades de los principales adversarios de Macri en la pelea por la medalla de plata. “Si el FAP y radicalismo sellan una alianza, como fue el Acuerdo Cívico y Social en 2009, tienen muchas posibilidades de competir en la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Capital y también en las otras provincias. Los radicales tienen estructura nacional, algo que al PRO le falta. Si el radicalismo y el FAP salen segundos a nivel nacional y el macrismo queda tercero, el espacio para que Macri sea candidato presidencial en 2015 se achica enormemente.”

El destino político del jefe del PRO, y el de su partido, se jugará en esa elección, dentro de un año y dos meses. Las encuestas sobre su nivel aprobación a escala nacional, por ahora, le plantean al jefe de Gobierno un horizonte sombrío.