Argentina: Inversión y no deuda, esa es la cuestión

 Rodrigo Conti
Diario BAE

Para ingresar en la etapa de desarrollo sostenido hace falta inversión. Y en esa línea han aparecido varias señales del Gobierno.
Para ingresar en la etapa de desarrollo sostenido hace falta inversión.
Y en esa línea han aparecido varias señales del Gobierno.

Subir un escalón en cualquier orden de la vida siempre modifica la perspectiva de las cosas y obliga a una nueva mirada, más superadora que la inicial. Inmersa en ese proceso tan natural, la Argentina debería empezar a transitar una nueva fase política, de clara profundización porque aquello que fue tan imperioso y fundacional como el desendeudamiento ya no alcanza. Ahora, para ingresar en la etapa de desarrollo sostenido hace falta inversión. Y en esa línea han aparecido varias señales del Gobierno.
En términos prácticos, la crisis internacional ha sido contundente a la hora de demostrar que la emisión de deuda no es una buena opción para financiar déficit, como ocurría en el país (y aún sucede con varias provincias) sino para crear infraestructura, que genera empleo y otros indicadores positivos para la economía real. Por eso, el desendeudamiento, que ha resultado vital para avanzar sobre la soberanía económica y política de la Argentina en los últimos años, resulta una etapa casi superada, salvo por los 8.900 millones de dólares (con intereses incluidos) que aún se adeudan al Club de París.
La reunión que ayer mantuvo Cristina Fernández en Nueva York con el magnate George Soros, uno de los empresarios más importantes del mundo, se suma al mensaje que el país busca dar a los inversores globales con los road show de Julio De Vido y Miguel Galuccio. Conscientes del contexto favorable para los emergentes -por los anuncios de nuevos estímulos por parte de los principales bancos centrales (la FED y el BCE)- en el Gobierno saben que se redujo el nivel de riesgo de los mercados. Por eso, el ministro de Planificación y el CEO de YPF buscan aprovechar que esas entidades están emitiendo más. Galuccio empezó en Gran Bretaña su búsqueda por $37.200 millones para desarrollar a la petrolera en los próximos cinco años. Y De Vido, a su vez, eligió Brasil, Rusia y China para tentar inversores por $22.000 millones con el objeto de construir dos represas hidroeléctricas. Esa nueva plataforma es la verdadera profundización del modelo. La clave, como siempre, serán los resultados. Sólo así se podrá pensar en el siguiente escalón.