El Rastrojero

Integrados totalmente al paisaje argentino de la segunda mitad del siglo pasado, aún hoy es posible ver los Rastrojero en tareas de reparto en muchas ciudades y pueblos del interior.




En 1952 Perón ordenó la creación de IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado), para la producción de aviones, tractores, motocicletas y automotores. El emprendimiento duraría hasta 1980 y con el paso de los años adoptaría el nombre IME, Industrias Mecánicas del Estado, responsable de la fabricación de un trozo de historia argentina: el Rastrojero. La empresa comienza sus actividades dentro del ámbito de la Fábrica Militar de Aviones en la Provincia de Córdoba. La intención presidencial era comenzar con la producción seriada de automotores el 1 de Noviembre de 1952.


La fábrica estaba en actividad desde 1927 y su calificado personal técnico estaba orientado fundamentalmente a la producción aeronáutica. Por otra parte, las instalaciones y equipamiento también estaban destinadas a esa actividad industrial, por lo tanto para producir automotores se debió realizar un gran esfuerzo en recursos humanos y en equipos que se sumaron a las instalaciones ya existentes. La incorporación de esta industria dinámica a la actividad de IAME significó un aumento de su personal del 55% llegando a ocupar entre operarios, técnicos y administrativos 9.000 personas.

De aviones a autos…

La producción automotriz se inicia con el sedán para cuatro pasajeros denominado Institec. Este vehículo económico contaba con un motor de dos tiempos y dos cilindros producido en la Fábrica de Motores y Automotores. Derivado del sedán se lanza mas tarde una versión Pick Up. La historia había comenzado unos años antes, cuando funcionarios del gobierno argentino, terminada la Segunda Guerra Mundial, viajaron a EE.UU. y adquirieron una buena cantidad de tractores Empire sobrantes a causa del fin de la guerra. Esos tractores jamás trabajaron en el campo argentino y terminaron, en cambio, almacenados en un galpón.
Hasta que cuatro técnicos argentinos fueron encargados de reconvertir aquellos tractores inútiles en algo más productivo. El proceso terminaría en la aparición del Rastrojero.
El rastrojero se presentó oficialmente en Mayo de 1952. Era un pequeño utilitario con una capacidad de carga de media tonelada, caja de madera sobre un bastidor de acero, una cabina pequeña y un frontal inspirado, probablemente, en el Ford 37. El motor era el mismo motor norteamericano que alguna vez había impulsado los tractores Empire: un Willys Overland de cuatro tiempos alimentado a gasolina. El aspecto general del vehículo era bastante rústico, pero resultó ser confiable y fuerte para los trabajos del campo.
Tractor Pampa

  La demanda creció de inmediato y dos años después la empresa decidió reemplazar el motor naftero de origen norteamericano derivado de unos tractores adquiridos como material sobrante de la guerra y  dotarlo de un motor diésel. Se optó por un motor Borgward D4M de 1758 cm3, cuatro cilindros, válvulas a la cabeza y 42 caballos de fuerza, con caja de velocidades de cuatro marchas. Este fue el modelo más vendido de Rastrojero, sobrepasando las 26 mil unidades, y el que durante más años se produjo.


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Agosto de 1954. Nace el Rastrojero Diésel

Por Héctor Brondo
para La Voz 
publicado el 3 de agosto de 2014

Algo había que hacer con esos motores inservibles arrumbados en un galpón estatal. Eran unos Willys Overland que habían propulsado los jeep artillados que los soldados estadounidenses utilizaron en la Segunda Guerra. Finalizado el conflicto bélico, la industria norteamericana los recicló en los tractores Empire.
A fines de los ’40, funcionarios del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (Iapi), encargado del comercio internacional del país, compraron 2.500 unidades de esa maquinaria agrícola por una cifra millonaria. Sin embargo, jamás pudieron surcar nuestros campos porque tenían un problema de diseño insalvable.

¿Desafío o locura?

El entonces ministro de Aeronáutica, brigadier Juan Ignacio San Martín, le propuso al presidente Juan Domingo Perón utilizar los motores herrumbrosos como plataforma de lanzamiento de la industria automotriz nacional. El mandatario aprobó la idea y el funcionario planteó el desafío a técnicos de Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado (Iame). El complejo fabril, a la vera de la ruta 20, en Córdoba, había sido creado el 28 de marzo de 1952; ya existía, desde un año antes, en el mismo predio, la Fábrica de Motores y Automotores.

Los ingenieros Raúl Gómez y Félix Santiago Sanguinetti, entre otros, asumieron el reto.

“Me llamaron y me preguntaron si me animaba a hacer un camioncito. Con la inconsciencia que tenía entonces dije que sí, no iba andar pensando mucho...”, comentó una vez Gómez a una periodista de este diario. De los tractores en desuso se utilizaron el motor, el embrague, la caja de velocidad, las crucetas y la bocha del diferencial, entre otras piezas.

La suspensión delantera era similar a la de los Ford, con elástico transversal pero con amortiguadores tubulares. La trasera constaba de dos elásticos semi elípticos preparados para soportar 750 kilos de carga, más o menos.

Los trabajos en chapa se hicieron en el hangar 90 de la Fábrica de Aviones y el taller Autoar proveyó los primeros chasis.

¡A rodar la vida!

El prototipo del Rastrojero y la rural Gauchita se presentaron el 1° de mayo de 1952 en la Plaza de la República, en Buenos Aires. Fue en el mismo acto en el que se lanzó al mercado el automóvil nacional Institec, con Juan Perón en el palco de honor.

