10 mitos sobre Obama y el partido Demócrata


 Jason Hirthler
CounterPunch.

Mientras nos adentramos en el segundo gobierno de “El Elegido”, podría ser útil derribar algunos de los mitos crónicos que siguen de cerca a este hombre, más que su propia sombra.  Mitos que han colaborado con la intelligentzialiberal para justificar su apoyo entusiasta a lo que consideran el mal menor. A continuación exponemos los mitos articulados por el joven, imaginario y poco realista progresismo naif de Obama, momentáneamente distanciado de la estampida liberal, lo suficiente como para poder establecer una conversación con un izquierdista en los márgenes de la política…

Mito n°1: Obama sólo quiere la paz mundial, pero Irán es una nación de mulás enloquecidos que quieren lanzar sus bombas atómicas sobre Tel Aviv. Por eso tenemos que hacer algo.
Definitivamente Obama no es un defensor de la paz -a menos que por “paz” entendamos “paz según nuestras condiciones”. Esto supone pensar en un Irán desarmado, dócil y desdentado, con mulás en el exilio y gobernantes títeres en ascenso. Tomamos [EE.UU.] la misma postura respecto a Irán que Israel respecto de Palestina. Por su puesto, queremos la paz -pero según nuestras condiciones. Esto implica que cuantos menos árabes haya en Jerusalén mejor. Que existan más territorios de apartheid con estatus nacional hipotético, como Bantustán. Que se establezca una serie de pequeños campos de prisioneros  interconectados y defendidos por las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF). Sería un lugar tan tranquilo que por las noches hasta podría escucharse el sonido de los interruptores de seguridad accionados en los puntos de control.
La postura de la administración Obama respecto de Irán ha violado todas las normativas internacionales -empleando la amenaza abierta y encubierta. Nuestras sanciones en la guerra económica recaen sobre niños pequeños que no comprenden el significado de esas sanciones mundiales.
Irán no ha hecho nada malo. Ese país se mantiene dentro de la reglamentación de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA). No hay una sola prueba que demuestre que estén usando la energía nuclear para algo que no sea uso civil. Por su parte, EE.UU. e Israel son estados nucleares, signatarios y violadores seriales del Tratado de No Proliferación. Israel posee 200 ojivas nucleares. EE.UU. tiene aún más. Irán no tiene ni una y saben que serán destruidos de inmediato si atacan Israel o EE.UU. No tienen intención de morir. Pero nosotros estamos permanentemente amenazándolos con bombardearlos. Ya hemos llevado adelante actos de guerra contra Irán, asesinatos y guerra cibernética incluidos.
Si Irán hubiera llevado adelante alguna de estas acciones contra los EE.UU., los habríamos invadido instantáneamente y hubiésemos reducido Teherán a cenizas. Por su parte, Palestina es demasiado pequeña para ocuparla militarmente. Y como nota al margen, actualmente estamos rodeando a China, y hemos enfurecido a Rusia con la construcción de un sistema de defensa misilístico ubicado sobre sus fronteras.
Existen dos tipos de personas que claman por la paz. Aquellos que quieren la paz y aquellos que quieren la paz bajo sus propias condiciones. Obama representan a los del segundo tipo.
Mito n° 2: Obama decidió terminar con la guerra de Irak y trajo todas las tropas norteamericanas a casa.
De hecho, fue George Bush quien lo hizo. El hombre que actualmente conocemos bajo el nombre de “Dubya”, presionó y terminó por firmar el acuerdo SOFA según el cual se exigía la salida de las tropas norteamericanas de Irak. Obama impulsó un acuerdo para que las tropas no abandonen ese país, pero los iraquíes rechazaron sus esfuerzos. El mandatario está teniendo rédito por algo que no ha hecho. A decir verdad, trató de hacer todo lo contrario.
Todavía existen en Irak decenas de miles de contratistas militares -mercenarios pagados por nuestro propio gobierno [EE.UU.]- para tranquilizar al pueblo Iraqui de nuestras benignas intenciones. ¿Qué país no querría tener a la famosa contratista Blackwater deambulando por sus calles con sus sociópatas tejanos manejando camionetas de vidrios polarizados? Y no deberíamos olvidar la Zona Verde, esa fortaleza de un billón de dólares (difícil de no ver desde un satélite) construida sobre el río Tigris, financiada a costa de los contribuyentes.
