Cambiando las reglas para continuar en la Eurozona



Jorge Nascimento Rodrigues
Liswires.com


Los economistas europeos se han reunido en Coimbra los días 18 y 19 de abril para discutir acerca de “La eurozona, de Maastricht a 2020, revisión de un proyecto y una trayectoria” y ofrecer alternativas. 



¿Salir del euro? No. “Nadie debería hacerlo porque favorecería a los partidarios de la austeridad. Son ellos quienes deberían sufrir las consecuencias de su estrategia. Mientras se queden en la Eurozona, si la situación empeora, será responsabilidad de alemanes, holandeses y finlandeses. Si los países periféricos salen del Euro, sufrirán las consecuencias solo ellos”, señala Peter Wahl, economista alemán e investigador en WEED (World Economy, Ecology & Development), un instituto alemán de estudios políticos que tiene su sede en Bonn, y que es uno de los economistas que participan en la conferencia citada arriba.
Peter Wahl: “No es una cuestión de hegemonía, sino más bien una posición de las elites alemanas para mantener una posición competitiva a expensas de los países con déficit. Estos países necesitan estímulos para poder empezar a crecer”.
La salida de algunos países de la Eurozona podría incluso ser beneficiosa si se hiciera “de forma ordenada”, declara Dominique Plihon, nacido en 1946, profesor de economía financiera en la Universidad de Paris XIII. “Pero como es muy probable que esa condición no sea factible, es preferible poner en marcha dentro de la Eurozona políticas alternativas que estén basadas en la cooperación””, añade Dominique Plihon, dando el tono para un programa alternativo. “Con la deuda en euros, no hay solución fuera del Sistema Monetario Europeo”, añade pragmáticamente Marcello de Cecco, nacido en 1938, profesor de historia financiera y monetaria en la Escuela Normal Superior de Pisa. De Cecco iba a ser el conferenciante de más edad en la Conferencia de Coimbra, pero no pudo estar presente por motivos de salud.
Sin embargo, si esa oportunidad no se explora, “es probable que algunas economías periféricas tengan que salir de la moneda única, aunque el proceso de ajuste pudiera llegar a ser muy complicado”, señala Alberto Montero Soler, profesor de economía aplicada en la Universidad de Málaga y presidente de la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS). En estas circunstancias, el italiano de Cecco solo considera la salida del Euro en el caso de que los periféricos “pudieran llevarse a Francia con ellos creando una Eurozona del Mediterráneo, con una tasa de cambio más débil”. Sin embargo, para la griega Marica Frangakis, del Instituto Nicos Poulantzas de la Universidad de Atenas, puede que sea inevitable la salida del euro: “Hay ya una Eurozona a dos velocidades. Si esta situación sigue prolongándose, está en juego la viabilidad del proyecto europeo. Salir del euro quizá no sea la solución sino la consecuencia”.


