“Hay que llevar al extremo la pérdida de autonomía del Banco Central”

En diálogo con LPO, el economista Alexandre Roig advirtió que “si no se reforma la Carta Orgánica del Central antes o después habrá un cuello de botella que complicará seriamente las inversiones”. Además, defendió los controles al dólar y sostuvo que los paralelismos con el corralito son “una manipulación de la memoria colectiva”.

Pasado más de un mes de la aplicación de los controles de la AFIP a la compra de divisas y cuando parecen haberse alejaron las turbulencias más fuertes en el mercado cambiario, La Política Online decidió entrevistar a Alexandre Roig, economista y mágister en Estudios de Desarrollo de la Universidad de Ginebra, para conocer su visión sobre los motivos que causaron la corrida y su posible evolución. “Pasado ese shock inicial los procedimientos se van rutinizando, pero quedó expuesta la alta informalidad que persiste en la economía argentina.”, sostuvo.

Roig estudió en detalle la eclosión del Plan de Convertibilidad a principios de la década pasada. El año próximo se publicará su nuevo libro, “La moneda imposible”, que analiza la construcción de ese fetiche argentino que fue el “uno a uno”: el momento de su génesis, sus pretensiones de eternidad, las percepciones sociales de los argentinos sobre su moneda y el juego de la clase política para sostenerla hasta la debacle final.

Actual director del Centro de Estudios Sociales de la Economía en el IDAES, Roig se especializa en la percepción sociales de la moneda y los procesos de confianza, y señala que los paralelismo que se hicieron con el corralito de 2001 a partir del control a la compra de dólares “son descabellados y están intencionalizados políticamente”

- ¿Las medidas de control son síntoma de que persiste la desconfianza de los ahorristas hacia el peso argentino?

En este momento está en juego la forma en que vamos a construir confianza en la moneda. Creo que ha habido un proceso de ruptura que se debe profundizar y estas medidas van en sentido de esa ruptura. La teoría que domina de fines los años 70 para enfrentar la inflación siempre fue la teoría de las expectativas racionales, asociada a la idea de que la confianza en la moneda está vinculada a la capacidad de anticipar el precio futuro de la moneda por parte de los individuos. Lo que debe construirse es un enfoque colectivo de la confianza, y no este tipo de enfoques individualistas. El gobierno debe construir confianza a través de procesos colectivos y no individuales.

Por eso, cuando se apela a la memoria se apela a la dimensión colectiva de esos procesos que son colectivos. No si tal o cual persona puntual se acuerda de la corrida bancaria de 2001 sino cómo se construye colectivamente el recuerdo del corralito, que no es lo mismo.

- Varios que trazaron paralelismos entre estas medidas y el corralito de Domingo Cavallo
No es lo mismo una corrida bancaria como consecuencia del fin del régimen de convertibilidad que los juegos de especulación que hay en el mercado sobre el valor futuro de la moneda. Son procesos totalmente distintos. Que en esta pugna se movilice la memoria de otras corridas bancarias es parte de un juego político donde la confianza por el peso está en disputa. Eso no significa que tal o cual persona se acuerde de la anterior corrida y actuará acorde a eso. Las medidas del gobierno para controlar el cambio de moneda tienen varias implicancias: hay medidas fiscales que controlan procesos financieros y ese control es a priori. El mayor problema y del cual no se habla tanto es del sector informal. No sólo el que evade o subfactura y no puede cambiar sino la gente que aun esta en el sector informal y que no es menor en la Argentina.
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- ¿Cree que los paralelismo entre ambos procesos estuvieron intencionalizados políticamente?
Totalmente, y hacen una abstracción absoluta de que estamos en un contexto histórico totalmente distinto. Lo que hacen es apelar a una teoría de la memoria que es una memoria de los individuos, y no de los colectivos. Y es importante señalar esto para que esa memoria colectiva no se construya de tal forma que se vuelva una profecía autorrealizadora. Si digo: “esta corrida bancaria es similar a las del 2001”, implícitamente quiero decir que el destino que nos espera es similar al del 2001, lo cual es una mentira. Las instituciones que organizan el país no son las mismas, el momento histórico no es el mismo, el contexto internacional no es el mismo. No estamos ni cerca de comparar ambos momentos.

