El 20 de agosto de 2016 fallece el periodista Rogelio García Lupo un ejemplo de integridad; así lo ven sus colegas

Murió el periodista Rogelio García Lupo, fundador de Prensa Latina con Walsh
Redacción de La Izquierda diario 

Fue uno de los fundadores de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, junto a Rodolfo Walsh. Considerado una de los más importantes exponentes del periodismo de investigación en América Latina.

Rogelio García Lupo tenía 84 años y falleció anoche en la Clínica porteña de la Trinidad. Lo apodaban “Pajarito” y fue considerado una de los máximos exponentes del periodismo de investigación en Argentina y América Latina.

Durante la década de 1950 fue redactor de la revista Continente, del semanario Qué y del vespertino Noticias gráficas.

En 1958, participó junto Rodolfo Walsh, en la investigación que luego se plasmó en un libro conocido como “El caso Satanowsky”, sobre el asesinato del abogado del diario La Razón.

Más tarde, el periodista y dirigente guerrillero argentino, Jorge Ricardo Masetti, lo convocó para el lanzamiento de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, junto a personalidades como Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh y Carlos María Gutiérrez; entre otros.

Vivió en Cuba, Ecuador y Chile y luego regresó en la década del 60 a la Argentina, para trabajar en la revista Primera Plana.

Entre 1970 y 1976 fue corresponsal en el Cono Sur del diario El Nacional de Caracas.

Con Walsh volvió a colaborar en 1968 en el periódico de la CGT de los Argentinos y tras un paso por la agencia Intepres, en 1973 se desempeño como gerente de la editorial universitaria EUDEBA durante la gestión de Arturo Jauretche.

Amenazado por la Triple A en 1974, viajo a España, regresando a la Argentina con la Guerra de Malvinas cuan trabajará para la revista “El Periodista”.

En 1991 comenzó a colaborar con "Clarín", la última publicación en la que escribió de manera regular hasta que su salud se lo permitió.

Entre los libros más importantes que publicó con compiló sus artículos publicados en diarios y revistas, se encuentran: La rebelión de los generales (1962), Contra la ocupación extranjera (1968) y Mercenarios y Monopolios en la Argentina -de Onganía a Lanusse (1971), Diplomacia secreta y rendición incondicional (1983) y El Paraguay de Stroessner (1989).

Sus últimos libros en publicar fueron Últimas Noticias de Perón y su tiempo (2006) y Últimas noticias de Fidel y el Che (2007).

Fuente

****

Rogelio García Lupo, una pluma clara, certera y profunda
  • Por Alberto Amato
para Clarín
Murió un maestro de periodistas

Murió Rogelio García Lupo, pionero del periodismo de investigación, cuando lo que hoy es una especialidad era simplemente periodismo de calidad; historiador, buceador de la historia argentina y latinoamericana jamás contada, testigo invaluable de los grandes hechos políticos del siglo pasado que reflejó siempre con su pluma certera, clara y simple, profunda y zumbona, implacable pero nunca exenta de ternura y calidez; perseguido, prohibido y encarcelado por las dictaduras argentinas y por el temprano gobierno de Juan Perón, en los albores de la Revolución Cubana, fundó en Cuba la agencia de noticias Prensa Latina; fue corresponsal de diarios y revistas extranjeras, colaborador durante varios años de Clarín, hasta que decidió retirarse de la profesión allá por 2007 y fue también un maestro de periodistas que regalaba trucos y experiencias sobre el oficio. Tenía 84 años.

Ya no tendremos a quien recurrir, apretados por el cierre y esperanzados, para rogarle: “Rogelio, ¿no tendrá usted un papelito sobre tal cosa…?". O para recibir una clase maestra. La única triste certeza es la de saber que quienes tuvimos el placer enorme de conocerlo y el privilegio único de ser sus colegas, perdimos a un irrepetible.

Rogelio Juan Miguel García Lupo, más conocido como “Pajarito”, nació en Buenos Aires el 16 de noviembre de 1931. A los casi catorce años, como alumno del Nacional Roca de Belgrano, llegó con un grupo de compañeros hasta la Plaza de Mayo para saber qué pasaba: era el 17 de octubre de 1945, estaba por irrumpir el peronismo y los muchachitos nacionalistas de entonces parecían encandilados por la aventura que empezaba a protagonizar Juan Perón. García Lupo militaba en la Alianza Libertadora Nacionalista “un hervidero de pasiones políticas –dijo al colega Ruben Furman para el libro “Puños y Pistolas”– que se apagó al año siguiente, cuando Perón fue presidente y la puso al servicio de su gobierno”. Junto a Lupo, mayores que él, en la misma Plaza y como miembros de la ALN, estaban Rodolfo Walsh y Jorge Masetti: los tres, ya periodistas, se reencontrarían catorce años después en La Habana.

