La Argentina de “los K” y Miguel Bonasso, el novelista

José Steinsleger
La Jornada

Con excepción de Colombia, los años terribles de América del Sur pasaron, y tras la devastación neoliberal varios países de la subregión afrontan el desafío de la reconstrucción económica, con estados que las corporaciones imperiales desmantelaron y en sociedades que, por vía democrática, procuran la recuperación de sus identidades nacionales.
En días pasados, un amigo bien informado me envió un artículo del economista belga Eric Toussaint, miembro del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), del Foro Social Mundial y de la Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y por la Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC), “movimiento internacional altermundista que promueve el control democrático de los mercados financieros y las instituciones encargadas de su control, mediante la reflexión política y la movilización social”.
Toussaint milita en la llamada Cuarta Internacional (trotskista) y sus lúcidos análisis se han ganado el respeto de las izquierdas políticas en general, así como el de las derechas que no viven de cuentos ideológicos. El texto de marras analiza la gravísima crisis económica griega, y dedica la mitad del trabajo a destacar el caso argentino que, a su juicio, habría sido “…la suspensión de pagos más importante de la historia”.
“Esta suspensión de pagos –escribe– dura desde hace diez años y Argentina va muy bien. Entre 2003 y 2012, su tasa media de crecimiento ha llegado a 8 por ciento. Si Argentina no hubiera suspendido el rembolso de la deuda, no hubiese rechazado los dictados del FMI y los demás acreedores, habría sido incapaz de beneficiarse a partir de 2004-2005 del aumento de los precios de los productos que exporta al mercado mundial. Todos los beneficios habrían sido engullidos por el rembolso de la deuda.”
Aludiendo al gobierno de “los K” (los Kirchner), Toussaint agrega: “Bajo la presión popular, las autoridades argentinas han rechazado el aumento de las tarifas eléctricas, del agua, de las telecomunicaciones, etcétera, que querían imponer las multinacionales extranjeras y el FMI. Las condiciones de vida de los argentinos han mejorado notablemente y en la actualidad los ciudadanos europeos toman el camino de ese país para intentar conseguir un trabajo digno”.(Ver nota)
En el apartado “asunto” del correo, mi amigo apuntó: “De esto no habló (Miguel) Bonasso, y él mismo me lo explicó en su momento igualito que está aquí escrito” (el texto de Toussaint). Se refería al desconcierto (y no sólo a él) causado por la entrevista concedida a este diario por el gran periodista y escritor argentino (La Jornada, 26/2/12). En la entrevista, Bonasso iguala las economías “desnacionalizadas” de Argentina y México. Sostiene: “Volvemos al sistema extractivista de las materias primas de la Colonia, regresamos a Potosí…”
No voy a tratar ahora el leitmotiv de la entrevista: la presentación de su último libro en México, El mal: el modelo K y la Barrick Gold: amos y servidores en el saqueo de la Argentina. Me detendré, tan sólo, en un comentario atroz: “La diferencia es que aquí, con Felipe Calderón, hay un discurso de derecha, mientras que en Argentina, con Cristina (Fernández) Kirchner, hay un discurso progresista, de izquierda”.
Lamento recordar al viejo compañero, al admirado maestro (y con cariño), que en Argentina existe un estado de derecho. Y que México (país que Bonasso conoce tanto como el suyo) se hunde en una política planificada de limpieza étnica, entreguismo económico, y crímenes inenarrables que, ahí sí, igualan en crueldad a la Argentina de Videla y los militares.
Junto con Gabriel García Márquez y Rodolfo Walsh, Bonasso figura entre los grandes escritores y periodistas de habla hispana. Casi todo lo escrito y hecho ha sido importante y valioso. Y subrayo el adverbio “casi”, pues a más de escritor, periodista y revolucionario, Bonasso incursionó hasta hace poco en la política. No le fue bien. Kirchnerista de la primera hora, sus diferencias con “los K” lo cegaron.
Tampoco hay pierde. André Malraux (acaso su alter ego) corrió igual suerte. ¿Quién recuerda el Malraux político? Política y literatura… Ayer, la una y la otra solían ir juntas, fundiéndose en una suerte de, digamos, confusa creatividad donde el “yo” jugaba un rol estelar. En tanto que hoy los géneros de denuncia y testimonial apenas son ejercicios de relatoría y memoria, que no alcanzan a dar cuenta de las complejidades políticas de nuestro tiempo, así como de las estrategias ideales para esclarecerlas.
Fuera de pajas políticas, la investigación sobre los atropellos de la Barrick Gold y la “megaminería” es un texto de consulta ineludible. Aunque en lo personal, me habría gustado que Bonasso diera a conocer en México otra obra de su autoría: La venganza de los patriotas, libro que este país necesita con urgencia, y que los críticos han calificado como el mejor de los publicados en el bicentenario de nuestra independencia.
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Ver nota:

El escritor y ex legislador habla de su nuevo libro, donde aborda el saqueo de su patria
Bonasso: Argentina y México tienen economías “desnacionalizadas”
“Volvemos al sistema extractivista de las materias primas de la Colonia, regresamos a Potosí”
En los dos países los pueblos originarios y los ciudadanos protestan contra el neoliberalismo, dice


Miguel Bonasso, ayer, durante la entrevista con La Jornada
Foto
Foto Roberto García Ortiz

Arturo Jiménez

Periódico La Jornada
Sábado 25 de febrero de 2012, p. 2

El neoliberalismo causa estragos sociales, económicos, ambientales y a las soberanías de los países, destaca en entrevista el escritor, periodista y ex legislador argentino Miguel Bonasso, a propósito de su nuevo libro El mal: el modelo K y la Barrick Gold. Amos y servidores en el saqueo de la Argentina.
“La diferencia –precisa– es que aquí, con Felipe Calderón, hay un discurso de derecha, mientras que en Argentina, con Cristina (Fernández) Kirchner, hay un discurso progresista, de izquierda. Mucha gente allá se inhibe de criticar al gobierno porque, argumenta, se haría el juego a la derecha. El asunto es que uno está criticando las consecuencias terribles que para el país puede tener ese modelo.”
Y agrega: “Tomo a la Barrick casi como un símbolo, es como la nave insignia de toda una serie de corporaciones que dominan 70 por ciento de la economía argentina que, al igual que la mexicana, está desnacionalizada, extranjerizada”.

