Entrevista a Julio Gambina: Argentina viene generando un desarrollo vinculado a los agrotóxicos y la megaminería

Mario Hernández
Rebelion


Mario Hernandez (MH): Estábamos escuchando declaraciones de familiares y abogados después del fallo en el juicio por el barrio Ituzaingó anexo en Córdoba. Quería consultarte por este modelo primario exportador que me hace recordar el modelo de desarrollo impulsado por la generación de 1880.
Julio Gambina (JG): En otras condiciones. Aquel modelo estaba basado en las ventajas comparativas de la fertilidad de la tierra. Lo que hay ahora es un paquete tecnológico muy importante aplicado al desarrollo agrícola y en aquella época el vínculo era con la potencia hegemónica del momento, Inglaterra, y ahora es con China, un país que no es potencia hegemónica a nivel mundial sino el de mayor crecimiento en los últimos tiempos sobre la base de una fuerte presencia de capitales transnacionales. Creo que el tema a destacar como diferencia es que el modelo agroexportador de la generación de 1880 estaba basado en la ventaja natural que ofrecía Argentina, en cambio ahora a la ventaja natural de las tierras, tenemos una aplicación tecnológica espectacular de biotecnología.
Monsanto, una de las empresas líderes a nivel mundial, están estrenando semilla, lo que plantea que Argentina es uno de los países más avanzados para el desarrollo de esas tecnologías y de esas inversiones de altísima rentabilidad a escala mundial.
Pero no solo es agricultura, sino también minería, algo que no había en 1880. Argentina nunca ha sido una potencia minera, recién en los últimos años producto de los cambios en los 90, ha habido un fuerte vínculo con la minería que hoy es uno de los principales rubros de producción y exportación en Argentina. Los últimos registros muestran La Alumbrera en Catamarca a la cabeza de las exportaciones, incluso por encima del complejo sojero que lidera el grupo Cargill.
Las exportaciones de cobre y oro están empezando a ser muy importantes, con lo cual Argentina viene generando un desarrollo primario exportador vinculado a la fertilidad de la tierra, los agrotóxicos y la minería que tiene el formato de megaminería a cielo abierto.
Lo gravoso es el deterioro de los bienes comunes o como se decía históricamente de los recursos naturales, porque tanto sea por la sojización o por la megaminería, hay deterioro de los suelos. Con ésta última directamente hay destrucción de las condiciones ambientales. Las voladuras que supone la megaminería a cielo abierto destruyen la montaña. Es interesante ver imágenes de lo que queda después de la explotación minera. En el caso de Bajo La Alumbrera, que está terminando su ciclo de explotación, queda un cráter, parece un gran anfiteatro donde antes había una montaña y ese va a ser el panorama que va a recorrer toda la cordillera de los Andes.
En el caso de la agricultura, además del tema del suelo, está lo que se conoce como pueblos fumigados. Es el tema más destacado porque no se trata solo de una crítica a la producción agrícola.
El modelo de 1880 hizo que emergiera en el siglo siguiente, en 1914, la Federación Agraria en defensa de los pequeños arrendatarios que reclamaban la tierra, ahora los que protestan no son tanto los productores, mucho de los cuales se han volcado hacia la producción de soja, sino que el efecto lo sienten los pueblos aledaños que por imperio de las fumigaciones ven que se están dando algunas enfermedades en las zonas de mayor concentración sojera en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. Allí se va generalizando un movimiento de tipo urbano en reclamo contra el modelo productivo que se generaliza con la extensión del cultivo de soja.

 
La sojización se desarrolló durante la administración kirchnerista
MH: Tengo entendido que en Santa Fe estaría por debatirse una ley al respecto.
JG: Así es. Hay muchos debates legales. Tengamos en cuenta que Santa Fe tiene el principal puerto de salida de la soja que es Rosario. No se trata solo de la siembra sino de una concentración muy grande de camiones lo que genera mayor contaminación medioambiental, destrucción de las rutas y todo esto favorecido por las condiciones de privatización de los años 90.
