Cien años de la Revolución Mexicana: Pancho Villa contra Estados Unidos (Segunda Nota)
José Fernando Ocampo T. (*)
La independencia mexicana nació como
monarquía, la de Agustín de Itúrbideen 1822. Esa tendencia monárquica que se
impuso en México recorría toda la América hispanolusitana, incluyendo a Bolívar
y a San Martín. La revolución independentista no se identificaba con democracia,
sino con liberación del yugo colonial. Tras la invasión francesa de 1858 siguió
el imperio de Maximiliano I, treinta y cinco años después de la caída del
primero.Ya había pasado la guerra contra Estados Unidos en la que México había
perdido Nuevo México, Texas, Colorado y California. Así se fueron estructurando
en toda América los estados-nación, entre guerras y tratados, tal fue el caso en
Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Paraguay, Venezuela, unas veces ganando y
otras perdiendo territorio. En 1876 se iniciaría la dictadura de Porfirio Díaz
contra la que se levantaría la Revolución Mexicana en 1910, después de treinta y
cinco años. Contra ella inició Pancho Villa su lucha. Villa debió nacer en algún
lugar cerca de la fronterade México y Estados Unidos, se acostumbró a
atravesarla sin dificultad, se aprovisionó en su lucha de armas al otro lado de
la frontera, sus generales salían y entraban sin dificultad, tuvo familia a
ambos lados, trataba con los gringos igual que con sus compatriotas.
A principios de 1915 Villa entra en negociaciones con el general Scott, jefe del Estado Mayor del ejército estadounidense en El Paso, Texas. Se reúne dos veces con él y lo pasea por Chihuahua. Estados Unidos sospechaba que los mexicanos iban a comprometerse con Japón en la Primera Guerra Mundial. Un enviado del almirantazgo japonés se había ya entrevistado con Villa en búsqueda de su apoyo contra los estadounidenses, le había prometido armas y le había pedido excusas por haber estado con sus enemigos. Estados Unidos temía una alianza de México con Japón y tomó medidas en la frontera contra una posibles alianza mexicano japonesa en la guerra. Pero Villa le dejó claro a Scott que en un ataque japonés a los estadounidenses, se pondría con Estados Unidos. Eso sí, hasta entonces pudo haber negociado de todo con los gringos, desde armas hasta coaliciones contra sus enemigos internos o las amenazas mundiales, pero nunca les aceptó traicionar sus pactos internos de la revolución. A sus amigos les diría ante la petición del general Scott de reconocer la Convención de Aguascalientes que "antes que ese reconocimiento, prefiero irme a la sierra a comer carne charrasqueada" (Taibo, pag. 477). Sin embargo, Villa le prometería que no atacaría las minas en manos de los estadounidenses y que respetaría su propiedad. Esa promesa no duraría mucho. Las condiciones de la revolución lo volverían contra ellos.La propuesta de los enviados estadounidenses de comprarle los Estados de Chihuahua y Sonora hecha el 4 de marzo de 1915, iniciaría un cambio de Villa hacia una posición radical contra el imperio norteamericano. "Mi primer impulso", diría después contando su entrevista con el enviado gringo, "fue matar a aquel agente ahí mismo, pero me contuve para replicarle…" Fue el punto de quiebre en su posición contra Estados Unidos. Por eso le replicaría al Washington Post por la misma fecha que le atribuía una posición conciliadora ante una intervención armada de varias potencias como una acusación "falsa, grotesca y disparatada…siempre he querido que nuestras dificultades las arreglemos nosotros mismos, y si por desgracia alguna nación invade nuestro territorio tendría que combatir contra ella sin medir el peligro." (Taibo II, pag. 492). Ya a finales de 1915 la guerra interna empezaba a no favorecerle a Villa en el Norte. Había perdido diez de sus mejores jefes y otros habían desertado de su causa. En agosto, altamente angustiado por su situación, reúne a los dueños de las minas estadounidenses en el norte, les pide apoyo monetario para la guerra y los amenaza con expropiarlos si no lo ayudan. A finales de año se opera un cambio definitivo. Carranza arregla con los estadounidenses, el gobierno gringo le permite a Obregón el paso de tropas por su territorio contra Villa, Lázaro Cárdenas, el que sería presidente quince años después, lo atacaría. Es el momento en que Villa publica su manifiesto contra la intervención permanente de Estados Unidos en la guerra interna y contra los traidores a la revolución que se le han entregado. "Venustiano Carranza trata de vender a nuestra patria," afirmaría. Es que Carranza les ha hecho toda una serie de concesiones a los estadounidenses que sulfuran a Villa. Les entregó la bahía de Magdalena por 99 años, el ferrocarril de Tehuantepec, el control de los ferrocarriles, la presidencia para Pablo González, el control de los ministerios de Relaciones