¿Por qué el Caracazo?

Por Telesur 

¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?

El 27 de febrero de 1989, Caracas, sus alrededores y otros estados de Venezuela fueron escenario de fuertes protestas que se tornaron en disturbios. Las fuerzas de seguridad y el Ejército salieron a las calles para reprimir las protestas dejando hasta le fecha un número indeterminado de muertos, heridos y desaparecidos.

Las protestas fueron producto de la paupérrima situación económica del país y la aguda escasez de alimentos debido a las medidas económicas neoliberales que el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez y su antecesor Jaime Lusinchi habían puesto en marcha, a lo que se sumaron los continuos escándalos de corrupción, asesinato de estudiantes y la brutal represión ante cualquier protesta.

A estos eventos se les conoce como el Caracazo o el Sacudón,  también son considerados como la primera gran protesta contra el neoliberalismo.

¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?

Adiós al boom petrolero

A mediados de la década de 1970 la economía venezolana gozaba de la bonanza que el alto precio del barril de petróleo le daba. En 1970 un barril costaba 2.2 dólares, para 1979 el barril había llegado a 40.50 dólares pero,  para 1983 el precio se había reducido a 26 dólares.

El 18 de febrero de 1983, conocido como el Viernes Negro venezolano, se suspendió la libre compra y venta de divisas y el bolívar se devaluó pasando de 4.30 a 7.50. Desde esa fecha la especulación cambiaria y el acaparamiento se volvieron constantes que a 32 años persisten.

En 1983 la fuga de capital alcanzó los 8 mil millones de dólares. Entre 1983 y 1989 el bolívar se devaluó 13,000% con respecto al dólar.

Para 1989 la deuda externa era de más de 30 mil millones de dólares y la inflación se ubicó en 80%.

Corrupción y represión

En la década de 1980, Venezuela se vio rodeada de escándalos producto de la corrupción y el abuso de poder.

Los controles cambiarios y de precios que los gobiernos de Lusinchi y su antecesor Luis Herrera (1979-1984) impusieron, resultaron en la especulación y desvío de dinero público por parte de funcionarios de gobierno, así como el establecimiento de mercados negros de divisas y bienes.

Durante la administración de Lusinchi la destitución y nombramiento de funcionarios públicos eran influenciados por su secretaria privada; los contratos públicos y los ascensos de los generales de la Fuerza Armada eran condicionados.

Las reservas del Banco Central de Venezuela pasaron de 10,251 millones de dólares en diciembre de 1985 a tan solo 3,092 millones de dólares en 1988.

Durante la administración de Lusinchi también hubo escenarios de fuertes represiones policiales y mascares, entre éstas la Masacre de Yumare en 1986 y la Masacre de El Amparo en 1988 en las que  civiles desarmados fueron brutalmente asesinados por miembros de la Fuerza Armada.

Sin embargo y a pesar de este escenario Jaime Lusinchi terminó su gestión en febrero de 1989 con un alto índice de popularidad y nombrado senador vitalicio de 1989 a 1993, año en el que la Corte Suprema de Justicia le abre un proceso por corrupción.

Según las encuesta de opinión de Mercanálisis, el índice de popularidad del gobierno en 1989 era de .43, mientras que en 1986 había sido de .48, en 1987 de .50 y en 1988 de .60. En 1990 el índice de popularidad del gobierno cayó a .35.

Escasez

La situación económica y política por la que atravesaba Venezuela creo desconfianza en los inversionistas, lo que sumado al hecho de que la economía venezolana importaba la mayoría de los bienes y producía muy poco,  fue generando una escasez gradual de todo tipo de bienes.

El entonces presidente Carlos Andrés Pérez, sucesor de Jaime Lusinchi,  estableció control de precios a 18 productos de la cesta básica, que eran los que escaseaban.

Según cifras oficiales en 1989  el 47.5% de la población se encontraba en pobreza crítica, es decir, debajo de los niveles de subsistencia.
¡Mata el Hambre con Comida de Perros!, Alicia Larralde. (EL Mundo, 23 de julio de 1988, pág. 4
La escasez llegó a puntos tan alarmantes que obligó sectores de la población a consumir alimento para mascotas, como varios titulares de la prensa escrita registraron.

El plan del FMI

Cuando Pérez asume la presidencia el 2 de febrero de 1989, presenta un “Paquete Económico”, también conocido como “Paquetazo”, encaminado a cambiar la situación económica del país con una economía de mercado. Este plan consistía en ajustes macroeconómicos sugeridos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para áreas como la política cambiaria, la deuda externa, el comercio exterior, el sistema financiero, la política fiscal, los servicios públicos y la política social.

El plan incluía, entre otros:

-Supervisión del FMI por tres años para obtener 4.5 mil millones de dólares

-Liberar tasas de intereses activas y pasivas con un tope de 30%.

-Incremento de los servicios públicos: teléfono, agua, electricidad y gas doméstico.

-Aumento anual y por tres años de los precios de productos derivados del petróleo.

