Los republicanos cruzan el Rubicón

Paul Craig Roberts
Information Clearing House


¿Hay quién se acuerde de los días en los que National Public Radio 
era una voz independiente?

Durante los años ochenta NPR fue continuamente objeto de preocupación para el gobierno de Reagan. NPR tenía ciertamente una inclinación demócrata, y gran parte de sus informaciones sobre el gobierno de Reagan eran parciales. Sin embargo, NPR era una voz independiente, y a veces tenía razón.
En el Siglo XXI esa voz ha desaparecido, lo que se proponía el régimen de George W. Bush. Bush puso a cargo a una mujer republicana que dejó claro a los productores y presentadores de NPR que la parte federal de su financiamiento estaba en peligro.
El dinero a menudo prima sobre los principios, y cuando las corporaciones agregaron su verdaderamente gran dinero NPR colapsó. Actualmente las estaciones locales siguen pretendiendo que son financiadas por la audiencia, pero si lo habéis notado, como yo, ahora hay una gran cantidad de anuncios corporativos, disfrazados en los términos tradicionales “con apoyo de…” Si uno escucha música clásica, oye anuncios corporativos.
Actualmente todos los “medios dominantes” están cerrados a los que dicen la verdad. Los medios estadounidenses son el ministerio de propaganda de Washington. Los medios de EE.UU. tienen solo una función, mentir para Washington.
Lo que me recordó la rendición de NPR fue su informe del 31 de agosto con sus dos expertos políticos de costumbre que discutían la Convención Republicana y el discurso de Romney. Después de presenciar a los republicanos en su convención en Tampa violando todas sus propias reglas y tratando sin miramientos a los delegados de Ron Paul, se hubiera esperado alguna discusión de la negativa del Partido Republicano de permitir que se presentara la candidatura de Ron Paul o que se anunciara su cantidad de delegados.
La cuestión operativa era obvia: ¿Cómo puede el pueblo estadounidense confiar a los republicanos la tremenda autoridad del poder ejecutivo si el Partido Republicano acababa de terminar de demostrar a la vista de todo el mundo sus cualidades estalinistas al aplastar al ala anti-guerra, anti-Estado policial de su partido?
El autoritarismo era innecesario. Romney tenía suficientes delegados para ser elegido. No le hubiera costado nada seguir las reglas y permitir que Ron Paul fuera colocado en la lista de candidatos y que se informara de su cantidad de delegados. En su lugar, Romney descartó al contingente libertario del Partido Republicano. Los camisas pardas demostraron su poder.
El último republicano al que descartó una parte de su propio partido fue Barry Goldwater, y sufrió una aplastante derrota. Uno se pregunta si los republicanos se basan en esas máquinas electrónicas de votación programadas con software republicano patentado que no dejan trazas de papel. Los demócratas han aprobado el robo electoral republicano. Ha habido numerosos casos en los que los sondeos de salida indican que los votantes eligieron a otro candidato que el que eligieron las máquinas de votar programadas por los republicanos.
Se pensaría que NPR y sus expertos podrían haber descubierto que el paralelo con Goldwater merecía comentarse, pero la supresión de los delegados de Ron Paul ya había pasado por el agujero de la memoria.
También se pensaría que NPR y sus expertos podrían haber considerado que el discurso de Clint Eastwood era un tópico fascinante de discusión. Eastwood tenía un discurso aprobado por el Comité Nacional Republicano, pero lo descartó. En su lugar, Eastwood estuvo junto a una silla vacía y pretendió hablar con Obama, pero igual podría haber estado Romney en la silla. Al pretender estar hablando con Obama, Eastwood pudo dar su opinión sin provocar abucheos del público republicano.
