La Presidenta lanzó el Programa de Créditos Argentina (Pro.Cre.Ar) Bicentenario para construir cuatrocientas mil viviendas

 “Vamos a seguir con políticas de inclusión”

Nicolás Lantos


Ante un repleto Museo del Bicentenario, Cristina Fernández de Kirchner anunció, acompañada por Axel Kicillof y Diego Bossio, el plan habitacional de cuatrocientas mil unidades. Remarcó la decisión de apostar al crecimiento y criticó el ajuste.

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“Redoblar la apuesta del Estado a un modelo de crecimiento y de inclusión social”, dijo la Presidenta.
Cien mil viviendas que alojarán a unos cuatrocientos mil argentinos sólo en el primer año: tal es el ambicioso objetivo que se plantea el Programa de Créditos Argentina (Pro.Cre.Ar) Bicentenario, un programa de créditos hipotecarios destinados a la construcción de nuevos hogares para familias que presentó anoche la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. La iniciativa, que ofrecería respuesta al déficit habitacional, también se espera que funcione como mecanismo anticíclico para generar unos cien mil puestos de trabajo directo (y otros tantos de forma indirecta) justo cuando el enfriamiento de la economía mundial alcanza con sus coletazos a la Argentina. “Vamos a seguir, como lo hicimos en el 2008, como lo hicimos en el 2009, como lo hicimos en el 2010, impulsando las políticas de crecimiento, de inclusión. No creemos en el ajuste, pero fundamentalmente porque entendemos que no es racional, no es razonable que la economía pueda crecer si le restringe el acceso a todo a la gente, porque la que consume es la sociedad”, arengó la jefa de Estado ante un Museo del Bicentenario repleto como pocas veces: a los invitados de ocasión y las ya habituales columnas de agrupaciones juveniles se le sumaba una nutrida concurrencia de obreros de la construcción, todos ellos ataviados con los cascos de plástico amarillo que los caracteriza como miembros de la Uocra, un sector beneficiado de forma directa por el anuncio.

“Yo creo que lo que estamos haciendo fundamentalmente como Estado argentino al generar este programa de créditos del Bicentenario para la vivienda, para la primera vivienda, es redoblar la apuesta del Estado a un modelo de crecimiento y de inclusión social que ha sido muy importante”, definió la Presidenta este nuevo programa en el marco de las políticas públicas que viene llevando adelante este gobierno. Si bien reconoció que existe en la actualidad un déficit en esta variable, CFK explicó que “la necesidad surge de la aplicación de las propias políticas activas de estos años”, en los que aumentó el poder adquisitivo de las personas por sobre el valor de construcción del metro cuadrado, pero aun así, por la “falta de una política hipotecaria por parte de la banca privada” se acentuó la falta de crédito destinado a la compra de viviendas. Es por eso que, además del alcance del plan Pro.Cre.Ar, pidió a la banca privada que “dispusieran parte de sus formidables rentabilidades y ganancias que han tenido precisamente para aplicarlas a la generación y la construcción de nuevas viviendas”. Según pudo averiguar Página/12, en la Casa Rosada esperan que el anuncio de ayer dé lugar a un efecto dominó que en las próximas semanas multiplique la oferta crediticia destinada al mercado inmobiliario.

CFK estuvo acompañada, en el anuncio, por el viceministro de Economía, Axel Kicillof, que se ha convertido virtualmente ya en el vocero del Gobierno en lo que se refiere a iniciativas económicas y productivas, y por Diego Bossio, titular de la Anses, cuyos fondos, junto con otros provenientes del Tesoro, financiarán el Pro.Cre.Ar. Ambos expusieron los pormenores del plan antes del mensaje de la Presidenta por cadena nacional (ver aparte). Fernández de Kirchner también destacó el trabajo de las autoridades del Organismo Nacional de Administración de Bienes (Onabe), el ente encargado de velar por los bienes del Estado, incluyendo los terrenos fiscales, de los que se tomarán las 1820 hectáreas diseminadas en las 23 provincias argentinas sobre las que se construirán las viviendas planificadas en una primera etapa (aunque también habrá créditos para construir para aquellas familias que posean un terreno propio). Estas tierras incluyen superficies ociosas y también otras actualmente destinadas a otras actividades: la mandataria puso como ejemplo un campo de golf en Pacheco que pertenece a las Fuerzas Armadas y también campos que se arriendan para el cultivo de soja, cuyo uso “realmente no está acorde con el mundo que vivimos, no está acorde con las necesidades de los argentinos”, advirtió Fernández de Kirchner.