-Aumento de la gasolina en 100%.

-Aumento de 30% en las tarifas del transporte público.


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La masacre de El Caracazo

Entre el 27 de febrero y el 6 de marzo de 1989, el Ejército y la policía usaron unas 4 millones de balas para reprimir al pueblo, que empobrecido y hambriento salió a las calles para reclamar sus derechos. A esta masacre se le conoce como El Caracazo.
Reportes extraoficiales señalan unas dos mil personas fallecidas e innumerables desaparecidos.
Reportes extraoficiales señalan unas dos mil personas fallecidas e innumerables desaparecidos. | Foto: Archivo
“Entré a Fuerte Tiuna y me tocó verlo en guerra. Fui a buscar gasolina con un compadre que era coronel. Me senté en su oficina y veo en el televisor aquel desastre. Salgo al patio, los soldados corriendo y unos oficiales mandando formación y a buscar los fusiles. Y le digo: ‘Mi coronel, ¿qué van a hacer ustedes?’. ‘¡Ay, Chávez!, yo no sé qué va a pasar aquí. Pero la orden que llegó es que todas las tropas salgan a la calle a parar al pueblo’. ‘¿Pero cómo lo van a parar?’. ‘Con fusiles, con balas’, incluso dijo: ‘Que Dios nos acompañe, pero es la orden’. Vi los soldados salir, los soldados logísticos que no son soldados entrenados. Esos son los que hacen la comida, los que atienden los vehículos. Hasta a los mecánicos los sacaron y les dieron un fusil, un casco y bastante munición. Lo que venía era un desastre, como así fue”. Hugo Chávez.

Así describió el comandante Hugo Chávez lo que vio aquel 27 de febrero de 1989, un día que quedó en la historia de Venezuela, el día en que el pueblo de uno de los países más ricos del mundo, la quinta reserva mundial de petróleo, se levantó contra un sistema que lo había sumido en la pobreza y la desesperanza.

Para los venezolanos "El Caracazo" o “El Sacudón” fue el día en que el pueblo "bajó de los cerros", como se le conoce a los barrios más humildes de la capital. El 27 y 28 de febrero de 1989 se desató una ola de saqueos en el país, principalmente de supermercados, carnicerías, negocios de artículos electrónicos y línea blanca. No podemos olvidar que hablamos de una Venezuela cuyo 62 por ciento de la población estaba sumida en la pobreza.

El Guarenazo, el inicio*

Los días 27 y 28 de febrero tuvo lugar en las ciudades más importantes de Venezuela un estallido social espontáneo y sin precedentes tras una serie de medidas económicas neoliberales aplicadas por el presidente Carlos Andrés Pérez y recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Aunque siempre se habla de “El Caracazo”, en realidad las protestas iniciaron en Guarenas, estado Miranda, ubicada a unos 15 kilómetros al este de la capital Caracas. Pero éstas se extendieron a las principales ciudades del país.

El aumento del pasaje de transporte público fue la chispa que disparó la revuelta popular, pues los transportistas pretendían subir los precios un 50 por ciento, pese a que sólo estaba permitido un incremento no mayor al 30 por ciento, lo que ya de por sí era un golpe fuerte para el bolsillo del venezolano. Además, se eliminaba el beneficio del medio pasaje estudiantil.

Otro factor que desató la revuelta popular fue el acaparamiento y la especulación con los productos de primera necesidad, lo que causó desabastecimiento e inflación. Por ello, luego de la reacción inicial contra los transportistas, la acción se amplió hacia los supermercados y pequeños abastos, en cuyos depósitos los venezolanos encontraron muchos de los productos que se encontraban en escasez, como leche, azúcar, café, harina, aceite, sardinas, entre otros.

Fue así como el lunes 27 de febrero los guareneros iniciaron una protesta ciudadana. 

“No teníamos previsto, en ningún momento, ningún tipo de saqueo, sólo queríamos hacer una propuesta para que los mismos conductores tomaran conciencia y cobraran el aumento del pasaje que había sido aprobado por el Servicio Autónomo de Transporte y Tránsito Terrestre (Setra), que era de 30 por ciento pero ellos querían cobrar 50 por ciento”, relata Eleazar Juárez, quien era secretario general de la Federación de Asociaciones de Vecinos del municipio Plaza (Federeplaz), organismo que lideró las protestas de ese día.

Hasta las 02H00 (hora local) de aquel día, Juárez y miembros de Federeplaz, que agrupaba a unas 68 comunidades organizadas, estuvieron imprimiendo volantes que apoyaban la protesta contra la estrategia de los transportistas. Ese día salieron muy temprano para tomar la terminal de autobuses de Guarenas y hacerse escuchar.

En claves: “El sacudón” de 1989 en Venezuela”
Sin embargo, según su relato, los dos principales partidos del país Acción Democrática (AD, en el poder en ese momento) y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei) enviaron a grupos de personas que les impidieron el paso hacia la sede del Consejo Municipal. “Respondían a los intereses de los partidos”, indica Juárez.

