Industrias Siam

Siam Di Tella 1500. La producción automotriz, iniciada en 1960, fue la última aventura industrial de la empresa SIAM. Luego vendría la debacle.
Vista actual de la ex-fábrica SIAM desde el meandro del Riachuelo. Hoy el predio es utilizado por una cooperativa de autogestión que se dedica a la fabricación de electrodoméstidos.
Siam Di Tella fue una empresa argentina de capitales nacionales fundada por Torcuato Di Tella en 1911.
El nombre SIAM derivaba de las siglas Sección Industrial de Amasadoras Mecánicas, ya que el negocio original de la compañía fue la fabricación de amasadoras mecánicas de pan, aprovechando una disposición de la municipalidad de la ciudad de Buenos Aires de 1910 que prohibía el amasado manual.
Desde los años ´20, hasta los años ´40, la empresa vivió su mayor apogeo, inicialmente sostenido por un acuerdo con la empresa petrolera estatal YPF para la provisión de surtidores de combustible, que más adelante se expandirá a otros productos como motores de bombeo y caños de acero para el transporte de petroleo. Años después, tras el golpe de Estado de 1930, el pilar de la compañía será la producción de artículos destinados a satisfacer al flamante mercado interno. De esta iniciativa surge en 1935 el producto más popular de la compañía: las heladeras domésticas SIAM, que se transformarían en un clásico de la industria nacional.
Torcuato Di Tella fallece en 1948, sin embargo, en las décadas del ´50 y ´60 la Siam continúa expandiéndose, gracias al crecimiento sostenido del mercado interno y a las políticas de protección estatal, llegando a ser la industria metalmecánica más grande de América Latina con 9 mil empleados. Para aquel entonces la empresa fabricaba heladeras, lavarropas, cocinas, televisores, motonetas y furgonetas. Pero no solo eso, sino que la compañía también proveía elementos indispensables para la industria privada y el sector público, como equipos de bombeo para petróleo, grandes transformadores eléctricos, caños de acero y generadores para locomotoras diesel-eléctricas.
Sin embargo, en los años ´50 ya comienzan a aparecer los primeros problemas de gestión interna, que se suman a un momento especialmente inestable de la política nacional argentina. La demanda del sector público se vuelve cada vez más errática a causa de los sucesivos golpes de Estado. Mientras tanto, la Siam realiza una de sus máximas apuestas: en 1959 la empresa consigue autorización para producir bajo licencia modelos de la British Motors Corporation. El auto elegido para iniciar la producción fue el Siam Di Tella 1500 (Riley 4 de la BMC).
Los autos de la Siam son muy bien recibidos por el mercado, sin embargo, incrementar el porcentaje de integración nacional y lanzar nuevos modelos requería de una gran inversión, justo en un momento donde la empresa ya mostraba sus primeras dificultades económicas, con algunas fábricas trabajando a bajo ritmo. La Siam finalmente deja de producir automóviles en 1967.
La instalación de diversas industrias extranjeras provoca que la empresa deba competir en todos los rubros, motivo que genera una mayor baja en la producción. A este contexto se añaden problemas internos de sucesión, que derivan en un vaciamiento de la empresa.
En 1972, dado el gran endeudamiento que la Siam posee con el sector público (tanto en créditos impagos como en impuestos atrasados) y su imposibilidad para recuperarse económicamente, se determina la nacionalización de la empresa. En manos del Estado la compañía continúa produciendo, aunque arrastrando un enorme deterioro funcional y financiero. Ya a fines de los ´70, el Estado plantea la necesidad de re-privatizarla, situación que finalmente se produce en 1986 cuando la Siam es desmembrada y vendida por separado a tres grupos empresarios privados (Techint, Perez Companc y Aurora).
Sin embargo, la hiperinflación y una posterior política económica desfavorable para la industria local terminó por eliminar casi todos los vestigios de lo que había sido este gran emporio industrial. De la ex-Siam Di Tella, hoy sólo queda la fábrica de caños en manos de la empresa Techint y una cooperativa de autogestión produciendo electrodomésticos en la planta de Avellaneda.
La historia de la SIAM y su fundador, Torcuato Di Tella, es una clara parábola del esplendor y el ocaso de la industria argentina.

Torcuato Di Tella nació en Capracotta, Italia, en 1892 y a los 13 años llegó a la Argentina. Pocos años después, en Buenos Aires se desarrolla una huelga de panaderos por las condiciones de trabajo y en 1910 la ciudad exige que todas las panaderías pongan una máquina de amasar pan, para evitar los conflictos sindicales. De ese modo, el Estado crea un mercado y el joven Di Tella, que por aquel entonces tenía 18 años, vio la oportunidad de aprovechar las perspectivas abiertas por la ordenanza municipal: el cumplimiento de la misma significaba que las panaderías de Buenos Aires necesitarían 700 máquinas. Di Tella, le preguntó a su amigo mecánico, Guido Allegrucci si podía fabricar una máquina amasadora de pan superior a las importadas y la respuesta de su compañero fue afirmativa. Así fue como ambos formaron una sociedad que, en 1911 y en plena etapa del modelo agroexportador argentino, patentó la primera máquina de amasar pan bautizada S.I.A.M. (Sección Industrial Amasadoras Mecánicas). El modelo SIAM tenía algunos detalles mejorados respecto a las que había disponibles en el mercado mundial y las mismas se vendieron a un ritmo espectacular. El producto fue un éxito y al poco tiempo, Torcuato Di Tella asume el control total de la compañía.Las Amasadoras de Pan

