Los grandes avances en la realidad social argentina en la etapa iniciada en 2003


Alejandro Rofman*

El proceso de recomposición del tejido social en la Argentina contemporánea sigue teniendo versiones  e interpretaciones variadas.

El descenso de todos los índices de deterioro de la situación social de la mayoría de la población  en el período 2003-2007 no ha sido cuestionado por ningún observador objetivo y sus evidencias forman parte de los análisis tanto de los que apoyan el modelo económico-social en marcha, como de quienes lo discuten.

Pero el estudio de lo acaecido desde el año 2007 ha instalado una polémica que permanece abierta y la que, hasta hace poco tiempo, impedía alcanzar un juicio certero y aceptado por todos acerca de la evolución -en el tramo 2007-2011- de la situación social nacional.

Esa polémica se fundamenta en la imposibilidad de conocer con certeza los valores  de los principales indicadores sociales pues se los supone afectados en su cálculo por el fuerte cuestionamiento a la información estadística oficial necesaria para construir tales indicadores. En particular, la severa crítica a los datos del INDEC  sobre la variación de los precios al consumidor pone en tela de juicio la versión oficial de que la mejoría de la situación social persiste y se ha ido consolidando.

Dos recientes estudios  colaboran decididamente en saldar esa polémica.

El primero de ellos puede leerse en una publicación del  la Universidad Católica Argentina, que resume una investigación de su Observatorio de la Deuda Social Argentina y que se denomina “Asimetrías  en el desarrollo humano y social ( 2007-2010/11)” publicado en julio de este año.

El documento da cuenta de un estudio, dentro de lo que la UCA denomina Barómetro de la Deuda Social Argentina, registro informativo que está dirigido por un reconocido y prestigioso investigador del CONICET, que opera como editor del trabajo publicado.

El mismo está prologado por  el Presbítero Dr. Víctor Manuel Fernández, Rector de la Universidad citada. En la introducción del documento impreso se consigna que: “El Observatorio de la Deuda Social Argentina agradece a la Gerencia de Responsabilidad Social del banco Galicia y a la Fundación Diario La Nación la confianza y el permanente apoyo brindado al desarrollo de las investigaciones que hicieron posible la elaboración del presente documento” (Asimetrías en el Desarrollo Humano y Social, UCA, Buenos Aires, julio de 2012, página 7).

Al mismo tiempo el texto expresa en la misma página que ”…se agradece la más reciente pero valiosa colaboración brindada a este estudio por el Área de Responsabilidad Social de la empresa Cablevisión”.

El otro documento que deseamos citar es el fruto de un estudio realizado por el CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) cuyos objetivos se enuncian en el texto de su contratapa. Allí se consigna que el CIPPEC “…es una organización independiente, apartidaria y sin fines de lucro que trabaja por un Estado justo, democrático y eficiente…”.

Y su actividad según los logos que se insertan en la carátula y en la página final del informe “100 políticas para potenciar el desarrollo” exhibe como auspiciadores a varias empresas de capital nacional o extranjero como Mapfre, Nobleza Piccardo, Vale  y Telefónica entre otras.

Queda totalmente claro, entonces, que ambos informes están redactados y sostenidos económicamente por sectores sociales totalmente desconectados del aparato oficial y de sus seguidores.

Las informaciones que se pueden extraer de ambos documentos son de muy alto valor testimonial sobre la más reciente evolución de los principales procesos sociales en la Argentina, emitidos desde una tribuna que no posee ninguna coincidencia  ideológica con el actual gobierno ni recibe fondos del mismo.

El documento de la Universidad Católica Argentina afirma en su página 17 lo siguiente: “Durante el segundo año del Bicentenario argentino (2010-2016) -se refiere al año 2011, nota mía- tuvo lugar una rápida recuperación del terreno perdido en materia económica después de  los  embates de la crisis internacional de 2009 y 2010…

Según la mayor parte de los especialistas, el año 2007 fue el mejor momento del modelo político-económico post-devaluación a lo largo de la primera década del siglo XXI. Esto hace que dicho año se constituya en un parámetro ideal a partir del cual evaluar los eventuales logros o retrocesos alcanzados durante los dos primeros años del Bicentenario argentino 2010-2011 (UCA, op. cit.  página 17). 

