¿Por qué en Cuba eso sería diferente?

 Vincenzo Basile 
Capítulo Cubano 
Bidonville de Dharavi (India)


Más de una vez he quedado involucrado en una discusión más o menos animada -dependiendo del interlocutor- sobre los supuestos beneficios que traería en Cuba el establecimiento de un sistema económico capitalista y de un sistema político pluripartidario, algo que esas personas -en una sola palabra- califican como moderno

Sin saberlo, estas personas -aunque sea de manera bastante arcaica- enuncian todos los principios básicos de la que entre los años sesenta y setenta se conocía como ‘ideología de la modernización’.
En primer lugar existe una profunda confusión entre dos términos que hoy en día son considerados distintos en todo el mundo, excepto en unos cuantos atrasados círculos conservadores. Se trata de los conceptos de desarrollo y decrecimiento, donde el primero se refiere a algo cualitativo (social, político, demográfico, ecológico) y el segundo a algo meramente cuantitativo (económico-monetario). Esto es decir que el aumento de la riqueza de un país (por ejemplo el PIB) expresa un proceso de crecimiento pero no implica necesariamente un proceso de desarrollo.

Referiéndose a un significado único de dichos términos, esas personas (y esas teorías) tienen una visión del mundo profundamente dicotómica y dualista: en un lado del mundo (donde ellos viven o quisieran vivir) existen las sociedades avanzadas, desarrolladas, civilizadas, ricas, modernas; por contraposición, al otro lado del mundo (donde ellos no viven o no quisieran vivir) se encuentran especularmente las sociedades atrasadas, subdesarrolladas, incivilizadas, pobres, tradicionales.
Además, el subdesarrollo y la pobreza parecen considerarse como una etapa temprana del proceso evolutivo que, inevitablemente, llevará a la modernidad y al desarrollo. Exactamente en línea con lo que decía un teorico, cuyo nombre no recuerdo, en la década de los cincuenta, hablando de una ‘trayectoria línealhacia la modernidad’ que todos los países del mundo, tarde o temprano, habrían puesto en marcha con el ayudo de los países modernos.

Esa aberrante “teoría” fue enunciada en plena guerra fría y, sobre todo, en pleno proceso de descolonización y nada más era que una justificación para atraer a los países de nueva independencia en el bloque del primer mundo político liderado por los Estados Unidos y evitando cualquier acercamiento a la izquierda.

Hoy en día, tras el fin de la guerra fría y del proceso de descolonización (excepto en algunos absurdos casos como Puerto Rico o Las Malvinas), la Comunidad Internacional está formada por 193 países (internacionalmente reconocidos) y muchos de esos, en manera voluntaria o –en la mayoría de los casos- a través de la imposición y con mucho derramamiento de sangre, han adoptado la economía de mercado.
Algunos, en realidad muy pocos, en los últimos años han registrado extraordinarias tasas de crecimiento (por ejemplo India, Brasil, México, Sudáfrica). Imagínense que al final de 2011 en la lista de países por PIB (a paridad de poder adquisitivo), dichas naciones se encontraban entre las más ricas del mundo y, sobre todo, India, Brasil y México que ocupan respectivamente el cuarto, el octavo y el duodécimo lugar en la clasífica mundial.

Claramente se trata de países perfectamente integrados en la red mundial y, en algunos casos, se trata de países que en un futuro no muy lejano dominarán la escena económica mundial convirtiéndose en ‘grandes potencias’. Pero veamos cuales son sus niveles de desarrollo. Hay que considerar, por ejemplo, que la India tiene una tasa de mortalidad infantil del 46‰, que tiene una espectativa de vida de 67 años, una tasa de alfabetización del 66%, un índice de desarrollo humano que la coloca en la posición número 134 (“tan alto” solo gracias al hecho de que el índice por un tercio depende del PIB); hay que considerar que en la India cada año mueren 170.000 personas infectadas con el SIDA.

Cuba, económicamente no puede competir -a nivel de crecimiento- con una futura potencia global como India pero nada tiene que envidiarle a nivel de desarrollo. Por ejemplo, Cuba tiene una tasa de mortalidad infantil del 4,83‰, una espectativa de vida de casi 78 años, una tasa de alfabetización de 99,8% (el segundo país más alfabetizado del mundo), tiene un índice de desarrollo humano que la coloca en la posición número 51 (muy alta a pesar de que un tercio del índice se calcula con el PIB). En Cuba, cada año, mueren menos de 100 personas infectadas con el SIDA.

Nunca me han gustado los números y nunca he creído la supuesta afirmación de que los números, como tales, tienen valor absoluto. Los números también deben ser interpretados y contextualizados. Pero el objetivo de esa entrada es dar una demostración a los interlocutores (de los que hablaba al principio) del hecho de que nunca ha existido y nunca existirá un único camino hacia la “modernidad”. También hay que aclarar que en esta pequeña análisis he hablado de India porque es un país económicamente avanzado; no hay que olvidar que la mayoría de los países del mundo que han experimentado el modelo ‘occidental’ se encuentran completamente desconectados de la mal llamada ‘globalización’ que de global solo tiene la difusión de miseria y de hambre.