El Apogeo

Pozo de petróleo en Campo Durán. La estatal YPF, representó un bastión del nacionalismo económico durante los años ´20 y su actividad ayudó al despegue de industrias locales como la SIAM.
Para aquel entonces Di Tella ya demostraba ser un pionero que ambicionaba transformar a la Argentina rural en una nación industrializada y moderna, produciendo maquinarias e introduciendo conceptos novedosos para el país como la producción en serie y la organización científica del trabajo.
En 1922, ocurre un segundo fenómeno importante de características similares al de 1910 pero esta vez con perspectivas mucho mayores: el general Mosconi, flamante presidente de la empresa petrolera estatal YPF(Yacimientos Petrolíferos Fiscales), está decidido a impulsar la compañía que hasta ese entonces no lograba despegar y con este fin comienza a instalar estaciones de servicio en todo el país. Di Tella, que era amigo de Mosconi, le ofrece fabricar surtidores de combustible. El general, por su parte, acepta el ofrecimiento porque le interesa la idea de fomentar y sostener la industria nacional.
La SIAM se expande a tal punto que, en 1928, Di Tella decide reunir la producción (dispersa en varios talleres) en una gran fábrica metalmecánica en Avellaneda.
Así es que, en una Argentina básicamente agroexportadora, donde prácticamente todo se importaba, es fundada una empresa industrial, de tecnología relativamente avanzada para su época, que estaba creciendo a un ritmo acelerado apoyada en las compras del sector público. Sin embargo, cuando la empresa vivía su mejor momento estalla la crisis del 29, y poco después, el Golpe de Estado de 1930, que derroca al gobierno radical de Hipólito Yrigoyen. El general Mosconi, partidario de Yrigoyen, decide retirarse de YPF y como consecuencia de este hecho, la petrolera rescinde el contrato que tenía con Di Tella, quien de un día para otro, se encuentra con una fábrica de enorme envergadura, pero casi sin mercado para sus productos. Ante esta situación decide agudizar su ingenio y empieza a probar con distintas producciones para el mercado local que comenzaba a tomar importancia.
Así, en 1932 se inicia la fabricación de heladeras comerciales y en 1933 se construyen los primeros motores eléctricos. Sin embargo, uno de los mayores íconos de la Siam va a surgir en 1935, cuando se logra introducir a nivel masivo el uso de un articulo de avanzada: la heladera familiar SIAM, un bien de confort que se tornó fundamental en las viviendas argentinas. La diferenciación técnica que ofrecía este producto le otorgó un gran prestigio.
En 1937 la empresa inicia la fabricación de equipos de bombeo de petróleo para YPF y más tarde, en 1941 se elaboran los primeros grandes transformadores. Mientras tanto, continúa la introducción de diversos electrodomésticos para el hogar.
En 1947 se fabrican las primeras bombas de motor sumergido con stator húmedo para pozos profundos y un año después se lanzan al mercado los primeros caños de acero soldados por resistencia eléctrica, calidad API, de hasta 323,9 mm de diámetro.
Por aquel entonces la SIAM era el grupo industrial más importante de América Latina. Sin embargo, en 1948, Di Tella fallece repentinamente a la edad de 56 años, dejando un vacío en la dirección de aquel emporio de dimensiones fenomenales, que era todo un símbolo de la modernización argentina.
Di Tella había llegado a ser miembro del Directorio de la Unión Industrial Argentina, representando al país en la Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo, creando anteproyectos de legislación laboral y seguridad social, además de escribir libros y dar conferencias sobre el tema. Entre otras actividades también se había desempeñado como Profesor de Economía en la Universidad de Buenos Aires y había formado una colección de pintura de gran envergadura que actualmente enriquece el patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes.
Di Tella también es recordado por haber combatido en Europa junto a las fuerzas italianas durante la Primera Guerra Mundial, tras lo cual retornó a la Argentina, donde se destacó por su activa lucha contra el fascismo de Benito Mussolini.

El Punto de Inflexión

La Fábrica de Di Tella en Avellaneda.
La repentina muerte de Di Tella deja un hueco importante en la conducción de la compañía. Él había insistido a sus dos hijos, Guido y Torcuato, para que fueran ingenieros y se hicieran cargo de la fábrica. Finalmente los dos cumplieron el deseo de su padre: se recibieron de ingenieros y tras su deceso, tomaron el control de la SIAM, renombrándola como "Siam Di Tella". Sin embargo, ninguno de ellos demostró gran interés en la empresa, la cual, en pocos años comienza a experimentar sus primeros problemas económicos, a causa de inversiones equivocadas realizadas por Guido y Torcuato. Mientras la empresa iniciaba su ocaso, el esfuerzo de los hermanos Di Tella se concentró principalmente en el desarrollo de la Fundación y del Instituto que llevaba el nombre de su padre, el cual se haría famoso en la década del '60 por su mecenazgo artístico y su estilo vanguardista.
Para aquel entonces, el contexto seguía siendo favorable para la compañía y la SIAM ejecuta un acuerdo con una firma italiana, Lambretta, para fabricar motonetas, a las que decide llamar “Siambretta”, en honor a don Torcuato, que siempre había querido ser "el Ford argentino". En ese momento bastó que Siam anunciase que iba a fabricar la Siambretta, para que la gente se anotara en la lista de espera de las concesionarias pagándola por anticipado. Es decir, la gente se estaba anotando en las concesionarias, cuando Siam todavía no había empezado a instalar la fábrica. La empresa le regaló una cantidad de motonetas al gobierno de Perón, quien se mostró manejando su motoneta en una imagen que se hizo famosa.
La empresa continuó creciendo y fabricando electrodomésticos tales como lavarropas, cocinas, televisores (en blanco y negro) y las ya famosas motonetas y furgonetas “Siambretta”. Sin embargo, comienzan a aparecer problemas de gestión, mientras que los sucesivos golpes de Estado, hacen que la demanda del sector público se vuelve errática. Por ejemplo, en los años ´60 el presidente Arturo Frondizi promete lanzar un vasto plan de desarrollo eléctrico, lo que motiva que los directivos de la Siam se decidan a montar una fábrica de grandes transformadores y equipos eléctricos. Sin embargo, la inestabilidad política y económica del país provocan que el plan finalmente no se realice y la planta queda sobredimensionada. En ese momento también comienzan a aparecer los problemas de sobreinversión en proyectos que no logran el desarrollo esperado.
En este contexto, la Siam haría una de sus mayores apuestas, decidiéndose a fabricar autos con tecnología inglesa, lo cual era muy arriesgado porque debían competir con gigantes como la General Motors o Ford.

