Historia de las pandemias. La plaga de Justiniano

Por Edmundo Fayanas Escuer
publicado el 25 de marzo de 2020

ue una epidemia que afectó al Imperio romano de Oriente o Imperio Bizantino y otras partes de Europa, Asia y África desde los años 541 al 543, que se fue dando en diversos ciclos en estos dos cientos años. Se estima que, entre los años 541 y 750, la población mundial perdió unos 50 millones de habitantes, es decir, sobre el 20% de la población estimada en el siglo VI.

Se produjeron varios brotes en varias fases. El primero de ellos, coincide con el gobierno de Justiniano, y se suele situar entre los años 541 y el 547 d. C. El segundo tuvo lugar entre los años 558 y 561 d. C., con el emperador todavía en el trono. El tercero se produjo entre los años 594 y el 597 d. C., durante el reinado del emperador Mauricio.

Los sucesivos brotes de epidemia crearon un clima de inestabilidad social que culminó con una serie de revoluciones

Se ha llegado a considerar como una de las más grandes plagas de la historia. Se supone, que la causa de la plaga fue la peste bubónica, ​y las investigaciones más recientes confirman que se trata de la misma plaga bubónica relacionada con las infecciones de la Edad Media.


La pandemia fue recurrente en torno a los puertos del mar Mediterráneo, causando un gran impacto en la historia de Europa. Historiadores modernos le dieron su nombre, en referencia al emperador bizantino Justiniano I. El impacto sociocultural de la plaga en el período de Justiniano ha sido comparado con la de la peste negra. 

INTRODUCCIÓN

El Imperio bizantino se encontraba en guerra con los vándalos en la región de Cartago (la actual Túnez), con los ostrogodos en el sur de la península Itálica y con el Imperio sasánida (la actual Irán). Además, se habían realizado grandes esfuerzos económicos para hacer de Constantinopla un referente mundial, con la construcción de Santa Sofía y veintinueve iglesias, así como el embellecimiento general de la ciudad.

Estos grandes esfuerzos económicos se realizaron a través de la recaudación de los impuestos, que provocó una rebelión popular, conocida como Nika contra Justiniano I y su esposa, al emperatriz Teodora, que se saldo con la muerte de 30.000 habitantes de Constantinopla

La peste tuvo efectos catastróficos sobre la economía, al disminuir los ingresos por impuestos, paralizó las actividades comerciales y devastó grandes asentamientos y núcleos urbanos dedicados a la agricultura, que eran vitales para el desarrollo del Imperio causando graves conflictos.

CAUSAS DE LA PANDEMIA

La causa más aceptada a través de la historia de la pandemia es la peste bubónica, que posteriormente, también causaría la pandemia llamada peste negra en el siglo XIV.

Hoy podemos ver dos aspectos en el estudio de esta pandemia:

Los análisis históricos nos hablan que esta enfermedad es transmitida de roedores a humanos, siendo el vehículo transmisor por excelencia la rata negra. La rata negra es un transmisor de la peste bubónica, debido a su cercanía a los hábitats del ser humano.

Normalmente la plaga se transmite de las ratas a los humanos y algunas veces entre humanos. Dependiendo del contagio, tendremos una variante de peste bubónica u otra.

En general, todos los mamíferos pueden contraer la enfermedad, siendo los hombres, los gatos y algunos roedores más susceptibles de contraerla, mientras otros, como los perros, son más resistentes.

Este primer brote de peste bubónica afectaría, como hemos visto, a varias partes de Europa, África y Asia desde el año 541 al 750. Posteriormente, desaparecería de Europa, sin saberse cuáles fueron las causas de su desaparición. Nuevamente en el siglo XIV, vuelve a aparecer la Peste Negra.

Esta segunda oleada de peste bubónica afectaría Europa hasta el año 1720, fecha en la que se registra el último brote de peste en la ciudad de Marsella.

Que nos dicen los estudios recientes

Se han empezado a analizar de forma científica estas pandemias en los últimos veintidós años. Veamos que nos dicen.

Un estudio científico del año 2011 ha señalado, que los agentes patógenos de estas dos enfermedades son diferentes. Sin embargo, nos señalan, que ambas enfermedades serían variantes de la peste bubónica pero provenían de cepas diferentes.

Esta epidemia fue causada por la bacteria “Yersinia pestis”. Los estudios para identificar el causante de la enfermedad de la Peste Negra del siglo XIV comenzaron, en el año 1998, cuando un grupo de biólogos liderados por Michel Drancourt, Oliver Dutour y Didier Raoult empezaron a trabajar conjuntamente con arqueólogos e historiadores.

