El verdadero origen del caso Ciccone

Jorge Mancinelli
Tiempo Argentino

  •  Boldt perdió el control de la impresión de dinero y los padrones, y ahora puede perder el control del juego en su principal mercado. El rol de Magnetto y los vínculos con Duhalde, que abrió la puerta para vaciar la Casa de Moneda.
Lo único que ajustamos fue la proyección del crecimiento del PBI, que a comienzos de año era del 2,5% y ahora está en el 9,1 por ciento.” Transcurrían los primeros días del mes de septiembre de 2010 y Mercedes Marcó Del Pont explicaba, con paciencia de maestra a comienzos del año escolar, los cambios hechos al programa monetario del Banco Central.

En febrero de ese año, Marcó del Pont fue designada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en remplazo de Martín Redrado. Su misión: recuperar el Banco Central para ponerlo al servicio del desarrollo económico de la Argentina.

El núcleo duro de esa elección fue el manejo de las reservas y un nuevo rol para la entidad, tal la fortaleza que la oposición intentó sitiar sin éxito. La causa del fracaso opositor fue remplazar batallas políticas por peleas judiciales y escándalos mediáticos.

La nueva política monetaria, resultado de asumir la tasa de crecimiento de la economía que Redrado había escondido bajo la alfombra de su despacho, puso a la Casa de Moneda en el centro de la escena. El crecimiento no se podía sostener sin moneda. Y la vida cotidiana tampoco: “Por falta de billetes y monedas hay incidentes en un Banco Nación” o “Colas en los cajeros para sacar plata”, eran sentencias cotidianas hacia fines de 2010. En línea con el alarmismo que difundía en cadena el partido opositor con acta de nacimiento extendida en Papel Prensa, un aspirante a candidato a casi todo sostuvo que “la falta de billetes es el corralito de Cristina”. La hiperbolización del presente oculta el pasado y disimula la mediocridad de sus oficiantes: el 18 de febrero del año en que explotó la estrategia de no acompañar el crecimiento de la economía con la emisión de moneda, se constituyó el Consejo Coordinador de Políticas Monetarias, Cambiarias y Financieras. Lo integraron el entonces ministro de Economía, Amado Bodou, la flamante presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó el Pont, el vicepresidente de esa entidad y altos funcionarios del Ministerio de Economía.

Boudou sostuvo que “la idea de este Consejo es que funcione para coordinar todas las políticas macroeconómicas con aquellas que tienen que ver con cuestiones monetarias, financieras y cambiarias”, porque “no se puede tener un Banco Central autista”.

CAMBIOS EN CASA DE MONEDA. Creada en 1875, es una de las entidades públicas más antiguas de la Argentina, que no se salvó de la impronta de Eduardo Duhalde. El 3 de abril del año 2003, el efímero presidente firmó el Decreto Nº 777 que introdujo un cambio en la capacidad de la entidad. En el artículo 3º, audaz, Duhalde hace decir a la norma: “Tiene por objeto dedicarse a la fabricación de dinero circulante, especies valoradas, instrumentos de control y recaudación y documentos especiales o generales de todo tipo y especie que le requiera el Estado Nacional.” Redundancia o artilugio contractual, la inclusión del pronominal de tercera persona (le) cambió el alcance de sus funciones. Antes de esa sutil modificación, la actividad a su cargo era “fabricar el dinero circulante, especies valoradas, instrumentos de control y recaudación y documentación especial que requiera el Estado Nacional”. La necesidades de acuñación de moneda y de impresiones de seguridad del Estado Nacional se espejaban en la Casa de Moneda. En 2003 tomó impulso la transmutación de servicios que siguieron siendo públicos, pero que pasaron a ser materia de negocios privados.

En el contexto de la nueva normativa, se entiende mejor la decisión de Redrado de hacer caer la producción de billetes durante los últimos cuatro años de su gestión. Ese descenso potenció la pérdida ocasionada por la disminución en la facturación de otros productos de Casa de Moneda que pasaron a manos de la empresa Boldt. Una empresa beneficiada sin pudor alguno por Duhalde.

Funcionarios de Casa de Moneda recuerdan que Antonio Tabanelli, el mandamás de Boldt, ingresó al organismo de la mano de la gestión que se inició en el año 2000. Entonces colocó dos representantes, uno que cambió un puesto jerárquico en  Boldt para convertirse en gerente general del ente público, y otro que pasó a trabajar en compras y contrataciones de la impresora oficial.

Recuerdan los funcionarios que a partir de esos cambios, Sociedad del Estado Casa de Moneda (SECM) comenzó a perder las licitaciones de impresiones de seguridad que fueron a parar a Boldt. Señalan, entre varios ejemplos, la impresión de los padrones para las elecciones nacionales que hasta 2003 habían estado a cargo de la entidad. Para las elecciones de los años 2005, 2007 y 2009, por precio “y por muy poca diferencia”, pasaron a Boldt. “El colmo –afirman– fue en 2009, cuando pese a que Boldt le ganó la licitación a SECM, como no podía cumplir con los plazos de entrega, le subcontrató a Casa de Moneda la impresión de 18 millones de de páginas.”