Las Locomotoras Diesel

Locomotora serie "G.A.I.A.", construidas en el país en los años ´60. La Siam Di Tella estuvo a cargo de la fabricación de los generadores y motores de tracción.
Tras la nacionalización de los ferrocarriles británicos en 1948, el Estado Nacional impulsa la renovación de todo el material rodante que ya había superado ampliamente su vida útil. En 1951, se presentó ante el público una nueva locomotora diesel-eléctrica construida íntegramente en los Talleres Ferroviarios de Liniers por técnicos y obreros argentinos. La misma fue denominada como la “Justicialista”.
Un año después, debido al buen rendimiento que presentaba esta locomotora diesel-electrica nacional y ante la necesidad de encarar la fabricación en serie de este tipo de unidades el Estado crea FADEL (Fabrica Argentina de Locomotoras). La nueva entidad dependía de la E.N.T. (Empresa Nacional de Transporte), ocupaba a 100 obreros y sus instalaciones se hallaban en los Talleres de Liniers (F.N.D.F.S.) aunque había planes para trasladar la sede de la empresa a Mendoza.
En lo referente a la adquisición de materiales se firmaron contratos de compra de motores Diesel con las firmas italianas FIAT Societa per Azione y Cantieri Riuniti Dell Adriático, autorizados por las resoluciones Nº 891 y 938/52.
El proyecto de fabricar locomotoras en nuestro país ya estaba en marcha, se habían construido algunos chasis y carrocerías, cuando en septiembre de 1955, es derrocado el gobierno del Gral. Perón y el trabajo se interrumpió.
FADEL fue disuelta en 1956 y como remanente quedaron ochenta motores FIAT íntegramente construidos en Italia y un contrato para la construcción de otros doscientos similares en la planta Grandes Motores Diesel que FIAT poseía en Córdoba, que fueron entregados en 1958.
Desechada la idea original de utilizarlos para impulsar grandes locomotoras con dos motores por unidad, las autoridades de la Empresa Ferrocarriles del Estado Argentino (E.F.E.A), contratan con un consorcio integrado específicamente a este efecto la fabricación de 280 locomotoras Diesel eléctricas para ubicar dichos motores, estableciéndose un alto porcentaje de componentes nacionales.
Este consorcio Ítalo-Argentino se denomino “Gruppo Aziende Italiane e Argentine” (G.A.I.A.) y fue integrado por varias empresas. Por el lado de Italia estaban:
- Fiat (Motores Diesel) - Breda (Carrocerias, motores de tracción y controles) - O.M (Carrocerías) - Pistoiesi (Carrocerías) - Ansaldo (Motores de tracción) - Ercole Marelli (Proyecto y sección eléctrica)
Entre las empresas argentinas se encontraban:
- Fiat (Motores Diesel) - SIAM Di Tella (generadores y motores de tracción)* - Cometarsa (Carrocerias y montaje motores)
  • SIAM Di Tella estaba fuera del Grupo
El diseño general de los motores había sido realizado por técnicos argentinos y la intención original fue la de obtener un motor sencillo y robusto para ser adoptado como motor normalizado de los Ferrocarriles Argentinos.
En 1962 Siam Di Tella fabrica los primeros equipos de tracción eléctrica para locomotoras diesel eléctricas.
Las primeras ochenta unidades (al igual que los primeros ochenta motores) fueron íntegramente construidos en Italia, y las doscientas restantes en nuestro país entre 1964 y 1970, con mayoría de componentes nacionales.
Los avances en el terreno de la sobrealimentación de motores Diesel hicieron posible que 130 locomotoras conservaran el motor original, mientras que las 150 restantes fueron dotadas de doble sobrealimentación, lo cual les otorgaba 300 HP mas de potencia.
De las 130 unidades de sobrealimentación simple, denominadas 1ra Serie, las líneas Mitre, Sarmiento, Roca y San Martín recibieron 66, 20, 20 y 24 unidades respectivamente entre los años 1963 y 70.
Mientras tanto las locomotoras con dos sobrealimentadores, denominadas de Segunda Serie, se entregaron entre 1962 y 1968 (numeradas 6201 al 6350) y prácticamente consiguieron la completa dieselización de los servicios de línea del Ferrocarril Mitre, al que fueron asignadas en su totalidad. También fueron las primeras en lucir los colores Bordo-Amarillo-Rojo carmín que luego identificaría a todas las locomotoras de Ferrocarriles Argentinos.
Sin embargo los resultados no ayudaron y con el transcurso de los años la GAIA adquirió fama de “locomotora de prestaciones poco confiables”, lo que motivo que, al cabo de veinte años, un numero importante de estas unidades se retirara de la circulación, hasta quedar una reducida cantidad de maquinas en servicio.

