Colombia: la abstención electoral se impuso ante Santos y el uribismo
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Alrededor del 60 por ciento de los colombianos habilitados para votar no se acercaron a las urnas en la primera ronda de las elecciones presidenciales. Los sufragios emitidos abrieron la posibilidad de una segunda vuelta electoral entre la figura uribista Oscar Iván Zuluaga y el actual presidente Juan Manuel Santos, quienes ya comenzaron a especular con alianzas con las otras tres fuerzas que participaron. El sistema político tradicional sigue en crisis entre dos facciones que niegan lo popular a la vez que manipulan los Diálogos de Paz con las FARC entre el belicismo explícito y el militarismo encubierto.
El primer lugar lo obtuvo la abstención que estuvo cerca del record de 1994, cuando el 66,23 de los colombianos no participó de los sufragio: el domingo votaron poco más de 13 millones de personas de los 33 millones habilitados. El voto en blanco también alcanzó una cifra record y quedó en sexto lugar con alrededor del 6 por ciento del total –en un promedio del 1,5 por ciento histórico- , luego de haber sido consigna de diversos grupos sociales.
Luego, entre los dos candidatos que se enfrentarán en el ballotage el próximo 15 de junio, Zuluaga quedó en primer lugar con 3 millones 759 mil votos – 29,3 por ciento- , y Santos lo sigue con 3 millones 299 mil -25,6 por ciento.
Se abrió un camino de 20 días en que Santos y Zuluaga volverán a encontrarse en una campaña sucia signada por las acusaciones cruzadas y el desprecio de la política. “País sin memoria” fue una de las frases que se propagó el domingo en las redes sociales: los dos líderes son quienes enfrentaron las más duras acusaciones de corrupción, vínculos con el narcotráfico einteligencia ilegal.
Hasta el 15 de junio ambos candidatos también continuarán con la manipulación de los diálogos de Paz con las FARC, alimentando supuestos discursos belicistas o pacifistas, según sus perfiles. Bajo la consigna “paz o guerra”, ambas figuras intentaron instaurar la hegemonía de la política liberal y negar el camino popular, que se mantiene firme en Colombia por ejemplo en las organizaciones nucleadas en el Paro Agrario Nacional.
En la jornada del domingo, el representante de Centro Democrático, Zuluaga, tras saludar a los candidatos que quedaron fuera de la segunda ronda – Ramírez, López y Peñalosa – arremetió contra el actual presidente defenestrando el proceso de Paz que se lleva a cabo en La Habana y reforzó su slogan de “Mano firme, corazón grande” instalado por Uribe.
Por su parte, Santos volvió a situar a los Diálogos de Paz en el eje de su discurso bajo los cuales convocó a una alianza para el ballotage del próximo 15 de junio: “Lo que ha quedado claro hoy es que en tres semanas los colombianos tendrán dos opciones: podrán escoger entre quienes queremos el fin de la guerra y los que prefieren una guerra sin fin, y vamos a ganar con la paz”, dijo el domingo el líder de Unidad Nacional.
El uribismo proviene de un resultado en ascenso en las elecciones legislativas, donde logró posicionarse como una tendencia política fuerte a partir de convocar a las expresiones militaristas. Santos, abonó al escenario de confrontación y se presentó a sí mismo como una garantía de la continuidad del Proceso de Paz. No le resultó sencillo esconder su origen político: ex ministro de Defensa de Uribe, impulsor del Plan Colombia y el Plan Patriota.
Camino a la presidencia la coalición Polo Democrático – Unión Patriótica obtuvo el tercer puesto con el 15,2 por ciento de los sufragios de la candidata Clara López. Luego, le siguió la Alianza Verde con Enrique Peñalosa -8,2 por ciento- y la fracción conservadora con Marta Lucía Ramírez – 1,9 por ciento-. De cara al 15 de junio, las tres fuerzas representan más de cinco millones de votos.