Argentina: El engaño de las apariencias

Cledis Candelaresi

La aprobación presidencial cae, pero CFK se consolida como principal figura política del país. Crecen las críticas al modelo, pero la mayoría lo apoya, a pesar de sus contradicciones. 

   La realidad puede resultar contradictoria, paradójica. En particular cuando se intenta clasificar el cuadro económico y social y desentrañar el juicio ciudadano sobre él. Las reestatizaciones son tan reales como el dato de que se registra el nivel de extranjerización empresaria más alto de la historia argentina. La caída de la imagen presidencial no excluye la consolidación de Cristina Fernández de Kirchner como la principal figura política del país. Las crecientes críticas al modelo del Gobierno no son óbice para que los sondeos de opinión muestren una voluntad mayoritaria de que no cambie más que en algunos puntos.

   Las sorpresas no terminan ahí. Las estadísticas oficiales, sospechadas de mostrar un cuadro más optimista que el real, acaban de dar una prueba de que no siempre es así. Según la medición de mayo del Instituto Nacional de Estadística y Censos ( Indec), la industria creció un 5,2% en el último año, por debajo del 6,6% que acusa el último análisis de la Unión Industrial Argentina (UIA). Pero, eso sí, más de lo que calculó el ministro de Industria delasotista, Jorge Lawson, en un trabajo que expuso en el cónclave anual que la Unión Industrial de Córdoba (UIC) realizó la semana pasada en la capital mediterránea.

   Según el funcionario, no hay motivo de alegría si la base de partida para el análisis de la actividad manufacturera se retrotrae al 2011: con ese punto de partida la industria registra una caída anual del 7,4 por ciento. Los técnicos de UIA minimizan las diferencias con la medición oficial, pero, al mismo tiempo, ponen coto a cualquier ilusión respecto de lo que pase con este rubro. La bonanza del sector fabril está básicamente explicada por la pujante demanda de Brasil y ésta amaga con paralizarse.

   Más allá de discrepancias metodológicas, la cuestión es el enfoque que se elige para hacer la lectura. La realidad es una, pero admite visiones diversas según desde donde se la mire.

¿Porque te quiero te aporreo?

   Uno de los últimos sondeos de Poliarquía muestra una contundente pérdida de popularidad de la Presidenta y una desaprobación de su gestión económica que llega al 64 por ciento. Jorge Fidanza, líder de esa consultora, en función de ese cuadro vaticina una derrota electoral del oficialismo para los comicios del próximo domingo en los principales distritos del país, tal como expuso públicamente en el cónclave patronal cordobés, impregnado de ánimo antioficialista.

   Sin embargo, este investigador de la opinión pública, de antipatía confesa hacia la gestión oficial, admite la otra revelación de su mismo análisis: “Cristina Fernández de Kirchner sigue siendo la principal referente política del país”. Cuando sus encuestadores preguntaron a ciudadanos de todo el territorio quién le gustaría que fuera el próximo presidente, las preferencias conformaron el siguiente ranking, nítidamente liderado por la primera mandataria: 20%, CFK; 15%, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y 14%, el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli. Un dato adicional: el Frente para la Victoria viene ganando votos potenciales en territorio bonaerense.

  El politólogo Mario Riorda, ex decano de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba, no tiene dudas en pronosticar que después de los comicios del 2015 esa fuerza política será, “cómoda, la primera minoría”, descontando una inapelable, aunque honrosa, retirada del poder. Sin embargo, esa presunta repulsa ciudadana se sostiene al mismo tiempo que un 60% de aprobación de muchas políticas específicas, como la de derechos humanos y la asistencia social, en particular la asignación universal por hijo.

  Esas simpatías puntuales parecen decisivas, según el relevamiento de Riorda, si se considera que no hay reclamo mayoritario a favor de un viraje en el plan en curso. Muy por el contrario…

   Cuando se le preguntó a los encuestados si quieren la continuidad del modelo económico-social, sólo un 23% se manifestó por el “Sí”, pero apenas un 21% condenó con un “No”. Lo más contundente: más del 50% resultó partidario de “Seguirlo, aunque con cambios”.

Modelo, ¿cuál modelo?

   Claro que resulta clave definir con precisión cuáles son los límites del plan oficialista que unos rechazan, otros vitorean y la mayoría avala, aunque con exigencias de cambios.

   En aquel mismo escenario de la UIC, el ex secretario de Cultura José Nun desnudó parte del impreciso contorno de ese esquema económico y social, al subrayar cómo se acentuó en la última década la extranjerización empresaria a pesar de la aplicación de un conjunto de decisiones económicas que el Gobierno califica como nacional y popular y de la proclamada vocación de consolidar una burguesía nacional.

   Según el estudio de los economistas Eduardo Basualdo y Martín Schorr, sobre doscientas grandes empresas del país, en la década del ’90 cincuenta y seis eran extranjeras; en el 2001 esa cifra había trepado a noventa y seis y en el 2010 ya alcanzaba ciento quince. Un fenómeno alentado por la vigencia de la Ley de Inversiones Extranjeras sancionada a instancias del ex ministro de la dictadura José Alfredo Martínez de Hoz, que resulta muy concesiva con los capitales foráneos, esos que ahora parecen particularmente esquivos por temor a que el cepo cambiario no le permita retirar a voluntad los dólares que apuesten al territorio local.

   El economista Ricardo Arriazu añade otra inquietud cuando muestra cómo en los últimos años el sector que más creció fue el de la intermediación financiera, cuya prosperidad supera con creces a la de cualquier otro sector productivo. También en este caso cabe preguntarse si el dato muestra una contradicción intrínseca del modelo que una porción importante de la ciudadanía aún mira con aprecio o sólo es el resultado de una forma arbitraria de apuntar la mira.

La industria

   Según el Indec, la actividad fabril creció un 5,2% en un año, mayo contra mayo del año anterior. Las mediciones de la Unión Industrial Argentina registraron una mejora mayor, del 6,6% para el mismo período. ¿Las estadísticas oficiales son siempre cosméticas?