Cómo el Ejército Rojo se ensañó con los nazis en la mayor batalla de tanques de la historia
Por Sputniknews
publicado el 12 de julio de 2018
El rugido ensordecedor de centenares de vehículos blindados, el crujir del metal, las explosiones de miles de minas y proyectiles: el 12 de julio de 1943 tuvo lugar el mayor enfrentamiento de tanques de la historia mundial, la batalla de Prójorovka.
En este episodio clave de la Batalla de Kursk —y uno de los decisivos en la Gran Guerra Patria—, las tropas soviéticas no permitieron que la Wehrmacht —las fuerzas armadas unificadas de la Alemania nazi— llegaran a la ciudad de Kursk. La operación Ciudadela falló.
Una ciudadela inaccesible
En el verano europeo de 1943, el mando alemán decidió atacar el llamado saliente de Kursk, formado como resultado de una ofensiva invernal y la retirada forzosa del Ejército Rojo durante una operación defensiva de la ciudad de Járkov —ciudad en la parte oriental de Ucrania.
Los alemanes querían aprovecharse de la posición del Ejército soviético para rodear y destruir sus tropas. La esencia de la operación ofensiva Ciudadela era llevar a cabo dos golpes simultáneos poderosos desde el norte y desde el sur. Una victoria permitiría a los alemanes volver a amenazar a Moscú.
Cabe recordar que su intento de conquistar la capital de la URSS, que tuvo lugar entre octubre de 1941 y enero de 1942, resultó en un fracaso total.
El Cuartel General del Ejército Rojo tomó la decisión de empezar de inmediato los preparativos para la defensa de Kursk con tal de hacer daños insostenibles al enemigo en el marco de la batalla e iniciar una contraofensiva estratégica.
La tropas que defendían la zona de la ciudad de Kursk estaban compuestas de unidades de dos frentes enteros, Central, de Vorónezh, y una parte del Frente Estepa.
En total, la operación contó con la participación de casi dos millones de personas, más de 26.500 cañones y morteros, y casi 5.000 tanques; incluidos unidades de reserva.
Además, la batalla fue protagonizada por casi 2.200 aviones de la Fuerzas Aéreas de la URSS y otros 500 en reserva.
Entretanto, las tropas del Frente de Vorónezh derrotaron a las unidades principales nazis del Grupo de Ejércitos Sur.
Las tropas nazis trataron de tantear la defensa soviética, por lo tanto llevaron a cabo ataques masivos a lo largo de la línea del frente entera.
En particular, enviaron 500 tanques rumbo a la ciudad de Kursk con la intención de atacar a la retaguardia del Frente Central. Sin embargo, el Ejército Rojo consiguió deshabilitar cerca de 300 carros de combate enemigos aquel día.
La Wehrmacht continuó atacando a pesar de que estaba sufriendo bajas significativas. Su objetivo era encontrar un punto débil en el Frente de Vorónezh. Para la noche del 9 de julio los nazis habían logrado avanzar hasta 35 kilómetros en las líneas de defensa de las Fuerzas Armadas de la URSS.
Hierro y fuego
Después de sufrir varias derrotas tácticas los alemanes trataron de abrirse camino hacia Kursk desde el sureste, en el área de la localidad de Prójorovka. Esta ofensiva fue protagonizada por dos cuerpos de tanques nazis que contaban con una gran experiencia de combate.
Uno de ellos fue el Segundo Cuerpo de tanques de las SS, compuesto de varias divisiones de élite: Leibstandarte SS Adolf Hitler, Das Reich y Totenkopf.
El área de Prójorovka fue defendida por la 183 División de Infantería y el Segundo Cuerpo de tanques soviéticos. No obstante, estas unidades sufrieron daños después de haberse sometido a ataques masivos de la aviación nazi el 10 y el 11 de julio.
Punto de inflexión
El enfrentamiento sangriento cerca de la localidad de Prójorovka duró el día entero. El campo de batalla estaba cubierto de cuerpos de los fallecidos; centenares de tanques deshabilitados estaban en llamas.
Las confrontaciones armadas cerca de la localidad de Prójorovka continuaron hasta el 16 de julio. Los nazis no consiguieron quebrar las defensas soviéticas por lo cual el Grupo de Ejércitos Sur alemán regresó a sus posiciones iniciales. Como resultado, ninguna de las tareas logró sus fines.
Los alemanes abandonaron la idea de conquistar Kursk de ahí que la operación Ciudadela terminara en un fracaso total para ellos. Al mismo tiempo, el Ejército Rojo tampoco alcanzó su objetivo de derrotar por completo al enemigo.
Para el 3 de agosto el Ejército Rojo ya había empezado una contraofensiva en la dirección Bélgorod-Járkov.
En general, la batalla de Kursk fue un momento crucial en la Gran Guerra Patria —la guerra soviética contra la Alemania nazi de 1941-1945.
Las unidades más potentes y experimentadas de los invasores salieron significativamente debilitadas.
De acuerdo con los datos de la URSS, las tropas de la Alemania nazi perdieron 30 divisiones, incluidas siete de tanques, 1.200 vehículos blindados de combate y cañones de asalto y 1.500 aviones.
Según estas estimaciones, más de 500.000 efectivos del Ejército de Hitler perdieron sus vidas.
La batalla de Kursk proporcionó condiciones favorables a la ofensiva estratégica del Ejército Rojo.