“Ahí vinieron los grupo de AD, procedentes de Guatire y Petare, y quisieron romper aquello (la protesta), pero la Federación defendía su posición y tenía su pueblo al lado”, relata.

Luego, el presidente del Consejo Municipal le ordenó a la Policía Metropolitana disolver aquella protesta, de unas cuatro mil personas, a lo que el oficial encargado le dijo que no era posible porque “había más de 4 mil personas, y entonces él respondió: ‘Usted cumpla las órdenes y después reclame’.  Entonces, el oficial sacó su 9 mm y disparó al aire”, recuerda Juárez.

Cuando el grupo llegó a la sede del Consejo Municipal, a pleno mediodía de ese lunes, ya habían comenzado los saqueos. 

De acuerdo a la versión de Eleazar Juárez, fueron algunos militares quienes iniciaron los saqueos. “Mientras ocurría lo de Valle Verde venían de Higuerote unas camionetas de la Guardia Nacional.  Como todo estaba trancado (cerrado) buscaron una salida”.

Cuando el contingente armado iba pasando cerca de un matadero, detuvieron su vehículo, lo llenaron de carne y le dijeron a la gente “Si quieren ahora, lleven para su casa … y empezaron los saqueos en Guarenas. ”, describe Eleazar Juárez.
(*): Los datos de la entrevista fueron tomados del especial publicado en el 2012 por el Correo del Orinoco.



El Caracazo

En horas de la mañana del 27 de febrero de 1989, la revuelta popular -iniciada en Guarenas- había llegado a la capital venezolana. Ya en la tarde en toda Caracas los comercios habían cerrado y el transporte público no prestaba servicio.


Durante la noche iniciaron los saqueos a todo tipo de comercios, como supermercados, abastos, licorerías, carnicerías, líneas blancas, mueblerías, de computación, agencias bancarias, entre otros. Éstos fueron protagonizados por  hombres, mujeres, ancianos y niños, así como algunos grupos violentos.

Las fuerzas militares y policiales ya estaban desplegadas en la capital, pero la represión no había iniciado y se limitaban a acciones preventivas. Sin embargo, ese 27 de febrero se generó la primera víctima. Se trató de Yulimar Reyes, estudiante de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien fue asesinada en los pasillos de Parque Central (centro de Caracas), por un policía que le disparó perdigones en la cara y el cuello.

El 28 de febrero, el Gobierno de Carlos Andrés Pérez reaccionó ante los saqueos con el plan “Ávila”, mediante el cual ordenó a la Guardia Nacional y al Ejército acabar con la revuelta y permitiéndoles el uso de armas de fuego. Como consecuencia, se emprendió una brutal represión contra la población.

Asimismo, el presidente Pérez decretó el estado de emergencia, previsto en el artículo  240  de la Constitución de 1961, con el que suspendió las garantías constitucionales. De esta manera, el derecho a la libertad y seguridad personal, la inviolabilidad del hogar doméstico, el libre tránsito, la libertad de expresión, las reuniones en público y el derecho a manifestar pacíficamente fueron suspendidos durante 10 días. Esta medida arreció la represión.

El Ejecutivo envió cuatro mil soldados con tanquetas a las calles de Caracas para “restablecer” el orden. De acuerdo a testigos, los primeros grupos de militares se ubicaron en las faldas de los cerros para evitar que las personas continuaran bajando y se unieran a los saqueos. Los primeros disparos fueron de advertencia, pero después empezaron a asesinar gente.

Aún cuando ya habían cesado los saqueos, los militares continuaron dispararando indiscriminadamente contra las casas y los habitantes de las zonas más populares de Caracas. Además, las patrullas del Ejército comenzaron a allanar casas en los barrios, supuestamente en busca de la mercadería, y a arrestar a los sospechosos. 

Testigos relatan que durante esos fatídicos 27 y 28 de febrero, Caracas se llenó del eco de disparos de rifles y ametralladoras y cuando finalmente cesó el tiroteo la morgue se llenó de cadáveres y los hospitales eran insuficientes para atender a la cantidad de heridos.

De acuerdo a las cifras oficiales los hechos de finales de febrero y principios de marzo de 1989 dejaron unos 300 muertos y más de mil heridos, pero reportes extraoficiales señalan que hubo unas dos mil personas fallecidas, miles de heridos e innumerables desaparecidos. También se registraron enormes pérdidas económicas y materiales.

