Pan

¿Lucas Carrasco?
República Unida de la Soja


En el último poblado de Jujuy, en alguna zona fronteriza de Misiones, en el culo del mundo allá en la Patagonia reciben, las panaderías, la misma harina subsidiada que una panadería de Puerto Madero, el barrio K del puerto, que es el más caro de la capital portuaria. Adonde va el trigo que se exporta.
El pan en ese poblado del interior de Jujuy, puede conseguirse a 6 pesos el kilo. En la trinchera kirchnerista de Puerto Madero, a 25 pesos. 
Desde el ministerio de desarrollo social se han impulsado innumerables panaderías cooperativas que por supuesto fracasaron con elegancia. No obstante, se siguen impulsando.
Una panadería no se distingue por la calidad de su pan, eso no es entender el capitalismo, sino por su capacidad de comercialización. El estado bobo, que compra hornos de panadería a industriales del lumpenburguesariado, que naturalmente vive en Puerto Madero, manda luego a una villa miseria que haya resistido tenazmente la Justicia Social de los últimos 9 años, ese horno, los organiza en cooperativas del lumpenpunterismo del PJ y a los 9 meses, después de que los abogados, contadores y trabajadores sociales hayan cobrado sus sueldos por salvar el mundo, los miserables siguen tan miserables como antes pero ya recontrafrustrados. Claro, al lado había un supermercado, que recibe la harina subsidiada y no juega al empresariado, sino que empresarea. Toda la cadena que se favorece con el pobrerío -incluidos los "profesionales", la mersa que hace papeleríos al pedo, los derrotados moralmente empleados estatales, etc- de capitalismo saben poco y nada, pero les chupa un huevo, su porción está saldada, aunque cueste la vida y las esperanzas de los otros, los que trabajan. El asistencialismo, sea católico (es decir, a cambio de algo inmediato como el voto o el alma) o socialista (o sea, dando para pucherear a abogados y contadores) es una mierda. Pero sorprende que el estado bobo renuncie, sin chistar, a probar su propia medicina.
Estoy seguro que si pusiera empresas cooperativas testigos, panaderías testigos, de propiedad estatal, se adquirirían saberes duros, se acumularía información, formación de recursos humanos, además de contar con más herramientas estratégicas a la hora de regular un mercado, sencillamente, de mierda. Se formarían más empleos estables y con derechos laborales (perdón los trabajadores sociales, yo sé que ellos son los ejecutores de la desregulación laboral, pero bueno, no es contra ellos, pero hacer una sociedad más justa requiere prescindir de ellos, de los abogados y los contadores).
Parece una idea muy loca, sobre todo cuando los militantes posan de semiólogos y no saben un carajo sobre la situación social, pero todo esto existió en argentina. En la argentina peronista.
Todo esto, también, lo hizo mierda el peronismo de los 90.
También existió, aunque parezca mentira, producción teórica -la carrera de Trabajador Social sin ir más lejos- crítica, y se estudió las condiciones de reproducción de la pobreza. Parece todo muy alejado, hoy que, mis valientes, están todos contra el imperialismo que viene a ser Lapegue.
Son los alimentos, hay que pensar los alimentos. Hay que pensar en lo que piensa la mitad de la argentina.