Chile: Pasó el circo electoral sin champaña ni caviar

Trinchera Móvil/La Haine

El triunfo del llamado a no votar fue manifestación de un pueblo que ha despertado y que ni siquiera la campaña para incentivar el voto le pudo hacer frente.


No votar “es una negación de la política”.
Gabriel Boric.
Gran parte de los analistas políticos de la Concertación señalaron que el llamado a NO VOTAR realizado por múltiples sectores del campo popular y la franja rebelde era una manifestación de corrientes a-políticas como anteriormente habían sido los discursos de Fra-Frá [Francisco Javier Errázuriz, empresario y delincuente, ex-candidato presidencial] a inicios de los ´90 o de Lavín [ex-candidato de la ultraderecha y del opus dei] 10 años después. Nada más alejado esto fue la abstención histórica que hemos vivido en la jornada del 28 de octubre, puesto que no son simple manifestación del desgano, la apatía, la flojera o la falta de conciencia. Es cierto que existe mucho de esto, pero el llamado a no votar en estas elecciones ha sido la manifestación más consciente de un pueblo que ha despertado y que ni siquiera la campaña del gobierno para incentivar el voto (Transantiago reforzado incluido) le pudo hacer frente.

Para quien dude de esto solo es suficiente decir que de los 13 millones y medio de personas que estábamos inscritas para estas elecciones (voluntarias u obligadas) fueron solamente a votar 5,7 millones, es decir alrededor del 40%, bajando alrededor del 10% de la última elección (esto hizo que los nulos y blancos bajaran debido a que la mayor parte de quienes optaban por esta opción se abstuvieron de asistir a votar). Esta última campaña del gobierno para incentivar la votación (en alianza con los demás Partidos políticos tradicionales y con la autocrítica de la Concertación por haber aprobado el voto voluntario) se dirigió principalmente a los jóvenes, quienes fueron los que más demostraron su rechazo a este nuevo circo.

La crisis de los partidos tradicionales se manifestó en todo su esplendor con el cambio de inscripciones voluntarias en inscripciones obligatorias y de voto obligatorio en voluntario lo cual provocó una masiva abstención.

Las Alternativas

Los nuevos partidos pero de viejo tipo. El Partido Igualdad sin duda demostró el fracaso de suponer que el pueblo que lucha va a las urnas (obtuvo 1 concejal de los 135 que postularon), traicionando su tradición o pensando que la politización de los movimientos sociales es sinónimo de ir a las elecciones. De la mano de esto esta práctica lleva a alejarse de las demás organizaciones del campo popular y de la franja rebelde. De las demás coaliciones ni siquiera vale la pena analizarlas puesto que no representan al campo popular sino que son satélites de las 2 mayoritarias (PRO o Chile Primero [ambos partidos de centroderecha]) y que salvo excepciones debido a caudillos comunales, no obtuvieron mayores cambios. Esto demuestra que no existe un partido electorero que se identifique con el pueblo en lucha, porque precisamente el pueblo en lucha no quiere ir a las elecciones.

La Asamblea Constituyente. Ha sido el gran caballo de batalla de gran parte de los sectores que rechazan las urnas (ACES [Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios], por ejemplo), pero que invocan esta ecléctica salida donde se piensa que la herramienta o la forma es lo importante y no el proyecto o la línea política. En este sentido pretenden que se redacte una nueva Constitución en la cual participen todos los sectores, clases, partidos, organizaciones, etc. Y con esto mágicamente saldría como resultado algo que representaría los intereses del pueblo y místicamente no los intereses de la burguesía o de otros sectores.

Con esto olvidan que la Constitución debe reposar en el pueblo y no el pueblo en la Constitución (Marx) y citan como ejemplos algunos casos exitosos de Latinoamérica que, independientemente de que para nosotros tienen varias críticas, sí entendieron que antes de la Constitución lo que se debe resolver es el tema del poder. Esos sectores olvidan u ocultan que en numerosos casos las Asambleas Constituyentes no han traído ningún beneficio para el pueblo, como en el caso de Colombia (1991).