Testimonios:
“Cuando el gobierno de CAP decretó el toque de queda nos pusieron un tanque de guerra frente al Bloque Uno con militares adentro”, cuenta Tirsia, habitante de Monte Piedad, una zona al oeste de Caracas.“Tanto fue el miedo que se impuso durante esos días que el apartamento de muchas personas se redujo al espacio del baño, a un estrecho pasillo o a un rincón de la sala, donde pernoctaban, para no ser alcanzados por las balas. Uno no se podía ni asomar por la ventana, hubo apartamentos que los dejaron como un colador de las balas”, comenta Tirsia.“En esos días me asomé para guindar (colgar) ropa en el tendedero. Cargaba puesto un reloj que brillaba con el reflejo del sol. Seguro la policía y el Ejército pensó que era un arma y por eso me dispararon. La bala me pasó cerquita, pegó en la pared y saltó. Un pedazo de la pared se introdujo en mi brazo”. (Tomado de la nota de AVN: “A 20 años del Caracazo: Cuatro millones de balas se dispararon contra un pueblo desarmado”)
Toque de queda y colas para comprar alimentos

El 1 de marzo Caracas retornó a la calma, pero sus habitantes tuvieron que enfrentarse a una nueva agresión del Gobierno, que declaró un toque de queda de 6:00 de la tarde a 5:00 de la mañana. Además, la escasez de alimentos obligó a miles de personas a hacer largas colas en los supermercados.

La población describió esa situación como algo sin precedentes en el país. "Yo nunca he hecho cola para comprar comida", afirma una mujer entrevistada el 2 de marzo de ese año por un reportero peruano en un reportaje llamado “El Caracazo, febrero 1989”, publicado en YouTube.

Las personas esperaban que se normalizara la situación, pero a la vez estaban conscientes de que el estallido social fue necesario para manifestar su descontento con las medidas económicas de austeridad del Gobierno. "Esta es la lección que ha dado el pueblo de que hay que hacer justicia", indica uno de los habitantes de Caracas también entrevistado por el periodista peruano.

Los caraqueños también denunciaron que los comercios acaparaban los alimentos, lo que influyó en el estallido social que sacudió al país. “El mismo comercio es quien tiene la culpa de todo lo que está aconteciendo porque en todos los abastos que se saquearon se consiguieron todos los alimentos acaparados de la dieta del venezolano”, indica un hombre en el reportaje.

El 7 de marzo, el presidente Pérez ordenó la suspensión del toque de queda, pero exigió al Congreso mantener el estado de emergencia y se restituyeron algunas garantías.



La masacre

En el Cementerio General del Sur, al oeste de Caracas, hay un sector conocido como “La Peste”, porque durante “El Caracazo” allí eran llevados y amontonados por días los cuerpos de los civiles asesinados en los barrios. Luego eran enterrados en fosas comunes.

En “La Peste” recientemente las autoridades encontraron una fosa común con 70 cuerpos no identificados. No estaban incluidos en la lista oficial del Gobierno de Carlos Andrés Pérez.


Justicia

En 1998, un fallo de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, 10 años después de la masacre, ordenó al Estado venezolano indemnizar solamente a los familiares de 45 personas asesinadas durante la revuelta social.

Todavía no se conoce el número exacto de muertos, heridos y desaparecidos en esos día de febrero y marzo de 1989. Aunque los hechos ocurrieron mucho antes de su mandato, el Gobierno del presidente Hugo Chávez reconoció la responsabilidad del Estado venezolano y en el año 2006, a través del Ministerio de Interior y Justicia, anunció mecanismos para indemnizar también a las víctimas que no tuvieron acceso a la Corte Interamericana.

El 27 de febrero de 2013, la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) juramentó una comisión para investigar la actuación de policías y militares en 1989, que según cifras oficiales dejó 276 muertos, pero que algunos calculan que los desaparecidos pueden llegar a mil y dos mil. Ese mismo año la Fiscalía acusó a Virgilio Ávila Vivas (Gobernador del Distrito Capital en 1989) por su responsabilidad en la masacre.  En noviembre de 2014 inició el juicio en su contra.

Fuente: telesurtv.net
Entre el 27 de febrero y el 6 de marzo de 1989, el Ejército y la policía usaron unas 4 millones de balas para reprimir al pueblo, que empobrecido y hambriento salió a las calles para reclamar sus derechos. A esta masacre se le conoce como El Caracazo.
“Entré a Fuerte Tiuna y me tocó verlo en guerra. Fui a buscar gasolina con un compadre que era coronel. Me senté en su oficina y veo en el televisor aquel desastre. Salgo al patio, los soldados corriendo y unos oficiales mandando formación y a buscar los fusiles. Y le digo: ‘Mi coronel, ¿qué van a hacer ustedes?’. ‘¡Ay, Chávez!, yo no sé qué va a pasar aquí. Pero la orden que llegó es que todas las tropas salgan a la calle a parar al pueblo’. ‘¿Pero cómo lo van a parar?’. ‘Con fusiles, con balas’, incluso dijo: ‘Que Dios nos acompañe, pero es la orden’. Vi los soldados salir, los soldados logísticos que no son soldados entrenados. Esos son los que hacen la comida, los que atienden los vehículos. Hasta a los mecánicos los sacaron y les dieron un fusil, un casco y bastante munición. Lo que venía era un desastre, como así fue”. Hugo Chávez.

