Andres Framini: 2 de agosto de 1914/ 9 de mayo de2001

Por Daniel Brion*

“Cuando apareció Perón en 1944 ó 1945 en la Secretaría de Trabajo y Previsión, yo era un joven obrero textil que, como todos los trabajadores, vivíamos con bajos salarios, sin protecciones sociales, con largas jornadas de trabajo y mucho maltrato de los capataces. Para mí eso era lo normal, pensaba que así era la vida de obrero que me había tocado ser y me la tenía que aguantar. Perón fue el que me dijo que eso no era así. Que eso era injusto y que había que cambiarlo y que se podía cambiar si nos uníamos con los compañeros en los sindicatos. Me abrió la cabeza. Desde entonces supe que no tenían derecho a explotarme”. (Andres Framini)

“Hasta los once años creía que había pobres como había pasto y que había ricos como había árboles. Un día oí por primera vez de labios de un hombre de trabajo que había pobres porque los ricos eran demasiado ricos; y aquella revelación me produjo una impresión muy fuerte. Relacioné aquella opinión con todas las cosas que había pensado sobre el tema… y casi de golpe me di cuenta que aquel hombre tenía razón. Más que creerlo por un razonamiento, “sentí” que era verdad. Sentí, en lo íntimo de mi corazón, algo que ahora reconozco como sentimiento de indignación. No comprendía que habiendo pobres hubiera ricos y que el afán de éstos por la riqueza fuese la causa de la pobreza de tanta gente.” (Eva Perón)

En la imagen Andrés Framini y el autor de la nota
Esta afinidad de pensamiento, este introducirse en el peronismo desde la raíz misma del pueblo, desde el sentir en el cuero la injusticia y aprender a revelarse, a no resignarse ni aceptarla como una “causa natural”, marcó tanto a la querida Evita como al Negro Framini, y nos explica claramente la firmeza de sus convicciones y la lealtad de su accionar.

El negro, como bien dice mi querido amigo Roberto Baschetti, “fue peronista toda su vida, este hombre nacido en la proletaria zona de Berisso, un 2 de agosto de 1914. Sin lugar a dudas, el currículum de Andrés Framini debe ser uno de los más nutridos, compactos y honrosos del movimiento obrero y del Movimiento Nacional Peronista.” Secretario general de la Asociación Obrera Textil, militante peronista, no hace falta decir más.

Cuando los enanos de la mente, los ideólogos de los genocidios contemporáneos, los padres putativos de las dictaduras cívico militares, interrumpieron el segundo gobierno Constitucional y popular del Grl. Perón obligándolo a un exilio de 18 años, fue el Negro Framini, flaco de rasgos duros y de ideales inquebrantables quien se puso al frente de los trabajadores, de los desposeídos,  ahí nomás se hizo cargo de la Confederación General del Trabajo (CGT), ahí nomás se juntó con tantos compañeros que habían sido abandonados por sus lideres y Don Andrés, el del gremio Textil, se puso al frente junto con Luis Natalini de Luz y Fuerza. Hicieron paros interminables que no levantaban ni siquiera ante las amenazas de muerte que los dictadores de turno (Aramburu-Rojas) lanzaban contra ellos.

Framini se convirtió en uno de los principales líderes de la Resistencia Peronista, actuando desde la clandestinidad, allí se conocieron con mi viejo –Mario Brión, militante del gremio de Comercio y de la Fundación Eva Perón- que también se le unió en esa resistencia peronista.

Fue el querido Negro Framini, junto al metalúrgico Armando Cabo,  los organizadores civiles desde el sindicalismo, del frustrado levantamiento cívico-militar conducido por el general Juan José Valle que sufrió la primera represión genocida contemporánea aquel junio de 1956. Framini permaneció en la sede del Comando del levantamiento, instalada en Avellaneda, en una casa sobre la calle Alsina, frente a la plaza Alsina, de haber sido encontrado por la dictadura, Framini hubiera integrado la lista de fusilados y asesinados.

Perseguido por los comandos civiles, por los militares, por los gorilas, sufrió cárcel y tortura, su mujer solía contar “cuando Andrés está preso me quedo tranquila porque entonces sé, tengo la seguridad que está vivo”.

En marzo de 1962, por orden de Perón, fue candidato a Gobernador por la Unión Popular. Me contaba Don Andrés que un día recibió un llamado telefónico desde Uruguay que le hacía un compañero para darles las instrucciones del General Perón, y que ese compañero le dijo: “La fórmula para las elecciones a gobernador y vice es FRAMINI/PERON”, luego de escucharlo Framini muerto de risa le dice “che, tan temprano y a estas en pedo…como carajo voy a ir yo delante del general…”

Pero no estaba en pedo, había que distinguir, entonces, cual era la formula que representaba efectivamente al general en el exilio y que mejor manera para hacerlo, lógicamente que no se autorizó y finalmente la formula fue FRAMINI / ANGLADA.

La imaginación popular cantaba entonces: “Framini, Anglada… Perón a la Rosada”

Y Don Andrés ganó las elecciones, me contaba con esa voz ronca que tenía y riéndose, “… como nos habían cortado todos los accesos a La Plata nos fuimos caminando con los compañeros, a pie firme y pasando todas las vallas, cuando llegamos a la casa de Gobierno había una milicada tremenda, yo subo las escaleras y me frena el Jefe de Policía, con todo respeto (solía decir que estaba convencido que ese jefe de policía era secretamente peronista) y entonces me dice: “Señor Gobernador tengo ordenes de no dejarlo pasar”. Como se ría pensando que la propia milicada lo llamaba Señor Gobernador, así de simple era Don Andrés.

