Las enseñanzas de "la parábola Starbucks"

 Víctor Ego Ducrot
APAS

Solo unos días atrás, Hugo Moyano, líder de una facción de la Confederación General del Trabajo, no descartaba “un paro general contra el gobierno nacional”, y los medios hegemónicos cubrían minuto a minuto la evaluación del mercado ilegal del dólar. Esas operetas tienen fecha de referencia: el 7 de diciembre comenzará la total aplicación del artículo 161 de la llamada Ley de Medios.

Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires, aún no define la vereda por la que seguirá su paso.
Foto: Archivo
La transnacional que muchos consideran correctora de los disgustos estadounidenses a la hora de tomarse un cafecito, pues influyó para que, dicen, los mismos dejen de parecer lavativas negruzcas; esa transnacional, quería referir, nos regaló el lunes una nota de patético humor respecto de quienes añoran que todo se haga en el exterior y aquí se importe, a contramano del empleo y del valor agregado para la economía en que vivimos; y sugirió una nueva línea de análisis para el escenario argentino. Con ustedes "la parábola Starbucks".

Lástima que no fue chiste sino que lo dijeron en serio. "Es al revés, Starbucks, no te disculpes. Muchas gracias", fue el título con el que la agencia pública de noticias de la provincia de Buenos Aires – www.agepeba.org– ironizó en torno a un comunicado emitido por la corporación nacida en Seattle, en 1971, y que en su página digital dice que sus empleados son partners (socios), a lo cual y tras un consulta breve al respecto, uno de sus jóvenes trabajadores en esta capital me contestó: ¿Usted me está jodiendo, verdad?

"Es insólito pero sucedió. La cafetería transnacional pidió disculpas a sus clientes por tener que usar vasos descartables de industria nacional y, como si fuera poco, para el portal de noticias InfoBae (y otros medios que se alinean con los discursos hegemónicos), el tema mereció ubicación destacada, adjudicando `el problema` a las `trabas a las importaciones`. Los mismos aprovecharon la oportunidad para lanzar críticas a la política económica del gobierno nacional, tendiente a proteger la producción y puestos de trabajo en el medio de una de las crisis sistémicas más importantes de la economía global hegemónica", comentó Agepeba.

En un remarcable artículo publicado en APAS (Agencia Periodística de Argentina y América Latina) –"Tiempo de descuento", es su título– el colega Ernesto Espeche, escribió: “Existe una relación posible entre las definiciones de Hugo Moyano, las indefiniciones de Daniel Scioli y la inminente e irreversible desmonopolización mediática. Dividir el frente político oficialista, la última gran arremetida de las corporaciones”. En ese sentido, la gran apuesta del poder mediático consiste en enfrentar al gobierno nacional con sectores sindicales y gobiernos provinciales; y "con los límites de la lógica televisiva, se fogonea la idea de aislamiento de la presidenta Cristina Fernández. Se pretende generar un clima de disgregación y achicamiento del entorno oficial. El combo incluye, de modo alternado, denuncias infundadas de corrupción, datos imprecisos sobre estancamiento económico y alarmas estruendosas sobre la estabilidad cambiaria".

Ayer a la mañana, Moyano no descartaba "un paro general contra el gobierno nacional"; los medios hegemónicos cubrían minuto a minuto la evaluación del mercado ilegal del dólar y el gobernador de Córdoba se sumaba al cacareo: "Es más fácil sacar un documento de cambio de sexo que comprar dólares (…). Estuve hablando con Scioli y creo que tiene que defender los derechos de su provincia", decía un sonriente José Manuel de la Sota.

Esa operación tiene fecha de referencia y la cuenta regresiva se dirige hacia el 7 de diciembre, día en que comenzará la total aplicación del artículo 161 de la llamada Ley de Medios, la jornada maldita para el Grupo Clarín, el claro comando estratégico de Moyano, quien tampoco dudó en apelar a uno de los argumentos y objetivos esenciales de la estrategia neoliberal restauradora, la licuación del Estado: se sumó a la campaña contra las estadísticas y cifras oficiales, lo cual haría suponer que “su CGT” pasará a ser una especie de ONG, de esas financiadas por poderes corporativos privados y públicos, usinas discursivas de toda aspiración destituyente o neogolpista.

Por lo pronto, el actual romance entre el jefe camionero y Scioli puede descifrarse con las mismas claves políticas –no son económicas– que sirven para explicar los faltantes en caja que condujeron al gobernador hacia el desaguisado de los aguinaldos: el nuevo socio gremial de Moyano, el líder de la entidad que le garantiza trabajadores en negro a las patronales rurales, el famoso "Momo" Venegas, actuó como intermediario para nada desinteresado en los diálogos que la “mesa de enlace” mantuvo entonces con el jefe de estado provincial, para que este al final concluya con una ley de revalúo territorial lavadita y a gusto de los dueños de las tierras que, como las vaquitas, siguen siendo ajenas.

Los profetas de "la parábola Starbucks" son ambiciosos. Desde el búnker del Grupo Clarín ajustan líneas y le recomendaron a Moyano que se suba al carro de las demandas por “seguridad”, toda vez que ellas son de especial vitalidad a la hora de construir mal humor social, siempre y cuando la factura se la puedan pasar al gobierno nacional. El jefe camionero aceptó la orden y sumó el tópico a su agenda, en la misma sintonía desde la cual Scioli protege a golpe de pesadas espadas a su ministro de inseguridad e injusticia, Ricardo Casal, sin que nada le importen voces expertas y otras surgidas de entre quienes investigan casos policiales de resonancia.

Hace pocos días, Marcelo Saín le dijo al medio digital Cosecha Roja: "Hay un vínculo entre la policía plebeya y el delito que tiene que ver con la liberación de zonas, la regulación de robos, y hay un tipo de protección de la alta policía, del comisariato, a mercados ilegales y a delitos de alta rentabilidad. Por arriba y por abajo hay un grado de intervención muy fuerte de la policía en actividades criminales, que explican que, por ejemplo, menores de barrios extremadamente carenciados del Gran Buenos Aires vayan a robar a barrios híper protegidos de zonas ricas." Por su parte, la secretaria de la comisión del Senado provincial que investiga el llamado "caso Candela", Marta Arriola, dijo: "La Bonaerense se autogobierna. Nuestra investigación muestra una matriz donde no funcionó la policía ni tampoco el fiscal a cargo (…). Fue falta también de conducción del Ministerio de Seguridad, porque cuando vemos que hay conducción política entonces se entraman de otras formas las relaciones de, en este caso, el Ministerio Público Fiscal y el Ministerio de Seguridad. Aquí no se dio en ningún caso que esto funcionara de esta manera, y se terminó en cualquier lado."

Anoche, desde su programa en el canal TN, el amigo de los torturadores en Tucumán durante la dictadura, el todoterreno Joaquín Morales Solá, ajustaba clavijas: sentó al empleado de Héctor Magnetto y asesor de Repsol y de Daniel Scioli, Alberto Fernández. No hubo sorpresas: críticas al gobierno nacional y elogios a discreción para el gobernador y para el jefe de los camioneros, para que nadie se pierda las enseñanzas de “la parábola Starbucks”; a ver si logran su objetivo antes del 7 de diciembre. 



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