Así describió el comandante Hugo Chávez lo que vio aquel 27 de febrero de 1989, un día que quedó en la historia de Venezuela, el día en que el pueblo de uno de los países más ricos del mundo, la quinta reserva mundial de petróleo, se levantó contra un sistema que lo había sumido en la pobreza y la desesperanza.

Para los venezolanos "El Caracazo" o “El Sacudón” fue el día en que el pueblo "bajó de los cerros", como se le conoce a los barrios más humildes de la capital. El 27 y 28 de febrero de 1989 se desató una ola de saqueos en el país, principalmente de supermercados, carnicerías, negocios de artículos electrónicos y línea blanca. No podemos olvidar que hablamos de una Venezuela cuyo 62 por ciento de la población estaba sumida en la pobreza.

El Guarenazo, el inicio*

Los días 27 y 28 de febrero tuvo lugar en las ciudades más importantes de Venezuela un estallido social espontáneo y sin precedentes tras una serie de medidas económicas neoliberales aplicadas por el presidente Carlos Andrés Pérez y recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Aunque siempre se habla de “El Caracazo”, en realidad las protestas iniciaron en Guarenas, estado Miranda, ubicada a unos 15 kilómetros al este de la capital Caracas. Pero éstas se extendieron a las principales ciudades del país.

El aumento del pasaje de transporte público fue la chispa que disparó la revuelta popular, pues los transportistas pretendían subir los precios un 50 por ciento, pese a que sólo estaba permitido un incremento no mayor al 30 por ciento, lo que ya de por sí era un golpe fuerte para el bolsillo del venezolano. Además, se eliminaba el beneficio del medio pasaje estudiantil.

Otro factor que desató la revuelta popular fue el acaparamiento y la especulación con los productos de primera necesidad, lo que causó desabastecimiento e inflación. Por ello, luego de la reacción inicial contra los transportistas, la acción se amplió hacia los supermercados y pequeños abastos, en cuyos depósitos los venezolanos encontraron muchos de los productos que se encontraban en escasez, como leche, azúcar, café, harina, aceite, sardinas, entre otros.

Fue así como el lunes 27 de febrero los guareneros iniciaron una protesta ciudadana. 

“No teníamos previsto, en ningún momento, ningún tipo de saqueo, sólo queríamos hacer una propuesta para que los mismos conductores tomaran conciencia y cobraran el aumento del pasaje que había sido aprobado por el Servicio Autónomo de Transporte y Tránsito Terrestre (Setra), que era de 30 por ciento pero ellos querían cobrar 50 por ciento”, relata Eleazar Juárez, quien era secretario general de la Federación de Asociaciones de Vecinos del municipio Plaza (Federeplaz), organismo que lideró las protestas de ese día.

Hasta las 02H00 (hora local) de aquel día, Juárez y miembros de Federeplaz, que agrupaba a unas 68 comunidades organizadas, estuvieron imprimiendo volantes que apoyaban la protesta contra la estrategia de los transportistas. Ese día salieron muy temprano para tomar la terminal de autobuses de Guarenas y hacerse escuchar.

En claves: “El sacudón” de 1989 en Venezuela”
Sin embargo, según su relato, los dos principales partidos del país Acción Democrática (AD, en el poder en ese momento) y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei) enviaron a grupos de personas que les impidieron el paso hacia la sede del Consejo Municipal. “Respondían a los intereses de los partidos”, indica Juárez.

“Ahí vinieron los grupo de AD, procedentes de Guatire y Petare, y quisieron romper aquello (la protesta), pero la Federación defendía su posición y tenía su pueblo al lado”, relata.

Luego, el presidente del Consejo Municipal le ordenó a la Policía Metropolitana disolver aquella protesta, de unas cuatro mil personas, a lo que el oficial encargado le dijo que no era posible porque “había más de 4 mil personas, y entonces él respondió: ‘Usted cumpla las órdenes y después reclame’.  Entonces, el oficial sacó su 9 mm y disparó al aire”, recuerda Juárez.

Cuando el grupo llegó a la sede del Consejo Municipal, a pleno mediodía de ese lunes, ya habían comenzado los saqueos. 

De acuerdo a la versión de Eleazar Juárez, fueron algunos militares quienes iniciaron los saqueos. “Mientras ocurría lo de Valle Verde venían de Higuerote unas camionetas de la Guardia Nacional.  Como todo estaba trancado (cerrado) buscaron una salida”.

Cuando el contingente armado iba pasando cerca de un matadero, detuvieron su vehículo, lo llenaron de carne y le dijeron a la gente “Si quieren ahora, lleven para su casa … y empezaron los saqueos en Guarenas. ”, describe Eleazar Juárez.

(*): Los datos de la entrevista fueron tomados del especial publicado en el 2012 por el Correo del Orinoco.



El Caracazo

En horas de la mañana del 27 de febrero de 1989, la revuelta popular -iniciada en Guarenas- había llegado a la capital venezolana. Ya en la tarde en toda Caracas los comercios habían cerrado y el transporte público no prestaba servicio.