Entonces, resulta totalmente claro que el documento reconoce que el tramo 2002/3- 2007 fue apreciado -por quienes analizan la evolución económica-social de la Argentina- como el de más alto desempeño de toda la década y que analizar lo sucedido entre dicho año 2007 y el cierre del 2011 debería dar signos concretos de si la declinación económica acaecida en los dos años de crisis mundial y su impacto en la Argentina ya fue superada en el 2011, o continuó prevaleciendo.

Veamos los datos que el Instituto de la UCA consigna en su informe para dar  respuesta a este interrogante.

En primer lugar, el documento afirma en sus páginas iniciales que “…son bien conocidos los avances que tuvieron lugar en la última década en la ampliación de los derechos sociales, el importante crecimiento que experimentó la economía, la extensión de la asistencia pública y el mayor esfuerzo laboral emprendido en función de aprovechar las nuevas oportunidades de movilidad social” (UCA, op. cit., página 17).

El texto no merece demasiado comentario dado que es concluyente en afirmar que desmintiendo opiniones en contrario, que se experimentó un apreciado avance económico y social singular en toda la década inicial de este siglo al amparo del modelo político-económico vigente. Por supuesto no se detiene en ese juicio laudatorio pues agrega que los problemas de marginalidad, pobreza, indigencia, entre otros,  siguen

“…siendo debilidades de una sociedad que crece, consume y progresa…” (UCA, op. cit.,página 17). Por lo tanto, afirma más adelante  que  “… a pesar de las mejoras alcanzadas  durante casi una década de continuado y extraordinario crecimiento socio-económico queda mucho por hacer en materia de desarrollo humano, integración social, justicia social,… para el alcance de una ciudadanía plena en derechos para todos”
(UCA, Op. Cit., página 17).

Estas conclusiones son similares a las que se escuchan de importantes dirigentes políticos y sociales que acompañan al gobierno actual, incluyendo repetidas observaciones  incluidas en recientes discursos de la Señora Presidenta de la Nación

Veamos, entonces, los datos estadísticos básicos  para definir la trayectoria del proceso económico y particularmente social entre el mejor año de la década (2007) y el 2011.

Nos centraremos en dos datos estratégicos.

El primero se refiere al ingreso per capita familiar, es decir el que corresponde a cada integrante de un hogar cualesquiera sea el tamaño del mismo en  cantidad de personas que lo integran. Esta información -que surge de los registros del Observatorio Social de la UCA- se lo estima de dos maneras: con el índice oficial de precios del INDEC o con el promedio ponderado de crecimiento de los índices  de las 7 provincias que llevaban en los años 2007 al 2011 registros mensuales de variación de los precios al consumidor.

De esas siete provincias, al menos dos estuvieron gobernadas en el periodo citado por partidos políticos opositores al gobierno nacional (San Luis y Santa Fe). Incluso si se hubiera tomado solo el registro de Santa Fe, la variación positiva del ingreso familiar per capita hubiese sido superior entre el 2007 y el 2001 que la que se calcula en el informe dado que los datos de esa provincia consignan incrementos de precios menores que los del promedio de las 7 jurisdicciones consideradas.

En síntesis. La media de los ingresos anuales de los hogares a precios constantes según el índice de precios combinados de 7 provincias (dejando afuera el del INDEC) en el año 2011 ascendió a $4.768. Si se coteja este dato con el año 2007 el mismo indica un ingreso familiar anual a precios constantes de $4.262 y si el análisis avanza y se lo extiende al año 2010 el dato de la UCA alcanza a $4.314.

La variación fue positiva entre 2007 y 2010 en un 1,2 %, y entre 2007 y 2011 en un 11,9 %, a razón de  casi tres por ciento por año de incremento pese a los efectos negativos de la crisis mundial en los 2008 y 2009.

Es decir, se prosiguió la expansión de este indicador fundamental del bienestar familiar
Los datos de Pobreza e Indigencia acompañan el sesgo favorable de la evolución del ingreso familiar arriba comentado

El estudio del Observatorio utiliza canastas básicas totales y  canastas de alimentos imprescindibles basadas en los índices de precios de las 7 provincias descartando totalmente los del INDEC, pues impugna estos últimos por ”manipulación política”. Estos valores de canastas básicas son sustancialmente mayores a los que se calculan por el INDEC.

Pese a este cambio de medición, el Observatorio Social de la UCA reconoce que la pobreza calculada por ingresos retrocedió desde el 26,9 % en el año 2007 al 26,6 % en el año 2010 y al 21,9% en el año 2011.

