Malí: ¿Comienza a encallar Francia ?

Paul Martial

Hollande, con gran pompa tricolor, ha acudido a visitar las tropas francesas que acaban de conquistar la casi totalidad de las ciudades del norte de Malí, en manos hasta ahora de los yihadistas.




Si la progresión ha sido fulgurante, es claramente porque los yihadistas han rechazado una confrontación que consideran desfavorable dada la muy superior potencia de fuego del ejército francés. Esta situación se ha desarrollado de forma idéntica a la de Afganistán. Las tropas americanas habían conquistado el país en menos de cinco semanas, los talibanes habían huido a las montañas, y Bush en una puesta en escena idéntica declaraba orgullosamente que la misión estaba “cumplida”. Era 2003.

En Malí, a partir de los macizos montañosos de Ifoghas, los yihadistas se disponen a realizar una guerra de desgaste que puede afectar esta vez al conjunto del país con riesgos de desborde sobre los países vecinos como muestra ya la dramática toma de rehenes en In Amenas en Argelia.

La situación corre el riesgo de degradarse rápidamente en detrimento de la población. En efecto, el acoso a los yihadistas va a engendrar una espiral de violencia de la que los civiles van a pagar las consecuencias, tanto más en la medida que los ejércitos africanos, que supuestamente van a reemplazar a las tropas francesas, son en su mayor parte ineficaces. Y el ejército del Tchad así como el de Níger no han brillado jamás en materia de respeto de los derechos humanos.

Tropas con vocación de permanecer

Es así como François Hollande ha evocado en su discurso de Bamako la posibilidad de un estacionamiento de las tropas francesas en Malí. No será la primera vez que una intervención francesa acaba por prolongarse. El ejército francés sigue presente en Tchad en virtud de la operación Épervier que comenzó… ¡en 1986!

Varias organizaciones de defensa de los derechos humanos hablan de excesos del ejército maliense, evocando una veintena de ejecuciones sumarias en Sevaré, Mopti y Niono. Adama Dieng, consejero de la ONU para la prevención de genocidios, se inquieta por la posible deriva. Amnistía Internacional ha preguntado al Ministro de Defensa a propósito de la muerte de cinco personas, tres de ellas niños, por los bombardeos franceses. El ministro lo desmiente, a pesar de los numerosos testimonios, entre ellos los de los soldados malienses, recogidos sobre el terreno.

El Quai-d´Orsay se ve ya confrontado a la cuestión de los tuaregs. El MNLA se ha aprovechado de que Kidal y las ciudades de los alrededores fueran abandonadas por los yihadistas para instalarse en ellas. En una carta abierta a Hollande, los combatientes del MNLA reiteran su rechazo a ver entrar al ejército maliense en esa región. Así, solo las tropas francesas, seguidas por el ejército tchadiano han entrado en esa ciudad. El objetivo de restaurar la integridad de Malí no resulta tan simple como estaba previsto.

Unidad contra la guerra francesa

Mientras toda la atención está focalizada sobre la situación en el norte del país, Francia intenta también imponer sus soluciones en el sur del país, la parte más poblada. Tras las declaraciones sobre la necesidad de un dialogo político se oculta la voluntad de un restablecimiento del antiguo régimen, como declara sin tapujos el embajador de Francia en Bamako: “ El frente de los agitadores y demás enemigos en el sur está advertido: el ejército francés no ha venido para entretener y ninguna otra manifestación deberá ser tolerada en Bamako antes de la liberación del norte ” /1.

Las organizaciones de la izquierda maliense, políticas, sindicales o asociativas, están claramente en el punto de mira. A imagen del gran hermano americano en Irak, Hollande, tras haber integrado el vocabulario de la “guerra contra los terroristas”, integra su método: instaurar una “Pax francesa” en Malí, cuando según pasa el tiempo, las reflexiones y los testimonios sobre le carácter de urgencia de la intervención en Malí ponen más al desnudo una serie de mentiras inherentes al desencadenamiento de esta guerra neocolonial /2.
Ya ha llegado el momento de que todas las organizaciones que han sabido mantener su posicionamiento internacionalista, más allá de divergencias muy comprensibles, se unan y hagan oír su voz contra la guerra de Francia en Malí. Esta urgencia será el mejor servicio que se puede hacer a la población maliense en toda su diversidad.
6/02/2013

Traducción: Faustino Eguberri (Viento Sur)
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