Durante la noche iniciaron los saqueos a todo tipo de comercios, como supermercados, abastos, licorerías, carnicerías, líneas blancas, mueblerías, de computación, agencias bancarias, entre otros. Éstos fueron protagonizados por  hombres, mujeres, ancianos y niños, así como algunos grupos violentos.

Las fuerzas militares y policiales ya estaban desplegadas en la capital, pero la represión no había iniciado y se limitaban a acciones preventivas. Sin embargo, ese 27 de febrero se generó la primera víctima. Se trató de Yulimar Reyes, estudiante de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV), quien fue asesinada en los pasillos de Parque Central (centro de Caracas), por un policía que le disparó perdigones en la cara y el cuello.

El 28 de febrero, el Gobierno de Carlos Andrés Pérez reaccionó ante los saqueos con el plan “Ávila”, mediante el cual ordenó a la Guardia Nacional y al Ejército acabar con la revuelta y permitiéndoles el uso de armas de fuego. Como consecuencia, se emprendió una brutal represión contra la población.

Asimismo, el presidente Pérez decretó el estado de emergencia, previsto en el artículo  240  de la Constitución de 1961, con el que suspendió las garantías constitucionales. De esta manera, el derecho a la libertad y seguridad personal, la inviolabilidad del hogar doméstico, el libre tránsito, la libertad de expresión, las reuniones en público y el derecho a manifestar pacíficamente fueron suspendidos durante 10 días. Esta medida arreció la represión.



El Ejecutivo envió cuatro mil soldados con tanquetas a las calles de Caracas para “restablecer” el orden. De acuerdo a testigos, los primeros grupos de militares se ubicaron en las faldas de los cerros para evitar que las personas continuaran bajando y se unieran a los saqueos. Los primeros disparos fueron de advertencia, pero después empezaron a asesinar gente.

Aún cuando ya habían cesado los saqueos, los militares continuaron dispararando indiscriminadamente contra las casas y los habitantes de las zonas más populares de Caracas. Además, las patrullas del Ejército comenzaron a allanar casas en los barrios, supuestamente en busca de la mercadería, y a arrestar a los sospechosos. 

Testigos relatan que durante esos fatídicos 27 y 28 de febrero, Caracas se llenó del eco de disparos de rifles y ametralladoras y cuando finalmente cesó el tiroteo la morgue se llenó de cadáveres y los hospitales eran insuficientes para atender a la cantidad de heridos.

De acuerdo a las cifras oficiales los hechos de finales de febrero y principios de marzo de 1989 dejaron unos 300 muertos y más de mil heridos, pero reportes extraoficiales señalan que hubo unas dos mil personas fallecidas, miles de heridos e innumerables desaparecidos. También se registraron enormes pérdidas económicas y materiales.

Testimonios:
“Cuando el gobierno de CAP decretó el toque de queda nos pusieron un tanque de guerra frente al Bloque Uno con militares adentro”, cuenta Tirsia, habitante de Monte Piedad, una zona al oeste de Caracas.
“Tanto fue el miedo que se impuso durante esos días que el apartamento de muchas personas se redujo al espacio del baño, a un estrecho pasillo o a un rincón de la sala, donde pernoctaban, para no ser alcanzados por las balas. Uno no se podía ni asomar por la ventana, hubo apartamentos que los dejaron como un colador de las balas”, comenta Tirsia.
“En esos días me asomé para guindar (colgar) ropa en el tendedero. Cargaba puesto un reloj que brillaba con el reflejo del sol. Seguro la policía y el Ejército pensó que era un arma y por eso me dispararon. La bala me pasó cerquita, pegó en la pared y saltó. Un pedazo de la pared se introdujo en mi brazo”. (Tomado de la nota de AVN: “A 20 años del Caracazo: Cuatro millones de balas se dispararon contra un pueblo desarmado”)
Toque de queda y colas para comprar alimentos

El 1 de marzo Caracas retornó a la calma, pero sus habitantes tuvieron que enfrentarse a una nueva agresión del Gobierno, que declaró un toque de queda de 6:00 de la tarde a 5:00 de la mañana. Además, la escasez de alimentos obligó a miles de personas a hacer largas colas en los supermercados.

La población describió esa situación como algo sin precedentes en el país. "Yo nunca he hecho cola para comprar comida", afirma una mujer entrevistada el 2 de marzo de ese año por un reportero peruano en un reportaje llamado “El Caracazo, febrero 1989”, publicado en YouTube.

Las personas esperaban que se normalizara la situación, pero a la vez estaban conscientes de que el estallido social fue necesario para manifestar su descontento con las medidas económicas de austeridad del Gobierno. "Esta es la lección que ha dado el pueblo de que hay que hacer justicia", indica uno de los habitantes de Caracas también entrevistado por el periodista peruano.