El retroceso total del periodo (2007-2011) en términos de pobreza fue del 5,1 %.

Debemos recordar que el índice de este fenómeno social regresivo en el año 2003 superó el 53 % por lo que la reducción total entre el inicio del periodo constitucional bajo la presidencia del Dr. Kirchner y el cierre del último año (9 años de extensión) supuso una disminución de la pobreza en un 60 %, lo que da cuenta de un significativo avance de la equidad social.
En cuanto a la indigencia (que indica la situación específica de un habitante que con sus ingresos no está en condiciones de adquirir una canasta básica de alimentos) los datos del Observatorio de la UCA revelan que la tasa respectiva estaba en el 8,1 % de la población en el año 2007 (3 millones de habitantes), subió en el año 2010 al 9,2 % y se redujo en el año 2011 al 5,4 % de toda la población (2 millones 100 mil habitantes).

Ello indica que la disminución de la indigencia fue entre el 2003, cuando afectaba al 27 % de la población del país y el año 2011, de 22 puntos de porcentual lo que implica que cayó en nada menos que un 80 %. ( UCA, op. cit., pagina 58).
Lo que agrega la información del documento es muy ilustrativo: “En términos dinámicos, cabe destacar  que la caída de la indigencia y de la pobreza exhibida durante el último año (2010-2011) fue particularmente intensa en el estrato social socioeconómico más bajo (25 % inferior) y, asimismo, en las villas y asentamientos precarios y en los barrios de sectores populares dentro de la traza urbana formal.”

La información sobre la dinámica social que aporta el estudio del CIPPEC se refiere a la pobreza por región del país entre los años 2001 y 2010. Esta información ofrece datos sobre pobreza más reducidos, en el año final, que los que consigna el informe de la UCA-Observatorio Social.

*Así, para el nordeste, la peor región en situación social, el mapa de la pobreza indica un descenso significativo de la misma: era del 57,2 % en 2001 y cayó al 18,5 % en 2010.
*En el Noroeste el descenso fue el siguiente: 48,3 % de sus habitantes en pobreza en el año 2001 y11,8 % en el año 2010.
*Para la región Cuyo la información consigna que los habitantes en situación de pobreza eran  en el 2001 el 39,6 % de toda la población y se habían reducido en el año 2010 a sólo el 9,8 %.
*En la región Pampeana los datos consignan un 37,1 %  de pobreza en el 2001 y un 9,6 % en el año 2010.
*En la poblada área del Gran Buenos Aires, los índices de pobreza caen del 37,1 % en el año 2001 al 9,6 % en el 2010.
*Y en la región patagónica, donde la situación social es la mejor de todas las regiones del país, los índices de pobreza total son del 23,2 % en el año 2001 y se repliegan al 5,8 % en el 2010 ( CIPPEC, op.cit., capítulo 3, página 58).

Como conclusión de este recorrido relevante de datos sobre algunos de los  índices sociales  más destacados del evolución de la sociedad argentina entre el cierre de la Convertibilidad y los tiempos actuales que corren, sólo cabe agregar que los mismos son impactantes en cuanto al progresivo y firme horizonte de progreso social y justicia distributiva que ha tenido lugar en esta nueva etapa del desarrollo económico-social que se abrió en el año 2003.

La fuente de las estadísticas que corroboran esta información es de procedencia insospechada y no se la puede acusar de ser cercana o afín a las ideas de quienes han conducido el país en los últimos nueve años.

Es posible afirmar, entonces, que el debate en torno a la bondad del proyecto de desarrollo vigente desde el año 2003 ha sido definitivamente cerrado con los datos transcriptos, que puntualizan los evidentes beneficios que para los sectores sociales que menos recursos e ingresos tiene ha venido deparando la política económica de desarrollo con inclusión y equidad social, aplicada en la reciente década.

Se puede ver tambien: 
Pobreza e indices de la UCA: El Indec no está solo por Artemio López;
 Algunos indicadores sociales en el periodo 2004/2012;
 Informe Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina

*Estudio realizado por el investigador principal CONICET Alejandro Rofman, con traducción al alemán realizado por la investigadora Dra. Claudia Tomadoni (autora de la tesis “Los autos no compran autos” –para su publicación en Europa- y algunas correcciones permitidas a Jorge Kaplan de la Corriente ATILIO LOPEZ de Córdoba.
Setiembre 2012

* Investigador Principal del CONICET