China en la encrucijada

Martine Bulard*

El Partido Comunista Chino está preparando su próximo Congreso. Para despejar el terreno resolvió destituir al dirigente Bo Xilai y despachar velozmente el juicio a su mujer, acusada de asesinato. Pero las contradicciones se acentúan en el país que hoy constituye la segunda economía mundial…

Reuniones secretas, encuentros improvisados, asuntos incómodos cuidadosamente escondidos bajo la alfombra, pero también playa y cielo azul... el Partido Comunista Chino (PCC) tiene una forma muy particular de preparar su próximo Congreso. Su fecha oficial aún no se conoce, pero los delegados ya fueron elegidos. Y antes de la reunión cumbre que tendrá lugar en Pekín (“durante el segundo semestre”, según se dice oficialmente; a mediados de octubre, según algunas fuentes), el partido quiere dejar el terreno despejado. Se deshizo del caso Bo Xilai, el ex líder de la ciudad-provincia de Chongqing, despachando en dos días el juicio a su mujer Gu Kailai, acusada de asesinato. Trata de resolver las discusiones políticas internas y sobre todo los conflictos personales antes de la fatídica fecha, y reunió en la elegante estación balnearia de Beidaihe a la flor y nata comunista. Oficialmente la reunión no existe, pero la prensa oficial ya informó sobre la llegada de unos sesenta invitados distinguidos...


Un juicio resuelto rápidamente

Primera parte de la operación de limpieza: el juicio tan espectacular como veloz de la esposa de Bo, el 8 y 9 de agosto pasados en Hefei (Anhui). Gu Kailai está acusada de homicidio del empresario británico Neil Heywood, encontrado muerto en su cuarto de hotel en Chongqing, en noviembre de 2011. Ni ella ni Zhang Xiaojun, su cómplice señalado, tuvieron derecho a elegir su propio abogado. Incluso el pintor contestatario Ai Weiwei, quien no puede ser sospechado de proximidad ideológica con los ex dirigentes de Chongqing, se mostró conmovido: “El sistema legal dirigido por el partido constituye una amenaza no sólo para gente como yo, sino también para los dirigentes”, señaló en una entrevista concedida al Financial Times, publicada bajo el título “Ai Weiwi defiende a Bo Xilai”. “Hasta ahora, nadie sabe qué pasó con Bo Xilai”, agregó (1).
En este juicio no hubo ni abogado elegido libremente ni, mucho menos, pues, representantes de la prensa internacional, según la más pura tradición local. En cambio, y de manera muy oportuna, asistió al proceso un estudiante que tomó notas, publicadas por todos los medios de comunicación occidentales así como por el muy oficial China Daily. Allí uno se entera de que el especulador inglés utilizó su red para que el hijo de Bo pudiera ingresar a Oxford y vivir en la opulencia, antes de ingresar a Harvard; y que resultó ser un financista muy codicioso. Al término de una oscura operación inmobiliaria que no salió bien, reclamaba una compensación de 14 millones de libras (alrededor de 18 millones de euros) y profería amenazas. Gu “tuvo miedo de que secuestraran y asesinaran a su hijo, y acudió a la policía de Chongqing. Wang Lijun (entonces número uno de la policía de la megalópolis) aceptó ocuparse del asunto. Pero como éste se desarrollaba en Inglaterra y no había pruebas concretas, no pudo recurrir a la fuerza. Fue entonces cuando Gu Kailai tuvo la idea de asesinar a Neil Heywood, con el fin de proteger a su hijo” (2).
En resumen, fue para defender a su hijo –objeto de todo tipo de atenciones en China– que Gu habría asesinado a este especulador extranjero, y además chantajista. Se dice que cada término de la acusación (y los testimonios) fue negociado entre la dirección del partido, Gu, su entorno y sus apoyos. Imposible de comprobar, por supuesto. Pero es evidente que si bien los cargos son graves (asesinato), están acompañados de circunstancias atenuantes, y toda huella del delito de corrupción desapareció (ver el veredicto más abajo).

Extraña aparición de Bogu

La prensa china informó sobre el proceso (con apenas un pequeño desfase en el tiempo). Pero, bajo la pluma oficial, Gu se convirtió en Bogu, combinación del apellido de su marido con el suyo, algo que no sucede prácticamente nunca. En China, aun casada, una mujer conserva su apellido de soltera. Pero la ventaja de añadirle el apellido de su marido es recordarle al pueblo que el poder ataca a los más altos dirigentes –Bo y su familia– cuando cometen un error. Una justicia igual para todos.... incluso para los “hijos de príncipes”, es decir, los hijos de los héroes de la revolución maoísta, que ocupan cargos en el seno del partido y suelen ser señalados por sus privilegios. En cuanto al propio marido, fue destituido de sus funciones en marzo pasado por “violación de la disciplina del partido”. Poca cosa, pero lo suficiente para excluir a Bo y sus ambiciones (debía convertirse en uno de los principales dirigentes en el próximo Congreso); su corriente política (social y autoritaria) y sus puntos de apoyo (tanto en el ejército como en el partido) resultaron debilitados.

