En busca de la fragmentación de Pakistán: nuevo atentado de grupos separatistas en Balochistán

Fermín Martínez Ramírez
PIA


 Un atentado terrorista asesinó a 84 personas y dejó heridas a otras 173 el sábado pasado en la ciudad de Quetta de Pakistán. La organización Lashkar-e Jhangvi (LeJ) asumió la responsabilidad. Se trata de un grupo separatista de la región, compuesto por facciones Sunitas que han cometido varios ataques contra los grupos Chiitas de Balochistán .
Esta vez la organización terrorista detonó una carga aproximada de 800 kg. de explosivos que estaban escondidos en una camioneta. El ataque fue realizado en el centro de un mercado comunitario de verduras, que habitualmente se encuentra repleto por miembros de la comunidad Chiita. La explosión repercutió en varios edificios de la zona que se derrumbaron y dejaron bajo sus escombros a más de 200 personas.

El atentado no se trató de un hecho aislado. Desde principios de año han ocurrido más de 10 atentados en la provincia de Balochistán  y 204 personas han muerto por causa de esos crímenes, la gran mayoría miembros de las comunidades Chiitas, expresión minoritaria en la provincia.
Hoy las calles de Quetta se encuentran vacías y los locales comerciales tienen sus persianas bajas en señal de luto y de protesta. Diversas organizaciones de la comunidad Chiita llamaron a una huelga de tres días para manifestarse contra el atentado y denunciar la inacción del gobierno, que entienden apoyo de forma encubierta estos crímenes. Según Aziz Hazara, vicepresidente del Partido Democrático de Hazara, “El gobierno es responsable por los ataques terroristas y los asesinatos en la comunidad Hazara porque sus fuerzas de seguridad no han realizado ninguna operación contra estos grupos extremistas.” El representante político señaló además que darán 48 horas al gobierno para arrestar a los culpables de los asesinatos, y pasado ese tiempo comenzarán con protestas cada vez más fuertes. El domingo después de los asesinatos, unas diez mil personas salieron a protestar en todo el país contra los actos terrorista hacia los Chiitas.
Desde el gobierno de Balochistán  intentaron desprender su responsabilidad y culparon a los servicios de inteligencia que, en palabras del gobernador Nawab Magsi están “muy asustadas o muy despistadas” sin poder detener estos ataques. Magsi también anunció un día de luto por los muertos y ofreció una gran recompensa para quienes aporten datos sobre los terroristas, aunque para la comunidad Chiita se trate de una medida demagógica e insuficiente.

Estados Unidos, Arabia Saudita y Qatar financian organizaciones terroristas en Pakistán
Lashkar-e-Jhangvi es una organización creada en la década de 1980 para contrarrestar la influencia de la Revolución Islámica iraní, activa hasta la actualidad desde entonces. Este grupo es financiado por Arabia Saudita, uno de los países que responde a la estrategia del terror orquestada por los EE.UU. Así se evidenció en un cable secreto enviado por la ex Secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton a sus subordinados diplomáticos en 2009: “Deben realizarse mayores esfuerzos para detener el soporte financiero que Arabia Saudita mantiene con Al-Qaeda, los talibanes, Lashkar e Taiba y otros grupos terroristas.”
Laskar-e-Jhangvi ha incrementado sus acciones violentas en el último tiempo, siendo la responsable el pasado 10 de enero del mayor atentado en la historia de la ciudad de Quetta, donde murieron 130 personas.
De este modo, los EE.UU. se aseguran la fragmentación política de Pakistán y el sostenimiento de los actos terroristas que utiliza como excusa para violar las soberanías nacionales y desplegar sus fuerzas militares. EE.UU. está asociada políticamente, financieramente, económicamente con aquellos estados promotores del terrorismo global. Esta orientación no es nueva, ya desde 2007 era visible esta estrategia debalcanización en Pakistán. La agenda estadounidense para Pakistán es similar a la aplicada a la más amplia región de Oriente Próximo y Asia central. La estrategia estadounidense, respaldada por operaciones de inteligencia encubiertas, consiste en provocar conflictos étnicos y religiosos, en instigar y financiar movimientos secesionistas a la vez que se debilitan las instituciones del gobierno central.
Balochistán  en la mira de los Estados Unidos
 No es casual que estos grupos estén operando en la provincia de Balochistán . Esta región resulta de vital importancia para los objetivos imperialistas de los EE.UU. y sus aliados. En términos geopolíticos, Balochistán  es un área importante para las aspiraciones comerciales de cuatro países: Irán, Pakistán, China e India. En esta provincia se halla Gwadar (su puerto es financiado por China y por allí transita el 30 % del suministro mundial diario de petróleo transportado por barco o por oleoducto), brinda una salida al Golfo de Omán, cercano al Golfo Pérsico y principalmente al Océano Índico. De este modo, Gwadar sirve como puerto para China y representa el punto de partida de un corredor logístico entre estos cuatro países que incluye un gaseoducto desde Irán hasta la India. La inestabilidad y una eventual separación de Pakistán afectarían los intereses de esas naciones, dos de las cuales son vistas como amenazas para las proyecciones norteamericanas, China e Irán. Balochistán  limita en su frontera con la cuna de la Revolución Islámica y dominar su territorio implica además una posibilidad de control sobre la República Islámica de Irán.
Por otra parte la provincia de Balochistán  cuenta con una gran reserva de gas y petróleo. Por este motivo,Estados Unidos y Gran Bretaña han estado apoyando a grupos separatistas desde hace varios años con el objetivo de asegurarse el control de la región.
Desde el portal Global Research han denunciado a diversas organizaciones Anglo-Norteamericanas encargadas de realizar lobby en favor de la separación de Balochistán  y acerca del financiamiento de grupos armados secesionistas. Según las declaraciones de Selig Harrison, del Centro para la Política Internacional, quien en 2011 proclamaba en su artículo Balochistán  libre “…una Balochistán  independiente podría contribuir a los intereses estratégicos de los EE.UU. en su objetivo inmediato de contrarrestar las fuerzas islámicas.”
Por estas razones, los atentados terroristas sucedidos recientemente en Pakistán no pueden explicarse únicamente como una disputa étnica o un conflicto local. Fuerzas mayores e intereses más perversos sostienen los crímenes de estas organizaciones para sostener el estado de terror y asegurar la posición de influencia norteamericana en ese país.
Pakistán llevará a cabo un nuevo proceso electoral para elegir presidente en abril de 2013, aunque los hechos que están sucediendo últimamente en ese país indican que, sin importar quien resulte vencedor, los EE.UU. continuarán ejerciendo su dominación sobre el pueblo pakistaní.