“Además, no lo hacemos tampoco en cualquier momento, lo estamos haciendo en un momento de dificultades económicas sin precedentes que vienen desde afuera –agregó–. Y lo hacemos porque estamos convencidos de que la política para poder superar las dificultades económicas es generar consumo, desarrollo e inclusión.” La Presidenta también retomó un fragmento del discurso de Kicillof para criticar sin mencionarlo a Mauricio Macri, quien la semana pasada había lanzado a través del Banco Ciudad otro programa hipotecario destinado a los jóvenes. “Esto no es para comprar viviendas hechas, estos créditos son solamente para construir viviendas nuevas. Si no, estamos planteando la generación de una burbuja inmobiliaria y favoreciendo a las personas que ya tienen un inmueble y que quieren venderlo para obtener una rentabilidad, una ganancia y aplicarla a otras cuestiones”, explicó.

De esta forma, la idea es que estas cuatrocientas mil nuevas viviendas que se construirán en los próximos años sirvan como inyección en la economía para paliar de alguna forma la merma de inversiones exteriores causada por la crisis en el Hemisferio Norte, generando nuevos puestos de trabajo (cien mil de forma directa y otros tantos de forma indirecta, según se anunció) y dinamizando así el mercado interno. “A la construcción –sostuvo la Presidenta– se la denomina madre de industrias. Necesitamos, entonces, también para evitar las avivadas de siempre, comenzar con acuerdos de precios entre empresas monopólicas”, y mencionó como ejemplo a las siderúrgicas Siderar y Acindar, a las cementeras Loma Negra y Minetti, pero también a madereras, proveedoras de mosaicos y otros insumos. “Fíjense todo el plexo de industrias que va a llevar un acuerdo y que son muchas las industrias, pero pocos los dueños. Así que creo que vamos a poder hacer por lo menos lo más importante, como siempre, y bueno... es el capitalismo. Tampoco vamos a decir cosas que no son; en realidad, vamos a trabajar con un acuerdo de precios”, anunció, antes de advertir, para finalizar, que “tal cual viene el mundo va a hacer falta mucho compromiso, mucho esfuerzo, mucho trabajo para terminar con las desigualdades, que es la gran lucha, la lucha por la igualdad, la lucha por la libertad.”

Hacer de la necesidad, virtud


Axel Kicillof expuso los objetivos de política económica del plan y algo más: anticipó “un cambio sustancial” en la participación del Estado en la economía. Se profundiza la política anticrisis, con un rol relevante del viceministro en su ejecución.