Quizás uno de los principales productores de aceite de soja en Argentina, Aceitera General Deheza de Córdoba, muestre el ciclo completo de la privatización y el desarrollo de la biotecnología sojera porque transporta su producción desde el interior de Córdoba al puerto de Rosario a través de ferrocarriles propios privatizados y los pone en una terminal portuaria también propia, porque los puertos también fueron privatizados. El esquema de sojización que vive Argentina desde 1996 en adelante, menos de 20 años, es un tema de origen del gobierno de Menem pero ya tiene más años de administración kirchnerista que menemista.
Aquello que en origen desarrollaron Menem, Cavallo y Felipe Solá, se proyecta con grandes cosechas favorecidas por los precios internacionales.
MH: Producto de la gran sequía que afecta actualmente a EE. UU.
JG: Primero fue la sequía argentina del año pasado. Argentina es el tercer productor mundial, Brasil el 2º y EE. UU. el 1º, con lo cual la sequía argentina también generó alza de los precios en la coyuntura y un horizonte de precios elevados en el mediano plazo, por eso hay muchas expectativas no solo con la soja sino también con el maíz, dos productos de exportación de la Argentina. El maíz se consume muy poco en nuestro país y casi nada la soja, por eso casi toda ésta y buena parte de aquél sirven para la exportación, para producir agroindustriales, por ejemplo el aceite, que también es un insumo estratégico para la producción de biocombustibles, lo que ha motivado hace 15 días que el Ministerio de Economía autorizara, curiosamente, la importación de soja.
MH: Me llamó la atención que escribieras en una nota reciente, “Producción agraria, entre los alimentos y la energía”, que siendo Argentina el principal productor mundial de biodiesel, importa soja.
JG: El tema es que hay capacidad ociosa. Hay mayor capacidad industrial instalada que la que puede abastecerse con la provisión de soja nacional. La sojización no solo va creciendo por la exportación y producción del poroto sino por el desarrollo industrial, en este caso del biodiesel y la medida fue compensada con el aumento de las retenciones que ha generado una réplica muy fuerte del sector que plantea que le están quitando algunas ventajas ya que las retenciones eran mucho menores con respecto a la soja. Si éstas están en el orden del 35%, el biodiesel estaba en el 14% y ahora se llevó al 24%, con lo cual sigue siendo promocionado respecto de la exportación del poroto de soja.
A partir de este desarrollo, aparece un incremento del lado de las cuentas públicas ante una situación de deterioro fiscal. El incremento de los precios internacionales de los productos de exportación genera ingresos fiscales muy importantes. Si el año pasado ingresaron por retenciones unos U$S 8.500 millones, el cálculo para este año y el próximo es de U$S 11.000 millones, una cifra más que importante pensando que no son recursos co-participables, solo una parte sirve como fondo sojero que se distribuye en forma directa desde la Nación a los municipios y se aplica a obras de infraestructura en las provincias, lo que hace muy favorable la reiteración y profundización de los consensos de los intendentes sean del partido político que sean. En los últimos años, producto de la importante masa de recursos que se distribuyeron vía fondo sojero, termina habiendo crecimiento de infraestructura en los pueblos que se materializa en escuelas, hospitales, etc., que es uno de los elementos más visibles en los consensos locales hacia las autoridades municipales.
Los precios internacionales y la extensión de la cosecha vienen a paliar una crisis fiscal que está siendo cada vez más gravosa para las provincias y estas condiciones de la economía mundial hacen que para la Nación puedan postergarse ajustes que están planteando algunos sectores que deben hacerse en el gasto público.

 
Los cambios fundacionales de los 90 se mantienen en la actualidad
MH: Hablaste de los años 90 haciendo referencia a la política del menemismo. En relación a la crisis fiscal que se extiende como una mancha de aceite a lo largo del país afectando a sus principales provincias como Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, vos señalás que detrás de esa crisis fiscal se encuentran los fenómenos estructurales, institucionales de los 90. ¿Podrías desarrollar la idea?