LA HISTORIA CAMBIÓ. En el año 2011 y por decisión de la presidenta Cristina Fernández, los padrones volvieron a Casa de Moneda. La SECM replanteó el proceso productivo y logró no sólo imprimir los padrones en tiempo y forma, sino que además le dejaron una ganancia de 4 millones de pesos aproximadamente.

Esa utilidad no fue para girar al exterior o reciclar en otros negocios, sino que se destinó a comprar equipamiento de última generación destinado a imprimir datos variables. La inversión le permitió al organismo alcanzar mayor independencia en los procesos de producción.

La SECM recuperó la impresión de padrones electorales y también la de cartones de bingo y pasaportes. La medición de la gestión del año 2011 respecto de 2010, muestra que la venta de impresos de seguridad aumentó 92%; la facturación por acuñación de billetes y monedas, el 55%, y el resultado del ejercicio, 278 por ciento. Se entiende el mensaje mafioso que Tabanelli le hizo llegar al vicepresidente Boudou a través del presidente de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Adelmo Gabbi: el ex boss de Casa de Moneda estaba dispuesto a no destruir al segundo en la línea sucesoria presidencial de la Argentina, él sólo tenía que “poner un número”.

Los negocios de la SECM le reportan a Tabanelli menos utilidad que el juego, pero le dan mucho más poder. En esa aventura se junta con Héctor Magnetto, quien desde el partido opositor nacido en el pacto por Papel Prensa no ha cesado de dispersar falsedades al estilo de “funcionaria que responde a Amado Boudou frenó compra de impresoras como las de Ciccone y poco después intentó contratar a la firma de Alejandro Vandenbroele”.

La realidad es otra: en diciembre de 2009 se inició un proceso licitatorio que fue suspendido antes de que asumiera la “funcionaria que responde a Boudou”.

La impresión de papel moneda en Ciccone es otra de las distorsiones que difunden en cadena los medios que fungen de partido opositor: la realidad es que la impresión, es decir la acuñación, es exclusiva de Casa de Moneda, la que alquila dos máquinas impresoras instaladas en la ex Ciccone. El proceso completo de la acuñación está a cargo del ente estatal.

Otro novelón, mal contado y peor escrito, es el del alquiler por Boldt de las instalaciones de la ex Ciccone. En la resolución que el 25 de agosto de 2010 adopta el juez de la quiebra de Ciccone Calcográfica, sostiene que Boldt SA “asume el compromiso de comunicar el arrendamiento a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia dentro de los plazos establecidos por el artículo 8 de la Ley 25.156 (Ley de Defensa de la Competencia), como así también que cualquier decisión de ese órgano o del Tribunal Nacional de Defensa de la Competencia no dará lugar a indemnización, reintegro o compensación respecto de los montos abonados.”
A posteriori, la Secretaría de Comercio da a conocer una resolución en cumplimiento de la Ley de Defensa de la Competencia que penaliza las posiciones dominantes. De acuerdo con ese ordenamiento, destinado a preservar la competencia en los distintos mercados, dispuso “el cese inmediato de los efectos del contrato de arrendamiento celebrado entre la firma Boldt SA y la Sindicatura de la firma Ciccone Calcográfica por el plazo de un año”. Se basó para esa decisión en la intervención previa de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.

Boldt perdió el control de la impresión de dinero y puede perder el control del juego en el principal mercado que maneja. Magnetto intenta seguir siendo el gran elector para no perder el control de la política. Sin esa condición, sus negocios valen menos que los billetes que quisiera imprimir ahora Tabanelli.

El respaldo del juego

La empresa Boldt de Tabanelli remplazó a Ciccone en Casa de Moneda. ¿Cómo lo consiguió? ¿Qué acuerdos hizo y con quién los hizo?

Lo cierto es que en las decisiones que la favorecieron en ese vínculo intervinieron funcionarios propios y ajenos, quienes posibilitaron su crecimiento dentro de la Casa de la Moneda.

El apalancamiento para poner en movimiento tanta influencia evidencia una capacidad de control político que es dable suponer fue creciendo a partir del juego de azar y de todos los negocios vinculados con esa actividad.

Por lo pronto, la liquidez y la ausencia de quebrantos que se presenta como un valor tendiendo a cero, hacen del negocio del juego un comercio con cercanía crítica a la impresión de papel moneda.

Desde el sentido común, es razonable suponer que quien vende fichas para apostar en bingos o máquinas tragamonedas no debe ser el mismo que imprime el dinero con que se compran.

O que las máquinas que adormecen el sentido de realidad de los que desafían el azar, no son calibradas por quienes viven de las ganancias que dejan los apostadores.

La activa presencia de Tabanelli en la impresión de dinero, es al menos, una curiosidad.