- Pero ambas complican mucho a la clase media y los compradores minoristas de dólares.
Aquí lo que hay que visibilizar es que se trata de una medida muy problemática para el sector informal, que no es un sector menor. Entonces lo que debe salir a la luz es ése problema: formalizar al sector informal, y esa discusión es mas valida que asustar a la gente ¿Y quién es responsable de la informalidad en este país? ¿Por qué hay grandes niveles de informalidad? En parte por los sectores empresariales que contratan en forma informal, el sector empleador que emplea en negro, paga en negro, compra en negro, no aporta. Y eso sí es un problema grave. Por otro lado el sistema bancario: el crédito es caro y escaso. Ése es el otro problema central.


- Se especula que las medidas de control durarían hasta que el dólar oficial, -cuya tasa de devaluación ha ido creciendo en el último mes-, “empate” al dólar blue. ¿No se llegaría al mismo destino que pretendían los sectores que clamaban por una devaluación?


Para saber el rol de los devaluadores en esta corrida bancaria debería hacerse un trabajo de inteligencia financiera. Uno puede suponer que la hayan alentado de alguna manera, pero queda para alguna investigación, yo no la he hecho. Con respecto a la devaluación, así se llegue a la misma tasa de cambio que pretendían los sectores que pedían el dólar a cinco pesos, el proceso no es el mismo. Aumentando gradualmente la tasa de devaluación de manera orquestada y mediante procesos de negociación con distintos sectores se puede llegar a la misma tasa de cambio, pero el proceso será bien diferente que una devaluación caótica donde salgan ganando los sectores exportadores en detrimento de otros.

Moneda y confianza

- ¿Por qué usted duda en señalar que los controles de la AFIP no constituyen un “control de cambios”?

Porque técnicamente es un medida que lo que hace es verificar los ingresos legítimos para acceder a una divisa extranjera, una suerte de lema que dice “no cambiarás nada a dólares que no te hayas ganado en blanco”, lo cual parece lógico si estamos de acuerdo con una fiscalidad seria y respetuosa de las leyes. Varias veces en la historia argentina irrumpe el debate político sobre la legitimidad de la fiscalidad en Argentina, la fiscalidad del Estado. Con el monopolio de la violencia legitima, el monopolio sobre la fiscalidad es uno de los poderes del Estado: sin fiscalidad no hay salud publica, educación pública, ni infraestructura. Esto parece obvio pero parece que hay que recordarlo.
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- ¿No cree que con esta medida se accionó la memoria de los ahorristas argentinos y sus experiencias desgraciadas?
Pero ese paralelismo parte de quienes se adjudican la legitimidad para decir cuál es la memoria de las personas y las sociedad. Gran parte del sector de la población no se vio afectada por el corralito en 2001: sencillamente porque no estaba bancarizada o porque ni siquiera tenia dinero para depositar en un banco. Entonces esa memoria del corralito para muchos sectores les llegó a través de la televisión.

- ¿Hay una especificidad en los ahorristas argentina de mirar al dólar como manera de resguardar sus ahorros?

No es exclusivamente argentino: la familias peruanas, bolivianas, y varias de Latinoamérica también lo hacen. El dólar funciona como reserva de valor en distintas sociedades y ello es índice de confianza en la moneda nacional.
Pero no es un problema sólo local. Hemos vimos también un aumento masivo de compra de oro durante la ultima crisis internacional porque está operando como reserva de valor frente a monedas como el Euro. La convertibilidad durante la década menemista pretendía asociar el peso al dólar, atar el uno al otro como manera de hacerlo predecible, pero ese tipo de régimen monetario ha demostrado ser una solución que lleva al cataclismo. En ese sentido, lo mismo parece que están viviendo los europeos, que no es más que una convertibilidad “de a muchos”, apoyados en el marco alemán.

El desafío aquí es volver a construir confianza en la moneda nacional pero no desde los criterios que imperaban en los 90, sino desde otros criterios. Son procesos colectivos no pueden estar desacoplados de qué es lo que representa la moneda para una sociedad. Salir de la construcción de confianza a través de la lógica de racionalidad individual y construir un imaginario sobre esa moneda a través de procesos colectivos e histórico, son procesos largos.

- ¿Cree que los gobiernos Kirchner aún no se consolidaron ese proceso?
Es difícil poder afirmar que el kirchnerismo esté yendo en ese camino, para ello es fundamental modificar la carta orgánica del banco central. El uso de reservas para pago de deuda rompieron con la autonomía del Banco Central, porque antes el discurso era que lo político no se meta en lo monetario, y esa premisa se rompe con eso. La ruptura de la autonomía del Banco Central debiera llevarse hasta las últimas consecuencias. No sólo modificar la Carta Orgánica del Banco Central, incluso terminar con la separación entre el circuito del Banco Central y el circuito del Tesoro Nacional. Así, la confianza en la moneda estaría vinculada a la confianza de los gobernantes, lo que en última instancia la democratizaría.