La culpa la tiene el mercantilismo


Una de las razones endógenas de la actual crisis de la Eurozona radica en la heterogeneidad en la creación de la zona monetaria. La reciente crisis económica y financiera no hace sino subrayarla. Esa es una observación que hizo el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. “Draghi tiene razón en un 50%. Hay problemas estructurales entre los miembros de la Eurozona, y el más importante son los desequilibrios en el balance de las cuentas corrientes. Es preciso que se reduzcan las situaciones de déficit y superávit. Y esto también significa realizar ajustes en Alemania, Austria, Holanda y otros países con superávit. Los países deficitarios, en cambio, necesitan estímulo para un crecimiento inteligente”, refiere Peter Wahl. “La crisis actual de la Eurozona no es solo un problema causado por la deuda de los periféricos. Es ante todo un problema de los países del centro, que persiguen políticas mercantilistas basadas en la austeridad de los salarios”, defiende Dominique Plihon.
La cuestión de que los desequilibrios que afectan solo a los países deficitarios no pueden resolverse unilateralmente, fue ya planteada por John Maynard Keynes a principios del siglo XX. Aunque a los políticos y a los electorados de los países con superávit les resulte difícil de “tragar”, es la única salida “ordenada”. “El problema no se resuelve con más transferencias presupuestarias a través de fondos estructurales. Es necesaria una estrategia común para transferir parte de la deuda soberana al BCE o al Mecanismo de Estabilización Europeo; y la emisión de eurobonos por parte del Fondo Europeo de Inversiones (FEI), enfocada hacia el crecimiento, requiere de una serie de medidas. Y esto puede hacerlo el FEI sin necesidad de revisar los tratados”, señala el economista británico Stuart Holland, nacido en 1940, ex ministro laborista en la sombra y actual profesor de económicas en la Universidad de Coimbra. Este fondo se creó en 1994 como sociedad público-privada. En la actualidad es el accionista principal del Banco Europeo de Inversiones (BEI). El FEI es el ala armada del BEI en capital de riesgo y en la financiación de las PYMES por parte de las instituciones financieras europeas.
Stuart Holland menciona un “ New Deal ” para Europa “convirtiendo los excedentes en inversiones, incluyendo los excedentes de los bancos centrales de las economías emergentes y los fondos soberanos de inversión que deseen diversificarse del dólar”. La solución es crear un Tesoro Europeo, señala Alberto Montero Soler, añadiendo: “La dictadura de los acreedores, de los rentistas, no es nunca la solución a un problema extendido de la deuda como el que tenemos. Las soluciones deben ser específicas pero todas tienen que considerar que hay que aliviarle al deudor la carga de la deuda”.


La hegemonía alemana


La hegemonía alemana en la Eurozona es uno de los problemas que surgen tras la actual ortodoxia monetaria seguida por el BCE y el ajuste fiscal inscrito en el gran “Pacto Fiscal”, la supuesta “regla de oro” que se intenta que esté recogida en las Constituciones. En opinión del alemán Peter Wahl, no es una cuestión de hegemonía sino más bien una posición “de las elites alemanas a fin de mantener una posición competitiva a expensas de los países deficitarios”. Pero para el inglés Stuart Holland, la hegemonía alemana resulta obvia: “Desde luego que existe y por muchas razones es algo que no se reconoce mucho, aunque hay que distinguir a los alemanes de Alemania”.
El italiano de Cecco es incluso más explícito: Alemania es el poder hegemónico en Europa, no importa lo que suceda con el pacto fiscal. Desde 1980 y tras el colapso de la Unión Soviética y la reunificación alemana, la situación cambió. Con esos dos acontecimientos, Alemania se convirtió en el poder hegemónico natural en Europa. Los alemanes implementaron un mercantilismo inteligente y extremo, utilizando la moneda común, el euro, en la forma más beneficiosa para sus intereses”, añade. Ante lo cual hay que quitarse el sombrero.
Pero la hegemonía genera una paradoja: “Cuánto más éxito tenga Alemania imponiendo sus reglas, más resistencias encontrará, lo que socavará esa hegemonía. No hay nada claro en un proceso tan complejo como este”, concluye Marica Frangakis.


La Eurozona: Vías alternativas
  1. Devaluación del euro.
  2. Paquete de estímulos a la economía europea.
  3. Nuevo mandado para el Banco Central Europeo.
  4. Solidaridad interna en la Eurozona, por encima de los Fondos Estructurales.
  5. Eurobonos.
  6. Un presupuesto europeo.
  7. Política fiscal común para las compañías y transacciones financieras.
  8. Niveles sociales comunes, por ejemplo, un salario mínimo igual en toda la UE
  9. Aliviar la carga de la deuda de los países periféricos.
  10. Austeridad para los responsables de la crisis financiera.
Jorge Nascimento Rodrigues es colaborador habitual del periódico semanal lisboeta Expresso. Es editor de Janelanaweb.com, y coautor de “Business Minds and Pioneers of Globalization”.