No hubo muchos en el público republicano que lo hayan comprendido, pero hubo algunas caras con expresión inmutable cuando Eastwood dijo “No he llorado tanto desde que descubrí que hay 23 millones de desocupados en este país”. Más caras imperturbables cuando Eastwood mostró su oposición a las guerras de Irak y Afganistán y preguntó a la presidencia: “¿Por qué no hacéis que ellos [los soldados] vuelvan a casa mañana por la mañana?” Los que pensaron que estaba provocando a Obama aplaudieron; los que se dieron cuenta de que estaba criticando posiciones republicanas de la línea dura se disgustaron.
Pero NPR y los medios estadounidenses en general se sienten incómodos ante semejantes noticias reales como que un partido político sea regañado por uno de sus héroes y que sea suficientemente estúpido como para repetir el error de Barry Goldwater. El establishment podría quejarse. El dinero se podrá acabar o los empleados ser despedidos por permitir que se transmita una noticia semejante. Los demócratas perdieron su financiamiento independiente cuando la deslocalización de los puestos de trabajo destruyó los sindicatos. Ya no existen poderes contrapuestos a Wall Street y las corporaciones, que han sido dotados por la Corte Suprema de EE.UU. republicana de derechos según la Primera Enmienda para comprar elecciones, y han puesto a cargo al Tesoro de EE.UU., las agencias reguladoras y la Reserva Federal.
En Tampa los republicanos descartaron los votos de Ron Paul, porque están enamorados del poder y su demostración innecesaria. ¿Se puede confiar en que gente tan ansiosa de poder y de la emoción de utilizarlo lo abandonen cuando pierdan la próxima elección? Hay suficientes órdenes ejecutivas presidenciales y órdenes de seguridad nacional, incluso algunas firmadas por el demócrata Obama, para que cualquier presidente pueda hacerlas valer y negarse a enfrentar la elección.
La República Romana se acabó una vez que Roma aceptó el golpe de Julio César. Los que trataron de salvar la República Romana asesinando a César fracasaron, porque la mayoría de las legiones apoyaba a la dictadura, que les prometió más dinero del que tenía la República. El nombre de César se convirtió en el título usado por los dictadores de Roma.
En EE.UU. hasta su amistosa policía local apoya la dictadura. Y esta armada con sus instrumentos. Un amigo, tirador de precisión de competencia, me dijo que al irse de su club de tiro el 27 de agosto, una sección del alguacil local entró en un vehículo blindado militar, que uno esperaría ver en un campo de batalla, seguido por un gran camión del departamento del alguacil repleto de equipamiento militar. Dice que el club de tiro permite que la policía local utilice las instalaciones del club para que sus miembros no sean interpelados y acosados por sus armas de fuego cuando van y vienen del club. Informa de que 30 policías se colocan en fila, con armas automáticas, no permitidas a los miembros del club, y disparan a un solo objetivo y que los 30 policías disparan cargadores de 30 balas cada uno contra el mismo objetivo.
Una vez preguntó a nuestros protectores si estaban practicando para alguna competencia. La respuesta fue: “No, nos estamos preparando para controlar el resultado cuando haya líos”.
Control es la palabra operativa. Hemos visto durante varios años que el Partido Republicano es adicto al poder. ¿Recordáis cuando el gobierno de Bush despidió a los fiscales de EE.UU. cuando se negaron a formalizar solo a los demócratas? ¿Recordáis el transparente complot del Partido Republicano contra el gobernador demócrata de Alabama Don Siegelman? La evidencia indica que el operador republicano Karl Rove utilizó a un juez federal republicano, vulnerable según las informaciones a acusaciones de corrupción, y a un fiscal de EE.UU. en Alabama para incriminar falsamente al gobernador Siegelman. El mensaje a los demócratas fue: Si sois elegidos en nuestro Territorio del Sur, ¡nos las vais a pagar!
Pero no temas, tenemos “libertad y democracia”. El propio George W. Bush nos lo dijo.
El débil, cobarde, gobierno de Obama no ha conmutado la vergonzosa sentencia de Siegelman. La incapacidad de los demócratas de respaldar a sus propios miembros y sus propios principios es la mejor indicación de que se impondrá una tiranía republicana.