La aceptación que tuvo el vehículo de carga sorprendió a propios y extraños. Por esa razón, para su comercialización, en 1953 se creó el Consorcio Industrial para la Producción Automotriz (Cipa) formado por autopartistas locales. La alta demanda agotó en poco tiempo las 2.365 unidades.

Un noble gasolero

Fue entonces que se tomó la decisión de archivar esa línea de producción y activar la del Rastrojero equipado con motor diésel de cuatro tiempos. La modificación permitió abaratar costos de la “chatita” y ampliar geométricamente su participación en el mercado automotriz.

Y consolidó un sistema de producción basado en la interacción científica, tecnológica, económica y social, en un marco ideológico determinado por el peronismo y su afán por el desarrollo industrial.

La alemana Borgward se impuso en la licitación convocada para proveer los motores a gasoil. Este combustible se había incorporado masivamente al transporte. Las pruebas de los impulsores fueron satisfactorias. Iame encargó 20 mil y Borgward montó una planta en Argentina para producirlos.

En agosto de 1954 se lanzó al mercado el Rastrojero diésel con el motor alemán de 1.758 centímetros cúbicos y 42 caballos de potencia. Causó furor y salía como el pan caliente.

La producción se mantuvo en constante crecimiento y alcanzó su apogeo en 1975, cuando de cada 10 vehículos que se vendían en el segmento de las pick up diésel, casi ocho eran Rastrojeros.

Sin embargo, el 22 de mayo de 1979, por decreto del entonces ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, la producción del emblemático vehículo, sus autopartes y todos los derivados, fue suspendida para siempre.

La empresa contaba entonces con más de 70 proveedores, un centenar de concesionarias en todo el país y más de tres mil empleados.

El Rastrojero inició así su marcha hacia la leyenda.

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Hoy se fue de viaje en el último Rastrojero: A los 99 años de edad falleció Félix Sanguinetti uno de los creadores del mítico camión liviano
Redacción de MundoEmpresarial
publicado el 21 de noviembre de 2019

El ingeniero Félix Sanguinetti quedará en la historia automotriz argentina como el más grande profesional que supimos tener, en lo que fuera aquella epopeya de pensar, diseñar y fabricar un camión liviano que preste servicios en el campo.

Este vehículo argentino viajó mucho más allá de lo que se imaginaron sus creadores, porque saliendo de los rastrojos a la vez avanzó sobre cada ciudad ciudades, adaptándose para todo tipo de labores.

Félix Sanguinetti trabajó desde el primer día junto al ingeniero Raúl Gómez en la IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado), poniendo manos a la obra en la construcción de lo que luego se denominó Rastrojero, y en cuestión de dos meses sacaron a la calle un 1ro de Mayo de 1952 al prototipo de este camión liviano de diseño y construcción nacional, el que a pedido del presidente Juan Domingo Perón, a través del Brigadier Juan Ignacio San Martín a cargo de la IAME, se fabricó a partir de piezas sacadas de unos 2.500 tractores Empire, los que habían llegado a nuestro país a partir de una compensación de la balanza comercial entre Estados Unidos de América y Argentina, luego de la Segunda Guerra Mundial.

El ingeniero Gómez se retiró de la IAME en el año 1956, con motivo de lo que fuera el estallido de la Revolución de 1955, denominada como la “Revolución Libertadora”, remitiéndose a prestar servicios en la empresa fabricante de la amortiguadores Fric Rot Gabriel, pero el ingeniero Sanguinetti se quedó, por lo que desde el primer Rastrojero sacado en 1952 hasta el último producido en 1980 pasaron por sus manos. Todos los Rastrojeros, indudablemente se llevaron una parte de la magia y la sabiduría de Don Félix. Y estamos en condiciones de decir que es el más grande profesional de la industria automotriz argentina, porque no ha habido ningún otro vehículo que se haya producido en masa ni haya prestado tantos servicios como estos benditos camiones livianos, los que ayudaron desde su creación hasta hoy en día a cada familia en Argentina y el exterior del país a desarrollarse económicamente.


Raúl Gómez mencionó alguna vez durante una entrevista: ““Me pidieron que dijera algunas cosas sobre el Rastrojero. Debo reconocer que desde que presente mi renuncia en IAME a fines de abril de 1956 y me trasladé a Rosario el 2 de mayo, hasta la fecha había recordado muchas veces a los que fueron mis jefes y mis compañeros de trabajo, pero nunca había recordado mi actuación en Rastrojero hasta que el Ingeniero Sanguinetti, a principios del año 2000 me pidió que escribiera lo que yo recordara de esa historia. Desde entonces han sido muchas las veces en que me han preguntado y he debido hablar del tema”.
Y refiriéndonos al viaje final de Félix Sanguinetti, no dudamos que se fue con su gran amigo Raúl Gómez, ya que ambos corrieron varias carreras de regularidad por aquellos años de gloria, y las ganaron, a bordo de un Rastrojero.

Félix a quien tuve la maravillosa posibilidad de entrevistar periodísticamente se fue en su último viaje, estando acompañado ayer durante su despedida a los 99 años de edad por su hija María del Carmen, y sus nietos Claudia y Marcos Corral, a quienes también tuve la oportunidad de conocer personalmente el año pasado en Córdoba. Por ello acompaño en el sentimiento por esta pérdida a toda la familia en este momento de tristeza. 

Desde hace mucho tiempo Félix Sanguinetti está en la historia argentina, como uno de los más grandes creadores de la industria automotriz.

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