Sin impuestos no hay política social: los sistemas tributarios en Argentina y Australia, 1890-1960

Por James Levy y Peter Ross
Ciclos~'4ño XVIII, Vol. XVII, 83-34, año 2008

De todas las certezas, indudablemente la muerte demanda nuestra atención con más premura que los impuestos. Pero mientras estamos vivos, el quid del asunto es cómo una comunidad asegura el  bienestar de sus miembros. Esto depende tanto de la producción de capital social, incluyendo educación, salud, viviendas y seguridad social, como de la producción de automóviles, televisores, lugares de vacaciones y lavadoras. Hacia fines del siglo veinte, la producción de capital social es básicamente una función del estado, aunque no exclusivo. Allí donde el sector privado no puede o no desea producir capital social, esta función recae en él. Para cumplirla requiere dinero, es decir, ingresos. Los impuestos representan uno de los instrumentos principales por los cuales el estado financia la producción de capital social, aunque no son los únicos recursos - puede tomar prestado, cobrar por sus servicios, vender activos y hasta imprimir dinero para recaudar ingresos. Pero los impuestos también juegan numerosos roles adicionales: utilizarse, por ejemplo, para redistribuir la riqueza, controlar la demanda, estimular la producción y financiar al sector público. Este artículo compara los modos en que los estados argentino y australiano recaudaron ingresos tributarios para mantener el aparato estatal y producir educación, salud, vivienda y seguridad social desde 1890 hasta 1960

Nota completa en PDF