César George W. Bush no necesitó 10 minutos para eliminar la sentencia de cárcel del principal asistente del vicepresidente Dick Cheney por revelar la identidad de una agente de la CIA, un delito según la ley de EE.UU. Pero el Departamento de Justicia (sic) de Obama apoya la destrucción por parte de Karl Rove de uno de sus gobernadores más populares.
La débil oposición a los nacionalistas de la izquierda alemana engendró a Hitler.
El Partido Republicano se ha convertido en el Partido del Odio. Décadas de frustración han pervertido a los republicanos. Objetan a todo lo que ha ocurrido desde la Gran Depresión en los años treinta para convertir a EE.UU. en una sociedad más justa y humana.
El Partido Republicano quiere poder para hacer añicos todos los vestigios de regulación y asistencia social y a todos los desaprobados por los republicanos: pobres, minorías, liberales, “enemigos extranjeros” imaginarios, protestantes contra la guerra y a todos los que cuestionan la autoridad: los debiluchos estadounidenses que sienten compasión por los desafortunados, la Constitución de EE.UU., ese documento rojo-liberal-comunista que mima a criminales, extranjeros ilegales, terroristas, y a todos los que disienten políticamente del enriquecimiento del uno por ciento a costa del 99%.
Por sobre todo lo demás, los republicanos quieren convertir la Seguridad Social y Medicare en centros de beneficios de las corporaciones privadas.
¿Se sorprendería el mundo si los republicanos se pusieran camisas pardas? EE.UU. ha declarado que es “la nación indispensable”, justificando su hegemonía sobre el mundo. Cualquier país que no se someta a Washington es “un enemigo”. La propaganda neoconservadora de que EE.UU. es la nación indispensable con derecho a la hegemonía mundial suena muy parecida a “Deutschland über alles” [sobre todo Alemania, N. de E.].
Hace una década el régimen de Bush demostró que podía hacer caso omiso de la ley estatutaria de EE.UU., la Constitución de EE.UU. y la separación constitucional de los poderes del Estado a fin de concentrar un poder irresponsable en la oficina del presidente.
Los demócratas, cuando lograron el control del Congreso en las elecciones de mitad del período, no hicieron nada respecto a los crímenes legales y constitucionales sin precedentes de George W. Bush.
La presidenta demócrata de la Cámara de Representantes de EE.UU., quien hubiera podido fácilmente haber iniciado un juicio político a George W. Bush por sus obvios crímenes contra la ley estadounidense y la Constitución de EE.UU., anunció que “la acusación no está sobre la mesa”. El dinero fue más importante para la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, que el Estado de derecho.
Cuando un pueblo no tiene ningún partido político que lo represente, está condenado a la tiranía. Y a la guerra.
Rusia y China obstruyen el camino de Washington hacia la hegemonía. Romney, el candidato presidencial republicano, ha declarado que Rusia es “nuestro enemigo geopolítico número uno” por oponerse a los planes de Washington de deponer mediante la violencia al gobierno sirio. ¿Por qué es tan ventajoso para Washington que el gobierno sirio sea derrocado, que Romney en un ataque de resentimiento haya llevado a EE.UU. a una confrontación directa con Rusia?
La arrogancia y el orgullo desmedido conducen a las guerras. ¿Quieren realmente los estadounidenses tener un presidente tan imprudente como para declarar innecesariamente que un gran país con armas nucleares es nuestro enemigo número uno? El ejército georgiano entrenado por EE.UU. e Israel no duró una hora cuando la antigua república soviética provocó alocadamente, con aprobación de Washington, al oso ruso.
Mientras tanto, el régimen de Obama, preocupado por el rápido ascenso económico de China, ha indicado que piensa que China es el enemigo número uno. El régimen de Obama olvida que China, cuando era un país primitivo, atrasado, combatió a EE.UU. hasta imponer un punto muerto en la Guerra de Corea hace más de medio siglo.
