19 de septiembre de 1945. Marcha de la Constitución y la Libertad


Por Daniel Alberto Chiarenza 

El 19 de septiembre de 1945 se realiza la denominada Marcha de la Constitución y la Libertad donde el antiperonismo pone todas sus fuerzas en la calle. El coronel Perón había advertido el día anterior sobre los verdaderos objetivos de la manifestación: "La anunciada convocatoria sólo encubre un acto más de la lucha sin cuartel que oscuras fuerzas de regresión están librando contra el gobierno. Mañana puede haber desórdenes y quizá lucha; se realizará en un campo tremante de pasiones políticas extrañas a vosotros y a vuestros intereses". Luego, lanzaría una consigna que se haría famosa: "del trabajo a casa y de casa al trabajo".

En la tarde del 19 de septiembre unas 250.000 personas, pese a la falta de tranvías (pues, habían hecho huelga) hicieron un éxito de la movilización. El diario TIMES de Londres exageró la cifra, pues estimó la concurrencia en 500.000 personas. Cantando la "Marsellesa" -pensar que hace poco la oposición se quejó porque en el acto de asunción del Secretario de Cultura de la Nación cantaron la marcha peronista, que al fin y al cabo era argentino-, damas y caballeros de distintos colores políticos recorrieron Callao desde el Congreso hasta Plaza Francia, marcando "su" territorio como los perros; mezclados estaban los carteles con los retratos de Sarmiento, Mitre, Rivadavia, Echeverría, Sáenz Peña. La gran columna encabezada por Rodolfo Ghioldi, Pedro Chiaranti, Ernesto Giudice, Juan José Real, Alfredo Palacios, Santamarina, Pinedo, Joaquín Anchorena, José María Cantilo, Gabriel Oddone, Eustaquio Méndez Delfino (igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida...), coreaban diversos estribillos: "hoy hacemos el cajón para Farrell y Perón" y una adaptación de "La cucaracha": "Perón y Farrell/Perón y Farrell ya no pueden gobernar/porque no tienen/porque les falta/el apoyo popular".
Se consideraban el todo social, el "apoyo popular" necesario para todo gobierno "democrático". Ellos eran el pueblo; hasta Alfredo Palacios creía con sinceridad que los obreros pararían las fábricas por la Constitución y la Libertad, hasta ese momento dos abstracciones; sólo faltaba un mes para que recibieran la bofetada histórica que no sería suficiente para despabilarlos. Bajo un cartel con la esfinge de Rivadavia, el embajador norteamericano Braden se unió a la manifestación en Plaza Francia; 96 horas después el "búfalo estadounidense" dejaría el país para asumir las funciones en el Departamento de Estado. ¿Perón?: Estaba en Callao y Viamonte -lugar por el cual estaba obligado el paso de la manifestación- y sólo ordenó cerrar ventanas y visillos para evitar provocaciones. "Yo me voy a dormir" -recuerda el coronel Tanco que dijo Perón; "ustedes miren, calculen y después me informan".
Foto: La Prensa 20/9/1945
En mensaje radial el día 22, dirigido a los trabajadores de Salta, Perón hizo un llamamiento a la unidad y a la organización para profundizar los planes de la secretaría de Trabajo y Previsión: "Los trabajadores del campo y las ciudades han de unirse para vencer a la oligarquía. Propugnamos el campo propio. La tierra debe ser del que la trabaja y no del que la explota. Ello lo hará la reforma agraria ya iniciada. El obrero industrial y comercial, como el obrero campesino, debe obtener todas las mejoras de nuestro plan. Para ello debe unirse con la secretaría de Trabajo y Previsión, y juntos cortaremos una a una las numerosas cabezas de las serpientes que nos amenazan. O cae la oligarquía o caemos nosotros. Ese es el dilema". En el discurso se traduce un conocimiento profundo de la realidad que abarca también el conocimiento del enemigo que está dispuesto a todo. Veinticuatro horas más tarde se conoce públicamente un manifiesto firmado por almirantes, contraalmirantes y capitanes de navío que después de solicitar la urgente convocatoria a elecciones, demanda: "no permitir continuidades ni fabricar sucesiones; no tolerar que, directa o indirectamente se apoyen candidaturas desde las esferas oficiales, y mucho menos aún, que ellas surjan del propio seno del gobierno, abierta o encubiertamente".