Estudiante de derecho, empleado como auxiliar noveno en un juzgado de primera instancia en lo criminal, del que fue despedido por no aceptar ponerse luto cuando la muerte de Eva Perón, García Lupo entró a despuntar el oficio en dos publicaciones peronistas: la revista de arte “Continente”, donde colaboraba Osvaldo Bayer y el semanario “La Opinión Económica” de la CGE. Sobre el final del gobierno peronista, y por oponerse a la política de Perón con empresas extranjeras, fue a parar cien días preso al Pabellón 9 de Devoto, presos políticos, donde compartió barrotes con el escritor Raúl Larra y el músico Osvaldo Pugliese, entre muchos otros.

Entre 1956 y 1958 fue redactor de “Noticias Gráficas” y colaborador de la revista “Qué”, órgano de prensa de la UCRI, que sostuvo la campaña presidencial de Arturo Frondizi: “Un instrumento muy brillante –dijo alguna vez– donde escribían Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz con quienes yo estaba muy ligado ideológicamente”.

Entonces estalló Cuba. El triunfo de Fidel Castro convirtió a La Habana en una Meca. Masetti, que había ido como corresponsal de Radio El Mundo y terminó aliado a la revolución y guerrillero en Salta, donde murió en 1964, convocó a García Lupo y a Walsh para conformar el aparato de prensa del castrismo. A los tres se unió Gabriel García Márquez en la fundación de la agencia cubana Prensa Latina: un periodismo militante del que García Lupo renegaría años después: “Como forma exclusiva del periodismo me parece muy peligrosa, incluso para el que cree que se beneficia con el periodismo militante”, dijo en 2014.
Rodolfo Walsh y García Lupo en Cuba.
Rodolfo Walsh y García Lupo en Cuba.


En Cuba conoció a Ernesto Guevara, con quien compartieron trasnoches y desvelo: los dos trabajaban de noche y el Che lo llamaba para que le leyera los cables de última hora. Desencantado, como Guevara, por la sovietización de la experiencia revolucionaria cubana, García Lupo dejó la isla. Los cubanos le correspondieron de por vida con un amable rencor, tan inútil como trivial. Pese a ello, en 1962, García Lupo fue uno de los artífices del encuentro en Montevideo entre el Che y Richard Goodwin, enviado del presidente americano John Kennedy al encuentro de ministros de Economía del continente: un intento, fallido, de recomponer las relaciones Cuba-EE.UU.
García Lupo con Borges.
García Lupo con Borges.


Ese año García Lupo publicó su primer libro, “La rebelión de los generales”, secuestrado y prohibido por los generales que habían derrocado a Frondizi y gobernaban a través del presidente José María Guido. En 1968, plena dictadura de Juan Carlos Onganía, escribe “Contra la ocupación extranjera” y colabora en la revista Primera Plana con el seudónimo de Benjamín Venegas para eludir la prohibición oficial. Al año siguiente, junto a Walsh y a Horacio Verbitsky, funda el periódico de la CGT de los Argentinos, la central obrera que dirigía el histórico dirigente gráfico Raymundo Ongaro, que murió el pasado 1 de agosto. Son los años en los que es corresponsal del semanario uruguayo Marcha que dirigía Carlos Quijano de quien, decía el “Pájaro” “aprendí el dramatismo y la alegría del periodismo”.

En 1972 publica “Mercenarios y monopolios en la Argentina - De Onganía a Lanusse”, un retrato fiel y despiadado de la llamada “Revolución Argentina” Expulsado del periodismo por la última dictadura, se ganó la vida desentrañando los misterios del cemento en una empresa constructora. Se enteró, como viejo sabueso que era, de la invasión a Malvinas y alertó a la revista “Interviú” de España y a “El Nacional” de Venezuela: esas corresponsalías marcaron su retorno a la profesión, junto con sus colaboraciones en “El Periodista” a partir de 1983. Estas y otras historias encierra el documental que Santiago García Ilser, uno de sus tres hijos, tituló “A vuelo de Pajarito”.
La credecial de "Parajito" en la cumbre de la OEA a la que asistió el Che Guevara.

Dueño de un archivo prodigioso y de una memoria que le hizo juego, García Lupo se empeñó en investigar lo que llamaba “los aspectos más desconocidos de la historia militar de Perón, que no quieren investigar o que callan sus amigos y sus enemigos”. Parte de esa investigación la volcó en uno de sus últimos libros, “Últimas noticias de Perón y su tiempo”, editado en 2006. También escribió “Paraguay de Stroessner” en 1989 u “Últimas noticias de Fidel Castro y El Che”, en 2007.