Exteriores, Gobernación y Hacienda. Ya no va a permitir más traiciones. Es toda una declaración de guerra contra los gringos y contra sus intereses en México. (Taibo II, pag. 577) Villa ya no volvería a ser el mismo. Su rebelión contra Estados Unidos no se la perdonarían los gringos y su posición se radicalizaría cada vez más. Era a finales de 1915. El cónsul de Estados Unidos en la frontera, Carothers, se había enriquecido como exportador de armas a los revolucionarios mexicanos y ahora se enfrentaba a ellos. Las compañías estadounidenses productoras de carbón y coque embargaron todo el material que aprovisionaba los trenes de los revolucionarios. Un enviado del Departamento de Estado detuvo el ganado mexicano que aprovisionaba el otro lado de la frontera y agenció el paso de las tropas de Carranza contra Villa. Wilson se servía de un tal Lamar Cobb, miembro de una de esas familias que se habían enriquecido a principios de siglo, como el operador de ofensiva contra la División del Norte que dirigía Villa. En plena batalla-una más alrededor de Chihuahua-Villa pronuncia un discurso histórico, casi en medio de las lágrimas, en que rechaza las ofertas de los estadounidenses para entregárseles y convierte a Carranza en su enemigo principal por haberse vendido a los gringos. A pesar de haber sufrido una gran derrota, reúne sus 27 generales y les declara: "quedamos convencidos de que el enemigo común para México es actualmente Estados Unidos." Quedaba definida su posición final y definitiva. No iba a aceptar ninguna intervención gringa contra México. En una famosa carta a Zapata, Villa le declararía lo que había sido su experiencia definitiva, "quedamos convencidos de que el enemigo común es actualmente los Estados Unidos.". Tal vez era muy tarde para la Revolución Mexicana y para el papel revolucionario de Pancho Villa. Era el momento de su peor derrota histórica, principios de 1916. Completaba seis años de lucha permanente. Pero no abandonaría su tarea, fuera lo que fuera. El nuevo gobierno en Chihuahua les devuelve las propiedades a los terratenientes, las mismas que Villa les había quitado en su gobierno, lo mismo que las minas a los gringos y hasta las casas que habían pedido los ricos. Las fuerzas villistas atacan una caravana después de que el futuro presidente de México, Obregón, le acaba de ofrecer al general Pershing, a los mineros estadounidense, al delegado de Hearst y a la oligarquía local. En retaliación el general Pershing se tomó la ciudad, la declaró bajo ley marcial y le dio todo el apoyo al gobierno de la ciudad. Es el momento en que Villa inicia una auténtica guerra de guerrillas contra los estadounidenses y sus secuaces. Sería el verdadero comienzo de la leyenda villista. "Villa ha dejado de ser para los carrancistas el jefe de un territorio y un ejército al que cercar y derrotar, para volverse la enigmática e inalcanzable sombra propietaria de un halo mítico…El general Villa pasaba como un relámpago por la sierra, casi sobrenatural, circundado de leyendas" (Taibo II, pag. 606). Villa estaba convencido que Carranza le entregaría la nación a Estados Unidos. Las tropas carrancistas entraban y salían libremente del territorio yanqui para adentrarse en los predios de Villa. Entonces, se preparó para un golpe de opinión contra sus enemigos: "devolver la afrenta a los que se quieren comer la nación que les va a entregar Carranza." Y se puso a preparar la que se llamaría para la historia la "Expedición Punitiva". Una locura. Serían unos cuatrocientos, quinientos, seiscientos, los que organizó para invadir a Estados Unidos por primera vez en la historia. ¿La única de un ejército latinoamericano? Muy posible. Atravesó la frontera y se tomó el fuerte Columbus en la frontera estadounidense, hizo estragos, sufrió bajas, salió herido, pero hizo historia. No importa si bien planeado, si era el sitio preciso, si era la herida que buscaba, si esa era la estrategia indicada, lo importante para Villa era tomar venganza por México. En Estados Unidos el ataque lo tomaron como una declaración de guerra. En México Carranza se puso de acuerdo con los gringos para que entraran y persiguieran a Villa y Obregón la pasó por alto, todo porque persiguieran a su enemigo. Ambos lo tenían como bandido. Estados Unidos invadió a México el 9 de marzo de 1916, con un ejército hasta de 20 mil hombres bajo la dirección del general Pershing, compuesto de infantería, caballería, artillería, camiones de guerra, un escuadrón aéreo y todo lo necesario para una invasión. En la expedición figurarían Dwight Eisenhower, futuro presidente, y George Patton, famoso general de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Su objetivo primero consistía en encontrar a Villa, pero un ejército invasor no tiene contemplaciones de nada con su enemigo. Hubo de