Disponemos del estudio de la universidad de McMaster en Canadá del año 2016. Este estudio ha conseguido reconstruir el genoma completo que causó la epidemia. El estudio de los restos dentales de los muertos ha permitido extraer muestras del ADN de la cepa.

Las pruebas han indicado que el origen de la plaga no fue Egipto, sino que fue traída desde Asia. El análisis ha permitido dictaminar, que la plaga fue lo que los expertos llaman una plaga de “callejón sin salida”, es decir, el patógeno murió y desapareció sin dejar rastro. Según los estudios, esta variante de la peste no estaba emparentada con la gran peste negra, que tuvo lugar en la Edad Media.

El estudio de la universidad de Tubinga, del año 2011, sugería que la pandemia de Justiniano fue provocada por la misma bacteria que la Peste Negra. Se reconstruyó el genoma completo de cuerpos de un cementerio de Londres, donde se enterraron cuerpos de la Peste Negra. Se compararon los datos pertenecientes a trescientas cepas de la Yersinia pestis.

Estos estudios llegaron a la conclusión de que la pandemia fue producida por la bacteria Yersinia pestis. Posteriormente, estas investigaciones se hicieron con los cadáveres del siglo VI, encontrados en Alemania, llegando a la misma conclusión.

La propagación de Yersinia pestis en el estómago de la pulga alcanza condiciones óptimas a una temperatura por debajo de 27,5 ºC. Esta temperatura sería la que se daría en el este y centro de África después del cambio climático del año 535-536. Con esta temperatura la bacteria libera una enzima que provoca una rápida expansión en el estómago de la pulga.

La reducción de la luz solar debido a los cambios climáticos provocaría que muchas zonas de África estuvieran dentro de este intervalo de temperatura. Este fenómeno provocaría una rápida expansión de la epidemia. Las temperaturas más frescas favorecerían, por lo tanto, la propagación de la enfermedad.

Como vemos, el desarrollo de esta pandemia del siglo VI coincide con un fenómeno climático extraño, que luego analizaré.

RELATO HISTÓRICO DE LA PANDEMIA

La epidemia surgió en algún lugar del este de África y desde allí se trasladó al Alto Egipto y paso al mar Mediterráneo. Uno de los posibles orígenes de la epidemia pudo ser la ciudad de Rhapta en la actual Tanzania, que es descrita como un importante enclave comercial por el geógrafo griego Ptolomeo. 

Estas fuentes históricas hablan de esta ciudad como un próspero centro comercial, que se dedicaba al comercio de marfil, conchas de tortugas y cuernos de rinocerontes. La ciudad estaba cerca de un río, no muy lejos del mar. Esta plaza comercial estaba dominada por los comerciantes árabes del Yemen.

También, nos hablan de la ciudad de Opone, que estaba estratégicamente situada en una isla conectada a las costa por una barrera arenosa y tendría cientos de habitantes. Esta ciudad fue abandonada durante el siglo VI, fecha de la que se datan los últimos restos cerámicos. Fue un centro importante para las rutas comerciales del Mediterráneo, la India y África.

El siglo VI fue un periodo dramático en la historia del Este de África, ya que muchos enclaves comerciales desaparecieron, por el cambio climático que se sufrió y por la desaparición de la población. Este periodo catastrófico se puede relacionar con el periodo de declive demográfico que se vive en Europa durante este mismo siglo, a consecuencia de la plaga de Justiniano.

Se han hallado huesos de la rata negra y otros roedores en la isla de Zanzíbar, que los habitantes de ese lugar utilizaban como alimento. Todo esto provocó, que se dieran las condiciones adecuadas, para que se propagara la epidemia.

Si seguimos a Evagrio Escolástico nos dice, que la epidemia provenía de África, más en concreto de Etiopía. Las primeras zonas afectadas de esta pandemia serían las zonas de Etiopía y el Yemen, alrededor del año 540.

¿Qué pasó con el clima en ese momento histórico?

El investigador David Keys dice que la propagación de la epidemia, en esta época está relacionada con los cambios climáticos sucedidos durante los años 535 - 536. Estos cambios se centrarían en la disminución de la luz solar, que llegaba a la tierra debido al oscurecimiento del sol.

Fue un periodo anormalmente sombrío y frío en el hemisferio norte. Las condiciones climáticas excepcionalmente duras, fueron significativamente perjudiciales para la agricultura y redujeron la producción de la vitamina D entre la población. Esto nos dice que la población ya se encontraba debilitada por el hambre y muchos de ellos tenían bajas defensas.