 Raúl Dellatorre
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Axel Kicillof fue el primer orador en el acto del anuncio. Un plan que lleva su impronta.
El secretario de Política Económica, Axel Kicillof, fue el encargado de dar el marco macroeconómico al lanzamiento del plan de cuatrocientas mil viviendas del día de ayer. “Estamos fogoneando la economía además de cubrir una necesidad imperiosa”, apuntó, tras señalar que las construcciones van a generar durante el primer año “cien mil nuevos empleos de manera directa y otros cien mil en forma indirecta”. El viceministro de Economía diferenció el impacto de este plan para vivienda única familiar de otros, como el recientemente lanzado por el Gobierno de la Ciudad –aunque sin nombrarlo–, que al abaratar la tasa, pero no garantizar el aumento en la oferta de viviendas “tiende a inflar los precios”. además de que “se corre el riesgo de generar una burbuja especulativa”. “Si no se tiene en cuenta cuáles son los resultados, cuál es el foco y a quién están dirigidos los créditos, son políticas irresponsables”, disparó.
Su exposición fue la primera y, por lo tanto, fue el responsable de exponer ante los cientos de presentes en el Salón del Bicentenario y ante quienes lo seguían por televisión (canales de noticias, antes de la conexión con la cadena nacional) los primeros detalles del plan de viviendas. No sólo por eso tuvo reservado un lugar trascendente en la presentación. Además, su discurso tuvo un contenido político que lo puso por encima de su función como “número dos” de la cartera económica. “Este programa se suma a las distintas iniciativas que, hasta el momento, han representado un cambio histórico para el pueblo para acceder a la vivienda; tanto Planificación Federal como la Secretaría de Obras Públicas van a seguir planificando viviendas y soluciones habitacionales”, anunció. “Estamos ante un período en el que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner va a provocar un cambio sustancial en la participación del Estado” –caracterizó en otro pasaje de su discurso– “y un ataque frontal al déficit de viviendas que se arrastra desde el neoliberalismo.”
Kicillof apareció ayer como uno de los principales impulsores de esta política de intervención activa del Estado frente a la desaceleración económica, con sentido contracíclico y fuertemente redistributiva. La puesta en escena del anuncio no lo disimuló. Al contrario.
El viceministro de Economía también se ocupó de aclarar que este plan no es el primero que motoriza el Gobierno en materia habitacional. Recordó que a través de distintos programas, entre ellos el Fonavi, el plan de mejoramiento de barrios y otros, se han facilitado “más de 900 mil soluciones entre nuevas viviendas y diferentes iniciativas para paliar la deficiencia habitacional de la población”. Se trata de un conjunto de programas federales ejecutados entre 2003 y el presente año, que arroja como resultado 670 mil viviendas terminadas, 207 mil en ejecución y otras 30 mil próximas a iniciarse. Estas cifras casi duplican las soluciones habitacionales desde el Estado en la década anterior (1992/2002): 473 mil unidades.
La alusión a la ineficacia social de bajar las tasas, pero no impulsar la construcción no fue la única crítica que deslizó Kicillof hacia el sistema de créditos hipotecarios vigentes. El direccionamiento del plan, señaló, apunta fundamentalmente a “un segmento de la población que se vio beneficiada por el modelo, cuyos ingresos han subido en más de un 500 por ciento, pero que aun así no puede acceder al crédito”, aunque atenderá también otras demandas, vinculadas con ingresos más altos. Aquel porcentaje es el que refleja la evolución del ingreso total familiar promedio entre 2002 y 2011. En el mismo período, el promedio del metro cuadrado se incrementó en un 314 por ciento, de acuerdo con las cifras que maneja la Secretaría de Política Económica.
Su titular cuestionó en su discurso el sistema de calificación de deudores y los planes que no privilegian a los tomadores en busca de su primera vivienda. “El problema es que dan más plata a gente que ya tiene vivienda, lo cual tiende a inflar los precios”, subrayó, tras lo cual volvió a recordar que el plan lanzado ayer “no está destinado a las viviendas ya construidas, sino a las que se van a construir”.
Según estadísticas oficiales, en base a datos del Banco Central, el crédito hipotecario no ha evolucionado de acuerdo con las necesidades crecientes de la demanda, sino que mantuvo una proporción constante o levemente declinante respecto del producto. Entre 1995 y el año 2000 el stock de créditos representaba entre el 1,2 y el 1,4 por ciento del PBI. En los últimos seis años, de 2006 en adelante, volvió a un nivel cercano al 1,5 por ciento, pero declinante a partir de 2009, hasta el 1,2 por ciento que representó en 2011. De ese stock de créditos hipotecarios, siempre en base a datos del BCRA, los bancos públicos aportaban a diciembre de 2011 el 67 por ciento y los privados de capital nacional el 21 por ciento.
Las estadísticas oficiales también revelan un alto diferencial de tasas de interés entre los distintos sectores de la banca, según la propiedad del capital. El costo financiero total para un crédito del Banco Nación alcanza al 16,7 por ciento, mientras que para el resto de la banca pública promedia el 19 por ciento. Entre los principales bancos privados nacionales, el costo financiero oscila entre 21,7 y 25,8 por ciento anual. En tanto que entre los bancos privados extranjeros (que representan el 12 por ciento del stock de créditos hipotecarios), el costo financiero se ubica entre el 33 y el 34 por ciento. Esto revela el escaso interés de la banca extranjera que opera en el país por atender este segmento del negocio financiero.
Kicillof subrayó que “los préstamos (del nuevo plan) se otorgarán a las personas que tengan terrenos y puedan construir o a aquellas que no tengan terrenos, los cuales se sortearán mediante la Lotería Nacional, para dar transparencia al sistema”. Antes, había referido que la Presidenta de la Nación le había ordenado al Organismo Administrador de Bienes del Estado (Onabe) “buscar terrenos ociosos disponibles, que estén en capacidad de albergar viviendas”.
La movilización de los recursos públicos, en este caso los terrenos fiscales y los fondos administrados por el Estado, es otro mecanismo que diferencia a la actual política de las aplicadas en otras etapas del país. Una política que genera empleo, crea vivienda para los sectores más necesitados y apuntala el crecimiento. En el diseño del plan, Kicillof se cuidó en comparar la situación del crédito hipotecario en Argentina de la existente en Estados Unidos, previo a la crisis de las “subprime”. Uno de los elementos clave que explican la burbuja norteamericana, según describió el titular de Política Económica ante la Presidenta, fue la desvinculación entre la evolución del monto de créditos hipotecarios, que creció un 200 por ciento entre 1998 y 2008, y los salarios reales, que permanecieron estancados en el mismo período. El resultado fue que explotó la burbuja y se ejecutaron los créditos impagables. La situación argentina es la opuesta: una necesidad creciente de viviendas, salarios en alza y crédito casi inexistente. El Estado aportará la pata faltante, que el poder financiero había decidido dejar renga.