Ese fue el año en el que decidió dejar el periodismo, para ser asesor editorial de Ediciones B. Fue después de que la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano que dirigía García Márquez, decidiera premiar y celebrar su carrera periodística de más de medio siglo. En su discurso de aceptación, el Pájaro soltó una frase de antología en la que cifró sus años y definió su personalidad: “Durante toda mi vida he tenido prontuario y, ahora, por un acto de magia, he pasado a tener trayectoria”.

Rogelio García Lupo y Gabriel García Márquez.
Rogelio García Lupo y Gabriel García Márquez.


Fuente


***

A los 84 años murió Rogelio García Lupo
Redacción de Pagina 12
publicado el 20 de agosto de 2016

El periodista de investigación y escritor tenía 84 años y falleció anoche en la clínica de la Trinidad, donde estaba internado. Culto, afable, irónico, "Pajarito", como se lo solía llamar, cultivó un estilo y mantuvo una ética sobre la profesión que le dio el reconocimiento de sus lectores y el respeto de sus colegas y compañeros.

Fue uno de los primeros redactores de Prensa Latina y, en el 2007, su antiguo compañero en esa agencia cubana, Gabriel García Márquez, le entregó el premio homenaje de la Fundación Nuevo Periodismo como reconocimiento a su obra.

“Pajarito”, como lo llamaban sus colegas, participó durante más de seis décadas en decenas de publicaciones de actualidad locales y extranjeras, incluyendo la fundación de la agencia cubana de noticias Prensa Latina (Prela) y en numerosos proyectos editoriales, entre ellos Eudeba.

Al “partido militar”, tan decisivo en la historia nacional, le dedicó “La rebelión de los generales (1962), “Contra la ocupación extranjera” (1968) y “Mercenarios y Monopolios en la Argentina -de Onganía a Lanusse-” (1971).

Parte de esas notas ya habían visto la luz en el prestigioso semanario “Marcha” de Montevideo, donde escribió libre de las ataduras de la prensa nacional durante casi una década, hasta su clausura en 1973.

Luego amplió esa obra periodística a otros tópicos internacionales, como en “Diplomacia secreta y rendición incondicional” (1983) y sobretodo en “El Paraguay de Stroessner” (1989), libro que puso bajo la lupa al banquero saudita Gaith Pharaon, lavador de dinero de la política, el narcotráfico y el comercio de armas.

Se retiró como colaborador del diario Clarín pero siguió editando libros para la española Ediciones B, y además de publicar sus dos últimas obras (“Últimas Noticias de Perón y su tiempo” y “Últimas noticias de Fidel y el Che”, de 2006 y 2007 respectivamente) trabajaba en sus memorias, que quedaron inconclusas por su enfermedad.

Nacido Buenos Aires en noviembre de 1931, García Lupo aterrizó en el periodismo como la mayoría de sus colegas de esa generación, a través de la militancia política y no de las academias, en su caso el paso juvenil por el nacionalismo, del que nunca renegó.

Trabajó junto con sus grandes amigos Rodolfo Walsh, tres años mayor que él, y Jorge Ricardo Masetti, dos años más grande, con quienes marchó año más tarde a Cuba para fundar en los primeros meses de la revolución de Fidel Castro la agencia noticiosa Prensa Latina (PreLa), la primera en transmitir su servicio internacional en español.

Los detalles de una vida intensa pensaba volcarlos en un libro de memorias en el cual trabaja. En los últimos meses sufrió sucesivas internaciones y un cuadro de creciente deterioro físico que lo mantenía postrado y virtualmente sin conocimiento.

Fuente

***

Adiós a un gran investigador

Por  Carlos Rodríguez
para Pagina 12
publicado el 21 de agosto de 2016

Ayer, a los 84 años, en un sanatorio del barrio porteño de Palermo, se extinguió el vuelo de Pajarito, como llamaban amigos y colegas al periodista y escritor Rogelio García Lupo. Apenas se conoció la noticia, alguien comentó que hay vuelos que nunca terminan, porque la obra queda “sobrevolando cabezas y conciencias”. Sus méritos como informador y formador, como redactor puntilloso, claro, exquisito y a la vez sencillo, cercano al lector, han quedado representados en miles de trabajos. Uno de sus galones más grandes fue la creación de la agencia de noticias cubana Prensa Latina junto Rodolfo Walsh, Gabriel García Márquez y Jorge Masetti. Lo que buscaban, después de la revolución de 1959, era algo que todavía sigue siendo una tarea titánica y utópica: romper el cerco informativo de los medios masivos de comunicación.

