"Pero los dinosaurios van a desaparecer...” ¿Acaso un adulto no es permeable?

 Sergio Peralta
APAS

El nivel de angustia es grande y cuesta superar su límite para poder expresarlo. Leo y re-leo los debates, las declaraciones de los personajes consultados y no los termino de comprender. Se abre la posibilidad de participación de los pibes de 16 años y el revuelo que causa es directamente proporcional a las barbaridades que se esgrimen en su contra.

Todos, sin excepción, perdón, salvo la iluminada diputada nacional por ¿por?. . . La “piba”, Patricia Bullrich, que vio en esta intención de participación a la figura del alcohólico de Galtieri, han argumentado su oposición tratando de dejar de manera clara sus motivos, y lo que queda en claro es el temor justamente a que los pibes participen. 

Por ejemplo, nuestro exvicepresidente, el Ingeniero Julio Cobos, en uso de sus disfunciones indicó que el tema merece un debate más amplio, lo que demuestra claramente que sigue en su posición no positiva y que no termina de entender que lo que se está haciendo ahora es justamente eso, debatir. 

Ocurre que los argumentos no son inteligentes. Se argumenta que la intención es política; y justamente es eso, una decisión política de sumar a un grupo que está “en condiciones” de ser objeto de consumo, pasible de imputación por crímenes, madre precoz, laburante informal y sin registro, y sigue la lista. Pero, eso sí: ni se les ocurra sumarlos para que optativamente pueda votar. 

Son tan obtusos los argumentos de la oposición que les otorgan a los “chicos” la calidad de estúpidos que van a votar ciegamente y solamente al oficialismo. Esto demuestra claramente que su visión del futuro político no incluye a otros que no sean sus cercanos para “heredar” el poder

Las preguntas necesarias son ¿quién garantiza que van a votar al oficialismo?, ¿es que no tienen la capacidad para militar y hacer militar a “sus” jóvenes?, ¿no confían en el poder de enamoramiento de sus plataformas políticas para atraer y comprometerlos?

Pero, además, los partidos políticos deben dar a sus jóvenes seguidores mensajes claros. El radicalismo, por ejemplo, se opone al proyecto con énfasis, y en la Ciudad de Córdoba, gobernada justamente por ese partido, se impulsa y se permite la participación de los jóvenes de 16 años. 

Por supuesto que este debate está ligado a las críticas que se le hacen a “La Cámpora” y su aportación social. Yo soy de una generación que el 1976 tenía justamente 16 años, en esa época soñar con participar, con opinar era el equivalente a ser un NN. Los que se expresaron, militaron, disintieron, hoy ya no están y los que militamos allá por 1981, tardíamente, en algún movimiento sindical nos costó la calle. Se pregona que la agrupación y su militancia tienen un fuerte contenido político, ¿pero acaso La Cámpora no es una agrupación política? ¿Qué tiene de malo que sea una agrupación política?

Haciendo una comparación histórica y asignándole a los dinosaurios una inteligencia que no tenían; ellos, los dinosaurios, seguramente se hubiesen opuesto a la aparición de los mamíferos, unos bichos que evolucionaron de acuerdo a las circunstancias. Esto no otorga la categoría de oportunistas a los participantes jóvenes en los movimientos políticos, todos deben tener una posición definida y un compromiso para abrazar una idea. Es claro que los partidos que militan en la oposición tienen sus agrupaciones juveniles y que deben tener la misma vocación de “arrimar” ideas y sangre nuevas a su partido. ¿Por qué resulta simpático y conmovedor ver a los chicos de Cáritas pidiendo una donación, ropa o "algo que no uses” para dárselo a los que menos tienen y resulta injurioso que otros militen en una villa tratando de que esos pobres se sumen y emerjan justamente de ese lugar?

Hace 30 años que soy docente y trabajo con adolescentes que van de 15 a 18 años y puedo asegurar que todos son permeables a las influencias, independientemente de la edad. Cada uno, decodifica y entiende la realidad que los rodea y más que una cuestión de edad, el resultado del análisis de la realidad que hacen está vinculado a su entorno social y de su inclusión. Y es ahí en donde aparece el temor mezquino de los opositores a esta idea de sumar a los “menores”, porque hace muchos años que en Argentina no se vivían políticas de inclusión como las actuales. 

Dejo un último interrogante: ¿acaso un adulto no es permeable a la publicidad, al consumo de noticias basuras, a los culos de Tinelli y los bodrios que arman los programas de chimentos? Seguro que el argumento es que los adultos tienen la capacidad de discernir entre lo que está bien y lo que está mal. ¿Tan seguros estamos?