La limpieza étnica de Palestina

Por Ilan Pappé*
Reseña del libro:  La limpieza étnica de Palestina. Barcelona: Crítica, 2008.

"Nosotros, los nuevos historiadores, nunca contribuimos de forma significativa a la lucha contra la negación de la Nakba, pues evitamos la cuestión de la limpieza étnica"

No sabemos si casual o intencionalmente, pero este año 2008, a 60 años de la Nakba , nos ha llegado la traducción al español del último libro del historiador israelí Ilan Pappé: La limpieza étnica de Palestina , publicado originalmente en inglés el año 2006. No se trata de un libro de denuncia, como tampoco de una mera descripción histórica, se trata más bien de un libro con un propósito político claramente bien definido, a saber: asentar el paradigma de la “Limpieza Étnica” para comprender lo que viene sucediendo en Palestina desde hace 60 años, para reemplazarlo por el de la guerra.

Es un trabajo que, además de estar dirigido al lector especializado en el tema, se plantea como una intervención en el espacio público bajo la única inquietud que le produce a un intelectual israelí el hecho de que un crimen de tal magnitud, haya podido ser negado por sus perpetradores e ignorado por la comunidad internacional con tanta facilidad. “Trata de la sencilla pero horrible historia de la limpieza étnica de Palestina, un crimen contra la humanidad que Israel ha querido negar y hacer olvidar al mundo. Recuperarla del olvido es una tarea de la que somos responsables, no sólo porque una labor de reconstrucción histórica tanto tiempo aplazada es una labor profesional, sino porque, en mi opinión, hacerlo implica una decisión moral: es el primer paso que debemos dar si queremos que la reconciliación tenga una oportunidad y la paz eche raíces en las desgarradas tierras de Palestina e Israel” (p.18).

Revisionistas revisados

Sabemos que, desde la década de los 80' tuvo lugar en Israel una corriente llamada “los nuevos historiadores”, dedicados a revisar y cuestionar la versión sionista oficial de lo que había sucedido en 1948. Ilan Pappé formaba parte de esta corriente de la cual una de sus principales figuras fue Benny Morris. El primer paso que da Pappé hacia una revisión del trabajo de estos nuevos historiadores, es el dar cuenta que esta revisión historiográfica había comenzado al menos una década antes por parte de historiadores palestinos como Walid Khalidi y Nur Masalha, sin embargo, sus trabajos no lograron el crédito del que gozaron los “nuevos historiadores”. Después de todo, eran palestinos, eran las víctimas de los hechos que investigaban, lo que les restaba “credibilidad” y “objetividad”. Pappé resitúa la validez de estas investigaciones, tomando como un primer referente el trabajo de Nur Masalha que trata sobre cuán arraigado estaba en la ideología sionista el concepto de “transfer” de población, y por otro lado, se apoya en la reconstrucción del cuadro histórico que hace Khalidi en All that Remains .

En cuanto a la revisión del trabajo de los “nuevos historiadores” propiamente tal, leemos lo que sigue: “Podríamos haber tenido un avance político en la batalla por la memoria de Palestina en la década de 1980 con la aparición de la denominada «nueva historia» en Israel. Éste fue el intento de un pequeño grupo de historiadores israelíes de revisar la versión sionista de la guerra de 1948. Yo era uno de ellos. Sin embargo, nosotros, los nuevos historiadores, nunca contribuimos de forma significativa a la lucha contra la negación de la Nakba , pues evitamos la cuestión de la limpieza étnica y, en un gesto típico de los historiadores diplomáticos, nos concentramos en los detalles.

Pese a ello, al usar principalmente archivos militares israelíes, los historiadores revisionistas sí consiguieron demostrar cuán falsa y absurda era la afirmación de que los palestinos se habían marchado «por decisión propia», ya que lograron confirmar muchos casos de expulsión masiva de aldeas y ciudades y revelaron que las fuerzas judías habían cometido un número considerable de atrocidades, incluidas varias masacres. (…) Una de las figuras más conocidas que escribieron entonces fue Benny Morris. Dado que su trabajo se basó exclusivamente en documentos de los archivos militares israelíes, Morris terminó proponiendo una imagen muy parcial de lo que había ocurrido sobre el terreno. Con todo, eso ya fue suficiente para que algunos lectores israelíes entendieran que la «huida voluntaria» de los palestinos era un mito y que la idea de que en 1948 su país había librado una guerra «moral» contra un mundo árabe hostil y «primitivo» tenía serios defectos y, posiblemente, era por completo insostenible. (…) El cuadro era parcial porque Morris aceptó literalmente e incluso como verdad absoluta todo lo que decían los informes militares que encontró en los archivos israelíes. (…) Si Morris y otros autores hubieran usado fuentes árabes o acudido a la historia oral, habrían logrado una mejor comprensión de la planificación sistemática que sustentó la expulsión de los palestinos en 1948 y, por tanto, hubieran podido ofrecer una descripción más veraz de la enormidad de los crímenes cometidos por los soldados israelíes” (pp.13-14).

