La integración latinoamericana no debe depender de lo ideologico

Sergio Salerno

El “sueño” histórico de la integración latinoamericana hoy es un proceso en marcha y “la tarea más importante de esta generación. Ningún país tiene destino; sin integración son nada”, sentencia Julio Fernández Baraibar, entrevistado por esta revista en su reciente visita a Tandil donde disertó en el marco del 6to Encuentro del Pensamiento Nacional que organiza todos los años el político oficialista Rubén Sentís. Baraibar es asesor por partida doble, del secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, y en temas históricos en la Casa Nacional del Bicentenario, e integrante del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego, creado por la presidenta Cristina Kirchner; allí está a cargo de actividades académicas y de las relaciones internacionales. Ideológicamente, proviene de la izquierda nacional: “Soy discípulo de Jorge Abelardo Ramos y de Jorge Spilimbergo”, define.

Nativa: -¿Por qué dice que no hay destino sin integración?

J. F. Baraibar: -Como discípulo de Jorge A. Ramos yo aprendí de muy joven que nuestro país no tenía destino, sino era con el conjunto de los países latinoamericanos. De Ramos aprendí el concepto de la Nación latinoamericana y los últimos 30 años de mi vida me he dedicado a investigar y profundizar este concepto. Para mí, la tarea de la integración continental de los países latinoamericanos es la más importante de la generación presente y de las futuras generaciones, porque ninguno de nuestros países está en condiciones de enfrentar a las poderosísimas fuerzas internacionales; todos, inclusive Brasil, son débiles frente a ellas. El concepto de estado nacional tal como se lo conoció durante el siglo19 y parte del siglo 20 ha caducado, ya no son los países los que juegan como tales en la política internacional, sino que son los grandes aglomerados continentales los que protagonizan la política internacional: es la Unión Europea, EEUU y Canadá, China, la Federación Rusa, los países del sudeste asiático, que tienden a agruparse y formar instituciones unificadores. Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Chile no son nada en la política internacional sin estar integrados a un gran contexto latinoamericano.

-¿Cómo define el actual momento histórico para la integración?

-El momento que estamos atravesando es el de mayor integración, el de mayor convergencia de los distintos países en que se fragmentó la heredad iberoamericana después de las guerras de la Independencia y de la batalla de Ayacucho. No hay momento anterior a este en donde se haya producido un proceso de unificación, de coincidencias y de voluntad política de construir una nueva unidad como la que se está viviendo en estos días. Desde hace 10 ó 12 años y sobre todo a partir del Mercosur, de una manera incipiente cada país comenzó a ser cada vez más consciente de que sin integración no eran nada. Y en ese sentido el actual momento es de una potencialidad histórica como nunca hemos vivido y es el único camino y la política más importante que los gobiernos pueden encarar, el de acelerar y profundizar este proceso de integración que debe ser estructural. Hay que generar las condiciones objetivas para que esta integración latinoamericana no pueda ser desecha. Hay que generar caminos, estructuras ferroviarias, de transporte, financieras, militares, políticas, culturales, científicas, educativas que hagan imposible para cada uno de los países, en un futuro, separarse de esta integración.

-En ese plano de las concreciones materiales, da la impresión de que se ha avanzado poco y se ha avanzado mucho en las acciones políticas.

-En las acciones políticas se ha avanzado muchísimo, pero también se ha avanzado en algunos aspectos que eran impensables hace 20 años. Hoy existe una instancia militar suramericana, hoy los ejércitos de Sudamérica tienen una organización en la cual discuten las situaciones estratégicas que se le presentan a la región. Eso no existía. Hoy por primera vez existe sin la presencia de los EEUU. Existen avanzadas negociaciones que en cualquier momento se van a resolver de crear el Banco del Sur, una integración financiera de todo el continente. Hoy se están haciendo negocios hacia dentro del continente en plata del continente no en dólares, esto significa una independencia del patrón dólar. De manera que yo no creo que sea sólo política o por así decirlo verso el tema la integración latinoamericana, creo que se ha acelerado profundamente, y es por esa razón que Colombia y Chile con dirigentes y gobiernos de puntos de vista distintos y en algunos casos hasta enfrentados con otros de la región, apuestan a la integración.