Lea también: ¿Por qué el Caracazo?
Los caraqueños también denunciaron que los comercios acaparaban los alimentos, lo que influyó en el estallido social que sacudió al país. “El mismo comercio es quien tiene la culpa de todo lo que está aconteciendo porque en todos los abastos que se saquearon se consiguieron todos los alimentos acaparados de la dieta del venezolano”, indica un hombre en el reportaje.

El 7 de marzo, el presidente Pérez ordenó la suspensión del toque de queda, pero exigió al Congreso mantener el estado de emergencia y se restituyeron algunas garantías.

(No deje de leer: Los crímenes del puntofijismo en Venezuela)



La masacre

En el Cementerio General del Sur, al oeste de Caracas, hay un sector conocido como “La Peste”, porque durante “El Caracazo” allí eran llevados y amontonados por días los cuerpos de los civiles asesinados en los barrios. Luego eran enterrados en fosas comunes.

En “La Peste” recientemente las autoridades encontraron una fosa común con 70 cuerpos no identificados. No estaban incluidos en la lista oficial del Gobierno de Carlos Andrés Pérez.



Justicia

En 1998, un fallo de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, 10 años después de la masacre, ordenó al Estado venezolano indemnizar solamente a los familiares de 45 personas asesinadas durante la revuelta social.

Todavía no se conoce el número exacto de muertos, heridos y desaparecidos en esos día de febrero y marzo de 1989. Aunque los hechos ocurrieron mucho antes de su mandato, el Gobierno del presidente Hugo Chávez reconoció la responsabilidad del Estado venezolano y en el año 2006, a través del Ministerio de Interior y Justicia, anunció mecanismos para indemnizar también a las víctimas que no tuvieron acceso a la Corte Interamericana.

El 27 de febrero de 2013, la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) juramentó una comisión para investigar la actuación de policías y militares en 1989, que según cifras oficiales dejó 276 muertos, pero que algunos calculan que los desaparecidos pueden llegar a mil y dos mil. Ese mismo año la Fiscalía acusó a Virgilio Ávila Vivas (Gobernador del Distrito Capital en 1989) por su responsabilidad en la masacre.  En noviembre de 2014 inició el juicio en su contra.

 Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección: 
 http://www.telesurtv.net/analisis/La-masacre-de-El-Caracazo-20150224-0032.html. Si piensa hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y coloque un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. www.teleSURtv.net
La masacre de El Caracazo

 Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección: 
 http://www.telesurtv.net/analisis/La-masacre-de-El-Caracazo-20150224-0032.html. Si piensa hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y coloque un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. www.teleSURtv.net
¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?
El 27 de febrero de 1989, Caracas, sus alrededores y otros estados de Venezuela fueron escenario de fuertes protestas que se tornaron en disturbios. Las fuerzas de seguridad y el Ejército salieron a las calles para reprimir las protestas dejando hasta le fecha un número indeterminado de muertos, heridos y desaparecidos.

Deuda externa de 30 mil mdd

Las protestas fueron producto de la paupérrima situación económica del país y la aguda escasez de alimentos debido a las medidas económicas neoliberales que el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez y su antecesor Jaime Lusinchi habían puesto en marcha, a lo que se sumaron los continuos escándalos de corrupción, asesinato de estudiantes y la brutal represión ante cualquier protesta.

A estos eventos se les conoce como el Caracazo o el Sacudón,  también son considerados como la primera gran protesta contra el neoliberalismo.

¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?

Adiós al boom petrolero

A mediados de la década de 1970 la economía venezolana gozaba de la bonanza que el alto precio del barril de petróleo le daba. En 1970 un barril costaba 2.2 dólares, para 1979 el barril había llegado a 40.50 dólares pero,  para 1983 el precio se había reducido a 26 dólares.

Devaluación de 13,000%

El 18 de febrero de 1983, conocido como el Viernes Negro venezolano, se suspendió la libre compra y venta de divisas y el bolívar se devaluó pasando de 4.30 a 7.50. Desde esa fecha la especulación cambiaria y el acaparamiento se volvieron constantes que a 32 años persisten.

En 1983 la fuga de capital alcanzó los 8 mil millones de dólares. Entre 1983 y 1989 el bolívar se devaluó 13,000% con respecto al dólar.

Para 1989 la deuda externa era de más de 30 mil millones de dólares y la inflación se ubicó en 80%.

 Este contenido ha sido publicado originalmente por teleSUR bajo la siguiente dirección: 
 http://www.telesurtv.net/news/Por-que-el-Caracazo-20150226-0059.html. Si piensa hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y coloque un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. www.teleSURtv.net
¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?
El 27 de febrero de 1989, Caracas, sus alrededores y otros estados de Venezuela fueron escenario de fuertes protestas que se tornaron en disturbios. Las fuerzas de seguridad y el Ejército salieron a las calles para reprimir las protestas dejando hasta le fecha un número indeterminado de muertos, heridos y desaparecidos.

Deuda externa de 30 mil mdd

Las protestas fueron producto de la paupérrima situación económica del país y la aguda escasez de alimentos debido a las medidas económicas neoliberales que el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez y su antecesor Jaime Lusinchi habían puesto en marcha, a lo que se sumaron los continuos escándalos de corrupción, asesinato de estudiantes y la brutal represión ante cualquier protesta.