Mito n° 3: Obama terminó con la tortura, las deportaciones y cerró Guantánamo
Pero Guantánamo todavía está en funcionamiento. Se supone que Obama no cerró esa base debido a la resistencia de los congresistas respecto a temas legales vinculados a ingresar “combatientes enemigos” en los EE.UU. Supongo que incluso el Departamento de Justicia a veces tropieza con su propio doble discurso. El programa de deportaciones todavía está en actividad -¡ejem!- aunque esté siendo monitoreado para evitar abusos sobre los prisioneros. (Por poco uso el eufemismo, no muy adecuado, de “detenido”). Pero esto no viene al caso si consideramos que hemos creado una base militar en Bagram, Afganistán, a imagen a semejanza de Guantánamo, solo que más grande, con 60.000 metros cuadrados de espacio para la detención, en el corazón del país del opio.
Mito n° 4: No olvidemos que Obama liberó Libia y respaldó incondicionalmente la Primavera Árabe.
Obama bombardeó Libia hasta llevar a ese país hasta los tiempos oscuros, a semejanza de lo que hizo Bush en Irak, todo en el nombre de la democracia.  Dado que el Congreso se mantuvo en un letargo dogmático, lo suficiente como para que esos ataques sean refrendados, la ley de los Poderes de Guerra de 1973 pudo ser violada. Sin embargo esto no implicó un problema, dado que los bombardeos ayudaron a terminar con el inimitable Coronel Gadaffi. Pero Libia es un país más peligroso ahora que cuando gobernaba Gaddafi, y se ha convertido en un “baño de sangre” que haría que el director de cine Quentin Tarantino entre por la puerta corriendo con su cámara Súper 8.
Respecto a Egipto, una mirada retrospectiva sobre los antecedentes más recientes confirmaría que la administración Obama respaldó a Mubarak, hasta que se hizo evidente que sería derrocado. Luego de eso, tomamos postura a favor del pueblo de Egipto y clamamos por una nueva democracia.
Sin embargo, estas no son las intenciones de EE.UU. para Oriente Medio. Tanto demócratas como republicanos, en país tras país, apoyaron y continuaron apoyando regímenes represivos. Lo mismo hicieron en Latinoamérica y en Asia. Como lo demuestra el estudio realizado por Edward Herman, existe una relación directa entre el aumento de las violaciones a los derechos humanos y el aumento de la “ayuda” norteamericana.
Mito n° 5: Obama debe saber algo que nosotros no sabemos. Por eso no deberíamos cuestionar la guerra contra el terror.
Considero que este argumento (que el gobierno sabe algo que nosotros no sabemos, por lo que debemos otorgarle el beneficio de la duda) es la respuesta que siempre han dado los republicanos ante la crítica liberal de las guerras ilegales. Se trata de una postura peligrosa. Existe un protocolo internacional, dentro de la ONU y la OTAN, para situaciones de violencia estatal inevitable. Pero no lo seguimos. Actuamos con impunidad cuando violamos la soberanía de otras naciones, como lo estamos haciendo en Pakistán, Libia, Afganistán, Yemen, Irán y Siria. Hacemos lo que nos place porque el poder hace a la verdad. Una buena manera de pensarlo es preguntarse si usted estaría conforme si Irak bombardeara Washington para terminar con un terrorista que se supone estaríamos albergando. Y albergamos varios terroristas, incluido Bush, quien ha sido condenado por crímenes de guerra, a quien Obama le ha garantizado inmunidad al cerrar las investigaciones en torno a las torturas.
En los juicios de Núremberg se estableció un estándar de moral llamado principio de la universalidad según el cual se deberían aplicar los mismos principios que se aplican a los criminales a todas las personas. Esa es la base moral de todos nuestros acuerdos internacionales. Pero no los respetamos.
Mito n° 6: ¡Obama no puede hacer nada porque los republicanos no lo dejan!
El argumento de que Obama no puede hacer más de lo que hace porque los republicanos no lo dejan es poco convincente y no se ajusta a las pruebas disponibles. Los demócratas han tenido mayoría en el Congreso durante cuatro años (incluidos dos años del gobierno de Obama), durante los cuales controlaron los presupuestos. Pero sus presupuestos reflejaron el consenso neoliberal -alto gasto para la guerra, poco gasto social, políticas sociales regresivas. Si Obama fuera verdaderamente progresista hubiera impulsado muchas medidas progresistas. El uso de decretos y asignaciones presupuestarias acordes se lo habrían permitido.
