Andreas Karitzis: “El pueblo está despertando del sueño neoliberal”

Julián Aguirre
Marcha
A más de dos años del estallido de la crisis, las medidas de austeridad de corte neoliberal, impuestas por la Unión Europea y los grandes bancos como condición necesaria para el rescate financiero, no han sino profundizado una situación de resquebrajamiento del tejido social griego. La crisis de legitimidad vivida por la clase política y los partidos tradicionales llevó a la renuncia del anterior gobierno del Partido Socialdemócrata (PASOK) y, tras las elecciones de junio, se formó un gobierno de unidad nacional encabezado por el conservador Antonis Samaras (Partido Nueva Democracia), encontrando a la población movilizada de forma casi permanente frente al recorte de derechos laborales, económicos y sociales. Sin embargo parece surgir una alternativa. La Coalición de la Izquierda Radical - SYRIZA ha vivido un crecimiento político exponencial (evidenciado en las últimas elecciones, con más del 25% de los votos, posicionándose como principal fuerza de oposición parlamentaria) y se propone representar la voz y la experiencia de lucha de los nuevos movimientos sociales y la izquierda en Grecia.

- ¿Cómo caracterizarías este periodo de crisis que hoy atraviesa Grecia y otros países de Europa?
Por supuesto cada país tiene sus particularidades pero todos sufrimos el mismo ataque neoliberal contra el Estado social, los derechos laborales, y finalmente la democracia.
La batalla principal es contra los mercados y su racionalidad, que pretende que todo aspecto de la vida social debe ser compatible con las leyes del mercado. En general los movimientos de izquierda, la izquierda social o los movimientos sociales tenemos como núcleo o eje central de los reclamos alcanzar una vida digna. Digna en tanto la población pueda satisfacer sus necesidades. Al mismo tiempo queremos democracia, entendida como la posibilidad de que el pueblo pueda definir el curso de la sociedad, sea para tomar ese sendero o este otro, pero debe ser una decisión hecha por el pueblo y no por el mercado.
Así es como nosotros entendemos el objetivo de su ataque: mercado o democracia; una vida determinada por los mercados o una vida digna. Esto no es una novedad y de hecho lo fue desde el principio del capitalismo. Quizá, en los últimos 50 o 60 años, la gente tenía la oportunidad de responder a sus necesidades en alguna medida, al menos una porción de la población, que podemos identificar con las clases medias de los países desarrollados. Pero la ausencia de democracia o la imposibilidad para satisfacer sus necesidades fueron y son la regla en extensas porciones del globo, y ahora ha llegado la hora de que los habitantes de los países centrales paguen lo que otros pueblos han sufrido a manos de esta lógica. Esa es la novedad de la crisis iniciada en 2008. El núcleo de este ataque es la democracia y la posibilidad de una vida digna.
-  ¿Podrías, al menos resumidamente, marcar cuales son las causas estructurales o de fondo que encuentran?
Primero  debo decir que acá hay una política de Estado. Un Estado que permite al Capital escapar de sus obligaciones respecto de la sociedad, al pago de impuestos, al sostenimiento del Estado de bienestar, generando una ausencia de financiamiento que es cubierta a base de préstamos y endeudamiento. Este es, simplificado, el primer factor que explica la crisis de deuda vivida principalmente en el sur de Europa, aunque no solo allí.
La segunda razón es esta moneda común y estructura comercial común, el Euro, cuya arquitectura de corte neoliberal carece de reglas o herramientas para enfrentar la crisis. No es un fenómeno natural, el Euro fue diseñado así, ligado a las clases más ricas y sus intereses. Se trata de una decisión política hecha a mediados de los noventa y no de un accidente. Lo que ocurre entonces es que no se busca reformar el Estado para lidiar con la crisis, sino sacar ventaja del problema para que las sociedades acepten un nuevo acuerdo fundado en las medidas de austeridad, los recortes en las cuentas del Estado, y así consolidar un proyecto neoliberal de sociedad. Esa es, de forma muy esquemática, nuestra interpretación de los eventos que se viven hoy en Europa. Respecto de la arquitectura de la eurozona es algo que un gobierno en un solo país no podrá intentar cambiar o direccionar si no es una decisión común. Pero si tenemos un gobierno de izquierda, al menos de un solo país, que problematice el asunto, poniéndolo sobre la mesa, sería un gran éxito para el pueblo. La UE no predijo la existencia de un gobierno de izquierda, por lo que las instituciones, y cómo funcionan, no fueron diseñadas para que haya allí una concepción de izquierda. En 1992, después de la caída de la Unión Soviética, nadie hubiera predicho que habría un gobierno de izquierda en la Eurozona.
-  Sería interesante conocer en qué situación se hallaban las clases populares y sus organizaciones en este periodo de políticas neoliberales, qué respuestas o resistencias se produjeron, si las hubo.
Me gusta decir que el pueblo hablaba el idioma de sus enemigos. Se solía creer que la competitividad crea trabajos, que la crisis surgían de necesidades de la economía, que los ricos eran aquellos más capaces. Puede decirse que había una adicción a la ideología neoliberal. Así que cuando la crisis se volvió una realidad tangible, el pueblo no tenía mecanismos de defensa. Apatía es lo que nuestros rivales quieren que impere en nuestra clase trabajadora. Por lo que no es un fenómeno natural, nuestros enemigos hicieron un gran trabajo en los últimos 20 años para persuadir al pueblo en el plano político, ideológico, social, en cada aspecto de la vida social, para persuadirnos de que era el fin de la historia, que solo debes preocuparte de tu propio bienestar. Así que desde el quiebre económico toda la sociedad estuvo carente de orden, de cohesión, no hablaba de lo que ocurría o lo que podía hacerse. La izquierda se hallaba dispersa o era minoritaria, y después de la caída de la Unión Soviética no había mucho margen para ser anticapitalista. No había sindicatos contestatarios, no había organizaciones sociales en los barrios, no había simplemente un interés por el activismo social o político.
 Ahora el pueblo está intentando construir sus herramientas, nuevas redes de solidaridad, nuevas organizaciones sociales, el fortalecimiento de nuestro partido como partido de izquierda. La manera positiva de verlo es que nuestro pueblo está despertando, de un sueño neoliberal que resultó una pesadilla. El pueblo, la clase trabajadora, no solo en nuestro país sino en Italia, España, contraataca y, esperamos, haga retroceder al enemigo en 2013.

(Ver segunda parte de esta nota)