Por qué la austeridad con justicia social puede reactivar la economía
Andy Robinson
La Vanguardia
Por si políticos de izquierdas como Alex Tsipras
(Syriza), Emile Roemer (SP holandés) o Pease Doherty (Sinn Féin) no resultan
convincentes en su defensa de la redistribución radical de la renta como salida de la crisis, se puede consultar la obra de los dos premios
Nobel, Paul Krugman y Joe Stiglitz, o del ex-secretario del Tesoro
estadounidense Larry Summers, o del catedrático de Berkeley Brad de Long, o del
respetado economista de la Universidad de Oxford Simon Wren Lewis. O de muchos
otros economistas de corte keynesiano.
Todos estos
defienden la idea del llamado balanced budget multiplier (multiplicador de
presupuesto equilibrado). Esto plantea que un presupuesto (como en la propuesta
de Sinn Féin) que mantiene los mismos objetivos presupuestarios pero que
redistribuya la renta en favor de los de rentas mas bajas, impulsará el
crecimiento, con consecuencias muy favorables para el reto de bajar el déficit.
¿Por qué?
Por dos motivos.
Los ciudadanos de renta más baja gastan un porcentaje muy superior de cualquier
aumento de su renta frente a los contribuyentes de rentas altas que consumen
relativamente poco. Por lo tanto, el simple hecho de redistribuir la renta
tiene un impacto positivo sobre la demanda y el crecimiento. Segundo, un
aumento de impuestos a las rentas altas puede facilitar una mayor inversión
pública, y esto tendrá un impacto positivo en la economía ya que una subida de
impuestos para rentas altas se limita a incidir en el ahorro y no el consumo
mientras que la inversión pública siempre desencadena un fuerte efecto
multiplicador conforme crea empleo para trabajadores que, a su vez, gastan sus
salarios y generan negocio para otras empresas, etcétera.
Siempre existe un
multiplicador correspondiente a un aumento del gasto público o un recorte de
impuestos. Pero, a diferencia del deficit spending -en el cual se aumenta el
déficit temporalmente para reactivar la economía-, el balanced budget
multiplier tiene la ventaja de no elevar el déficit. Por eso, es muy atractivo
para gobiernos como el irlandés, griego a o español que difícilmente pueden
optar por relajar la disciplina presupuestaria debido a la desconfianza de los
mercados y primas de riesgo disparadas
Pese a esto, hay
muchos indicios de que, lejos de diseñar ajustes que redistribuyan la renta, se
está haciendo justo lo contrario. En España, según Eurostat, la desigualdad de
rentas, se ha disparado desde el inicio de la crisis, regresando a los niveles
de de mediados de los noventa. El coeficiente Gini, que mide la desigualdad, ha
subido del 31,3 a 33,9 en tres años; no había rebasado el 33 desde el 2001.
Mientras cae la renta media en España. empresarios españoles suben hasta los
primeros puestos del ranking de la revista Forbes de multimillonarios,
Esto ocurre a pesar
de que la aplicación de impuestos sobre patrimonios altos podría recaudar mucho
dinero, segun explican Stefan Bach y Gert Wagner , dos economistas del
instituto berlinés DIW en un nuevo estudio. Calculan que un impuesto puntual
(one off) del 10% sobre patrimonios de más de 250.000 euros en Alemania -el 8%
de la población- podría recaudar nada menos que el 9% del PIB. "En otros
países europeos se podría recaudar dinero de la misma manera", plantean.
Es muy aconsejable, porque "las subidas de la deuda pública ocurren en un
momento en el cual la riqueza se concentra en una élite".