Tal como muchos liberales intransigentes lo aseguran, Obama podría llegar a ser progresista de corazón, pero eso no importa mucho si sus políticas son definitivamente neoliberales. De hecho, siempre lo han sido, tal como fuera puesto al desnudo por autores como Paul Street antes de la elección presidencial de 2008.
Mito n° 7. Pero él desea el bien.
Las evidencias disponibles -sus acciones- muestran contundentemente que la administración Obama en conjunto nos está llevando por el mal camino. Si usted desea quedarse con los argumentos acerca de las mejoras respecto de los problemas raciales o de la autoestima nacional, quizás encuentre algo de verdad en eso. Pero son factores intangibles y no pueden ser cuantificados.
Las políticas concretas difieren de la historia que se nos cuenta. La economía neoliberal y la política de exterior imperialista son fuerzas globales radicalmente regresivas -diferentes estudios han demostrado sus efectos negativos en nación tras nación. Véase el libro de Naomi Klein La Doctrina del Shock, y Las Penas del Imperio de Chalmers Johnson.
Pero no se trata de una cuestión de opinión, a menos que se introduzcan esos argumentos intangibles, que no desacredito, porque creo que el hecho de tener un presidente negro efectivamente importa (y es algo positivo en sí mismo), a pesar de las concesiones que Obama ha tenido que hacer para tornarse aceptable para nuestras elites blancas y adineradas. Obama ha demostrado ser un neoliberal imperialista.
Mito n° 8: Obama tiene el respaldo de la gente pobre. ¡Entonces debe estar haciendo algo bueno!
Obama tuvo un buen desempeño en las últimas elecciones entre los votantes afroamericanos e hispanos, minorías que usualmente enfrentan las brutales realidades económicas. Es una pena que haya conquistado sus votos nuevamente, dado que sus intereses no están siendo tenidos en cuenta. En EE.UU., los ciudadanos de 30 años tienen salarios que están bajando y trabajos deslocalizados, proceso que continúa a paso firme. Sus proyectos legislativos para resolver el problema del trabajo, en el mejor de los casos, afecta 1/24 de los desempleados. Solo eso.
La ayuda para los propietarios de viviendas embargadas fue casi igual de mala. De hecho, la administración Obama rechazó el pedido de MaCain para liberar 300 billones de dólares en ayuda a los propietarios endeudados. Pero a la vez, la administración Obama se hizo cargo de “hipotecas tóxicas” por 13 trillones de dólares, como parte de un plan de salvataje a los bancos que llega a los 24 trillones de dólares. Si esto no convence al lector de dónde se hallan las lealtades de la administración Obama, nada podrá hacerlo.
Los empleos que han desaparecido -por la deslocalización o por el enfriamiento- no han regresado. Muchos eran buenos empleos para las clases medias. ¿Qué trabajos se están creando, si es que se lo está haciendo? Trabajos de bajos ingresos, donde se paga entre 7 y 13 dólares la hora. Una paga que no alcanza para vivir. Los únicos empleos verdaderos que se están creando son aquellos que no pueden ser exportados. Trabajos en el rubro servicios: meseros, cantineros o empleados de los servicios sociales que trabajan ayudando a los ancianos. Cajeros en grandes cadenas de supermercados o de comidas rápidas. Ese estímulo para la creación de empleos que llegó a 700 billones de dólares (inadecuado por definición), fue mejor que nada. Pero no fue una decisión adecuada, dado que era y es necesario hacer mucho más.
Mito n° 9: De todas maneras las cosas están mejorando. 
En concreto, de acuerdo a la Oficina de Censos, la mitad de los norteamericanos hoy en día perciben bajos ingresos o son pobres. Cuarenta millones de personas dependen de los bonos de comida que otorga el estado. Esas cifras no están bajando, están creciendo.