Siam Di Tella Automotores

Ensamblaje de automóviles en la planta industrial de la Siam Di Tella.
En 1959, la integración de Siam Di Tella al Régimen de Promoción Automotriz, permite a la empresa producir bajo licencia modelos de la British Motors Corporation. Se crea entonces Siam Di Tella Automotores S.A.
El auto elegido para iniciar la producción local fue el Siam Di Tella 1500, que era la versión nacional del Riley 4 de la BMC. Para la producción se acondicionó un local desocupado que la empresa poseía en la localidad bonaerense de Monte Chingolo. Las obras de acondicionamiento del complejo de 50.000 m2 se iniciaron a fines de octubre de 1959 y luego de 126 días de intensa labor la planta se inaugura el 15 de Marzo de 1960. Dos semanas más tarde, el 2 de Abril sale el primer Di Tella 1500.
Avalado por una mecánica simple y confiable, el éxito del Siam 1500 fue notable y rápido. En pocos meses el 2 de septiembre de 1960 se fabrica la unidad nº 1.000. La producción era supervisada por técnicos ingleses de la BMC siendo el principal objetivo mejorar los tiempos de producción para satisfacer la creciente demanda que llega a 4.000 unidades en el primer año de producción. Al año siguiente las cifras se triplican.
En este contexto son lanzados nuevos modelos, la pick up Argenta y la versión rural del Di Tella 1500 denominada Traveller. A fines de 1961 el personal ocupado por la empresa ascendía a las 2.000 personas.
Dentro de la planta de Monte Chingolo funcionaba la planta de fundición SIAF, donde se fundían las piezas de acero, hierro y no ferrosos incluyendo aluminio en coquilla. Otras plantas de la organización Siam proveían diversos componentes: por ejemplo, en la fábrica de Avellaneda se estampaban todos los elementos de la carrocería.
Para el servicio de post-venta la empresa poseía una Estación de Servicio Integral sobre la calle Oro en la Capital Federal. Allí funcionaba la Escuela de Capacitación Técnica donde se entrenaba a los mecánicos para efectuar el servicio técnico de las unidades producidas por Siam.

Siam Di Tella 1500

Un Siam di Tella 1500 de los años 1960
Era un sedán de 4 puertas con capacidad para cinco pasajeros. La BMC fue de las primeras empresas en experimentar y producir carrocerías autoportantes. La del Siam respondía a esta concepción y fue especialmente diseñada por Pininfarina.
El auto tenía una disposición mecánica muy clásica, motor delantero de cuatro cilindros en línea refrigerado a agua y transmisión trasera con caja de cambios de cuatro marchas con la primera no sincronizada.
En poco tiempo este vehículo se convierte en un auto ideal para la familia de clase media y también para los taxistas ya que, de las primeras 14.500 unidades producidas, 3.870 fueron utilizadas como taxi.
Con la misma base mecánica, acompañaba al sedán la rural Traveller, de la cual se produjeron 1915 unidades. Su precio en 1962 era de $418.000 y la producción finalizó en 1966.

Pick Up Argenta

Fue la versión utilitaria de la línea. Era un vehículo versátil del tipo dual, es decir apto para cargas livianas y con el confort de un sedán. Estaba equipada con el mismo propulsor del Di Tella 1500 aunque su potencia era algo menor: 41 hp a 4100 rpm. La reforzada suspensión trasera era del tipo Hotchkiss, con ballestas longitudinales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora, que le permitía soportar una carga de 500 kg. La carrocería era autoportante con dos versiones de caja abierta o cerrada. La cabina ofrecía espacio suficiente para tres pasajeros. Se produjeron hasta 1966 11.133 unidades.

Siam Magnette 1622

El Magnette 1622 compartía su carrocería con el Di Tella 1500 aunque presentaba remozada con algunos retoques estéticos en el frontal y en las ópticas traseras muy similar al anglosajón MG Magnette Mark IV. El interior también ofrecía un nuevo tablero y nuevo diseño de asientos y tapizados. El Magnette 1622 dispuso un aumento de la cilindrada del motor que llegó a 1622 cm³, de ahí el nombre numérico, logrando, con una relación de compresión de 8.3:1 una potencia de 72 hp (55 kW) a 5.000 rpm..

Producción

Producción Siam Di Tella2 *
ModeloUnidades

Di Tella 1500 (Sedán) (1959-66):45.785
Di Tella Traveller (Rural) (1963-66):1.915
Di Tella Argenta Primera serie (Pick-up) (1961-63) +
Di Tella Argenta Segunda serie (Pick-up) (1963-66):11.113
Siam Magnette 1622 (1964-66)2.664

Total:64.477

* Nota: Incluye producción de CIDASA.