A estos eventos se les conoce como el Caracazo o el Sacudón,  también son considerados como la primera gran protesta contra el neoliberalismo.

¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?

Adiós al boom petrolero

A mediados de la década de 1970 la economía venezolana gozaba de la bonanza que el alto precio del barril de petróleo le daba. En 1970 un barril costaba 2.2 dólares, para 1979 el barril había llegado a 40.50 dólares pero,  para 1983 el precio se había reducido a 26 dólares.

Devaluación de 13,000%

El 18 de febrero de 1983, conocido como el Viernes Negro venezolano, se suspendió la libre compra y venta de divisas y el bolívar se devaluó pasando de 4.30 a 7.50. Desde esa fecha la especulación cambiaria y el acaparamiento se volvieron constantes que a 32 años persisten.

En 1983 la fuga de capital alcanzó los 8 mil millones de dólares. Entre 1983 y 1989 el bolívar se devaluó 13,000% con respecto al dólar.

Para 1989 la deuda externa era de más de 30 mil millones de dólares y la inflación se ubicó en 80%.

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¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?
El 27 de febrero de 1989, Caracas, sus alrededores y otros estados de Venezuela fueron escenario de fuertes protestas que se tornaron en disturbios. Las fuerzas de seguridad y el Ejército salieron a las calles para reprimir las protestas dejando hasta le fecha un número indeterminado de muertos, heridos y desaparecidos.

Deuda externa de 30 mil mdd

Las protestas fueron producto de la paupérrima situación económica del país y la aguda escasez de alimentos debido a las medidas económicas neoliberales que el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez y su antecesor Jaime Lusinchi habían puesto en marcha, a lo que se sumaron los continuos escándalos de corrupción, asesinato de estudiantes y la brutal represión ante cualquier protesta.

A estos eventos se les conoce como el Caracazo o el Sacudón,  también son considerados como la primera gran protesta contra el neoliberalismo.

¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?

Adiós al boom petrolero

A mediados de la década de 1970 la economía venezolana gozaba de la bonanza que el alto precio del barril de petróleo le daba. En 1970 un barril costaba 2.2 dólares, para 1979 el barril había llegado a 40.50 dólares pero,  para 1983 el precio se había reducido a 26 dólares.

Devaluación de 13,000%

El 18 de febrero de 1983, conocido como el Viernes Negro venezolano, se suspendió la libre compra y venta de divisas y el bolívar se devaluó pasando de 4.30 a 7.50. Desde esa fecha la especulación cambiaria y el acaparamiento se volvieron constantes que a 32 años persisten.

En 1983 la fuga de capital alcanzó los 8 mil millones de dólares. Entre 1983 y 1989 el bolívar se devaluó 13,000% con respecto al dólar.

Para 1989 la deuda externa era de más de 30 mil millones de dólares y la inflación se ubicó en 80%.

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¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?
El 27 de febrero de 1989, Caracas, sus alrededores y otros estados de Venezuela fueron escenario de fuertes protestas que se tornaron en disturbios. Las fuerzas de seguridad y el Ejército salieron a las calles para reprimir las protestas dejando hasta le fecha un número indeterminado de muertos, heridos y desaparecidos.

Deuda externa de 30 mil mdd

Las protestas fueron producto de la paupérrima situación económica del país y la aguda escasez de alimentos debido a las medidas económicas neoliberales que el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez y su antecesor Jaime Lusinchi habían puesto en marcha, a lo que se sumaron los continuos escándalos de corrupción, asesinato de estudiantes y la brutal represión ante cualquier protesta.

A estos eventos se les conoce como el Caracazo o el Sacudón,  también son considerados como la primera gran protesta contra el neoliberalismo.

¿Cómo era la Venezuela en la década de 1980? ¿Qué fue lo que llevó a dos gobiernos a tomar medidas económicas y políticas que desencadenaran el malestar desmedido de los ciudadanos?

Adiós al boom petrolero

A mediados de la década de 1970 la economía venezolana gozaba de la bonanza que el alto precio del barril de petróleo le daba. En 1970 un barril costaba 2.2 dólares, para 1979 el barril había llegado a 40.50 dólares pero,  para 1983 el precio se había reducido a 26 dólares.

Devaluación de 13,000%

El 18 de febrero de 1983, conocido como el Viernes Negro venezolano, se suspendió la libre compra y venta de divisas y el bolívar se devaluó pasando de 4.30 a 7.50. Desde esa fecha la especulación cambiaria y el acaparamiento se volvieron constantes que a 32 años persisten.

En 1983 la fuga de capital alcanzó los 8 mil millones de dólares. Entre 1983 y 1989 el bolívar se devaluó 13,000% con respecto al dólar.

Para 1989 la deuda externa era de más de 30 mil millones de dólares y la inflación se ubicó en 80%.

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