Las consecuencias de este fenómeno provocarían un auténtico caos que se traduciría en hambre, epidemias, migraciones e inestabilidad política de muchas regiones. Sería un fenómeno mundial que como estamos viendo afectaría a África, Europa, Asía y América. Estos cambios climáticos provocaron excesivas lluvias, seguidas de sequías, que provocarían la expansión de la epidemia.

El primero que habla de este cambio climático en Europa es el historiador, Procopio de Cesárea, que señala que durante estos años el Sol estaba como apagado, sin luz y provocó gran terror en mucha gente.

Este cambio climático favorecería la expansión de la epidemia por medio de las pulgas o los roedores y su desplazamiento a diversos lugares del mundo. El cambio climático, según Keys, pudo ser provocado por una gran erupción volcánica u otro factor que provocase una gran explosión, que liberase millones de toneladas de polvo a la atmósfera.

Este investigador de la Universidad de Helsinki centra sus estudios en los anillos de los árboles, de lugares como la península de Escandinavia y Europa occidental, observando, que se produce una reducción de su grosor desde el año 536 al 542, no recuperándose su tamaño hasta el año 550.

La serie de anillos del crecimiento anual de depósitos de árboles subfósiles o intactos abarca los últimos 7.600 años. Los árboles se encuentran a menudo en el fondo de pequeños lagos, y en el Natural Resources Institute de Finlandia (Luke) tomando muestras y registrando los hallazgos desde la década de 1990.

La variación de las temperaturas veraniegas se reconstruyó de manera similar sobre la base de la densidad de los anillos anuales de crecimiento de los árboles. Estas perturbaciones explicarían las anomalías climáticas, que se observan en lugares como Britania que se produjeron entre los años 535 y 555.

El nuevo estudio, publicado en Scientifc Reports, rastrea la correlación de la variación de isótopos de carbono y las erupciones volcánicas desde el siglo XIX hasta los últimos años, y muestra la dramática reducción de la luz solar disponible en 536 y entre 541 y 544 de nuestra era.

LA EXTENSIÓN DE LA PANDEMÍA

La epidemia se extendió desde el año 541 por todas las partes del Imperio bizantino. La primera ciudad afectada fue el puerto de Pelusium (cerca del actual Port Said en Egipto), que era un centro comercial por el cual entraban las mercancías provenientes de Egipto y África. Esta ciudad es la zona de entrada natural al Mediterráneo.

Después de devastar Pelusium, siguiendo los canales comerciales habituales, la epidemia se desplazó a Alejandría y debido a la distribución de trigo, la enfermedad llegó a Constantinopla y Antioquía.

El historiador y eclesiástico, Juan de Efeso no describe la enfermedad en la aparición de bubones, ojos sanguinolentos, fiebre y pústulas. Las personas solían morir en dos o tres días, rápidamente después de un largo periodo de confusión mental.

Juan de Éfeso intenta señalar, sobre todo, la rapidez del contagio, siendo en los centros públicos como iglesias y mercados donde había más víctimas. No obstante, este historiador señala que algunas personas conseguían recobrarse, aunque solían morir por infecciones posteriores.

Juan de Efeso señala el primer brote de peste de este ciclo ocurrido en Constantinopla en los años 541-543. Destaca, en su descripción, cómo la peste dejó asoladas y sin habitantes diversas partes del Imperio, atacando por igual a ricos y pobres, y dejando villas, pueblos y ciudades sin habitantes.

El principal problema en la capital, según el autor, eran los cuerpos sin enterrar de las personas, que se morían en las calles, en las iglesias, en los porches y en las esquinas. El historiador bizantino, Procopio de Cesarea, registró que, en su clímax, la peste llegó a matar hasta 10 000 personas diariamente en la ciudad, aunque esta cantidad no se puede comprobar.

Las respuestas de las autoridades imperiales ante estos hechos fueron las siguientes:

Por un lado, realizaron un recuento de muertos.

Por otro lado, organizaron cementerios especiales para enterrar a las víctimas. Juan de Efeso señala cómo había diversos barcos, que se dedicaban a sacar los cuerpos de la ciudad y colocarlos en lugares especiales escogidos para ello. Al principio, las medidas de desalojo de cadáveres consistieron en llenar los barcos de cadáveres y lanzarlos al mar.

Después, el emperador Justiniano decidió disponer grandes fosas comunes para depositar los cadáveres al otro lado del mar en las afueras de la ciudad, en el norte, al otro lado del Cuerno de Oro. El encargado de realizar esta tarea fue el Refendarii Teodoro, uno de los cargos civiles más importantes de la ciudad.

