Tributo a la Grafa (Grandes Fabricas Atgentinas)

Por Eduardo Criscuolo
publocado en el mes de agosto de 2005

Hace 75 años se establecía en Villa Pueyrredón una industria textil que dejaría su huella en la historia porteña: Grandes Fábricas Argentinas (GRAFA). Desplegada sobre diez manzanas que sumaban 122.000 m² de superficie cubierta, caería en desgracia en 1976. Hace una década su lugar fue reemplazado por un supermercado.


El actual barrio Gral. San Martín, que se llamó anteriormente “17 de Octubre”, fue conocido también como “Barrio Grafa”. Este nombre lo adquirió en su momento por encontrarse cercano al importante centro industrial Grafa S.A., con ingreso por la Av. Albarellos 2579. En los primeros años de la década del 20 un industrial belga de apellido Callens, dueño de la fábrica Gratry instalada cerca del Riachuelo, más o menos cerca del Puente Alsina, viajó a su país y, luego de establecer importantes contactos, regresó a la Argentina e instaló la fábrica Textil Sudamericana, antecesora de Grafa. Trasladó a su personal desde Nueva Pompeya hasta Villa Pueyrredón, atravesando una ciudad más rural que urbana. Allí fueron a trabajar familias belgas, italianas, españolas y numerosos inmigrantes que, con su impulso, generaron la riqueza de la futura Grafa. Tanto el barrio de Villa Pueyrredón como el de Villa Urquiza vivieron gracias a esa fábrica. Sus descendientes todavía hoy recuerdan la epopeya.

Enorme fuente de trabajo

En 1926 apareció en el panorama fabril Grafa, sociedad perteneciente al grupo Bunge & Born, de origen belga, radicado en el país desde fines del siglo diecinueve. La flamante empresa montó una hilandería, cien telares y una modesta planta de terminación de tejidos. Bunge & Born adquirió la fábrica Textil Sudamericana, que luego pasó a denominarse Sudamtex, y a partir de entonces comienza la historia de Grandes Fábricas Argentinas (GRAFA), que se dedicó al principio a la fabricación de frazadas y sábanas para pasar luego a la producción de tela para manteles, ropa fabril y toallas. Llegó a tener en sus épocas de esplendor alrededor de 5.500 obreros.

Grafa se fue expandiendo con el tiempo, estableciéndose primero en Santiago del Estero -en 1969 inauguró su predio en La Banda- y cinco años más tarde en Tucumán. La planta madre de Villa Pueyrredón, desplegada sobre diez manzanas con 122.000 metros cuadrados de superficie cubierta, se convirtió lamentablemente en un enorme galpón deshabitado, sin ruido de telares, como consecuencia del perfil anti-industrial que se estableció en el país a partir de 1976.

Allá por los años 50 mi familia y yo vivíamos en Saavedra y recuerdo haber pasado numerosas veces por el cruce de las avenidas De los Constituyentes y General Paz. Pude ver el edificio donde funcionaba Grafa, un enorme rectángulo de paredes lisas pintadas de un color amarillo-ocre, con ventanas todas del mismo tamaño. En realidad era una construcción que, como realidad edilicia, no aportaba nada al barrio. De la misma forma sucedía con el barrio de monoblocks subsiguiente, de los más convencionales que pude ver hasta ahora. El complejo habitacional ocupaba una superficie de once hectáreas, con 783 departamentos de dos dormitorios y 176 de tres. Según informaciones recogidas en la zona, se proyectó en el año 1949.

Luego de 75 años de historia, GRAFA, la compañía textil que funcionaba desde 1930 y que históricamente se especializó en confección de ropa de trabajo, fue adquirida por la brasileña Santista e ingresó al negocio de la moda. El control de esta empresa, que cotiza en la Bolsa de San Pablo, es compartido en porciones iguales por el Grupo Camargo Correa y Sao Paulo Alpargatas.

Los murales invisibles

Villa Pueyrredón es un barrio de los de antes y de los de ahora. Tiene vecinas de 80 años que se acuerdan de cuando era una zona rural y pibes de cinco que andan en bicicleta por la misma vereda en que las señoras toman mate antes de que baje el sol. Las casas con recuerdos de vides y enredaderas, rejas altas, zaguanes y puerta a dos hojas están ubicadas al lado de chalets de los años noventa con reglamentarios ladrillos a la vista y cuidados jardines.

Existe un ejemplo que se levanta como un monumento al proceso que vivió el país en las últimas décadas: el Supermercado Wal-Mart, un gigante instalado sobre los restos de la planta de Grafa, desquiciada como tantas otras de su especie en el país. En los paredones que están sobre la Av. Albarellos, entre Bolivia y Av. de los Constituyentes, los chicos pintaron obras de arte que reflejaban la historia de esa fábrica que le dio vida y trabajo a los abuelos y padres de muchos de ellos. Los murales se inauguraron el 25 de octubre de 2000 y eran 48 en total. Una hermosa obra que realizaron alumnos y docentes de las escuelas del Distrito Escolar Nº 16, con el aporte y documentación de la Junta de Historia y Cultura de Villa Pueyrredón y del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, con el invalorable aporte de vecinos, muchos de ellos ex obreros de la Grafa. Estos murales constituían un homenaje al trabajo y dignidad de un pueblo que creció con el orgullo de sentirse protagonista y forjador de su propio destino.

La política de no tener política industrialista nos fue llevando a reemplazar fábricas por hipermercados. Donde estaba la Grafa se levantó Wal-Mart, de capitales norteamericanos. Lo mismo ocurrió con la enorme fábrica de estufas Simplex, ubicada sobre la Av. Franklin D. Roosevelt entre Aizpurúa y Ceretti, hoy Supermercado Norte, de capitales franceses pertenecientes al Grupo Carrefour. Pero no basta la fuerza del recuerdo. En un momento dado la empresa norteamericana decidió hacer desaparecer nuevamente a los trabajadores de la Grafa. Mediante brochazos de pintura blanca, borró los murales de la Av. Albarellos.

No hay dudas de que la Grafa constituyó un hito muy importante en el desarrollo de Villa Pueyrredón, dejando un recuerdo inviolable en el tiempo.