El 25 de Mayo de 1809 en un contexto revolucionario

Por Redacción Correo del sur (Bolivia)
publicado el 25 de mayo de 2015


La revolución independentista debe comprenderse en el ámbito de una serie de transformaciones políticas y sociales a nivel mundial



Fernando VII
Los sucesos del 25 de Mayo de 1809 en la ciudad de La Plata, hoy Sucre, no pueden comprenderse a cabalidad si se los observa como acciones aisladas que persiguen un objetivo que se explica por sí mismo, es decir asumiendo una visión esencialista de los fenómenos sociales. La importancia del 25 de Mayo de 1809 radica en el significado que posee en relación a todo el proceso histórico del que forma parte.

Estas perspectivas esencialistas se reflejan, por ejemplo, en la discusión sobre el sentido y el valor que habría tenido la revuelta del 25 de Mayo en La Plata, en comparación a la del 16 de Julio en La Paz. Se argumenta que uno u otro levantamiento social tendrían una naturaleza determinada, como si se tratara de fenómenos homogéneos a los que se les puede asignar un único sentido. En realidad, se trata de episodios de una compleja movilización social que expresan, de acuerdo a su contexto, la pertenencia a un mismo proceso revolucionario hispanoamericano.

A continuación, realizamos un breve panorama de la compleja trama de relaciones históricas que preceden al levantamiento del 25 de Mayo de 1809.

TIEMPOS DE REVOLUCIÓN

A mediados del siglo XX, el historiador británico Eric Hobsbawm desarrolló una tesis sobre lo que llamó la “Crisis del siglo XVII”. El autor construyó este planteamiento apoyándose en la revisión de diversos fenómenos históricos que confluyen en un estado de crisis general extendida a todos los estados europeos. Esta crisis se podría interpretar como espacio preparatorio para la trasformación radical de las relaciones sociales que experimentó el Viejo Continente en las siguientes centurias.

Se trataría del punto álgido que significó el paso del feudalismo al capitalismo, sin llegar a afirmar que dicha transición se deba únicamente a esta crisis por ser, a juicio de Hobsbawm, un proceso heterogéneo y progresivo.

Los rasgos principales de este periodo muestran un estancamiento económico respecto a la expansión de los siglos anteriores; el efecto inmediato fue una crisis en la producción de bienes y el comercio en general, que afectó directamente a las colonias, entre ellas Hispanoamérica.

Herbet Klein, autor de “Historia general de Bolivia” (1982), planteó la necesidad de analizar los efectos de la “Crisis del XVII” para comprender el trasfondo económico y social que antecede a los sucesos revolucionarios de Mayo de 1809.

“La economía charqueña demostraría seguir estando muy afectada por la prolongada crisis del siglo XVII. En efecto demostraría ser muy vulnerable a los cambio de corto plazo en las condiciones del mercado internacional”, según Klein.

Precisamente las “Guerras Napoleónicas” de la segunda mitad del siglo XVIII produjeron un panorama de inestabilidad para el comercio transatlántico. “Para Charcas esto significó la interrupción de las remesas de azogue, y por tanto, de las fundiciones locales… con la consiguiente comprensión del crédito en las colonias”, escribe Klein. Esto configuró un panorama difícil a principios del siglo XIX. El sector minero entró en una profunda crisis, ocasionando una situación de depresión en la económica charqueña, ya que la exportación de minerales era el pilar de toda la economía local.

Es importante considerar que, para entonces, la integración de la producción minera americana al mercado internacional era mucho más dinámica que en los primeros años de la Colonia, y peor aún, la forma en que la economía europea afectaba a los intereses americanos en el mercado mundial era totalmente compleja, afirma Sevillana. Esto dificultó la efectividad de las políticas tomadas a ultramar, como la determinación del tutelaje de la Real Audiencia de Charcas bajo el Virreinato de Lima o Buenos Aires, que trajo un constante descontento en el seno de la Audiencia.

