Diálogo entre el gobierno de Santos y las FARC: Las tramas de la pacificación

Redacción de APAS 

El gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia anunciaron el comienzo de las conversaciones tendientes a alcanzar un acuerdo de paz. Jorge Kreyness, analista político internacional, reflexionó sobre las posibilidades de la negociación, las potenciales trabas y los antecedentes más cercanos. Una mirada del conflicto desde la perspectiva de integración regional.

El gobierno colombiano de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) coincidieron en la voluntad política de llegar a un acuerdo de pacificación. Para ello, ya designaron a sus representantes. En octubre se realizará la primera reunión en Oslo, con el auspicio de los gobiernos de Noruega, Cuba, Venezuela y Chile.

En ese marco, Jorge Kreyness, analista político internacional y especialista en escenarios latinoamericanos, dialogó con Radio Nacional Mendoza. El rol de Estados Unidos en la primacía de la solución militar, la llamada lucha contra el narcotráfico y los intereses en juego fueron el centro de su análisis. Recordó, finalmente, el rol del expresidente y primer Secretario General de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Néstor Kirchner, en la búsqueda de pacificación y resaltó el compromiso del gobierno argentino en la concreción de un acuerdo.

Kreyness advirtió que “los representantes elegidos por el gobierno colombiano tienen antecedentes de haberse pronunciado por una solución militar del conflicto. El es caso del exdirector de la policía, general Oscar Naranjo, muy comprometido por sus relaciones íntimas con la DEA, el organismo estadounidense destinado a la lucha contra el narcotráfico, que es un cuerpo militarizado. Naranjo es, además, asesor de Enrique Peña Nieto, el electo presidente mexicano, o como al menos lo ha establecido el tribunal electoral de ese país”.

En ese sentido, Kreyness agregó: “Otro caso es el del general en retiro del ejército y excomandante de las fuerzas militares, Jorge Enrique Mora Rangel, quien fuera denunciado por el expresidente colombiano Andrés Pastrana de haber boicoteado las negociaciones de paz en la región de El Caguán entre 1998 y 2002”.

En relación a las demandas de las FARC, el especialista explicó que “luego de la conferencia brindada por los representantes de las FARC en el Centro de Convenciones de La Habana, Cuba, queda claro que la organización lleva dos puntos centrales a la conversación que, si avanza, puede presentarse como una negociación”. 

Se trata, en primer lugar, “de la cuestión de las tierras –incluido el problema de los desplazados- que implica el reclamo de campesinos de que se retiren ambos bandos para poder seguir trabajando sin quedar atrapados en la línea de fuego”. En segundo lugar las FARC plantearon “el cese de las hostilidades de modo bilateral”. En ese sentido, el presidente Juan Manuel Santos ya anunció que “el gobierno no va a dejar ningún territorio sin el control del Ejército”.

Por ello, “la demanda de pacificación en algunas regiones puede ser el principio de un acuerdo que no necesariamente sea total, es decir, para todo el territorio colombiano, sino que se establezcan espacios, zonas o áreas donde se respete el cese al fuego. Esa puede ser una variante de salida en este proceso que comienza”, explicó el analista.

Respecto del rol de Estados Unidos “hay que ser muy claros. El presidente boliviano Evo Morales denunció que, en relación a la lucha contra el narcotráfico, Colombia recibe alabanzas de parte de Washington porque permite la instalación de bases militares estadounidense en su territorio”. Ese es el “nudo gordiano” del asunto, según Keyness. “Las FARC ya plantearon que la llamada lucha contra el narcotráfico es un negocio capitalista”.

Los representantes de ambos sectores se van a reunir durante el mes de octubre en Oslo, Noruega. Este país y Cuba brindan asistencia al proceso de negociación, con el acompañamiento de Venezuela y Chile. Allí, “las partes del conflicto definirán un trabajo en comisiones para el abordaje de cada uno de los temas específicos. Así, está prevista una comisión de tierras, otra de desplazados, otra de índole militar, otra destinada a la redacción de los documentos que puedan consensuarse”, aclaró Kreyness.

El gobierno argentino saludó este nuevo intento de pacificación: “Esto es coherente con la participación del ex presidente Néstor Kirchner en el operativo de entrega de rehenes realizado en la localidad de Villavicencio como garante del intercambio humanitario. En ese momento tuvo una pelea muy dura con el expresidente colombiano Álvaro Uribe porque allí se montó una provocación a partir de los rumores de que el hijo de una de las detenidas por las FARC estaba en poder del gobierno colombiano. Kirchner dio, entonces, varias muestras de disgusto, incluso subrayó su retiro del operativo pasando entre Uribe y las cámaras de televisión. Luego señaló, con su estilo inconfundible, que la casa donde fue alojado era muy bonita y muy segura, tanto que los teléfonos estaban intervenidos. Luego, en la cumbre de presidentes de la Unasur en Bariloche, Cristina Fernández le negó el saludo a Uribe. La llegada de Santos al poder significó un cambio de actitud en las relaciones de Colombia y el resto de Sudamérica; incluso Néstor Kirchner pudo intervenir en el acuerdo para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia”, concluyó el analista.