JG: Argentina cambió profundamente en los 90 y esos cambios fundacionales se mantienen, es decir, no han sido modificados, aun con la expropiación parcial de YPF y la estatización de las AFJP.
Todas las re-estatizaciones que se hicieron tienen que ver más con problemas de las empresas privadas que con decisiones de avanzar en un proyecto que modifique los cambios institucionales de los 90. Voy a creer que eso sucede, por ejemplo, cuando se estaticen las telefónicas, lo que ni en broma están pensando porque están acumulando grandes ganancias. Cuando se modifique el régimen financiero que sigue favoreciendo la transnacionalización del sistema bancario y los bancos son grandes beneficiarios de este modelo económico. Voy a creer en los cambios cuando se modifiquen las leyes que habilitaron la megaminería a cielo abierto en los 90. Cuando se cambien las condiciones del modelo sojero exportador. En el plano industrial, cuando se cambien los planes de “Argentina ensambladora”, una armaduría a favor de las grandes empresas multinacionales en la industria automotriz, donde las terminales extranjeras arman en nuestro país con autopartes que vienen del exterior.
Hay un cambio estructural muy fuerte en los 90 que es la base del crecimiento económico de estos años. Si mirás los sectores más dinámicos del crecimiento económico tienen que ver con la sojización, atrás agregale el maíz, etc., pero centralmente la soja como abanderada de los cambios en el agro. Eso tiene que ver con los cambios en tiempos de Menem, pero los beneficios en términos de rentabilidad se cosechan en la actualidad.
La Argentina megaminera también es producto de los cambios en los 90, los códigos de la legislación minera se formularon entre 1993/6 cuando se cerró el acuerdo chileno-argentino, esos cambios atrajeron inversiones que no fructificaron en tiempos menemistas sino a posteriori.
La industria automotriz luego de la devaluación que hizo el duhaldismo, a pesar que Néstor Kirchner muchas veces decía que él no era el gobierno del default ni de la devaluación, que son los dos pecados originales que permitieron el gran crecimiento económico entre 2002 y la actualidad. Sin cesación de pagos no hubiera habido tranquilidad fiscal en los años transcurridos y sin devaluación no hubiera habido competitividad de la producción local, por lo menos hasta el 2007/8 que se desata la crisis de la economía mundial.
Los beneficios de estos últimos 10 años tienen mucho que ver con esos cambios estructurales y no hay, pese a esas medidas que te mencioné, cambios significativos.
El régimen institucional que define la economía argentina tiene que ver con los cambios generales en los 90. Fue la adecuación de nuestro país a las demandas de la economía mundial y no en vano hoy Argentina es fuertemente funcional a la exportación de soja, de cobre, de oro, de tierra y agua que se van con la producción minera y sojera. Hasta me animaría a decir que el gran crecimiento de la construcción, que no es de la vivienda única de familia o de vivienda popular sino en general para la especulación, tiene que ver con las rentas acumuladas en los últimos 10/15 años por los sectores de mayor capacidad de consumo y el boom sojero-minero que permite el crecimiento de la construcción en las grandes ciudades.
Es un boom inmobiliario distinto al de EE. UU. o España que entró en crisis en los últimos años porque estuvo asociado a créditos hipotecarios, mientras en Argentina no hay un crédito hipotecario importante sino rentas líquidas de sectores que tienen capacidad para la inversión especulativa en el sector inmobiliario, aunque esas construcciones estén vacías. Es impresionante la cantidad de viviendas desocupadas en Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Tucumán, Mendoza, en las principales ciudades argentinas, asociada a un déficit de vivienda gigantesco que intenta resolverse ahora con el plan Procrear, planteando como buena noticia apenas 100.000 créditos en un proceso prolongado para un déficit habitacional que hay que multiplicar varias veces por esa cifra.