Este marco económico del periodo pre-revolucionario permite comprender el malestar social que poco a poco fue impulsando en la conciencia popular la necesidad de pensar nuevos horizontes políticos para la Audiencia de Charcas. Distintos sectores de la población, siempre de acuerdo a sus intereses, coincidían en que si bien la región poseía las riquezas necesarias, no tenían un dominio propio para aprovechar al máximo su beneficio.

PERSPECTIVAS REVOLUCIONARIAS

Si la crisis del siglo XVII constituye un espacio definitivo para la transición del feudalismo al capitalismo, la Revolución Francesa de 1789, así como la Revolución Industrial acontecida en suelo británico de modo casi paralelo, se constituyen en epígonos de este proceso de transición, precisamente porque “la revolución no es otra cosa que la transformación radical de la configuración existente de las relaciones sociales de convivencia”, según Echeverría.

La ruptura radical del antiguo régimen feudal, que se produjo con la creación de la primera república francesa, será la base de lo que sucederá con posterioridad en los procesos independentistas de Estados Unidos y Haití, hacia 1808. En ambos casos representan el agotamiento de un sistema de dominio monárquico, pero, en estos últimos, expresado en el poder colonial.

EL AGOTAMIENTO DE UN SISTEMA

Si bien, de acuerdo con el criterio de Revilla, a lo largo de su historia la Real Audiencia de Charcas había enfrentado diversas revueltas gestadas por sectores urbanos y principalmente rurales, en todos los casos, según el punto de vista de Klein, se trata de manifestaciones para exigir una reforma local o el cambio de una autoridad observada, pero en muy pocas ocasiones tenían un contenido de cuestionamiento político a la estructura del poder establecido.

Justamente bajo los efectos de la crisis del siglo XVII en la dependiente colonia americana, el ámbito económico podía sufrir una desestabilización repentina que afectaba a toda la población. Los distintos estratos de ésta fueron acumulando una diversidad de posturas críticas al sistema imperante de dependencia colonial.

De modo sintomático, a diferencia de las movilizaciones previas, la gran rebelión de 1780 y 1782 encabezada por Tupac Amaru y Tupac Katari es el caso más emblemático del nivel de transgresión que había alcanzado el descontento contra el régimen ibérico a finales del siglo XVIII. “Fue una rebelión policlasista, multicasta y extremadamente bien llevada, que en último término proponía la instauración de un territorio autónomo gobernado por los indígenas del lugar y con exclusión de cualquier español. Se trataba, en resumen, de un movimiento independentista”, dice Klein.

A pesar de que había durado poco y fue brutalmente aplastado, este movimiento permite visibilizar un impulso revolucionario que se quedará presente en la memoria colectiva como germen de un profundo cuestionamiento al dominio español desde las diversas clases sociales.

Como se puede ver, hay una estrecha relación entre los procesos económicos y sociales experimentados en los centros del poder occidental, respecto de lo que sucede con las dependencias coloniales, especialmente en lo que refiere al agotamiento del antiguo régimen.

UNA CRISIS DE PODER

Todos estos factores explican lo ocurrido el 25 de Mayo de 1809, cuando diversos sectores de la población charqueña se levantaron contra un alto símbolo del poder colonial, como era la figura del intendente de Chuquisaca, Ramón García de León y Pizarro, que presidía la Real Audiencia de Charcas en 1809.

Pero en primer lugar, es importante analizar el efecto que este contexto de relaciones económicas y sociales tuvo sobre el dominio monárquico en el propio suelo español.

Es muy conocida la encrucijada política que provocó la silenciosa invasión de Napoleón al reino de España originando un conflicto que forzó al rey Carlos IV a dimitir a favor de su hijo Fernando VII. Sin embargo, debe considerarse que esta situación demostró una relación de fuerzas contradictorias al interior de la propia monarquía borbónica, dejando al descubierto su debilidad. Por ello es posible entender que Napoleón haya podido impedir la sucesión real y usurpar la corona a favor de su hermano, José Napoleón.

