¿Alguien sabe que fue el “Grito de Alcorta”?


En 1912, los sectores populares del campo, colonos y peones rurales, sintieron que la paciencia ante la explotación se había agotado.  

Así lo entiende Alfredo De Angeli, de la Federación Agraria Argentina, que nos acerca – para mantener viva la memoria – el presente artículo de Carlos Leavi: Pulperías, boliches, parroquias, sus precarias viviendas, fueron los clandestinos lugares de encuentros donde se empezaron a reunir, a juntarse para enfrentar juntos a los terratenientes. La rebelión en 1912 conocida como el “grito de Alcorta”, según explica el historiador Plácido Grela, tuvo su origen en la distribución irracional y la fuerte explotación a la que estaban sometidos los campesinos.



La estructura social del campesinado en el momento en que se desata la rebelión, estaba integrada por terratenientes, arrendatarios y subarrendatarios.


Estos últimos, los subarrendatarios, se encontraban sometidos a la más cruda arbitrariedad impuesta por los dueños de la tierra.  


La explotación se daba por las altas tasas de arriendo, juntamente con las cláusulas establecidas en los contratos realizados unilateralmente por los propietarios.

La siguiente cita es un extracto de una de las cartas enviadas al diario La Tierra, en la que se denuncia la explotación a la que estaban sometidos los colonos: 


“... Comunico a Ud. Que según voces que corren por esta colonia, algunos propietarios se están vengando con algunos chacareros.  
Ayer me encontré con el chacarero Esteban Pavich en la estancia “Santa Catalina”, de Martelli Hnos. El chacarero estaba llorando. Yo pregunté lo que tenía y me dijo: Vea, he cosechado 215 kintales (así se encuentra escrito en la carta original) con 35 kilos de lino, me han quedado 60 bolsas para semillas, lo demás lo he entregado a Martelli Hnos. para que se cobre el arrendamiento y el resto me lo acredita y si no alcanza (así se encuentra escrito en el texto original) para cubrir las deudas, con el maíz saldaré todo
Ayer me encontré con el chacarero Esteban Pavich en la estancia “Santa Catalina”, de Martelli Hnos. El chacarero estaba llorando. Yo pregunté lo que tenía y me dijo: Vea, he cosechado 215 kintales (así se encuentra escrito en la carta original) con 35 kilos de lino, me han quedado 60 bolsas para semillas, lo demás lo he entregado a Martelli Hnos. para que se cobre el arrendamiento y el resto me lo acredita y si no alcanza (así se encuentra escrito en el texto original) para cubrir las deudas, con el maíz saldaré todo”, texto extraído de los archivos de Federación Agraria Argentina (FAA). 

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Los trabajadores rurales de distintos pueblos de Santa Fe, pero también de Buenos Aires y la Pampa, se juntaron y dieron pelea.

Un movimiento que como cuentan distintos historiadores contó también con el respaldo de pequeños comerciantes, artesanos, talleristas, además de profesionales, sacerdotes y los obreros urbanos y rurales. “Grito de Alcorta” fue la primera huelga agraria argentina.

Pero no sólo eso, porque en esa pequeña localidad santafesina llamada Alcorta, aquellos trabajadores rurales comprendieron que para enfrentar a los poderosos no bastaba con hacer huelga, había también que organizarse y fue así que crearon la Federación Agraria Argentina.  


Una herramienta de organización y lucha ante los atropellos y la impunidad


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