 
Boden 2012: la riqueza social se entregó en dólares a acreedores externos
MH: Fuiste crítico del final del corralito.
JG: Sí. El corralito y el corralón desarrollados a fines de 2001 y comienzos de 2002 ya en la solución de ese último año tuvieron beneficiarios muy claros, principalmente en los grandes deudores del sistema financiero y los bancos. A esos grandes inversores y no a los pequeños ahorristas se les otorgaron los bonos, que significaron deuda pública que pagó el conjunto de la sociedad.
El pecado es original. La solución del corralito y del corralón se hizo para beneficiar a los grandes y reanimar la actividad económica. Piensen que la reducción de las actividades bancarias de fines del 2001 afectó el normal funcionamiento de la circulación de dinero, un tema clave para que el capitalismo funcione. Lo que se hizo con ese endeudamiento público fue transferir el costo de la salida de la crisis al conjunto de la sociedad, por eso en mayo del 2002 se disparó el récord de desempleo con el 21,5% y la pobreza alcanzó al 57% de la población. Nunca Argentina había tenido esos niveles de desocupación y pobreza. Eso fue producto de 10 años de convertibilidad pero, sobre todo, por su salida que fue una devaluación que transfirió recursos de los sectores de ingresos fijos, principalmente trabajadores, a los inversores, a los empresarios que son los que muestran los beneficios de grandes rentas económicas.
Muchos pequeños ahorristas que recibieron esos títulos los malvendieron por lo bajo de su valor en 2002/3/4 en función de sus necesidades de hacerse de dinero y llegado el vencimiento del Boden 12 nos encontramos que de los últimos U$S 2.300 millones que se pagaron, U$S 1.700 millones fueron a tenedores extranjeros de esos títulos, es decir, que el cierre del corralito fue una fiesta para tenedores de títulos que en el mundo tienen temor que España no les pague, que Grecia o Italia no les paguen, hay temor en Europa. Se baja la nota de los propios títulos de Alemania y hace un año de EE. UU. Es un momento donde el mundo tiene temor por el pago de las deudas soberanas pero Argentina las paga y más del 70% a acreedores externos. Hay que pensar que una parte pequeña de los cobradores fueron pequeños ahorristas que aguantaron los títulos hasta el vencimiento. Hace 10 años Duhalde afirmó que ‘el que invirtió en dólares cobrará en dólares’, lo cual no fue así, salvo para los acreedores externos titulares del Boden 12 y agreguemos, hoy, más allá de la evaluación de su significado, hay restricciones a la compra de dólares y, sin embargo, la riqueza social argentina se entregó en dólares a acreedores externos.
La pregunta sería si es tan importante esta política de cumplimiento estricto del pago de la deuda, si eso es el desendeudamiento o sino habría que seguir discutiendo su fuerte carácter condicionante y pensar en otro tratamiento. Nunca es tarde para investigar los problemas de origen que tiene la deuda y contribuir a una demanda de los pueblos en el mundo contra el endeudamiento público que históricamente beneficia a los grandes bancos e inversores, en definitiva al gran capital transnacional.

 
En Europa los más jóvenes generan las mayores resistencias
MH: ¿Hay algún dato nuevo con respecto a la crisis mundial, particularmente en Europa?
JG: No. El dato nuevo es que a medida que se prolongan los tiempos, los problemas, crece el chantaje de los gobiernos y los grandes capitales por el ajuste. Semana tras semana hay anuncios de ajuste en el gasto público. Hay movilizaciones populares, pero la tendencia general es a ajustar el empleo público, a disminuir los salarios, a extender la edad de trabajo y postergar la jubilación, disminuir los ingresos previsionales de los jubilados de todos los países europeos y, por lo tanto, las autoridades del FMI y el Banco Central Europeo (BCE) presionan para que los gobiernos administren la crisis, el ajuste y vayan deteriorando la capacidad de respuesta de los pueblos.