Frente a este estado de cosas, las distintas provincias españolas se organizaron en juntas rebeldes contra el “Rey Usurpador”. El fundamento que permitía legitimar esta postura se asentaba en la profunda lealtad que guardaban para su legítimo monarca, Fernando VII. Pero, en los hechos, el argumento discursivo que dio lugar a la creación de las juntas cobró un nuevo carácter y se volvió ambiguo.

Inmediatamente se organizaron facciones políticas entre las juntas, en tanto se trataba de unidades territoriales y sociales con diversas aspiraciones; entre ellas, surge un bloque de corte liberal y reformista fuertemente influido por los ideales revolucionarios de transformación de las relaciones sociales existentes. Las juntas se habían convertido en un espacio de poder alternativo al poder centralizado del monarca.

De entre todas, la Junta de Sevilla se autodenominó “Suprema” y se proclamó representante de la casa borbónica, por tanto, de Fernando VII. Desde ese momento, sin el núcleo articulador del poder soberano que representaba el rey, el estado monárquico y su dominio sobre las colonias americanas entran en crisis.

Como producto de esta situación la hermana de Fernando VII, Carlota Joaquina, que se había refugiado en Brasil, empezó a reclamar el dominio sobre las colonias americanas en su calidad de heredera de la casa borbónica.

Este fue uno de los rumores de tantos otros que alimentaron una serie de conspiraciones en las cortes virreinales. La Junta de Sevilla solicitaba lealtad a los americanos, emisarios de la princesa Carlota realizaban visitas a las autoridades locales sumando apoyos, y las viejas disputas entre las autoridades virreinales vieron en este contexto la oportunidad de tomar ventaja sobre sus oposiciones. El poder vacante del Rey dinamizó todos los espacios de poder y las lealtades acomodaticias de unos u otros funcionarios, mostrando la decadencia del régimen.

En estas condiciones de incertidumbre política en las colonias americanas se producen los sucesos del 25 de Mayo. Mucho se ha escrito sobre la influencia de los filósofos de la Ilustración en los dirigentes de la revuelta, pero debe entenderse que los ideales revolucionarios de transformación de las relaciones sociales imperantes tienen un origen mucho más amplio al ser éste un proceso histórico.

EL SENTIDO DEL 25 DE MAYO

Del mismo modo que en Francia, Estados Unidos o en las juntas españolas, los ideales revolucionarios originados bajo la conciencia del agotamiento del antiguo régimen también se encontraban en las colonias americanas. En términos generales, se podría decir que era parte de una conciencia de época.

No obstante, sea como pensamientos filosóficamente desarrollados o como intuiciones espontáneas que una realidad inspira, los pensamientos revolucionarios no tienen un alcance verdadero si no se convierten en acciones revolucionarias.

Precisamente ahí estriba el valor y el sentido de lo que ocurre el 25 de Mayo de 1809 en La Plata. Los ideales revolucionarios se convirtieron en acciones que trastrocaron el fundamento mismo del poder establecido. Igual que las juntas españolas, la Real Audiencia se había conformado en un espacio de poder paralelo y autónomo al dominio monárquico, y si bien el argumento discursivo para legitimar esta acción era la lealtad al rey cautivo, como sucedió en España, la toma del poder tenía un alcance mucho mayor.

LA ACADEMIA

Creada en 1778 en la ciudad de La Plata, la Academia Carolina para Practicantes Juristas tenía por objetivo formar a una nueva generación de especialistas en la gestión pública. Por ello, sus alumnos recibieron las nuevas concepciones del Derecho Civil europeo. Esta corriente era producto de las nuevas formas de interpretar el rol político de los gobernantes y de los ciudadanos.

"La revolución no es otra cosa que la transformación radical de la configuración existente de las relaciones sociales de convivencia"



"... debe entenderse que los ideales revolucionarios de transformación de las relaciones sociales imperantes tienen un origen mucho más amplio al ser éste un proceso histórico"

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