-Eso fue una sorpresa, en alguna medida.

-Que Sebastián Piñera sea un presidente chileno mucho más propicio a la integración continental que los de la Concertación a mí no me sorprende, porque a los gobiernos de la Concertación los unía una concepción puramente ideológica; Piñera es un hombre de negocios, nos guste o no nos guste, por lo tanto lo que a él le preocupa es la realidad concreta de los negocios y la realidad concreta de Chile es que afuera de América latina no puede hacer negocios. Es la objetividad de las cosas, es el proceso económico, la integración económica y estructural, que le vendamos gas a Chile, que LanChile tenga una situación de tranquilidad y armonía en América latina para poder hacer sus negocios, todo eso es lo que determina que Piñera sea un decidido impulsor de la integración, mucho más que los gobiernos de la Concertación que seguían determinados por el histórico aislacionismo chileno basado en la idea de que Chile es distinto y distante del resto de los países latinoamericanos. Eso se ha roto y lo rompió un presidente de derecha, conservador, que representa los intereses económicos chilenos, mientras que los que representaban sectores populares no fueron capaces de dar este giro copernicano a la visión geopolítica de Chile.

-¿Cuáles son las amenazas o las debilidades de este proceso de integración?

-Las debilidades son lo que se llama la asimetría de los países. Los más grandes y poderosos económicamente tienen que tener especial cuidado y dedicación con las relaciones con los países más pequeños como Paraguay, Uruguay y Bolivia, porque desde una perspectiva puramente comercial cualquiera de estos países puede ser comprometido en un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los EE.UU. por muy poco dinero, y cualquier tratado de libre comercio que establezcan estos países con EE.UU. rompe el proyecto de integración latinoamericana. Para dar un ejemplo, hoy Paraguay está enojado y con razón por ciertas trabas a las exportaciones paraguayas a la Argentina. A la Argentina ese comercio le representa 16 millones de dólares, una moneda, y por una moneda no podemos nosotros poner en riesgo la permanencia del Paraguay en el Mercosur y en el contexto latinoamericano. Lo mismo podría decir del Uruguay, y aquí cabe mayor énfasis porque está presidido por un hombre que apuesta todos los días a la integración y su oposición interna en el Frente Amplio y la externa apuestan a romper este proceso de integración. Tanto Tabaré Vázquez, como el partido Blanco y el Colorado están apostando a un TLC con los EE.UU.

-¿Y las amenazas cuáles son?

-Las amenazas es EE.UU., la única amenaza que tiene el continente, que es un potencia agresiva, belicosa, que donde actúa lo hace por medio de la fuerza militar y que por ahora tiene demasiadas complicaciones en todo el mundo, pero el petróleo, el tema del agua, los recursos forestales etc, es algo que en algún momento se le va a presentar como un objetivo estratégico y ya sabemos que lo decide militarmente. Para Brasil, es fundamental la integración sudamericana por esta razón, porque de caer Chávez, vía golpe militar, elección o una invasión norteamericana, Brasil pasa a ser un país limítrofe con los EE.UU. Y esto es algo que Brasil, su gobierno, el Estado Mayor militar brasileño no lo pueden permitir bajo ningún concepto, Brasil tiene que tener un colchón de amortiguación entre su país y los EE.UU. De ahí la apuesta que ha hecho a la integración latinoamericana El principal interesado en que Chávez o el chavismo permanezcan en Venezuela es Brasil. Ellos saben que la Amazonia no puede limitar con EE.UU., porque si no va a suceder lo que sucedió con México, se van a quedar con el 35 por ciento de su territorio.

-En los últimos 8 a 10 años aproximadamente se han dado en la región gobiernos de similar signo político, de centroizquierda, a mi juicio esto ha ayudado mucho al proceso integrador, creo que han sido una de las principales energías para desarrollarlo, ¿qué puede pasar si hay cambios, si pierde Chávez, si pierde Correa en Uruguay, el kirchnerismo en la Argentina, por ejemplo?