La Debacle

Propaganda de la Pick-Up Siam di Tella Argenta, en 1962.
El desarrollo de la empresa, alentado por políticas proteccionistas en el marco de una considerable expansión del mercado interno, se mantiene hasta 1970. En sus mejores épocas la Siam Di Tella llega a contar con 13 plantas industriales, 9.000 trabajadores y 250 artículos de fabricación nacional para la industria y el hogar. Además la empresa poseía negocios en Chile, Brasil y Uruguay, así como en Nueva York y Londres. Las principales plantas eran las de San Justo, Avellaneda y Tierra del Fuego.
En 1963 la empresa fabrica los primeros caños de acero soldados, interna y externamente, por arco sumergido, calidad API, de hasta 1.066,8 mm de diámetro. Tres años después comienza la fabricación del transformador de mayor potencia producido hasta esa fecha en el país: 40.000 kVA y 132.000 V.
Mientras tanto, los autos de la Siam son muy bien recibidos por el mercado, sin embargo, cada cambio de modelo requería una gran inversión de capital y la empresa ya mostraba sus primeras dificultades, con algunas fábricas trabajando a un ritmo por debajo de la capacidad instalada.
A pesar de lo exigido por el Régimen de Promoción Automotriz, las unidades fabricadas por la Siam poseían un bajo índice de integración nacional. La empresa se vio en dificultades financieras para poder incrementar dicho porcentaje de acuerdo a lo que establecía la legislación vigente y, en consecuencia, debió reducir drásticamente sus niveles de producción. Esto complicaba aún más los planes de actualización de los modelos en producción y el lanzamiento de otros nuevos. Para afrontar esta crisis la empresa decide endeudarse con el Estado en dos formas, por un lado se pidieron créditos al Banco Nacional de Desarrollo y por otro lado se dejó de pagar impuestos.
Se analizaron numerosas alternativas y finalmente en marzo de 1965 se firma un acuerdo con IKA (Industrias Kaiser Argentina) de complementación industrial en los rubros de fundición, herramental y matricería. Meses mas tarde, en septiembre de 1965, IKA adquiere el 65% del paquete accionario de Siam Di Tella Automotores. Ese mismo año se lanza el Magnette 1622. Sin embargo, a pesar del aporte de IKA, las dificultades financieras continuaron y en enero de 1966 la empresa solicitó la primera convocatoria de acreedores. A partir de marzo de 1966 se retira la denominación Siam de toda la línea de producción, por lo que el "Di Tella 1500" y la pick up "Argenta" pasan a denominarse "Riley", mientras que la "Rural" se transforma en la "Morris Traveller" y el "Magnette 1622" simplemente se convierte en el "MG". Estos cambios en los nombres son acompañados por modificaciones en la estética de las carrocerías. También la empresa cambia su denominación de "Siam Di Tella Automotores S.A." por la de "Compañía Industrial de Automotores S.A." (CIDASA).
A comienzos de 1967 y a pesar de los esfuerzos y cambios realizados, la suerte de la empresa estaba echada, las dificultades financieras continuaban y los proveedores debían aceptar vehículos como parte de pago. En marzo se producen las últimas unidades: 5 Morris Traveller. El personal de la empresa es suspendido por un mes, pero finalmente nunca es reincorporado. De esta manera finalizaba la última aventura industrial de la compañía.

La Nacionalización

En 1969 la Siam lanza al mercado las primeras heladeras con humidificación controlada y producida por la descongelación cíclica de la pared posterior del refrigerador, aislación de espuma de poliuretano "in situ" y gabinete, construido con perfiles plásticos con alma de acero. Ese mismo año también se exporta cañería, calidad API, para el Gasoducto Santa Cruz-Yacuiba (Bolivia) y se fabrica el autotransformador de mayor potencia y tensión producido hasta esa fecha en el país: 150.000 kVA y 220.000 V.
En 1970 se exporta por primera vez heladeras de absorción a países africanos. Un año después se exportan las primeras motoniveladoras con destino a Veracruz, Méjico y se entrega el primer turbogenerador para turbinas de gas de 22.000 kVA, 13,2 kV, 3.000 v/m, que constituyó, asimismo, el generador de mayor potencia unitaria construido hasta ese momento.
Sin embargo, para aquel entonces, gracias a las políticas de industrialización, varias firmas extranjeras se encuentran radicadas en el país produciendo electrodomésticos y otros tantos productos, por lo que la Siam debe competir con otras empresas en casi todos los rubros. El aumento de la competencia genera una baja en las ventas de la Siam, lo cual se traduce en nuevos recortes de producción y la discontinuación de algunos artículos. A este contexto se añaden problemas internos de sucesión, lo que deriva en un vaciamiento de la empresa ante el que los trabajadores responden con una toma de la planta.
Como la Siam no logra recuperar su capacidad económica, los dueños comienzan a darle al Banco Nacional de Desarrollo acciones de la empresa a cambio del pago de los créditos. En 1972, el Estado finalmente se termina convirtiendo en el dueño de la Siam Di Tella y la declara “empresa de interés nacional”.
El nuevo interventor de la empresa decide conservar su estructura anterior, preservando los cuadros gerenciales y manteniendo la producción de los artículos más demandados.
Bajo la nueva dirección estatal la Siam fabrica los primeros equipos de absorción a gas y eléctricos para trailers (1972), exporta por primera vez heladeras de absorción a EE.UU. (1973) y fabrica las primeras heladeras de absorción a gas y eléctricas para trailers (1975). Sin embargo, a partir de 1976 la actitud del Estado cambia completamente. Para el ministro de economía Martínez de Hoz, la Siam es una carga y se inician los primeros intentos de desmembrar a la empresa para su posterior venta. Como uno de sus últimos logros, en 1977 la Siam fabrica el primer transformador de 300.000 kVA y 220.000 V., continuando con el desarrollo y producción de transformadores de gran poder.
En ese momento se presenta una gran oportunidad para reflotar el negocio, ya que Siam podía fabricar los caños para el proyectado gasoducto Centro-Oeste. Sin embargo, la empresa que se hace cargo de la construcción decide importar los caños, lo cual fue lapidario para Siam. Si bien la intención del Estado era vender la empresa, esto era cada vez más difícil porque la misma ya acumulaba un enorme deterioro funcional, tenía un déficit financiero gigantesco y una capacidad productiva que en gran parte se hallaba ociosa.