todo, masacres, violaciones, persecuciones anónimas, destrucción, bombardeos indiscriminados. Nunca encontraron a Villa. Los carteles pegados por todo el norte del país ofrecían hasta cinco mil dólares por su captura. De la derrota que le habían infligido Carranza y Obregón, se levantó victorioso, con un prestigio recuperado, había derrotado a la potencia del Norte y había defendido su Patria. El ingreso de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial obligó al ejército invasor a retirarse sin haber conseguido absolutamente nada. Más de diez mil soldados, más de nueve mil caballos, dos mil mexicanos traidores, quinientos cocineros casi todos chinos. El capitán Hawkins declararía a la prensa que "sufrimos más privaciones aquí que en Europa." La invasión estadounidense en México había durado un año. El que había resistido era el pueblo, porque el ejército oficial no se había atrevido a atacar los invasores y se había contentado con asegurarse de que no sobrepasaran los límites del Norte. En casi toda América Latina se dieron manifestaciones y declaraciones de repudio a la invasión. El escritor colombiano José María Vargas Vila, con un grupo de intelectuales latinoamericanos, firmó una declaración contra la invasión. Vargas Vila era un liberal radical que había luchado contra la dictadura de la Regeneración de 1886 en su patria y llegaría hasta Moscú en los inicios de la Revolución Rusa. En medio de la batalla contra los invasores, Pancho Villa había producido en septiembre de 1916, su manifiesto histórico contra la invasión y por una patria mejor. Se llamó el Manifiesto de San Andrés, un manifiesto antiimperialista. Defendía la abolición de la deuda pública, la expropiación de los extranjeros, la nacionalización de las minas, la promoción de la manufactura nacional y la separación del telégrafo mexicano del estadounidense. A Villa no lo derrotó Estados Unidos, tampoco lo derrotaron sus enemigos internos de México, más bien diría uno que lo derrotó el cansancio. Había sido bandolero, se había convertido en revolucionario, terminaría como finquero de una hacienda sin haber logrado la transformación de su país. Diría un día en un discurso al final de la guerra contra Estados Unidos: "La historia no dirá una sola palabra acerca de mí, porque no lo merezco; soy un polvo insignificante que el viento de mañana barrerá, pero el general Villa sí tiene derecho a palabras de la historia, que serán de elogio si cumple sus promesas, y si, después de haber luchado contra las dictaduras de Díaz, de Huerta y de Carranza, colabora para establecer las prácticas democráticas en este país.". | |||||
Bibliografía
mínima:
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Taibo
II, Paco Ignacio. Pancho Villa, una biografía narrativa. Planeta, 2006.
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Reed,
John. México insurgente, la revolución de 1810. Sarpe,
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Silva
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Económica, 2005.
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Stanley R. Is de Mexican Revolution Dead? Columbia University, 1967.
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Steinbeck, John. ¡Zapata! Editorial
Sexto Piso, 2010.
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Peláez
Ramos, Gerardo. Revolución Mexicana: cronología
documental (1910-1917)
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Ramos, Gerardo. En el centenario de la Revolución
Mexicana, el período de reformas estructurales (1934-1940)
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Peláez
Ramos, Gerardo. La expedición punitiva, Estados Unidos
contra Villa y contra México
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Bardini,
Roberto. Cuando Pancho Villa invadió Estados
Unidos
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(*)
Miembro de la dirección nacional del Polo Democrático Alternativo. Obtuvo su
doctorado en Ciencia Política en Claremont Graduate School de California. Ha
sido profesor de tiempo completo de las Universidades de Antioquia, Caldas,
Nacional y Distrital de Bogotá. Fue miembro de la dirección de FECODE desde 1975
hasta 2000. Hizo parte de la elaboración y negociación de la Ley General de
Educación. Participa en el Centro de Estudios e Investigaciones Docentes de
FECODE. Colabora en las revistas /Deslinde/ y /Educación y Cultura /. Es miembro
de la organización Unidad Panelera Nacional. Sus principales obras son:
/Colombia siglo XX: estudio histórico y antología política, 1886-1934; Ensayos
sobre historia de Colombia; Reforma universitaria, 1960-1980; Dominio de clase
en la ciudad colombiana; La educación colombiana: historia, realidades y retos./
Es editor del libro /Historia de las ideas políticas en Colombia.
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