-No hubo nunca en el continente una coincidencia tan similar como ha ocurrido en estos últimos 10 años. Perón, en la década del 50, lo tenía a Getulio Vargas en Brasil con quien quería establecer un acuerdo estratégico, pero nunca coincidían exactamente en el gobierno Perón y Vargas. En el único momento en que coinciden, Getulio está muy rodeado, muy amenazado por un Parlamento contrario y por el sistema exportador brasilero que califica a la política integracionista argentina como expansionista, como imperialista. Luego se suicida Getulio, cae Perón al año siguiente y todo eso se evapora. Nunca como ahora entonces hubo una similitud que le dio una sinergia especial a este proceso de integración. Yo insisto en que este proceso no puede depender exclusivamente de las coincidencias ideológicas entre los gobiernos, porque cuando esos gobiernos cambien todo el proceso se va al demonio. Puede ser acelerado o ayudado por coincidencias ideológicas, pero tiene que ser estructural y que dependa de que el fluir de los negocios y de la actividad económica se desbarata si se rompe esa integración. La integración de un proceso económico que haga imposible que alguien pueda hacer negocios fuera del sistema.

-¿Usted cree que en ese camino se está yendo?

-Claro que es así. ¿Por qué se soluciona el conflicto entre Venezuela y Colombia, que casi lleva a una guerra?, porque las economías de Colombia y Venezuela están integradas, el principal comprador de los productos industriales textiles de Colombia es Venezuela, para dar un caso. Los países están yendo en ese sentido. Brasil puede quejarse, y Clarín le da un altoparlante por supuesto, pero Brasil no puede romper el Mercosur y Argentina tampoco. Toda nuestra industria está básicamente orientada al Mercosur, son nuestros principales clientes y viceversa, más allá de estas permanentes broncas de si vendí más o menos. Que fabriquemos repuestos que se usan en los autos brasileros es fundamental, lo mismo que usemos en nuestros hospitales agujas hipodérmicas que se fabrican en Ecuador.

-La energía en este proceso integrador se nota, se ve claramente en los Ejecutivos latinoamericanos, ¿qué otros sectores están también protagonizándolo?

-Los principales sectores que lo movilizan en los diferentes países son en primer lugar los vinculados a la producción. Hay vastos sectores de la actividad productiva de la industria argentina que se han desarrollado gracias a todo este proceso. Hoy Venezuela ha convertido a muchas empresas familiares de productos agromecánicos que eran para el consumo interno en empresas que exportan a Venezuela. Hay un déficit de los sectores intelectuales; en general, los que no están vinculados a la tradición más nacional de la Argentina no ven con precisión este fenómeno. Siguen pendientes de las tendencias intelectuales europeas y norteamericanas y pierden de vista este objetivo estratégico de la Argentina que la a vez es un objetivo estratégico del pensamiento y de la reflexión nacional. De los partidos políticos argentinos que tienen representación parlamentaria yo diría que el que más claridad tiene sobre estos temas y más lo ha desarrollado y hace reuniones y explica y trata de formular una doctrina es el partido oficialista y los grupos que integran el partido oficialista. En la oposición lo que se ve es que utilizan las dificultades que existen en la integración como elementos para combatir al gobierno. El tema de la integración no les interesa.

-¿Y las universidades?

-Y si hay un lugar en donde ese déficit de reflexión y de energía sobre el tema de la integración es evidente y es un déficit que casi clama el cielo es en las universidades. Y ni que decir en la Universidad de Buenos Aires (UBA) que vive aislada de lo que son los principales problemas de la época de la Argentina y de la región. Hay algunas universidades, más nuevas, que han tomado el tema con seriedad, como las de Lomas de Zamora, Lanús, 3 de Febrero, pero las grandes universidades históricas y nacionales de la Argentina como la del Litoral, la de Córdoba, la de Buenos Aires, no les asignan la menor importancia y donde menos importancia le dan a este tema es en las facultades de Ciencias Económicas que han sido copadas a revólver por el sistema neoliberal y eso por ahora no se ha modificado para nada. Es más, uno de los temas centrales de los sectores juveniles vinculados al gobierno en la universidad es modificar el programa de estudios de las facultades de Ciencias Económicas y plantear no el tema liberal, monetarista, ortodoxo, sino los grandes temas de una economía nacional a escala ampliada.


Mayo 2012

Entrevista realizada por Sergio Salerno, director de la revista Nativa –salud, ambiente y ciudadanía-,de Tandil, Argentina.