Desmembración y Venta

Frente de la ex Fábrica SIAM en Avellaneda, ocupada desde 1997 por la cooperativa CIAM.
La empresa resiste la crisis de comienzos de los ochenta, hasta la llegada del nuevo gobierno democrático. En el marco de la restauración que encabeza el gobierno, Raúl Alfonsín re-impulsa la privatización de la Siam. Como resultado de una licitación pública, la empresa es vendida en 1986 a tres grupos: Techint compra la planta de tubos SIAT, Perez Companc adquiere la fábrica de San Justo y Aurora se lleva la parte más importante que incluía la planta de Avellaneda y las instalaciones de Tierra del Fuego. La compra se realizó bajo condiciones económicas aceptables en cuanto a precio y forma de pago, además de abrir una esperanza para la reactivación de algunas áreas de la industria local en base a las plantas de la ex-Siam.
Aurora Grundig, principal heredera de la ex-Siam, se destaca por la fabricación de heladeras, lavarropas, planchas, cocinas, ventiladores, estufas, surtidores y bombas de petróleo, aprovechando oportunidades comerciales brindadas por la flamante constitución del Mercosur.
Sin embargo la tranquilidad económica dura poco y la crisis se acentúa año tras año. Finalmente vendría la hiperinflación y el régimen de Convertibilidad como reacción inmediata, afectando de lleno a toda la industria nacional. En estas nuevas condiciones, empresas tan golpeadas por años de inestabilidad política y económica ya no podían competir y casi todas las ex fábricas de la Siam van desapareciendo. La gran planta de maquinaria pesada para equipo eléctrico cerró sus puertas definitivamente, mientras que otras plantas también fueron cerradas y loteadas.
Más tarde, por problemas de sucesión, ante la muerte de los fundadores, la empresa Aurora Grundig sufre un proceso de vaciamiento similar al que había sufrido SIAM cuando estaba bajo el control de la familia Di Tella.
Hacia fines de 1995, la firma Aurora Grundig abandona progresivamente sus compromisos comerciales ante clientes y proveedores y acumula una deuda de 180 millones de pesos que la lleva a paralizar la producción y a dejar de pagar el salario a sus 650 trabajadores. Ante esa situación, en marzo de 1996, la respuesta gremial de los trabajadores afiliados al sindicato de la Unión Obrera Metalúrgica es la ocupación de la fábrica, planteando la necesidad de custodiar los bienes de la empresa e involucrar en dicha acción a los cuadros gerenciales.
Los directivos de Aurora deciden el despido de los activistas. La empresa se presenta en convocatoria de acreedores y el conflicto es conducido por dos miembros de la comisión interna del sindicato, que eran delegados en la planta.
La decisión de constituirse en cooperativa de trabajo es consensuada en asamblea del mes de noviembre de 1996. Finalmente los trabajadores establecen un pre-acuerdo con los dueños de la empresa Aurora para alquilarles la fábrica y utilizar la marca SIAM durante 5 años a cambio del 5% de la facturación. Así es que en mayo de 1997 se matricula la Cooperativa CIAM con el objetivo principal de volver a fabricar las prestigiosas heladeras que habían sido un ícono de la industria nacional.

Actualidad

De lo que fue el gran emporio Siam Di Tella, hoy sólo queda una fábrica de caños en manos de la empresa Techint y la ya mencionada cooperativa de autogestión CIAM produciendo en la planta de Piñeyro (Avellaneda). Dicha cooperativa tiene tan solo 200 obreros en una planta con capacidad para dar trabajo a 5.000 empleados.

Curiosidades

El Siam Di Tella 1500 en la puesta escenográfica de Fuerzabrutarepresentando a la Argentina industrial.
A inicios de la década de 1960, Siam Di Tella se preparaba a lanzar una línea de productos con la marca "Mansfield". Para la campaña publicitaria contrató al entonces joven caricaturista Joaquín Lavado, "Quino", quien ideó una tira cómica con personajes cuyos nombres comenzasen con M. Así nació el personaje de Mafalda, si bien la línea "Mansfield" jamás llegó a salir al mercado, hoy en día Mafalda es conocida y recordada por todos los argentinos.
De esta historia también cabe recordar el destino de los hijos de Di Tella, Guido y Torcuato, quienes, si bien no heredaron el espíritu industrialista de su padre, evidentemente sí se vieron influenciados por la vocación filantrópica y la concepción humanista de don Torcuado. Así es que en 1958, ambos hermanos instauran la Fundación Torcuato Di Tella y el Instituto, de igual nombre, en homenaje a la memoria de su padre.
El Instituto fue creado el 22 de julio con la misión de “promover el estudio y la investigación de alto nivel, en cuanto atañe al desarrollo científico, cultural y artístico del país; sin perder de vista el contexto latinoamericano donde está ubicada Argentina”. Financiado por la Fundación y el apoyo de organismos nacionales y extranjeros, la entidad cristalizaba sus actividades a través de diez centros de investigación especializados en distintas temáticas, tales como: artes, economía, ciencias sociales y urbanismo.
“El Di Tella” se constituyó en un hito cultural, en un centro de diseminación e investigación de ideas de avanzada, en un ambiente genuinamente plural. Contribuyó a la formación de varias generaciones de artistas, profesionales y académicos de destacada actuación nacional e internacional, tales como: Marta Minujin y León Ferrari (arte), Gerardo Gandini y Les Luthiers (música), Antonio Seguí (pintura), Tulio Halperin Donghi y Ezequiel Gallo (historia), Héctor Diéguez y Rolf Mantel (economía), Clorindo Testa (arquitectura), Natalio Botana (ciencia política) y Juan Carlos Torre (sociología), entre otros.
En un contexto política y culturalmente sofocado, al Di Tella le llovieron las más extravagantes formas de censura. Finalmente, por diversos motivos, para fines de los ´60 se dificultó la continuidad del Instituto. Los Centros de Arte y Música fueron cedidos al gobierno argentino por falta de presupuesto en mayo de 1970, mientras que otros debieron cerrar sus puertas. No obstante, el Di Tella mantuvo su independencia intelectual y continuó produciendo conocimiento, a través de los centros de investigación en economía y ciencias sociales.
Guido Di Tella por su parte, gracias a sus contactos, lograría incursionar posteriormente en política hasta convertirse en Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Carlos Menem, siendo el Canciller que más tiempo duro en su cargo en la historia argentina (1991-1999).
Años después, la compañía teatral llamada "Fuerzabruta", armó un desfile con motivos alegóricos a cada etapa de la historia argentina para los festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo (25 de mayo de 2010). Una de las puestas escenográficas correspondía al período industrial del país, donde los motivos elegidos fueron las clásicas heladeras SIAM y el famoso Di Tella 1500, ya que ambos productos representaban íconos inconfundibles de la era industrial argentina.