A esta luz es que Pappé ve la necesidad de ir más allá de las descripciones históricas, para reorientar el trabajo de la “nueva historia” hacia un cambio de paradigma que consiste, en primer lugar, en inscribir el caso palestino en una serie de acontecimientos que tienen relación con ese modo de operar en política que sólo el siglo XX tuvo la “fortuna” de conocer, a saber: el exterminio. Y en segundo lugar, consiste en examinar el régimen discursivo y los dispositivos ideológicos que han posibilitado la negación y el olvido de la Nakba.

El paradigma de la limpieza étnica

Para sostener que lo que ha ocurrido en Palestina es efectivamente una limpieza étnica, Pappé toma las definiciones del concepto en su más amplio espectro, desde organizaciones políticas como ONU o el Departamento de Estado de EEUU, enciclopedias de reconocido prestigio como Hutchinson, pasando por definiciones populares como las que aparecen en la enciclopedia virtual Wikipedia (a la que le atribuye la validez como definición popular, ya que en ésta, son los mismos usuarios quienes introducen los textos), hasta las definiciones académicas, como las que aparecen en los trabajos de Drazen Petrovic, uno de los más reconocidos expertos en el tema.

De todas ellas, el autor extrae elementos comunes que encajan uno a uno con el Plan Dalet, que fuera el plan maestro de las milicias sionistas para la conquista de Palestina: “…, la limpieza étnica es una política bien definida de un grupo particular de personas para eliminar sistemáticamente de un territorio dado a otro grupo de personas por razones de su origen nacional, étnico o religioso. Una política semejante es violenta, y con frecuencia, se conecta con operaciones militares” (Petrovic, citado en p.19). “La enciclopedia Hutchinson define la limpieza étnica como la expulsión mediante la fuerza con el fin de homogeneizar una población, heterogénea desde el punto de vista étnico, en una región o territorio particular. El propósito de la expulsión es causar la evacuación de tantos residentes como sea posible, por todos los medios a disposición del expulsor, incluidos los no violentos,…”. (…) “Esta definición es también aceptada por el Departamento de Estado de Estados Unidos, cuyos expertos añaden que parte esencial de la limpieza étnica es la erradicación, por todos los medios disponibles, de la historia de una región. El método más común es el de una despoblación dentro de «una atmósfera que legitima actos de castigo y venganza».

El resultado final de tales acciones es la creación de un problema de refugiados” (p.20). “La comisión de Derechos Humanos de la ONU (UNCHR por sus siglas en inglés) vincula el deseo de un Estado o un régimen de imponer un dominio étnico en un área étnicamente variada (la creación de una Gran Serbia en los Balcanes, por ejemplo) recurriendo a expulsiones y otras acciones violentas. Tal y como los define el informe de la UNCHR , los actos de limpieza étnica incluyen «la separación de los hombres de las mujeres, la detención de los hombres, la voladura de casas» y la posterior repoblación de las viviendas restantes con miembros de otro grupo étnico. En ciertos lugares de Kosovo, señalaba el informe, las milicias musulmanas opusieron resistencia: donde esta resistencia fue tenaz, la expulsión estuvo acompañada de masacres. (…) El Plan D de Israel en 1948, (…), contiene un repertorio de métodos de limpieza que encajan, uno a uno, en los medios que la ONU describe en su definición de limpieza étnica. Y ese plan constituye el trasfondo de las masacres que acompañaron la expulsión masiva” (p.21).

Proponer el paradigma de la limpieza étnica, tiene varias implicancias importantes para comprender lo que viene teniendo lugar en Palestina desde 1948, tanto desde un punto de vista historiográfico como teórico político. Primero, porque supone una interrupción de toda narrativa oficial, ya sea palestina o israelí, lo que significa salir de la polémica para situarse en la crítica. “Los dos relatos históricos oficiales que compiten por dar cuenta de lo que ocurrió en Palestina en 1948 ignoran el concepto de limpieza étnica. Mientras la versión oficial israelí-sionista sostiene que la población nativa abandonó «voluntariamente» el país, los palestinos hablan de la «catástrofe», la Nakba , que se abatió sobre su pueblo, lo que en cierto sentido, también resulta una forma elusiva de referirse a lo ocurrido, pues se concentra más en el desastre en sí que en quiénes o qué lo causaron. El término Nakba se adoptó, por razones comprensibles, en un intento de contrarrestar el peso moral del Holocausto judío ( la Shoa ), pero al dejar fuera a sus agentes, quizá haya de algún modo contribuido a la negación continua de la limpieza étnica en 1948 y las décadas posteriores” (pp.16-17).

Segundo, porque sostener el concepto de limpieza étnica como telón de fondo para comprender la historia contemporánea de Palestina, supone su inscripción en la lógica del exterminio. En este sentido, el nazismo y el sionismo serían parte de la misma lógica. Sabemos, desde los trabajos de Hannah Arendt de fines de los años 50', hasta las recientes investigaciones de Giorgio Agamben, que la lógica del exterminio ocupa la reflexión política contemporánea. En consecuencia, hacer una historia de la limpieza étnica de Palestina, bajo esta perspectiva, es en definitiva una contribución a la historia de la problemática del exterminio, y significa al mismo tiempo, situar a Palestina como un referente de primera importancia para la filosofía política actual.


*Ilan Pappé es un profesor de historia en la Universidad de Exeter, Reino Unido, co-director del Centro Exeter de Estudios Etno-Políticos y activista político.Wikipedia