En su larga trayectoria de más de seis décadas, se convirtió en un referente del periodismo de investigación en la Argentina y en Latinoamérica. Había nacido en Buenos Aires el 16 de noviembre de 1931, y sus primeros pasos importantes en el oficio los dio en los años 50, como redactor de las revistas Continente y Qué, y en el vespertino Noticias Gráficas.

Después del triunfo de la revolución, vivió un año en La Habana, para trasladarse más tarde a Chile y Ecuador. De regreso en Buenos Aires, fue redactor de la revista Primera Plana y hacia fines de los 60 participó en la creación del semanario de la CGT de los Argentinos, junto con Walsh y Horacio Verbitsky, en un medio que marcó un hito porque ponía en el centro de la escena las luchas obreras de la época.

En 1973, durante el gobierno de Héctor J. Cámpora, fue designado director ejecutivo de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba).

Fue corresponsal de distintos medios latinoamericanos, y en el año 2007 Gabriel García Márquez le entregó el premio Homenaje de la Fundación Nuevo Periodismo como reconocimiento a su obra.

Sus artículos periodísticos fueron publicados con forma de libros, entre los que se destacan “La rebelión de los generales (1962); “Contra la ocupación extranjera” (1968) y “Mercenarios y Monopolios en la Argentina -de Onganía a Lanusse-” (1971). Una buena parte de los artículos habían sido publicados en el semanario Marcha de Montevideo, donde encontró lo que siempre buscaba: “Escribir libre de las ataduras” que imponen las empresas periodísticas. La primavera termino el 27 de junio de 1973, con el golpe cívico-militar en Uruguay.

García Lupo se interesó también en temas de la política internacional, en sus libros Diplomacia secreta y rendición incondicional (1983) y de manera especial en El Paraguay de Stroessner (1989), en donde puso bajo la lupa al banquero saudita Gaith Pharaon, lavador de dinero de la política, el narcotráfico y el comercio de armas. En la última década publicó Ultimas Noticias de Perón y su tiempo (2006) y Ultimas noticias de Fidel y el Che (2007).

Fue colaborador del desaparecido suplemento Zona del diario Clarín, donde escribió algunas crónicas deliciosas, como el relato centrado en Ernesto “Che” Guevara, a quien conoció en La Habana, como redactor y fotógrafo –además de guerrillero, claro– colaborando en la agencia Prensa Latina. En Cuba, esos relatos de Guevara se publicaron en un libro titulado Che periodista. García Lupo dice que la pasión por la fotografía nació en el Che cuando murió su sueño de ejercer la medicina y antes de tomar las armas en Sierra Maestra.

Uno de los tantos homenajes que recibió en vida fue el documental A vuelo de Pajarito, realizado por uno de sus hijos, Santiago García Isler, trabajo que recorre su obra y que pone de relieve el buen humor, la ironía que lo acompañó toda su vida. Una de sus grandes preocupaciones era qué iba a pasar con su voluminoso archivo una vez que dejara de estar entre los vivos. Allí recordó también que a mediados de 1955 pasó cien días detenido en el “cuadro 9” de presos políticos de la cárcel de Villa Devoto acusado de participar de una campaña de prensa contra Perón, lo que se convirtió en una experiencia vital decisiva ya que –según relató– “allí conocí por primera vez obreros reales”.

Fuente

***

Rogelio García Lupo: un exponente del periodismo de investigación de la Argentina

Redacción de La Nación

El periodista y escritor Rogelio Carlos García Lupo, considerado uno de los grandes exponentes del género de investigación periodística en el país, murió antenoche a los 84 años en el Sanatorio de la Trinidad, en el barrio de Palermo, donde estaba internado. Había nacido en Buenos Aires el 16 de noviembre de 1931.

García Lupo escribió en decenas de publicaciones argentinas y extranjeras. Y a fines de la década del cincuenta, Rodolfo Walsh y Jorge Masetti lo convocaron para integrar la redacción de la agencia Prensa Latina, junto con otro periodista, Gabriel García Márquez. En 2007, el autor de Cien años de soledad fue quien le entregó el premio de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) a su trayectoria. "Allí dije que era el último milagro de García Márquez, ya que pasé de tener prontuario a tener trayectoria", bromeó García Lupo en 2012 para despedir a su amigo. "El periodismo es un servicio público, o debe serlo, y, al mismo tiempo, es una industria, pero la condición de servicio público nos pone en la obligación de decir la verdad, toda la verdad y siempre la verdad", solía decir.

