Manuel Ugarte: La búsqueda de un "maldito" en el Archivo General de la Nación
para Tiempo Argentino
publicado el 2 de diciembre de 2013
El historiador Norberto Galasso recupera el valor del ideario latinoamericanista del autor de
Ahora,
en otra carpeta, encontramos cartas de líderes políticos: el nicaragüense
Augusto César Sandino, el peruano Víctor Haya de la Torre , el presidente
mexicano Venustiano Carranza, el presidente venezolano Rómulo Betancourt, notas
de la cancillería argentina y tantas otras del mundo político latinoamericano.
Veamos
ahora otra carpeta: allí existen recortes periodísticos donde este argentino
aparece en el comité de redacción de la revista Monde, junto al científico
Alberto Einstein, al gran escritor norteamericano Upton Sinclair, al ruso
Máximo Gorki, al famoso Henry Barbursse, autor de novelas sobre la guerra que
recorrieron el mundo, y al escritor español Miguel de Unamuno.
Si
queremos juntar otros antecedentes podemos verificar que una calle lleva su
nombre en la ciudad de México; que aparece en un mural, en la Universidad de
Guayaquil, junto a los grandes revolucionarios de América Latina, entre
Bolívar, San Martín y los jefes de la Revolución Mexicana ;
como así también que fue Legión de Honor en Francia y que, en 1927, el gobierno
de la Unión Soviética
lo invitó a los festejos del décimo aniversario de la Revolución Rusa.
También
podemos verificar que publicó casi cuarenta libros y que, sin embargo, los
gobiernos conservadores de la
Argentina le negaron el Premio Nacional de Literatura, le negaron
una cátedra y le escamotearon por largo tiempo una jubilación de periodista a
quien había publicado en los principales periódicos de América Latina, España y
Francia.
Sus
ideas fundamentales las expresó en sus libros, que hoy son inencontrables: Las
ideas del siglo (1904); El porvenir de la América Española
(1910); La Patria Grande
(1922); Mi campaña hispanoamericana (1922); El destino de un continente (1923)
y La reconstrucción de Hispanoamérica. Y en el diario La Patria (1916), que pudo
publicar durante tres meses y cerró por falta de recursos.
Sólo
en los últimos años de su vida le llegó un reconocimiento: el presidente Perón
lo designó embajador en México, Nicaragua y Cuba (1946-1950).
Seguramente,
usted ya sabe quién es. Sí, se trata de Manuel Ugarte, nacido en la Argentina , el 27 de
febrero de 1875 y muerto en Niza, el 2 de diciembre de 1951, a raíz de emanaciones
de gas que hacen suponer su suicidio.
¿Pero,
cómo, me dirá usted, cómo es posible que en un país donde tanto charlatán,
tanto abogado de intereses extranjeros, tanto figurón que nada aportó al país,
tiene su estatua y es nombrado en los colegios y en los medios, cómo es posible
que una maldición tan tremenda haya caído sobre Manuel Ugarte para silenciarlo?
Y seguramente, preguntará por qué, cuál fue la causa, cuál el gran pecado de
este argentino insobornable cuya herencia consistió sólo en varios baúles de
cartas, artículos periodísticos y libros de su autoría, porque hasta su
biblioteca debió vender en sus últimos años, para subsistir. Veamos entonces la
causa.
La
explicación se encuentra también en el Archivo General de la Nación. Allí están
los periódicos que constatan una gira de Manuel Ugarte, entre 1910 y 1912, por
todas las capitales de América Latina convocando a la unión de nuestros países
en la Patria Grande
y alertando sobre el peligro del expansionismo norteamericano. En grandes
titulares, los diarios latinoamericanos anuncian las conferencias de este
compatriota y comentan, luego, que miles y miles de oyentes apoyaron enfervorizados
los planteos del orador.
Ugarte
señalaba, en 1901, hace cien años, que los países latinoamericanos debían
cumplir el sueño unificador de San Martín y Bolívar y constituir la Patria Grande.
Señalaba, asimismo, que si no lo hacían resultarían vasallos, sometidos por la
expansión de Estados Unidos y de Inglaterra.
Pero
allí mismo, en el archivo, si usted tiene paciencia para seguirme,
encontraremos que también Ugarte predicaba la necesidad de una cultura nacional
latinoamericana, para enfrentar tanto europeísmo y tanta yanquización.
Y
más aun, encontraremos una conferencia dada en El Salvador, en 1912 –¡hace 100
años!– donde Ugarte, de convicciones socialistas, sostiene: "El socialismo
en nuestra América Latina tiene que ser nacional." Por esta posición,
contraria al internacionalismo del Partido Socialista, lo expulsaron en 1913 y
lo volvieron a expulsar en 1935.
Unión
Latinoamericana, Socialismo Nacional, rechazo del predominio norteamericano.
Tres banderas entrelazadas constituyendo un verdadero cóctel explosivo.
¿Se
da cuenta ahora cuál es la razón por la cual Manuel Ugarte ha sido silenciado
durante décadas en la
Argentina ? «