Estado y mercado

- ¿Por qué se ha postergado el debate por la ley de entidades financieras?

Es un debate que hay que dar, es una de las pocas formas de generar confianza en la moneda. Si una ley considera a las finanzas como un servicio público y los ahorros captados por los argentinos se visibilizan en obra pública, ese vinculo entre captación del ahorro y uso de esos recursos genera un circuito de legitimación. Cuando el contribuyente advierte que sus impuestos efectivamente se utilizan para inversión pública evadirá menos, eso se observa y se verifica. Lo mismo pasa con el circuito financiero. ¿Para que sirve la plata de los ahorristas? ¿para qué se usa? ¿A quién se la prestan, qué crédito genera? Es urgente un debate sobre una banca pública de inversión que use gran parte de la captación de ahorros para inversión, financiar infraestructura y donde se visibilice el circuito de dinero. Esos son circuitos de confianza concretos.

-¿Estas medidas no funcionan como castigo a los minoristas mientras los mayoristas siguen sin domesticarse políticamente?
-La relación con los mayoristas oscilará entre la educación y la disciplina, eso depende como se genere la relación política con gran parte de los capitalistas argentinos que tienen que entender que deben aportar a la fiscalidad del Estado y comprender que no hay acumulación capitalista posible sin un Estado que esté garantizando ese proceso. Por ejemplo, si en la Argentina no hubiera educación pública y gratuita, los sueldos que deberían pagar serían más altos y los costos de capacitación de trabajadores serían mayores. Son relaciones contradictorias pero complementarias. Gran parte de los grupos productivos tiene parte de su economía puestos en la renta financiera, el desafío es que esos sectores tengan sus ahorros bancarizados en el mercado de capitales, las medidas del gobierno van en ese sentido pero no alcanzan. El problema principal lo está teniendo el minorista que tiene parte de sus ingresos en la informalidad, y volvemos tema anterior, que es el problema es la informalidad argentina y no el de los controles que pueda haber a la compra de divisas.

- ¿Esos mayoristas que fugan podrán eventualmente jugar como enemigos políticos al tratar de disciplinarlos?


En ese proceso es importante salirse de la lógica amigo-enemigo. Lo que se busca es capitalistas que contribuyan al desarrollo nacional y no hacer enemigos políticos. ¿Cuál ha sido el gran aprendizaje de las crisis financieras? ¿Sobre qué asunto ya no nos pueden mentir más? En que el mercado se pueda construir a espaldas del Estado. Lo que vimos con las crisis mundiales recientes es que es son los Estados los grandes garantes en ultima instancia: rescate de bancos, rescate de fortunas, rescate de bonos. El Estado se visibilizó como nunca. Con lo cual, cualquier discurso antiestatal, no intervencionista tiene como mínimo un pata floja.

En este nuevo contexto mundial, incluso los sectores industriales deben entender que un proceso de desarrollo implica necesariamente subsumirse a un proceso que sólo el Estado puede llevar adelante y eso inclusive para su propia conveniencia. Por ejemplo, los procesos de innovación tecnológica y científica son claves en esto. La verdad es que el empresariado tiene todos los motivos para apoyar el fortalecimiento del Estado, si ese estado no se esta mostrando como enemigo.

- ¿La ley de entidades financieras puede generar enemigos políticos?
Es posible, está claro que se tocarían intereses instalados. Pero este gobierno ya lo ha hecho con la nacionalización de las AFJP o la ley de medios. Con respecto al sistema financiero, tenemos que salir de las políticas públicas para pasar a las reformas institucionales: la reforma a la carta orgánica del Banco Central y la ley de entidades financieras. Si no, tendremos un cuello de botella antes o después, estoy seguro. Si no se cambia el perfil del sistema financiero el gobierno terminará buscando más financiamientos en los circuitos internacionales y sus lógicas de evaluación. Y eso tendrá consecuencias más graves. Por que son lógicas en las que Argentina no podría incidir ni modificar. No es que yo llame al aislamiento, pero debe haber banca pública para el desarrollo y la inversión. Cualquier economía se organiza en forma mixta, heterogénea: estatal, privada, cooperativistas, etcétera. Una economía es más fuerte cuando se reconoce institucionalmente la heterogeneidad de su composición. La crisis internacional no termina acá, y cuanto menos estemos atados a esos ciclos tanto mejor.

Fuente; La Politica on Line