Cómo son los nuevos créditos



Los préstamos estarán disponibles para personas de entre 18 y 65 años, sin piso de ingresos para calificar. Habrá diferentes opciones de tasas, montos y plazos según los recursos de cada grupo familiar. El primer año se aspira a entregar 100 mil créditos.
Tomás Lukin
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Diego Bossio, de la Anses, explicó cómo serán los créditos.
El Procrear es una línea de financiamiento de 400 mil créditos para construir viviendas. Se proyecta entregar los primeros 100 mil préstamos entre este año y el próximo y completar los otros 300 mil hasta 2015. Tiene como objetivo impulsar la actividad económica en un momento de desaceleración al inyectar más de 20 mil millones de pesos con los primeros 100 mil créditos, y brindar soluciones habitacionales a personas de ingresos bajos y medios. Está concebido para viviendas únicas. Podrán acceder personas entre 18 y 65 años con ingresos familiares de hasta 30 mil pesos mensuales. No hay un piso de ingresos para calificar al préstamo, pero las condiciones de tasas de interés y plazos varían según el nivel de recursos que exhiba cada familia: a más altos ingresos mayores serán los intereses anuales, los costos de administración y la cuota mensual. El programa está disponible para trabajadores en relación de dependencia, independientes, comerciantes, profesionales y monotributistas. Los fondos provienen de la Anses, el Tesoro y el Onabe.

1 ¿Cómo son los créditos?

Los préstamos serán otorgados por el Banco Hipotecario con plazos de entre 20 y 30 años. Se financiarán montos de hasta 200 mil pesos para las familias con ingresos de bolsillo mensuales menores a 5 mil pesos y hasta 350 mil para los grupos familiares que sumen recursos netos entre 5 y 30 mil pesos. Los fondos pueden cubrir la totalidad del hogar o una porción de la casa a construir. Las tasas de interés serán en pesos y fijas en los primeros cinco años e irán del 2 al 14 por ciento. A partir del sexto año las tasas se actualizarán por el coeficiente de variación salarial, pero tendrán un techo que oscila entre 4 y 18 por ciento dependiendo del nivel de ingresos. Las cuotas mensuales no podrán superar el 40 por ciento de los ingresos familiares netos. En un crédito de 200 mil pesos, la menor cuota será de 744 mensuales, para las familias sin terreno con ingresos inferiores a 5 mil pesos, y la más alta de 2830 pesos mensuales, en el caso de familias sin terreno con ingresos entre 20 mil y 30 mil pesos.

2 ¿Cómo solicitarlos?

El primer paso es pedir un turno para ser atendidos por un oficial de crédito del Banco Hipotecario a través de la página web de Anses (www.anses.gob.ar) o en una oficina del organismo. Es necesario el número de CUIL o CUIT. Por Internet, hay dos opciones para pedir el turno, una para aquellos que cuentan con un terreno y otra para quienes no poseen. Ayer mismo la Anses recibió más de 10 mil solicitudes.

3 Con terreno propio

Las familias que cuenten con una escritura de terreno propio, de un familiar o compartido, tendrán una adjudicación inmediata de los créditos, siempre y cuando cumplan con los requisitos. El Estado pondrá a disposición –sin costo– planos de casas modelo y las familias tendrán 9 a 12 meses de gracia para comenzar a pagar el crédito. Se podrá construir en la parte de atrás de un terreno familiar o sobre la loza de una vivienda.