Triunfo relativo del discurso “a parar a la derecha”. Del cual el PC es el gran responsable en conjunto con la llamada Izquierda Ciudadana (PAIZ, MAIZ, IC, etc.), quienes al igual que en pasadas elecciones presidenciales, fueron el verdadero salvavidas de la Concertación, principalmente en comunas emblemáticas, donde el slogan nacido en 1989 (no votar por nosotros es hacerle el juego a la derecha) logró en parte hacerse carne.

La ACES

Fue quien mayor relevancia contingente tuvo en esta elección debido a que fueron la organización más movida en el último tiempo que se manifestó en contra de la participación electoral con la campaña “Yo no presto el voto”. Esta agrupación, a pesar de que no tiene mucha representatividad a lo largo del país ha logrado movilizar y coordinar a gran parte de lo más consciente del movimiento estudiantil secundario.

Llama bastante la atención que el llamado de la ACES no haya tenido eco en el resto del movimiento estudiantil ya que solamente la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción y del ex Pedagógico se sumaron; no así la CONES [Coordinadora Nacional Estudiantes Secundarios] ni la CONFECH [Confederación de Estudiantes de Chile (tal como vimos en el epígrafe de Boric [presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile]).

En este sentido la ACES representó lo más consciente del movimiento estudiantil. Clarificar algunas ideas como el llamado a la Asamblea Constituyente o el rechazo a lo que llaman la “clase política” (cuestión que alguno de sus “asesores” podría aclararles que los políticos no son una “clase”) sin duda que contribuirían a avanzar a esta organización en la senda de la liberación de nuestro pueblo.

Lo que se vió

Desde el campo electorero. Matones desvirtuando la política. Tetas a las elecciones. Policías que resguardan los intereses de los pretendientes del sillón edilicio y una carencia rotunda de contenidos y debate son los mejores antecedentes de porqué gran parte de nuestro pueblo no les compra a los que se encargan de gastar millones de pesos por un puesto en el concejo a la par que ensucian las calles y pasajes de nuestras poblaciones con sus rostros fotoshopeados.

Desde el campo popular. La manifestación de jóvenes en el Estadio Nacional haciendo trizas la conciencia democrática; las barricadas en la USACH [Universidad de Santiago de Chile] demostrando el camino combativo del pueblo. Las marchas de la ACES en el centro de Santiago, Valdivia, San Miguel, Cautín, Temuco, Concepción, etc. Las campañas antielectorales realizadas en numerosas comunas, las bajadas de afiches y demás propaganda; los enfrentamientos verbales en ferias y los físicos en las calles.

Esto es la mejor demostración del mito urbano que señala que los pobres no votarían porque no tienen conciencia, por lo que el voto voluntario favorecería a la derecha. Lo que sucedió en estas elecciones fue que los jóvenes se alejaron de las urnas porque están más cercanos a las marchas, las tomas y las barricadas; mientras que muchos padres de esta juventud popular aún siguen creyendo en el circo electoral y manifestaron su voto de rechazo a todos aquellos que han promovido las mayores represiones sobre la lucha de la juventud popular (Zalaquett, Labbé o Sabat); lucha a la que ellos aún no se atreven a sumarse sino sólo con el timorato apoyo de una raya en un papel.

Sin duda que los millones de personas que no concurrimos a votar no son sinónimo de representar la conciencia de que las elecciones no son el camino del pueblo. Mucho trabajo queda por hacer, muchas conciencias que despertar, muchos debates que realizar y nuevas campañas electorales que enfrentar y que sirven para hacer ver al pueblo que los electoreros solo se acuerdan de nosotros cada cuatro años.

Porque esta abstención fue un verdadero llamado a la acción que ha demostrado que el camino del pueblo no es el circo electoral. Mucho camino queda por recorrer, en nuestros lugares de trabajo, en nuestro liceos, colegios y poblaciones queda aún que convencer a nuestros hermanos de clase que el populista de la vieja derecha o el oportunista concertacionista no son sus representantes ni sus amigos. Sólo la construcción de poder popular es la vía para disputar el poder a este estado burgués.