Importantes decisiones

Segunda parte de la gran limpieza previa al Congreso: el propio partido. En principio, el cambio de equipo se prepara desde hace mucho tiempo (durante el Congreso anterior), al designarse a los adjuntos de los principales responsables varios años antes del vencimiento de sus mandatos. Sin sorpresas, el actual vicepresidente Xi Jinping reemplazará al presidente Hu Jintao, mientras que el viceprimer ministro Li Keqiang ocupará el cargo del primer ministro Wen Jiabao. Para los demás, los pronósticos son más inciertos, y los acuerdos realizados con antelación se vieron alterados por el caso Bo. Probablemente las discusiones sean más acaloradas de lo previsto.
Es en Beidaihe donde se decide la composición del Comité Permanente del Buró Político (CPBP) –el corazón del poder–, la Secretaría y el Buró Político que conducirán los destinos del país. Es allí donde Mao Zedong tenía su residencia de verano. Es allí donde se encuentran cada agosto dirigentes comunistas y veteranos influyentes como Jiang Zemin (86 años, ex presidente de la República), Li Peng o Zhu Rongji (ambos de 84 años y ex primeros ministros). Es allí también donde antes de cada Congreso se discuten y deciden el texto de orientación y la lista de los afortunados que se elegirán en el futuro.
Lo cual no excluye consultas previas. El discurso que el secretario general del partido (y presidente de la República) lee en la apertura del Congreso y que determina las grandes líneas del programa de los próximos cinco años es objeto de discusiones y acuerdos. Según uno de los más grandes especialistas del PCC, Li Cheng, para el anterior Congreso “hubo seis versiones de ese discurso a nivel del Comité Permanente (CPBP), dos versiones a nivel del Buró Político, y 5.600 personas habrían sido consultadas a nivel del Comité Central, en las provincias, en el ejército (...)”. Li precisa que si bien “la preparación es más abierta, sigue siendo la élite la que decide” (3). Este año, nada se filtró de las futuras orientaciones ni de los textos discutidos.

Apertura y contradicciones

Sólo el tradicional discurso pronunciado por el presidente Hu, el 28 de julio, en la Escuela Central del partido en Pekín, puede ofrecer algunas pistas: “China se encuentra en una encrucijada”, señaló, según la jefa de redacción del diario económico Caixin (4). Luego de treinta años de reformas y apertura, se convirtió en la segunda economía mundial, pero al precio de contradicciones y problemas que se acumulan: profundización de los conflictos sociales, corrupción creciente, distribución desigual de los ingresos, degradación ecológica y ambiental... Para resolver estas cuestiones, es necesario lograr un consenso en el seno de la sociedad. Sin embargo, algunos cuestionan la reforma y la apertura, y preconizan una marcha atrás. No son muchos pero son poderosos, y supieron obtener la adhesión de funcionarios y de la gente. Fue precisamente por estar preocupado por esta tendencia que el primer ministro Wen quiso alertar, en marzo pasado, durante el cierre de la Asamblea Nacional Popular, sobre la necesidad de aprender la lección y no retomar los tortuosos caminos del pasado.
Llamando a “enarbolar la bandera del socialismo con características chinas”, Hu se pronunció por la continuación de las reformas a un ritmo acelerado –lo cual exige “un nuevo desarrollo teórico” –precisó– del mismo tipo que el de “la economía socialista de mercado” o las “tres representaciones” que permitieron el ingreso de empresarios en la dirección del partido–. Por primera vez, hizo referencia a la “salvaguarda del Estado de derecho nacional” (hasta ahora, se hablaba más bien de “legalidad socialista”). Finalmente, estimó que era necesario “garantizarle al pueblo el ejercicio de los derechos democráticos previstos por la ley en materia de elecciones, toma de decisiones, administración y control”... Uno podría alegrarse de ello si la promesa no hubiera estado presente ya en el programa del XVII Congreso en 2007, con los resultados conocidos. ¿Habrá sensibles progresos en la próxima reunión cumbre comunista? Nadie puede afirmarlo, pero ni el pasado ni el presente llevan a ver el futuro color de rosa (o de rojo).
En cuanto a la composición del nuevo equipo, los cónclaves de Beidaihe están destinados a encontrar un acuerdo entre las corrientes. El Comité Permanente podría reducirse de nueve a siete miembros, como antes de 2002. Del mismo modo, el actual presidente no se retiraría completamente y podría conservar el control del ejército, al menos durante dos años, como lo hizo su predecesor Jiang Zemin. Sólo la élite de la élite decide... tal como lo muestra el dossier “Cómo China está cambiando el mundo” que Le Monde diplomatique publicará en su edición de septiembre.

Actualización del 20 de agosto de 2012

Gu Kailai fue condenada a “la pena de muerte en suspenso”, fórmula china que significa prisión perpetua, salvo circunstancias especiales; lo que deja rondando sin embargo una amenaza y empuja a todo el mundo y especialmente a sus autores a cierta reserva. Su mano derecha, Zhang Xiaojun, en cambio, recibió una pena de nueve años de prisión. Final, pues, de la primera parte del caso Bo.

1. Leslie Hook, “Ai Weiwei comes to defence of Bo Xilai”, Financial Times, 18 de julio de 2012.
2. Véase Brice Pedroletti, “Un étudiant chinois raconte sur le Web le procès de Gu Kailai”, Le Monde, París, 10-8-12.
3. Li Cheng, “Preparing for the 18th party congress: Procedures and mechanisms”, China Leadership Monitor, Washington, N° 36, enero de 2012.
4. Shu Li, “Discurso de Hu Jintao del 28 de julio”, editorial en su blog (en chino); resumen en la revista de prensa semanal de la Embajada de Francia, 23 de julio - 3 de agosto.


Este artículo fue originalmente publicado en http://blog.mondediplo.net/2012-08-16-Les-communistes-chinois-a-la-plage
* Jefa de Redacción, Le Monde diplomatique, París.

Traducción: Gustavo Recalde