El régimen de Obama ha anunciado que la Armada de EE.UU. está siendo reubicada en el Pacífico Oriental, que EE.UU. considera que el Mar del Sur de China es de interés nacional de EE.UU. y que se están estableciendo nuevas bases navales, aéreas y terrestres en las Filipinas, Corea del Sur, Vietnam, Tailandia, Australia, Nueva Zelanda y otros sitios en la región. El propósito de esas bases es bloquear el acceso de China a energía y a materias primas, o sea lo que Washington hizo a Japón en los años treinta.
¿Son conscientes los estadounidenses de que el orgullo desmedido y la idiotez de sus dirigentes políticos cargan ahora a los estadounidenses con el peso de dos enemigos número uno, ambos bien equipados con ejércitos y armas nucleares? Solo Irán puede felicitarse por ese hecho ya que le han sacado de la primera línea de fuego.
Washington está instalando sus bases militares avanzadas y está poniendo en marcha la guerra de propaganda. La servil prensa británica se ajustó rápidamente a Washington. Un lector británico de mi columna informa que el Guardian/Observer y New Statesman arremeten contra Putin: “Cada día de esta semana hemos visto historias de odio contra Rusia y Putin. Titulares como ‘dictadura medieval’ como vimos en el Observer del domingo pasado [26 de agosto] son comunes. En el New Statesman de esta semana tenemos una imagen de Putin en primera plana con el titular ‘Reino del terror de Putin’. Pusieron a Putin con una corona en la cabeza y vestido como un zar. Es un implacable ataque a Rusia”.
Otra línea del ataque de Washington contra Rusia es el apoyo encubierto de Washington a los grupos terroristas chechenos en el Cáucaso y el financiamiento por parte de grupos pantalla en Rusia de organizaciones de protesta y terrorismo. Las informaciones sobre corrupción y elecciones robadas provienen primordialmente de grupos financiados por Washington que operan en Rusia. Vea: http://www.globalresearch.ca/al-qaeda-blitzkrieg-wests-terror-battalions-eye-russia-next http://landdestroyer.blogspot.com/2012/08/bombshell-us-neo-cons-state-department.html . Mediante estos métodos, Washington espera desestabilizar al gobierno ruso y aislarlo internacionalmente a fin de eliminar un obstáculo a la hegemonía de Washington.
Dos de los asesores derechistas neoconservadores de Romney dijeron que como presidente “enfrentaría a Moscú por su mal historial en cuanto a la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho”. Los medios occidentales no comentan la ironía de esas afirmaciones propagandísticas contra Rusia provenientes de EE.UU., el país que ha destruido el habeas corpus y las protecciones de debido proceso de los acusados, que ha torturado detenidos en violación de las Convenciones de Ginebra y de su propia ley estatutaria, que secuestra, tortura y asesina a extranjeros así como a sus propios ciudadanos, que apoya el terrorismo contra Libia, Siria, Irán y Rusia, que se burla del derecho internacional, que nunca se somete a la ley sino que la utiliza como un arma contra los gobiernos a los que demoniza mientras realiza operaciones militares contra siete países musulmanes sin una declaración de guerra.
Los Juicios de Núremberg de los alemanes después de la Segunda Guerra Mundial establecieron que la agresión manifiesta es un crimen de guerra. La agresión manifiesta, rebautizada por Washington como “guerra preventiva”, se ha convertido en el principio operativo de la política exterior de EE.UU.
Como señaló Putin, Washington es culpable de los crímenes de los que acusa a otros, pero Washington permite todo a la “nación indispensable”.
¡Amerika uber alles!

Paul Craig Roberts fue editor de The Wall Street Journal y secretario asistente del Secretario del Tesoro estadounidense. Es autor de HOW THE ECONOMY WAS LOST , publicado por CounterPunch/AK Press. Su último libro publicado es Economies in Collapse: The Failure of Globalism , publicado en Europa, junio de 2012.

Traduccion: Germán Leyens (Rebelion)