4 Sin terreno

En estos casos se accederá al crédito mediante proyectos de urbanización desarrollados con empresas constructoras privadas. El tiempo de adjudicación dependerá de cada desarrollo. En el Gobierno esperan poder entregar las primeras soluciones habitacionales antes de fin de año. Cuando las familias califiquen para los créditos, la adjudicación se realizará a través de sorteos de la Lotería Nacional, para asegurar la transparencia del sistema. Si en un desarrollo en Mendoza se presentan 8 mil personas precalificadas para 5 mil casas se armará un scoring para priorizar aquellas familias más necesitadas y se llevará adelante un sorteo para adjudicar las casas.

En los casos de ingresos familiares inferiores a 5000 pesos, se desarrollarán obras de construcción de viviendas que “permitan acelerar los tiempos de realización, sin perder el objetivo principal de este programa de brindar viviendas modernas y confortables”, explica Anses. Para ingresos familiares superiores a 5000 pesos, se impulsarán proyectos en terrenos con mayor valuación fiscal y se realizarán “complejos urbanísticos”. En estos casos, una vez que la familia califica para el proyecto, se comenzará a pagar a modo de ahorro previo, durante 12 meses, un equivalente al valor del terreno. Una vez finalizada la obra, se comienza a pagar el crédito hipotecario de la casa. En algunos casos, se desarrollarán obras de mayor envergadura para aquellos que tengan más ingresos, a los cuales se les cobrará una tasa mayor.

5 ¿Dónde estarán ubicados los terrenos?

El Estado nacional ya dispone de 1820 hectáreas en 86 predios ubicados en zonas urbanas en todas las provincias del país. En la Anses estiman que se podrán construir entre 60 y 70 mil soluciones habitacionales con distintas características para garantizar “un aprovechamiento inteligente de las tierras del Estado”. Son terrenos fiscales del Onabe, Ministerio de Defensa y Radio Nacional que hoy no tienen destino. A medida que se avance con los desarrollos de las viviendas el Estado se hará cargo de proveer de servicios básicos a esos lugares. Hay 34 terrenos en la provincia de Buenos Aires, 3 en Mendoza, 7 en Córdoba, 5 en Santa Fe, 3 en Neuquén, 5 en Tierra del Fuego y 2 en La Pampa. En el caso de que la demanda supere la oferta de soluciones habitacionales y se necesiten más terrenos se podrá recurrir a otras tierras fiscales y, además, el fideicomiso está habilitado para comprar terrenos.

6 Requisitos para quienes no tienen terreno

Deben tener una antigüedad laboral mínima de un año para los trabajadores en relación de dependencia y dos años para los cuentapropistas. Para aplicar se podrán sumar ingresos del interesado con su cónyuge o conviviente. Se toman en cuenta los salarios netos. No podrán tener antecedentes negativos en el sistema financiero.

7 ¿Qué tipo de viviendas estarán disponibles?

Se construirán desde “viviendas sociales” en La Matanza hasta barrios acomodados en Pacheco. Las familias podrán elegir dónde les gustaría construir. La “casas modelo” tendrán entre 55 y 60 metros cuadrados cubiertos, aunque están pensadas para poder ampliarse en el futuro. El tamaño de los terrenos dependerá de cada lugar. En los proyectos de mayor valor se construirán algunos edificios bajos y propiedades horizontales. Las variantes, explican en Anses, son muchas y dependerán de la demanda.

8 ¿Se puede comprar una casa ya construida o un departamento de pozo con los créditos?
No, los créditos no están disponibles para comprar casas usadas o nuevas terminadas, ni departamentos de pozo. Son sólo para construcción.

Habrá financiamiento para distintos sectores sociales.
Prevenir avivadas


La presidenta Cristina Fernández de Kirchner aseguró ayer que controlarán los acuerdos de precios con las empresas vinculadas con la construcción para “evitar avivadas”. El plan de construcción de viviendas que anunció la jefa de Estado implicará una fuerte demanda de insumos para la actividad, lo que podría concluir en tensiones de precios que tendrían el efecto contrario al buscado. “Lo vamos a hacer a partir de mañana (por hoy), acordando con todas las empresas del sector”, afirmó la jefa de Estado, quien mencionó a las marcas líderes en esa actividad.

“Ustedes saben que a la construcción se la denomina madre de industrias. Necesitamos, entonces, también para evitar las avivadas de siempre comenzar con acuerdos de precios entre empresas monopólicas”, aseguró la Presidenta. Se trataría de la primera vez que se establecen acuerdos de precios en el marco de un plan de obra pública.