El gobierno -por mandato de sus jefes financieros- deliberadamente está generando una gran masa laboral de bajo coste. Trabajo barato, exactamente lo que busca el capital en un sistema neoliberal. Políticas macroeconómicas puestas en marcha para lograr al pleno empleo. La economía neoliberal necesita enfocar en el control de la inflación, para proteger principalmente al capital financiero. Nuevamente, usted podrá ver a quién se está protegiendo, y a expensas de quiénes. Cuando Obama estimula la creación de 10.000 nuevos empleos en la industria, consigue opiniones positivas en la opinión pública, lo que a su vez colabora en su reelección. Pero no está ni conteniendo ni recuperando los millones de empleos que desaparecieron. Y cuando la producción se deslocaliza, usualmente el desarrollo y el diseño industrial siguen el mismo camino. Como Bob Dylan sarcásticamente ha cantado: “Dicen que los bajos salarios son una realidad / si queremos competir en el extranjero”.
The New York Times, Tom Friedman y los de su tipo (un clan de optimistas panglosianos) vendieron este falso argumento a millones de personas. Es fácil ser un triunfalista de la globalización cuando uno se recuesta en un imperio mediático, posa su mirada contemplativa en la exótica Asia, mientras sus asistentes le sirven jugos y nueces, y escribe su próximo bestseller.
A propósito, las estadísticas de desempleo están distorsionadas. Ya no registran si usted está sin trabajo y no ha buscado un empleo durante las últimas cuatro semanas. Una terrible pequeña y perversa realidad, que podría llamarse “Friedmanista”.
Obamacare [n.de.t: La Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible] tampoco ayuda. Los deudores de bajos ingresos no podrán afrontar esas deudas. Incluso si pudieran, no pagarían por una política que no les provee de una cobertura adecuada. Tratarán entonces de cobrar impuestos a esos ciudadanos, los que tampoco pagarán dado que no cuentan con el dinero. Entonces serán deudores del gobierno, el que luego tendrá el derecho a embargar sus sueldos y sus cheques de desempleo.
Lamentablemente no existen restricciones serias de costos para la Ley de Asistencia Económica. En su lugar, se aportan 447 billones de dólares a las compañías aseguradoras, actual causa del crecimiento de los costos. Cuando Bill Clinton aseguró en su laureado discurso de la Convención Demócrata, que los costos del sistema de salud estaban bajando, estaba en verdad manipulando las cifras para demostrar que Obamacare funciona. Los costos en los sistemas de salud siempre caen durante una recesión. Lo mismo que con otros costos. Pero observe que pasaría si la economía se recupera.
Mito n° 10: Si pudiésemos deshacernos de los fanáticos del Tea Party, así como de otros republicanos radicales, las cosas se normalizarían.
La radicalización creciente de los republicanos, más que un síntoma es una causa. A un nivel macro, pienso que estamos presenciando una guerra del capital financiero contra la industria y la mano de obra. En el modelo neoliberal, el capital presiona para la desregulación, la privatización y el achicamiento. Esto se ha implementado durante los últimos 30 años en el Tercer Mundo por las directivas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, implementando políticas de austeridad y rescates financieros, políticas que tuvieron consecuencias desastrosas (precisamente no para las multinacionales y el capital financiero). Ahora y por primera vez, ese modelo se aplica en los países del Primer Mundo. Era sólo cuestión de tiempo.
Los demócratas y los republicanos adoptaron de conjunto una narrativa prototípica -la de los recortes del gasto público y la reducción del estado. Otra falsa narrativa. Los déficits aumentaron cuando decayó la economía, tal como siempre ocurre. Habrá menos déficit cuando la economía se recupere. Podemos y deberíamos tener un gasto con déficit para poder salir de la recesión, pero la administración Obama se remite a las medidas de ajuste fiscal y a los compromisos de deuda.
El objetivo real es eliminar el sistema de seguros sociales. Para ello, el capital financiero se mueve agresivamente contra la mano de obra con el objetivo de eliminar el New Deal y la Great Society. Si esos enormes programas se eliminan, y si los sistemas de salud pasan a depender de la cortesía o el favor individual de Obamacare, grandes negocios podrían hacerse, resultando en ganancias astronómicas. Para colaborar en ello, los demócratas pueden suavizar las asperezas de la austeridad de una forma que los republicanos no pueden hacerlo. Ese es su rol doctrinario ahora que han sido comprados por el capital financiero.
Mientras tanto, podrán contar con los votos de los sindicatos y de los pobres porque, como Clinton afamadamente lo ha dicho: “No tienen otro lugar donde ir”.
13-11-2012
Jason Hirthler es escritor, estratega, y veteran de 15 añosde la corporación industrial de las comunicaciones. Vive y trabaja en la ciudad de Nueva York. Puede ser contactado en jasonhirthler@gmail.com.