"Pajarito", como le decían sus íntimos, publicó varios libros que compilaron sus artículos: La rebelión de los generales (1962), Contra la ocupación extranjera (1968) y Mercenarios y Monopolios en la Argentina (1971), Diplomacia secreta y rendición incondicional (1983) y Paraguay de Stroessner (1989).

Se retiró del periodismo en 2007 como colaborador del diario Clarín. Un año antes publicó Noticias de Perón y su tiempo y, al siguiente, Últimas noticias de Fidel y el Che.

En la década del cincuenta se desempeñó como redactor de la revista Continente, del semanario Qué y del vespertino Noticias Gráficas. Trabajó y vivió en La Habana durante un año y luego viajó a Ecuador y Chile.

Entre 1970 y 1976 ejerció la corresponsalía en el Cono Sur del diario El Nacional de Caracas. Cuando regresó al país, había estallado la Guerra de Malvinas. De esa época es su trabajo Diplomacia secreta y rendición incondicional.

A fines de los 60, creó el semanario CGT de los Argentinos, junto a Walsh, con quien además colaboró en la investigación por el asesinato del abogado Marcos Satanowsky.

En 1973, durante el gobierno del presidente Héctor Cámpora, fue nombrado director ejecutivo de la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba).

El periodista Tomás Eloy Martínez recomendó como obras imprescindibles de García Lupo: La Argentina en la selva mundial, Historia de unas malas relaciones, A qué viene De Gaulle, La trama secreta de la Guerra del Golfo y Paraguay de Stroessner. Por éste último libro, el periodista fue llevado a la Justicia por Gaith Pharaon, banquero saudita al que García Lupo señaló como "lavador de dinero y traficante de armas" durante la presidencia de Carlos Saul Menem. El periodista fue absuelto.

"Como dijo García Márquez, el periodismo sigue siendo el mejor oficio del mundo, pero hay focos amarillos por la ambición de poder de algunos medios", se le escuchó decir en 2007.

En 2014, Santiago García Ilser, uno de sus tres hijos, estrenó el documental A vuelo de pajarito, en el que recorre la historia del siglo XX a través del relato de su padre. El film se construye también con los testimonios de Juan Gelman, Osvaldo Bayer y Eduardo Galeano, entre otros amigos del periodista.

"Referente", "maestro", "emblema", fueron algunos de los adjetivos que sus colegas eligieron para despedirlo en las redes sociales en la mañana de ayer cuando se conoció la noticia.


****

García Lupo, Eudeba y Jauretche

Por Andrew Graham-Yooll
para Pagina 12
publicado el 21 de agosto de 2016

Cada uno de casi dos generaciones de esto que llamamos periodismo, porque funcionamos por períodos, tiene su anécdota que lo asocia con Rogelio García Lupo. El Pájaro tuvo una vida tan rica y tan generosa que tocó a miles de colegas. Tuve el privilegio de conocerlo en una de esas mesas semanales que se inventaron para la camaradería pero más para filtrar lo que era información de lo que era chisme, confusión nutrida por los políticos más variados y todos los regímenes militares. La mesa a la que concurría García Lupo era una formada en 1964 según crónica de Julia “Chiquita” Constenla, y a la que seguía concurriendo Rogelio hasta hace un par de años.

Ahí Rogelio ofrecía su opinión sobre la veracidad de las historias de miembros e invitados. Había que estar en esa comilona semanal para saber. Rogelio fue nombrado director de Eudeba en 1973 durante el breve gobierno de Héctor Cámpora y estableció como condición que Arturo Jauretche presidiera la entidad universitaria, opinión celebrada por las autoridades entrantes.


En el almuerzo siguiente pedí a Rogelio que considerara la publicación de un libro, quizás algo extraño, sobre las invasiones inglesas: el diario de viaje de un coronel inglés capturado en 1807 donde anotaba sus impresiones de la ciudad y el fuerte. A partir de ahí tuve mi primera experiencia de la fina ironía que fue marca de García Lupo toda su vida. Fui citado una tarde a las oficinas de la calle Rivadavia y ahí estaban Rogelio y Jauretche en uno de los primeros encuentros públicos de los dos nuevos funcionarios. “Así que vamos a publicar una de ingleses que nos trae del Herald. Mirá qué comienzo,” dijo el prócer. Jauretche rió y me puso un brazo en los hombros. El libro apareció casi tres años después, cuando ambos hombres ya no estaban en el sello. Pero en el trámite yo había conocido el humor de Rogelio y la calidez de Jauretche. ¡Qué lujo! Rogelio, gracias.

Fuente