Crisis en Siria. Terrorismo, el nuevo socio de la Comunidad Europea

Juan Francisco Coloane


La Comunidad Europea de Naciones al reconocer al Jeque Ahmad Moaz Al -Jatib, presidente de la Coalición Nacional Siria para las fuerzas de la oposición como "representante legítimo" del pueblo Sirio, se embarca abiertamente en el reconocimiento del terrorismo como una fórmula para derrocar un gobierno, en este caso el de Siria.

Desde la perspectiva más esencial del derecho internacional y sus convenciones, el reconocimiento del Al-Jatib como un nuevo representante de Siria, legitima el terrorismo, viola el derecho internacional y contribuye a que el multilateralismo sea avasallado.

Han liderado este reconocimiento Francia, Reino Unido y Turquía y tras un encuentro entre Ahmad Moaz al-Jatib y los 27 ministros europeos de Relaciones Exteriores en Bruselas, la Comunidad Europea intenta legitimar una oposición que en los últimos 12 meses ha sido apoyada por contingentes de terroristas y mercenarios provenientes de varios países árabes e islámicos.

Como el veto de China y Rusia en la ONU no permitió la intervención militar “formal” respaldada por el Capítulo VII, la Alianza Transatlántica que sustenta la visión política de la Comunidad Europea, optó por la intervención “Proxy” a través de infiltrar terroristas e instalarlos bajo una matriz amplia y permisiva llamada “ejército rebelde”.

Desde este reconocimiento, la crisis Siria se aparta de la vía multilateral de Naciones Unidas que ha sido en la práctica avasallada por esta decisión. El reconocimiento desafía la propia Carta de Naciones Unidas en cuanto a “no patrocinar intervenciones armadas unilaterales o grupales al margen de las previsiones orgánicas y funcionales de la Carta. Estas previsiones contemplan operaciones de organismos regionales autorizados por el Consejo de Seguridad de la ONU.

La política del multilateralismo invocado por Naciones Unidas consiste en que, cuando en un país se han desatado violentamente las fuerzas sociales o se produce una situación de enfrentamiento, como la que está ocurriendo en Siria con la infiltración de terroristas y mercenarios extranjeros por las fronteras, se debe evitar la internacionalización del conflicto obligando al embargo de armas y asistencia militar a los contendientes. El objetivo es que los pueblos determinen su destino sin la injerencia extranjera. Ese es el objetivo de la Carta de la ONU.

El silencio generalizado en la llamada comunidad internacional para no denunciar estos hechos, se hace cómplice de la continua infiltración de terroristas en Siria. El problema central consiste precisamente en que el objetivo de derrocar un gobierno no cuenta con el respaldo multilateral que legitime la operación. La coalición de países formada para derribar a Basher el - Assad, no tiene legitimidad y no opera con los principios del derecho internacional y este reconocimiento al Jeque Al-Jatib es un intento de legitimarla.

El reconocimiento al mimo tiempo legitima al terrorismo y si existiera un multilateralismo que haga cumplir la Carta de Naciones Unidas y que el derecho internacional haga respetar un marco mínimo de normas en convenciones, la Unión Europea estaría expuesta a una sanción internacional de envergadura. Sin embargo hoy esa Carta ha sido permanentemente violada desde que Vietnam invadió Kampuchea para derrocar al gobierno del Khmer Rouge, pasando por las intervenciones en Somalia, Ruanda, y últimamente Irak.

Con el conflicto Sirio la tendencia tanto en la ONU como en la Comunidad Europea, ha sido omitir el terrorismo como el principal problema en los enfrentamientos armados. No es una guerra civil como se propaga. Al encapsular el terrorismo en Siria dentro de la noción de una guerra civil, los gobiernos partidarios del derrocamiento violento han vulnerado la Carta Fundamental de la ONU, hecho que continúa siendo omitido por las mismas naciones que intentan derrocar al gobierno.

En la reciente reunión de la Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU, dedicado a discutir un proyecto de resolución sobre Siria, titulado: “Promoción y protección de los derechos humanos”, no existe una condena a los grupos armados y de terroristas que se envían a Siria para derrocar el gobierno. En cambio responsabiliza al gobierno sirio de las consecuencias de los enfrentamientos para detener a las hordas de terroristas.

En el proyecto de resolución tampoco hay una alusión a los países que instigan terrorismo en Siria promoviendo iniciativas para detener la violencia y desarmar a los grupos terroristas armados. El documento de la Tercera Comisión mencionado no promueve la necesidad de sentarse a la mesa de diálogo nacional para resolver la crisis basada en el plan de los seis puntos de Kofi Annan, la Declaración de Ginebra y la Misión de Brahimi, el enviado especial de la ONU. Los patrocinadores del proyecto de resolución, entre ellos Arabia Saudita, Marruecos y Qatar, constituyen un componente importante del problema porque son los promueven y financian la sedición sectaria en Siria.

Es una batalla contra el tiempo porque la principal idea de la Comunidad Europea y de Estados Unidos que hasta el momento ha estado más cauto, es vencer en la campaña mediática donde el principal objetivo es derrocar al gobierno en Siria.

Los informes del reportero Seymour Hersh, especializado en Irán y Medio Oriente, exhiben una extensa documentación acerca de la “conexión” política Saudí-Israelí y la contribución monetaria Saudí y Qatarí en el plan de desestabilizar El Líbano, Irán y Siria. Particularmente relevante es el artículo “The Redirection” (5 de marzo, 2007; The New Yorker), en donde se anticipa el escenario del envío de terroristas a Siria para derrocar su gobierno y el ataque a Irán, que es la gran presa. 

El periódico libanés “al-Akhbar” reveló en varios canales libaneses, las grabaciones que prueban la vinculación del diputado Ukab Saqr, de la Corriente al-Mustakbal, en el contrabando de armas y el envío de dinero a los terroristas en Siria. La agencia de noticias iraní “Fars” afirmó el sábado 8 de noviembre que Qatar envió en las dos últimas semanas a dos grupos armados pakistaníes integrado por cerca de 70 milicianos para combatir en Siria. Qatar promueve el terrorismo en Siria desde el inicio de la crisis enviando terroristas de los grupos salafistas a Siria, incluyendo grupos de Balochistán, Pakistán.

En el edificio de Naciones Unidas en Nueva York, circuló hace unos días una carta oficial del Gobierno Sirio a los miembros del Consejo de Seguridad, al Secretario General y al Presidente de la Asamblea General, conteniendo los nombres de 143 terroristas extranjeros muertos en los combates de Alepo, incluyendo libios, tunecinos, pakistaníes, saudís y qataríes, entre otras nacionalidades.

El documento describe el itinerario de terroristas entrenados para desestabilizar estados y que usurpan el nombre del Islamismo para demoler templos de Buda en Afganistán, atacar Nueva York, Madrid, Londres y muchos otros países. También cruzaron por la ciudad histórica Tombuctú en Malí, antes de facilitar su traslado a Alepo, Idleb y Homs en Siria.

Aún así, el terrorismo no forma parte del dossier para detener la violencia en Siria. Por el contrario, esta vez se ha convertido en el nuevo socio de la Comunidad Europea.