Holocausto Nazi

La Republica (España)
Publicado el 27 de enero de 2010


El 27 de enero de 1945 el ejército soviético liberó Auschwitz, es el día del Holocausto, la Shoah, la catástrofe. Año tras el recuerdo de las millones de víctimas llena espacios y conciencias, la memoria del Holocausto sigue viva y el dolor se hace presente.

La historia del Holocausto es la del sacrificio, llevada por los nazis a su más terrible expresión. Los campos de exterminio son una concepción única y genocida, planificada y desarrollada por el régimen nazi hasta los límites de lo imposible. No tiene comparación con ninguna otra experiencia, aunque tengan como antecedente los campos de concentración para boers de los ingleses o el genocidio turco de los armenios. Los campos de concentración o trabajos forzados, los diferentes genocidios y matanzas, comparten la muerte pero no tienen su especificidad. Los judíos, como pueblo, religión o cultura tienen a sus espaldas una historia de vida y muerte, y en ella los progroms y la diáspora fueron pauta común. El holocausto nazi marcó un antes y un después.

Lo que diferencia a la solución final de Eichmann no fue sólo la planificación política y científica del genocidio y los millones de víctimas resultantes. La concepción racista, desde las Leyes de Nuremberg y el exterminio de personas judías, gitanas, comunistas, socialdemócratas, homosexuales, con discapacidades mentales,… El Holocausto Nazi surge de una concepción de sociedad y de una puesta en marcha de la misma, imposible de llevar acabo sin una participación colectiva. No es obra de una minoría encabezada por Hitler, mas allá de la ejecución práctica, sino de una mayoría que calla, acepta e incluso se beneficia y colabora. No sólo de gran parte del pueblo alemán, también en los países bálticos, Polonia, millones de personas que consintieron la desaparición de su vecina, del compañero de trabajo,… Las investigaciones demuestran esa implicación y también la minoría que se resistió, existe el caso de mujeres alemanas casadas con judíos que se movilizaron en defensa de sus maridos, de policías que se negaron a participar en las ejecuciones masivas, de hombres y mujeres que lucharon activamente. El Holocausto no es resultado de una minoría, sino del consentimiento de una mayoría, que tras la derrota y ante la magnitud del genocidio, reaccionó con vergüenza y arrepentimiento.
El holocausto judío no fundamenta la existencia y creación del Estado de Israel. El nacionalismo hebreo que da lugar a la “patria” de la Tierra de Israel tiene su base en Hertz, como propulsor del sionismo, que comparte, desde su especificidad judía, mucho con los movimientos nacionalistas de los S.XIX y XX. Utilizar el Holocausto como justificante de la ocupación, desde una concepción fascista y cruzada del conflicto palestino, no hace otra cosa que ensuciar la memoria de las víctimas del Holocausto. Uso vil que utiliza su sufrimiento y muerte para justificar nuevas injusticias. Dicha demagogia sirve de puente a quienes buscan la oportunidad de minimizar la importancia y los horrores del Holocausto Nazi, en un intento de maquillar el nazismo o como instrumento político antisemita.
Hoy 27 de enero, es el día para el recuerdo pero también para el activismo contra cualquier forma de genocidio, pasada, presente o futura.