Política-negocios, vínculo perverso

El libro de Bonasso es una investigación periodística, pero por la amplitud de la información recabada, las maneras de dosificarla y exponerla y el manejo de recursos literarios, bien podría pasar por una novela de intrigas en la que los personajes serían los Bush, el minero Peter Munk, el traficante mundial de armas Adnan Khashoggi, el magnate David Rockefeller, el represor de la época de la dictadura militar Rubén Osvaldo Bufano, Menem y su desastre fundacional, incluso los Kirchner y los Gioja.
Todo ello con el trasfondo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el escándalo Irán-contras, los acuerdos secretos entre los gobiernos de Chile y Argentina, el desastre ecológico del patrimonio de la humanidad que son los Andes, por la búsqueda de oro a cielo abierto, la voracidad por hacer negocios a costa de la destrucción de los glaciares sudamericanos, la contaminación del agua y de los nacimientos de muchísimos ríos del país, incluso la existencia de un “tercer país” entre ambas naciones andinas, en las montañas, fuera de sus soberanías y sin más ley que la de las mineras.
–Su nuevo libro es una crítica al gobierno de Cristina Kirchner, pero a la vez al modelo neoliberal que impera en el mundo, que parece hacer crisis.
–Tenemos ejemplos de la actualidad terribles. El choque del tren en la Estación 11 de Buenos Aires es una demostración cabal de lo que quiero decir con El mal, título que parece apocalíptico, casi bíblico, pero que tiene que ver con el sistema neoliberal. Hay concesionarios privados que manejan los ferrocarriles y no invierten un peso, que reciben subsidios del Estado para que 420 millones de pasajeros por año viajen como ganado, en pésimas condiciones, generalmente de pie, motivo del alto número de muertos y heridos.
“Además, por ejemplo, faltaron frenos al tren, pues tenía que llevar ocho compresores y sólo contaba con cinco. Me extraña que el secretario de Transporte diga que no sabe todavía qué ocurrió y que empiecen con la clásica de todas las corporaciones de ‘fue una falla humana’. Siempre la culpa la tiene el conductor, nunca la compañía.”
Bonasso habla también, en esa línea, del “eterno problema” del vínculo perverso entre política y negocios, de la corrupción de ciertos políticos por parte de las empresas trasnacionales.
Pero además, destaca, la economía argentina está “primerizada”, y describe un problema que pareciera un espejo de México: “Hemos regresado a las materias primas, al sistema extractivista de la Colonia. Hemos vuelto a Potosí, para decirlo con una metáfora”.
Se ha renunciado a darle a las materias primas un valor agregado en nuestros países, coincide. “La reindustrialización de Argentina y la reconstrucción del mercado interno fue destruida por Menem y el neoliberalismo. ¿En vez de eso, qué estamos haciendo? Entregándole los Andes a una compañía (minera canadiense) que fue fachada de la CIA.
“En el campo, aquella pampa ubérrima de otras épocas, idílica, legendaria, ¿qué tenemos?: soya y maíz. ¿Maíz para los hambrientos de Argentina o de América Latina? No, para los automóviles, como combustible.”
Esos son los ingresos principales del país. “Minería en la montaña, Monsanto y sus semillas transgénicas en el campo y, en la costa de la Patagonia, explotaciones de compañías como las de Rockefeller, que además están explotando las Malvinas, por lo cual violan una ley que establece que quienes operen en las islas (ocupadas por Gran Bretaña), no lo pueden hacer en el continente”.
A partir de ahí aborda otro asunto actual en Argentina: el reclamo de la soberanía sobre las islas, lo cual llevó a una guerra absurda en la época de la dictadura. “Gran Bretaña está haciendo mil barrabasadas, enviando refuerzos militares, al príncipe, etcétera.
“Pero el gobierno argentino sólo responde retóricamente, en lugar de romper con los bancos británicos, que por cierto negocian la deuda externa de Argentina por parte de este país y, también, por parte de los bancos acreedores ingleses. ¡Algo en cierto modo gracioso, porque está en ambos lados del mostrador! Lo menos sería decirles: por Argentina ustedes no negocian más, no tienen más comisión, se acabó. Serían medidas que los británicos sentirían en la cartera.”
Miguel Bonasso hace aún más explícito el espejeo con México: “Se me hace muy importante que con El mal el lector mexicano entienda que, salvando nombres y situaciones puntuales, volvemos a vivir una vez más en nuestra América, en América Latina, desde el río Bravo hasta la Patagonia, problemas muy similares”.
Y enlista: “Corrupción de nuestros gobernantes, vínculos espurios de éstos con, por ejemplo, las grandes mineras, etcétera. Pero también, protestas de los pueblos originarios, de las comunidades campesinas y del pueblo y los ciudadanos en general”.