La nueva escalada neoliberal

Mariano Beristain
Tiempo Argentino


Los fondos buitre son la avanzada financiera del neoconservadurismo contra el concepto de Estado-Nación, que con la ultraderecha de Europa y los EE UU, quieren crear una nueva arquitectura global.


El regreso de la Fragata Libertad se enmarca dentro de una larga pelea que inició la Argentina contra los fondos buitre por la reivindicación y la defensa de la soberanía política y económica frente a la avanzada del sector más depredador de los centros financieros internacionales. De alguna manera, el país se ha transformado en una prueba de laboratorio de la gran pulseada que existe entre estos grupos financieros trasnacionalizados y aquellos países que defienden el concepto tradicional de Estado, en el cual existe una estructura jurídico-política que toma las decisiones de fondo. Los buitres, amparados e impulsados políticamente por los segmentos predominantes del Partido Republicano (conocidos como Tea Party) pero también por el ala reaccionaria del Partido Demócrata, buscan vaciar de contenido el concepto tradicional de democracia. Quieren subordinarla a una justicia supranacional en la que  los grandes intereses económicos-financieros puedan imponerse frente a la capacidad  política de las naciones. La Argentina está sufriendo la embestida de los buitres en el propio tribunal de Nueva York, donde mantiene una disputa con el fondo buitre NML por la reestructuración de su deuda en default y por la capacidad de establecer sus propias reglas. Todo el mundo ha colocado la mirada en la decisión que tome la justicia de los Estados Unidos porque de ese resultado dependerá la capacidad de los países de enfrentar a los buitres en futuras reestructuraciones de deuda y de defender su patrimonio económico. Sin embargo, los buitres no son un fenómeno aislado sino que cumplen un papel complementario a la fuerte corriente derechista europea, encabezada por la alemana Angela Merkel, que con la ayuda del FMI están desmantelando el Estado de bienestar europeo para terminar de instalar un modelo socioeconómico regresivo en el que el poder económico más concentrado se apropie de los activos de los países centrales, mediante el proceso de privatizaciones y una reducción extrema del gasto social. Los damnificados serán los sectores medios y bajos de Europa y las grandes compañías, las beneficiarias. La Argentina vivió en carne propia este proceso que empezó en la dictadura del '76 y alcanzó su máxima expresión en la década de los '90. Ahora, enfrenta un ataque mucho mayor y está defendiendo a capa y espada la capacidad de tomar sus decisiones y de elegir un modelo de país. Pero las cartas no están echadas. El país lleva la delantera; recuperó la fragata y abrió un debate en el mundo sobre los peligros que encierra un triunfo de los buitres. Ahora la partida más importante se jugará en Nueva York.