El rol de la dirigencia radical y socialista en las masacres de 1955

Por Jose Luis Ponsico*

El radicalismo estaba «manchado» con el acto terrorista del 15 de abril´53, cuando miembros de la Juventud Radical, Enrique Mathov, considerado el artífice y Roque Carranza, su compañero de militancia universitaria, luego ministro de Alfonsín, en 1953 colocaron una bomba en la Estación de Subterráneos, Línea A. de Plaza de Mayo.



En pleno discurso del General Juan Domingo Perón, Presidente de la Nación, acto multitudinario organizado por la CGT para responder a medidas de desabastecimiento, rigor de la falta de pan, harina y otros productos de primera necesidad, vivieron horas de tragedia. Ocho muertos, medio centenar de heridos.

Mathov y Carranza fueron detenidos, procesados, condenados a varios años de prisión que no cumplieron.

La llamada «Revolución Libertadora» del 16 de setiembre del 55, dos años y cinco meses más tarde recuperaron la libertad.

En 1919 la política y la tragedia había «manchado» a la UCR. Gobierno de Hipólito Yrigoyen en medio de la «Semana Trágica».

El atentado en la Línea «A» del subte y sus principales responsables

El conflicto de Talleres Vasena, metalúrgicos, zona sur, Capital Federal, Pompeya, cercanías del estadio «Tomás A. Ducó» de Huracán, Hubo despidos masivos y movilizaciones populares durante varios días.

Represión criminal, Interveino primero la Policía Federal, a cargo del comisario Luis Dellepiane.

Luego se agregó el Ejército, Saldo más de 700 muertos.

Nunca el gobierno de Yrigoyen brindó lista de fallecidos, ni «desaparecidos» en medio de las muestras de dolor de familiares.

En 1921 sobrevino la denominada «Patagonia Trágica» que describió Osvaldo Bayer y el libro llevado al cine produjo un impacto hace medio siglo.

Alcanzaron gran fama «Pepe» Soriano, Luis Brandoni, Héctor Alterio y Federico Luppi, entre otros.

El 16 de junio del 55 en un intento de golpe cívico-militar, reacción de la Armada, Fuerza Aérea y parte del Ejército, con vastos sectores de la Iglesia y una clase media fragmentada, resultaba «herido» el gobierno de Juan Domingo Perón, reelecto 1951.

El ciclo justicialista, 1946-55,

El segundo genocidio del siglo, tras los acontecimientos de 1919 y 1921.

En su libro «La fuerza es el derecho de las bestias», editado en República Dominicana, 1958, el ex Presidente de la Nación, en su exilio por entonces, explicó varios motivos del ataque con vuelos de la muerte y posterior derrocamiento. Perón escribe brindando su propio testimonio de la «los que respondían a los intereses extranjeros», explicó.

Perette (UCR), Zavala Ortíz (UCR), Alfredo Palacios (PSA) y Américo Ghioldo (PSD) posaban junto al presidente de facto Eduardo Lonardi

«Las bombas caídas, 16 de junio, la evidencia del «estado de guerra».

Existía una conspiración, fuerzas regresivas», se lee. «Una clase parasitaria, representada por la oligarquía contumaz, resentida, unida a los Curas, la Unión Democrática», decía Perón que no escondía la responsabilidad de dirigentes políticos como Miguel Angel Zavala Ortiz y Américo Ghioldi.

«Se utilizó un panfleto insidioso, en que la calumnia, falsedad, alcanzaron límites insospechables.

La «técnica del rumor» completó el cuadro.

Así, originando en vastos sectores de la sociedad, «clase media», el elemento adversario», argumentó.

«El tema de la distribución equitativa de la riqueza. un país sin pobres ni desocupación, produjo una reacción criminal», afirmó.

«La Armada en junio produjo el bombardeo criminal.

Veinte bombas de trotyl dejaron más 350 muertos, ochocientos mutilados, dos mil heridos graves.

La Marina campo fértil en setiembre del 55 para sembrar la cizaña antiperonista», sostuvo Perón en uno de los veinte libros publicados durante su etapa de gobierno y luego en extenso exilio de 18 años.

«Los marinos, una parte, vivieron la descomposición.

Durante mí gobierno se sancionó severamente el contrabando y en ésta actividad, delictuosa, estuvieron numerosos oficiales de la Marina.

Prestaban barcos para el transporte clandestino», describió.

El Gral. Juan José Valle pagó con su vida la lealtad al gobierno constitucional

«Igual, la situación militar no resultaba desfavorable para el gobierno justicialista, en medio de los levantamientos.

La gran preocupación nuestra, el Estado Mayor, la amenaza de bombardeos, otra vez, sobre la población», comentó en el libro.

Uno de los jefes del Ejército, el general Juan José Valle, leal a Perón, logró la rendición de los complotados.