Hablando con mis interlocutores, las preguntas a las que nunca me han dado respuestas y que por lo tanto siguen abiertas son ¿qué significa el llamadocapitalismo sui generis que ellos anhelan para Cuba? ¿Cómo se acostumbraría toda la población cubana a la entrada de ese capitalismo?

Entonces supongamos que Cuba se haya convertido en una nación “moderna”, capitalista y pluripartidaria. Hechamos un vistazo a esa Cuba. Seguramente, una pequeña parte de la población está beneficiándose de esos cambios. Los chicos de los barrios más céntricos de La Habana pueden comprar un par de zapatos Nike o Adidas cada mes sin necesidad de guardarlos como una reliquia. Las chicas de los mismos barrios pueden comprar toda la ropa que desean y andar por el Paseo del Prado como modelas, quizas llevando joyas deTiffany, mientras los chicos las “molestan” de sus coches caros y modernos. Larevolución tecnológica se está imponiendo con una velocidad inconcebible en el viejo modelo; estos mismos chicos y chicas se comunican con sus móviles con tecnología Android, están en Facebook todo el día, en sus casas hay por lo menos dos computadoras supersilenciosas y con procesores avanzados, hay un televisor LCD en cada cuarto, incluso en la cocina para que las madres de familia puedan ver sus programas preferidos mientras preparan la comida para sus hijos modernos. La Habana se ha convertido en una ciudad cosmopolita, ‘globalizada’, productiva, capitalista. Los edificios están surgiendo día a día. El Paseo Martí ahora es un lugar para ir de compras, donde se pueden encontrar todas las marcas más famosas.

Pero, más allá de ese mágico lugar está la verdadera Cuba. La Cuba escluída de ese proceso, la Cuba que comprende el 98% de la población, la Cuba no-moderna. ¿Qué es lo que ha ocurrido a estas personas tras el cambio de sistema?
Muchos niños y niñas han tenido que dejar la escuela. La educación sigue siendo gratuita (en un sistema mixto de público y privado) pero claramente los libros y todo el material necesario pertenecen a las grandes compañías editoriales y por lo tanto son muy caros y el dinero falta por varias razones. En primer lugar, la completa privatización del mercado de la vivienda ha hecho subir los alquileres a las estrellas, mucho más allá del salario de un cubano que, como ahora todo es privado y hay mucha disponibildad mano de obra, sigue bajando. Los padres se ven obligados a trabajar hasta 15 horas díarias para poder cobrar otro medio salario que les permita garantizarle un almuerzo diario a sus hijos. Muchas personas, en busca de mejores condiciones, han decidido trasladarse a La Habana que entre tanto se ha convertido en la típica megalópolis del Sur: un centro avanzado, cerca de la costa, rodeado porinmensos barrios con casas de cartón, donde la delincuencia juvenil domina sin rival. El turismo queda solo en el barrio de Miramar y solo en los hoteles ya que La Habana se ha convertido en otra ciudad conocida por los secuestros de personas y todas las casas particulares han tenido que cerrar su actividad. La prostitución -ya presente en el viejo modelo y usada por las chicas (y los chicos) para obtener algunas mejorías en su estilo de vida- ahora se ha convertido en una necesidad de muchas madres solteras que no tienen otra opción que vender su cuerpo para garantizarle un poco de leche a sus hijos, mientras las enfermidades virales (sobre todo el SIDA) crecen en una manera desproporcionada ya que ahora la salud es privada, el nivel educativo de la población está bajando siempre más y el nuevo Partido que ganó las elecciones ya no distribuye condones entre los jóvenes. El fenómeno de los balseros -que intentan cruzar el estrecho de Florida en busca de un futuro mejor hacia Estados Unidos- es más actual que nunca y miles de personas cada año muren en el mar, ya que la Ley de Ajuste Cubano ya no está en vigor y entonces los guardacostas norteamericanos no permiten la entrada de los cubanos en aguas territoriales. 
La tan deseada libertad política ya se ha convertido en una desilusión: ahora Cuba es pluripartidaria y presidencialista. Cada cinco años los ciudadanos son llamados a las urnas, pero están difundiéndose dos fenómenos: el de lacompraventa de votos y un abstencionismo sin precedentes debido a la corrupción creciente. Cada cinco años cambia el Partido y cambia el Presidente pero ningún político se atreve a empezar acciones legales contra el otro, ya que todos saben que mañana o algún día la situación estrá al revés y el favor del silencio y de la condescendencia será devuelto.

Se me podrá decir que soy trágico, que soy pesimista. Yo solo he describido las realidades actuales de ciudades como Río de Janeiro, Ciudad de México, Puerto Príncipe, Nueva Dehli, entre otras.
Entonces, sigo proponiendo mi cuestión no resuelta: ¿Por qué razón una Cuba capitalista debería seguir un camino diferente?