Justiniano dio a Teodoro grandes cantidades de dinero e instrucciones precisas para realizar esta tarea. Teodoro gastó grandes cantidades de dinero para contratar a personas, que cavaran estas grandes fosas y trajeran los cadáveres.

LOS DISTINTOS BROTES DE LA PANDEMÍA

El primer brote aparece, como hemos visto, en torno a los años 540 - 541 y duraría hasta 547 - 548, dependiendo de las cronologías que se utilicen para datar la epidemia en las Islas Británicas. El primer brote siempre es el más extenso y mortífero y por lo tanto afectaría a Etiopía, el norte de África, Europa oriental y occidental, el Imperio persa, el Imperio bizantino y Yemen. El brote llegó a Europa occidental a partir del año 543-544.

El segundo brote surgió si seguimos al escritor Agatías, desde el año 558 al 561. Este brote sería especialmente grave durante la primavera del año 558 en Constantinopla, muriendo muchas personas.

Evagrio nos informa de la presencia de la epidemia de peste bubónica, en el año 594, en Antioquía. La ciudad de Tesalónica, que era la segunda ciudad más importante del Imperio Bizantino, al igual que otras partes del Imperio bizantino, fue devastada por una epidemia en el año 597, aunque se desconoce la naturaleza de esta enfermedad. La ciudad de Tesalónica fue especialmente afectada, debido a que en ese momento estaba siendo asediada por una horda de avaros.

CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y DEMOGRÁFICAS

Juan de Efeso nos relata cómo afectó al medio rural y urbano la epidemia. Los campos se quedaron abandonados al igual que el ganado, es decir, el medio rural quedó muy afectado.

Para empeorar la devastación en el mundo rural se producen las plagas de langostas que se expanden por el mar Mediterráneo en este periodo. ​ Estas invasiones fueron frecuentes, entre los años 570 al 670, en la Europa Occidental y en el Próximo Oriente.

Una plaga de langostas atacó Siria e Iraq en el año 576. El cronista Gregorio de Tours nos habla de que una plaga de langostas que devastó Hispania en el año 578, siendo especialmente fuerte en los alrededores de la capital Toledo. Gregorio de Tours señala como atacaron las vides, frutas y cualquier planta aniquilándolo todo.

El autor nos cuenta como este problema duró alrededor de cinco años y como después la nube de langostas se expandió por el resto de provincias del Reino visigodo. 

Durante esta pandemia, a lo largo del siglo VI y VII, numerosos pueblos y villas debieron de quedar sin población. Juan de Éfeso y Evagrio parecen coincidir en sus relatos al señalar este fenómeno. Se han señalado numerosos asentamientos que pudieron quedarse sin habitantes o verse especialmente dañados en cuanto a su demografía durante estos ciclos de la pandemia.

La plaga ayudó al declive de los mercados urbanos, las comunicaciones y el gobierno urbano, que en grandes partes de Asia, la zona más rica del Imperio bizantino, quedaron colapsadas. Las ciudades dejaron de ser un foco de resistencia y seguridad ante las invasiones para la población y no pudieron controlar el territorio, como habían hecho hasta entonces.

Constantinopla, la capital del Imperio bizantino, debió de tener antes de la pandemia una población aproximada de medio millón de habitantes. En torno al año 750 el número de habitantes se reducía a unas trescientas mil personas. No obstante esta reducción tan drástica, de su población también se debe a varios factores no sólo de las pandemias sino también climáticos y bélicos.

No debemos olvidar los problemas, que se originó en el comercio. La plaga redujo la población, destruyó numerosos puertos y redujo el comercio. El comercio de marfil del Imperio bizantino con el este de África cesó.

Este hecho, lo podemos observar en la cantidad de obras de arte de marfil bizantinas que han perdurado hasta la actualidad. Del año 400 al 540 se han conservado ciento veinte piezas, pero del año 540 al 700 sólo se han conservado seis.

El comercio del marfil se detuvo a partir del año 540 y las cantidades de este material que llegaban al Imperio eran mínimas. En general, según las estimaciones más recientes el Imperio bizantino reduciría su tasa impositiva durante los siglos VI y VII, aproximadamente en un tercio. El primer brote de peste provocó una mayor austeridad en la corte bizantina, como se puede observar en el ceremonial y en el vestuario utilizado.

Los sucesivos brotes de epidemia crearon un clima de inestabilidad social que culminó con una serie de revoluciones