«Miles de inocentes de la población civil, sin formar parte de la contienda, perderían la vida como ocurrió en junio.

La matanza vivida con las bombas en Plaza de Mayo y calles adyacentes, resultó decisiva en la decisión», subrayó.

Los pilotos del ataque criminal huyeron a Montevideo.

El exilio duró poco.

Condenados por los 366 muertos, 850 mutilados y otros cientos de heridos fueron indultados por el gobierno «de facto» del general Eduardo Lonardi, a partir del golpe cívico-militar del 16 de setiembre del 55.

Cuando la caída del gobierno popular.

«No estaba perdida para el gobierno la asonada revolucionaria.

En la Capital Federal quedaba aún sin emplear toda la división de Ejército, motorizada, fuerzas blindadas de Campo de Mayo, el Batallón Buenos Aires y otras fuerzas leales», destacó.

En setiembre de 1955 Perón se niega a armar a la CGT y emprende el largo exilio de 18 años

«Me preocupaba también la destrucción de la destilería de petróleo «Eva Perón», obra de extraordinario valor para la economía nacional.

Algo que consideraba como si fuera «hijo mío».

Había puesto el primer ladrillo nueve años antes», evocó.

«En todo momento tuve presente la tragedia de España, guerra civil entre el 36 y el 39.

La destrucción.

Un país devastado previo a la Segunda Guerra en Europa.

Los costos de las guerras, más de 45 millones de muertos hasta el 45», ilustró.

«Muchos me aconsejaron abrir los arsenales y entregar armas y municiones a miles de obreros que estaban ansiosos para utilizarlas.

Hubiera dado lugar a una masacre y la destrucción de media ciudad de Buenos Aires.

No, a la locura, dije«, en otra cita.

En la cultura popular, el deporte con apoyo de nuestro gobierno ofrecía dos notables campeones mundiales: Juan Manuel Fangio en Fórmula Uno, en el 55 con Mercedes Benz, antes con Alfa Romeo, Ferrari, luego con Maserati.

También en Boxeo, la hazaña en Japón el «león mendocino» Pascual Pérez, en el 55 también.

En tanto el Presidente Perón honraba al autor Cátulo Castillo como titular en Cultura de la Nación.

Otro país

En 1985, a treinta años de «la Libertadora», Roberto Gasparini, secretario general del Sindicato de Prensa Capital, un hermano no biológico del autor de éstas líneas, dijo: «El 17 de octubre del 45, el hongo de la historia».

Emmanuel Macron: el presidente francés quedó impactado por la vigencia del peronismo

Evocando con dolor la caída el 16 de setiembre del 55, opinó: «Íbamos camino a ser una Nación. Pasamos a ser un país cualquiera».

Roberto, fallecido en diciembre 08 se inscribe en una apretada nómina de dirigentes ejemplares

En la línea del siempre evocado Amílcar González, dos veces titular del Sindicato de Prensa de Mar del Plata, 1971-76, tras ser detenido, secuestrado, torturado, luego exiliado, que regresó en elecciones libres 1984-88.

Falleció junio 2004.

Como referente de ellos, el legendario Víctor «Moro» Alvarez, titular de la Federación de Trabajadores de Prensa, 1974-76 del que el laureado Hugo Gambini, fallecido no hace mucho, siendo anti peronista, rescató en su libro «Frondizi»

«En Radio Nacional, en el 73, cuando la vuelta del peronismo al Poder y todos los periodistas que no éramos de la causa, íbamos camino a perder el trabajo profesional intervino el «Moro» Alvarez.

Produjo el rescate masivo.

Inolvidable», escribió Gambini

El recuerdo deportivo según el «Nene» Sanfilippo, 86 años, sobreviviente de aquél tiempo vivido: «Recuerdo la valentía del «Beto» (Norberto) Conde, figura en Vélez y la selección, públicamente nunca ocultó su condición de peronista», sentenció

Al cabo, el repaso donde la historia no es solamente una revisión de «buenos» y «malos».

Algunos van más lejos, describen al peronismo como acontecimiento perenne como la hierba.

El propio Emmanuel Macron, Presidente de Francia, en reciente visita, al tiempo que le hicieron un repaso de «la causa peronista», manifestó:

«Me voy sorprendido por el fenómeno político y social del peronismo.

El efecto de su duración.

Un movimiento que tiene una vigencia de 75 años», dijo luego de su encuentro con el Presidente de la Nación, Alberto Fernández.

Quizá añorando que en su país tres generaciones que apenas saben de la grandeza de Charles De Gaulle, jefe de la Resistencia francesa durante la ocupación nazi en el 41.

Luego varias veces Presidente de la V República de Francia.

(*) Columnista de La Señal Medios, Libre Expresión y Mundo Amateur