FuenteWikipedia

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"La empresa Siam es la historia de una frustración nacional"

Reportaje al economista Julio Sevares, publicado en el diario Clarín, el 29 de octubre de 2006,  a raíz de la publicación de su libro "Las grandes empresas no mueren de pie" 


Un empresario innovador generó una de las industrias más poderosas de la Argentina. Pero su itinerario terminó mal. En otro país con vocación industrial, el Estado habría rescatado a esa empresa.


En su reciente libro Las grandes empresas no mueren de pie, usted y Marcelo Rougier analizan la historia de Siam Di Tella. ¿Qué significó esa empresa para el país?

—Nosotros pensamos que el caso Siam Di Tella es un caso especial en la Argentina, por varias razones. Era una empresa de capital nacional, que creció de manera espectacular y llegó a convertirse, a fines de la década del 60, en la empresa metalmecánica más grande de América latina, con casi quince mil personas. Fue una empresa que fabricaba heladeras pero también se dedicó a fabricar automóviles en competencia con los gigantes de la industria. Y los vendía muy bien y era muy exitosa, porque los Siam Di Tella eran reconocidos en el mercado como muy buenos.


¿Una especie en extinción?


¿Son habituales los empresarios innovadores como Di Tella? "En todas las épocas hubo empresarios con capacidad innovadora, reflexiona Schvarzer. ¿Pero qué pasó? Que a fines del siglo XIX y principios del XX, no había crédito para el sector industrial. Los industriales que empezaban a crecer se encontraban con que no podían hacerlo porque no tenían apoyo financiero. Y,cuando los grandes grupos económicos veían que una empresa era exitosa y rentable, la compraban. Entonces, los empresarios dinámicos desaparecían absorbidos por los grandes grupos".
"En los años 50 y 60 —agrega— también se encuentran empresas que quieren expandirse pero no pueden importar maquinaria porque no conseguían divisas, porque las que había no estaban destinadas a un programa de equipamiento industrial. En los noventa, muchas empresas eficientes chicas fueron compradas por capitales extranjeros para cerrarlas y eliminar un competidor. La apertura y el tipo de cambio atrasado hicieron desaparecer una enorme cantidad de empresarios industriales activos y eficientes".

Sin embargo esa empresa terminó quebrando. 






  • —Así es, y a nosotros nos parece que esta quiebra es un elemento paradigmático de lo que ha pasado en la Argentina. Porque la empresa Siam es la historia de una frustración nacional. En cualquier país desarrollado, una empresa industrial con capacidad y tecnología es un activo nacional que debe ser protegido. Los norteamericanos han cuidado celosamente algunas de estas empresas, y lo mismo han hecho japoneses, alemanes y ahora los coreanos. Porque consideran que las fuentes del desarrollo económico están en mantener estas actividades industriales y tecnológicas. Chrysler, por ejemplo, tuvo una quiebra famosa a principios de la década del 80 en Estados Unidos y fue reconstruida gracias a un enorme apoyo de parte del gobierno americano. Que una empresa de las dimensiones de Siam haya quebrado y haya desaparecido —no quedó prácticamente nada de las instalaciones industriales de Siam— es algo que merece ser revisado. 

  • ¿De qué modo?

    —Por varias razones, tanto para pensar este famoso tema del empresariado nacional, como para reflexionar sobre el no menos famoso tema del Estado desarrollista. Hay que preguntarse qué es lo que ha pasado en la Argentina, que perdimos a los empresarios nacionales y tuvimos un Estado desarrollista tan ineficaz, en rigor, tan poco desarrollista.

  • ¿Cómo surgió Siam?