El Peronismo jamás abandonó ni fue abandonado en el corazón del pueblo trabajador, que lo recreaba permanentemente en sus cantos: “Déle paso a un obrero en la provincia de los estancieros”, evidenciaba que aquella vieja consigna del primer peronismo de que “la tierra es un bien social y se ha de dar a quien la trabaje” no era letra muerta y era tenida muy en cuenta por las masas peronistas.

Claro, enseguidita Frondizi debió anular las elecciones luego de efectuadas y desconocer el veredicto popular, con un costo político muy grande ya que inmediatamente, además, fue destituido por los militares, verdadero poder tras ese “presidente”.

Reseña con exactitud Baschetti: “Para los ’70, Andrés Framini y otros viejos y leales compañeros sindicales peronistas como Avelino Fernández, Dante Viel, Armando Cabo y Sebastián Borro dieron todo su apoyo a la Juventud Peronista (JP) y los Montoneros. Y tomaron parte luego, de la creación del Partido Peronista Auténtico (PPA) ante la traición evidenciada por los grupos afines a Isabel Martínez y López Rega.”

Cuentan como anécdota que ante el acoso asesino de la Triple A, y en el fragor de alguna discusión militante alguien decía “¡Este es un pelotudo!”, a lo que Don Andrés solía responder: “¡Ah... entonces es peronista!”, completando de inmediato la frase: “Porque para ser peronista de verdad en estos momentos, hay que ser loco o pelotudo....”.

Sobrevivió a las dictaduras militares de Videla, Viola, Galtieri y Bignone en la más absoluta clandestinidad, jamás dejo de ser combativo, vivió siempre en la misma casa, fue ejemplo de lealtad, enseño el camino –tantas veces olvidado- de cómo se sebe comportar un jefe sindical. Al retornar la democracia El Negro continuó con su mismo pensamiento inclaudicable, como lo que fue, era y sería siempre: un auténtico peronista, para horror de muchos que por un cargo o una prebenda declamaban a viva voz y las 24 horas del día, que el peronismo era cosa del pasado, empujándose para levantar manos en apoyo de esas políticas.

En cada acto que se realizaba el la década del 89 al 99, el nos gritaba desde la tribuna donde estuviere“Evita nos enseñó que el peronismo será revolucionario o no será nada, pues sepan todos que hoy ES NADA”.

Nunca podré olvidar todo lo que él me enseñó sobre política, sobre utopías, sobre militancia y lealtad, sobre trabajar en grupo olvidándose del propio ego, fue uno de los grandes maestros que la vida me regaló, si algún acierto he tenido ha sido gracias a esas enseñanzas, los errores son exclusivamente míos.

Cómo olvidar el orgullo que sentía cuando el me llamaba por teléfono para decirme si lo quería acompañar a tal o cual acto y al llegar se agarraba de mi brazo con una mano llevando el bastón con la otra, incluso tengo el recuerdo imborrable de haber entrado a esta querida Oesterheld en IMPA, así del brazo con Don Andrés oyendo a todos aplaudirlo y recordándole emocionados aquel ¡FRAMINI/ANGLADA, PERON A LA ROSADA! por algún lado debe andar el video de ese día.

Un 9 de mayo en el 2001, a los 87 años, en ATE, luego de ver Sinfonía de Un Sentimiento, aproximadamente a las 21, subió al escenario para sostener sus principios y continuar la lucha, para recordar mirando al futuro, pero su corazón no aguantó más y allí quedó, en la barricada, donde quedan los grandes, los que no claudican, pasó orgullosamente a ese comando celestial de todos los que le precedieron y al que pasaron todos los que le siguieron en el camino de la liberación, desde allí nos siguen impulsando para no arriar las banderas, para no olvidarlos, como si nos cantaran desde allí esa hermosa canción: “sepan que sólo muero, si ustedes van aflojando, porque el que murió peleando vive en cada compañero”

No dejemos que caiga en el olvido, ¿como es posible que no encontremos una calle, una plaza, un salón en la C.G.T.,  algo que luzca orgulloso su nombre: ANDRES “EL NEGRO” FRAMINI?, todavía la patria, los sindicatos, su propio sindicato La Asociación Obrera Textil de la República Argentina (AOT) que es el sindicato que agrupa a los obreros de la industria textil en la República Argentina y que ha sido tradicionalmente uno de los sindicatos grandes del sindicalismo argentino, donde don Andrés se desempeñó como secretario general por tantos años, las 62 organizaciones de Capital y los trabajadores le debemos el gran homenaje que se merece.

QUERIDO ANDRES “EL NEGRO FRAMINI”
¡PRESENTE, AHORA Y SIEMPRE!

*Daniel Mario Brión:
Hijo de Mario Brión, fusilado en los basurales de José León Suárez entre el 9 y el 12 de junio de 1956, por la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu e Isaac Francisco del Ángel Rojas. Actualmente, Daniel preside el Instituto por la Memoria del Pueblo (IMEPU), y es autor del libro “El presidente duerme. Fusilados en junio de 1956. La generación de una causa”.