Una estructura sindical, anclada en la tradición de otra época, no ha encontrado los caminos de respuesta, por eso se han generalizado los movimientos de indignados y son los jóvenes en Europa, que ni siquiera tienen acceso al primer puesto de trabajo, los que generan las mayores resistencias y están mostrando una nueva situación en el movimiento social europeo y popular mundial donde son diversos los sectores que protestan contra el ajuste y los mecanismos de explotación que se están generando.
MH: Cuando hablabas del Boden 12 me dejaste pensando en el nivel de reservas del Banco Central.
JG: Salieron U$S 1.700 millones porque se debían pagar en el exterior y las reservas bajaron a U$S 45.000 millones, lo cual sigue siendo muy discutible porque no se cuenta una cantidad de deuda que el propio Banco Central mantiene. Cada vez que compra dólares emite pesos e inmediatamente después saca letras (Letes) que significa endeudamiento oneroso del Banco Central para retirar pesos, lo que disminuye contablemente las reservas internacionales.
Lo mismo ocurre cuando retiran depósitos en dólares los particulares porque una porción están computados en las reservas. Entonces, el nivel actual es bastante discutible. El año pasado hubo un superávit comercial de U$S 10.000 millones y pese a eso no crecieron las reservas sino, por el contrario, vienen bajando. Habían superado los U$S 50.000 millones y progresivamente bajaron a U$S 45.000 millones y lo seguirán haciendo porque en diciembre vencen U$S 3.300 millones de un bono vinculado al crecimiento del PBI que se emitió para resolver el canje de deuda en 2005.
MH: ¿Cómo ves la asociación entre PDVSA de Venezuela e YPF?
JG: PDVSA es una de las pocas petroleras en la región que tiene un modelo de crecimiento y desarrollo no tradicional respecto de las transnacionales petroleras como puede ser Petrobras. Al mismo tiempo YPF desarrolla, al igual que Venezuela por problemas de dependencia tecnológica, acuerdos con transnacionales estadounidenses. Es el caso de Chevron que se está negociando ahora, que tienen la tecnología para el shale oil o el shale gas. Me pregunto si más allá de aprovechar esos desarrollos tecnológicos en la coyuntura, el acercamiento con Venezuela y su incorporación al Mercosur, podrá potenciar desarrollos autónomos y empujar para que la nueva integración que se desarrolla en América Latina avance para tratar de eliminar temas de dependencia tecnológica que vinculan a la producción de recursos naturales de la región al desarrollo tecnológico de EE. UU. y Europa.

 
El gran ausente es la construcción de un sujeto político
MH: Por mi parte creo que hemos puesto al día la situación económica nacional e internacional, no sé si a vos te quedó algún tema pendiente.
JG: El tema que siempre falta discutir es la falta de alternativa política.
MH: Tengo entendido que de eso vas a estar hablando mañana en la Facultad de Ciencias Económicas.
JG: En este momento comenzaron las V Jornadas de Economía Crítica hasta el sábado. Mañana comparto un panel con Claudio Katz y Demián Panigo a las 19:30 en el Aula Magna. Es parte del debate que se va a desarrollar y creo que estas Jornadas son muy interesantes para discutir.
Ideas económicas, crítica de lo que pasa en el sentido alternativo hoy, lo que está faltando, el gran ausente es la construcción de un sujeto político-social que pueda encarnar un proyecto de transformaciones profundas. Lo digo para Argentina y vale para el conjunto de América Latina y el mundo.
MH: Nos estaremos viendo mañana y el sábado estaré exponiendo sobre el movimiento de fábricas autogestionadas y también pienso que será muy importante el cierre con la presencia de Atilio Borón y Ricardo Napurí, el sábado a partir de las 18:00.
JG: Yo diría que lo más importante es la cantidad de jóvenes profesionales e intelectuales inscriptos y que han presentado más de 300 ponencias.

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