    —Siam aparece en 1911, con un joven inmigrante italiano, el señor Di Tella, que tenía veinte años en ese momento. En Buenos Aires hay una huelga de panaderos por las condiciones de trabajo y la ciudad exige que todas las panaderías pongan una máquina de amasar pan, para evitar los conflictos sindicales. De ese modo, el Estado crea un mercado. Di Tella comenzó a fabricar una máquina que tenía algunos detalles mejorados respecto a las que había disponibles en el mercado mundial y las vendió a un ritmo espectacular. En la década del 20, ocurre un segundo fenómeno importantísimo. El general Mosconi asume la presidencia de YPF, le da impulso a la empresa petrolera estatal y comienza a instalar estaciones de servicio. Di Tella, que era amigo de Mosconi, le ofrece fabricar los surtidores y el general acepta porque le interesa sostener la fabricación nacional de surtidores. Más tarde Di Tella va a fabricar equipos de bombeo para YPF. Al terminar la década del 20, en una Argentina básicamente agroexportadora, donde prácticamente toda la industria se importaba, tenemos una empresa metalmecánica, de tecnología relativamente avanzada para su época, que estaba creciendo de manera sistemática, apoyada en las compras del sector público. 

  • ¿Qué ocurre luego?

    —La empresa se expande a tal punto que Di Tella decide reunir la producción, que estaba dispersa en varios talleres, en una gran fábrica metalmecánica en Avellaneda, que fue la planta madre de Siam. Pero al poco tiempo estalla la crisis del 29, y en segundo lugar, el golpe del 30. A Mosconi lo echan de YPF y Di Tella se encuentra con una fábrica de enorme envergadura, casi sin mercado. Y ahí aparece el genio de un empresario muy dinámico, que empieza a probar qué puede producir. Primero descubre que puede fabricar heladeras comerciales. Sigue con bombas de agua, heladeras familiares y otros electrodomésticos. En los cincuenta hizo un acuerdo con una firma italiana, Lambretta, para fabricar motonetas, a las que decide llamar Siambretta, porque el viejo Di Tella quería ser, como decía él, "el Ford argentino", porque tenía una proyección de crecimiento industrial y de progreso. Bastó que Siam anunciase que iba a fabricar la motoneta Siambretta, para que la gente se anotara en la lista de espera de las concesionarias pagándola por anticipado. Es decir, la gente se estaba anotando en las concesionarias, cuando Siam todavía no había empezado a instalar la fábrica. Luego Siam le regaló una cantidad de motonetas al gobierno de Perón, quien se mostró manejando su motoneta en un episodio que se hizo famoso.

  • ¿Trasciende la empresa los límites biográficos de su fundador?

    —En el año 1948, cuando era todavía relativamente joven, Di Tella fallece repentinamente, y deja un emporio industrial de dimensiones fenomenales para la Argentina. También deja un hueco de conducción. El había insistido a sus dos hijos, Guido y Torcuato, para que fueran ingenieros y se hicieran cargo de la fábrica. Los dos se recibieron de ingenieros, pero ninguno de los dos quiso dedicarse a la empresa.

  • ¿Esto influyó en la empresa?

    —Sí, muchísimo. Desde ese momento la empresa comienza a tener problemas de gestión. A esto se agregó que la demanda del Estado se volvió errática. Por ejemplo, en un momento el presidente Arturo Frondizi les dice a los directivos que va a lanzar un plan de desarrollo eléctrico y ellos decidieron montar una fábrica de grandes transformadores y equipos eléctricos. Pero el plan no se realizó y la planta quedó sobredimensionada. En ese momento comienzan a aparecer problemas de sobreinversión. Luego comienzan a fabricar autos con tecnología inglesa, lo cual era muy arriesgado porque debían competir con gigantes como General Motors o Ford. Los autos son muy bien recibidos por el mercado. Pero cuando llegó el momento de afrontar el cambio de modelo, para lo cual se necesitaba capital, Siam tuvo dificultades porque ya tenía algunas fábricas trabajando a bajo ritmo. Decidió endeudarse con el Estado en dos formas, por créditos pedidos al Banco Nacional de Desarrollo y dejando de pagar impuestos. Como no recuperó capacidad de pago, en los años 70, los dueños de la empresa comienzan a darle al Banco Nacional de Desarrollo acciones de la empresa a cambio del pago de los créditos. Y en un par de años, el Estado se convierte en el dueño de Siam Di Tella. A partir de la dictadura militar la actitud del Estado cambia completamente. Para Martínez de Hoz, la empresa es una carga que hay que sacarse de encima destruyéndola. Y el gobierno desmembra la empresa para venderla, pero no lo logra. 

  • Es decir, corrió la suerte de muchas otras industrias.

    —Así es. Pero lo grave es que en ese momento se presenta una oportunidad para Siam, porque se proyectó la construcción del gasoducto Centro-Oeste y Siam podía producir los caños. Pero la empresa que se hace cargo del gasoducto decide importarlos, lo cual fue lapidario para Siam. Poco antes de dejar el cargo, Martínez de Hoz ordena vender Siam "de cualquier manera". Pero eso era cada vez más difícil porque la empresa ya tiene un enorme deterioro funcional, está con un déficit gigantesco y su capacidad productiva apenas es utilizada al quince o veinte por ciento. Pasa toda la crisis del 81-82 y llega el gobierno democrático, que decide venderla. La va vendiendo por partes a distintos grupos empresarios a partir de 1986. Esta opción no da resultado porque la crisis económica se acentúa y porque luego viene el régimen de convertibilidad, que afecta a toda la industria. En esas condiciones, una empresa tan golpeada no podía competir, por lo cual se van cerrando prácticamente todas las plantas de Siam. La gran planta de maquinaria pesada para equipo eléctrico cerró; otras plantas también fueron cerradas y loteadas. Hoy sólo quedan una fábrica de caños en manos de Siderca y una cooperativa de autogestión en la planta de Avellaneda. La cooperativa tiene 200 obreros y la planta, una capacidad para dar trabajo a 5.000. Es decir, lo que fue un enorme activo industrial ha desaparecido.

    Copyright Clarín, 2006.