CFK mencionó entonces “en materia de acero, a Siderar y Acindar; en materia de cemento, Loma Negra y Minetti, de la cual una parte, inclusive, somos accionistas en la Anses”. “Tenemos que llegar a acuerdos con Aluar, también empresa monopólica en materia de aluminios. Luego también con empresas tales como Ferrum (grifería), las proveedoras de mosaicos o las madereras”, continuó.


“Fíjense todo el plexo de industrias que va a llevar un acuerdo y que son muchas las industrias, pero pocos los dueños”, sentenció. Los pliegos para las obras serán analizados en un marco que evite los desbordes de precios. “Tampoco vamos a decir cosas que no son; en realidad, vamos a trabajar con un acuerdo de precios”, concluyó Cristina.

Otras voces

Agustín Rossi, titular del bloque de diputados del Frente para la Victoria: “Sin lugar a dudas, podemos estar en presencia de una política pública que, por sus alcances, marque un antes y un después en la participación estatal en la promoción del acceso a la vivienda. Por sus metas, es el plan más ambicioso que haya conocido la Argentina en las últimas décadas. Tendrá un enorme impacto en la actividad económica y una perspectiva de crear cien mil puestos nuevos de trabajo en forma directa en el primer año de implementación. Garantiza que las tierras fiscales pasen a manos de los argentinos que las necesitan para su primera vivienda, pudiendo acceder a ellas por mecanismos transparentes y precios razonables, alejados de la especulación financiera que existe sobre la tierra. Ayuda a sostener la actividad y el empleo en medio de una coyuntura internacional cada vez más compleja y promueve sinergias entre fondos públicos (Anses y del Tesoro Nacional) con gerenciamiento privado a cargo del Banco Hipotecario”.

Eduardo Fellner, gobernador de Jujuy: “Es una medida de alto contenido social, que a la vez contribuirá a dinamizar el sistema económico. Las herramientas dispuestas en el contexto del nuevo programa generarán la posibilidad de acceder a una de las demandas más importantes de la población. Las respuestas a estas demandas son por demás valorables, dado que se trata nada menos que del derecho al acceso a una vivienda propia”.

Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gabinete porteño: “Qué bueno que la Presidenta tomó nuestra idea y lanzó este plan para llevar a todo el país lo que nosotros propusimos hace una semana para la ciudad. El plan que lanzó Macri tuvo gran auge y altísima receptividad: créditos muy accesibles, para quienes más necesitan acceder a su primera casa. Axel Kicillof demostró que no conoce la realidad de la Ciudad. Tenemos un alto nivel de construcción y un gran potencial de mayor constructividad”.

Ernesto Sanz, senador UCR: “El Gobierno se hace cargo de una demanda social impresionante de la cual debe hacerse cargo. Hay que ser prudentes en cuanto a la implementación porque todavía recuerdo cuando Moreno anunció el plan anterior de viviendas y no creo que sea un área para hacer demasiado bombo porque todavía tenemos presente lo que pasó con los 760 millones de Schocklender. Y también hay que ser cuidadoso respecto de los recursos porque se podría descapitalizar al fondo de garantía de sustentabilidad de la Anses en el corto plazo. Si no se quiere descapitalizar a los futuros jubilados, el Gobierno debería hacerse cargo del diferencial de tasas para mantenerlo a resguardo del efecto de la inflación”.

Gustavo Ferrari, diputado nacional del peronismo disidente: “Siempre que hay medidas de impacto social vamos a estar a favor. Me parece que es importante porque el déficit de vivienda es muy grande. Medidas de destino social son siempre bienvenidas, pero hay que ver la evolución porque de la promesa al hecho hay una distancia. Esto llega en un momento en el que hay dificultades en las cuentas nacionales. Esperemos que este dinero esté y se destine para eso. Cuidado con no descuidar el otro fin social que tiene la Anses, que son esencialmente nuestros jubilados. Hay que controlar que no se distraigan fondos y se termine incumpliendo con el rol primigenio”.

Martín Sabbatella, diputado de Nuevo Encuentro: “Es una medida excelente, que tiene varios aspectos sumamente positivos. Por un lado, el Estado se compromete a facilitar el acceso al crédito para la vivienda familiar a una franja de la población que si no no podría acceder a la vivienda. Además, obviamente es un impulso a la actividad económica, que tiene que ver con inyectar recursos que fortalecen el círculo virtuoso de inversión pública, construcción, generación de fuentes de trabajo, consumo popular y mercado interno”.
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