En 2010 y 2011, todos los denominados presos
“políticos” cubanos fueron liberados tras la mediación de la Iglesia Católica
Cubana y del gobierno español. La mayoría de ellos eligió instalarse en
España con sus respectivas familias y empezar una nueva vida. Pero el
soñado Eldorado europeo no existe en una Península Ibérica golpeada por una
grave crisis económica. Algunos incluso quieren volver a Cuba.
A petición del Vaticano y del gobierno español de José
Luis Rodríguez Zapatero, la Iglesia Católica Cubana que dirige el
Cardenal Jaime Ortega hizo una mediación con las autoridades de La Habana que desembocó en
2010 y 2011 en la liberación de 127 presos, de los cuales 52 eran
considerados “políticos” por Amnistía Internacional.[1][1] Según esta
organización de defensa de los derechos humanos, actualmente no hay ningún
preso de conciencia en Cuba.[1][2] La Iglesia Católica
Cubana comparte este punto de vista.[1][3]
Algunos sectores acusaron al gobierno cubano, a la Iglesia Católica
y al gobierno de Zapatero de obligar a esas personas al exilio. Varios
medios informativos occidentales repitieron esa versión.[1][4] El Partido
Popular español (derecha) denunció “el destierro” de los opositores
cubanos.[1][5]
No obstante, esta versión resiste difícilmente el
análisis. En efecto, de las 127 personas liberadas en el marco del acuerdo
entre La Habana,
el Vaticano y Madrid, 12 eligieron quedarse en Cuba. Laura Pollán, entonces
portavoz del grupo opositor “Las Damas de Blanco” y acérrima detractora del
gobierno cubano, estuvo clara al respecto: “Nadie ha obligado a ningún
preso a abandonar el país. Quien diga lo contrario está mintiendo”. Del
mismo modo, varios disidentes afirmaron que en ningún momento las
autoridades cubanas les habían pedido que abandonaran el país como condición
previa a su liberación.[1][6]
Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en La Habana, también
desmintió esa afirmación. Varios opositores que eligieron dejar el país le
confesaron que “podrían haberse quedado en la isla de haberlo querido.
Aseguran que en ningún momento se les impuso la salida al extranjero como
condición para ser puestos en libertad”.[1][7]
La dolorosa realidad española
Lejos de encontrar una nación próspera, los disidentes
cubanos fueron golpeados con toda fuerza por la crisis económica que afecta
a España. La mayoría de ellos se encuentra sin trabajo, sin recursos y a
veces incluso sin techo, siendo los centros de acogida de la Cruz Roja los que se
encargan de ellos. Según la prensa ibérica, “pasado un año de su llegada,
los exiliados han ido perdiendo las ayudas del Gobierno y se están quedando
sin recursos, ya que la inmensa mayoría no ha logrado empleo
estable”.[1][8]
El nuevo gobierno español de derecha decidió eliminar
la ayuda otorgada a los disidentes cubanos un año después de su llegada y
se negó a prorrogarla doce meses, como estaba previsto al principio, por
razones económicas.[1][9] En efecto, España gastó un promedio de 2.000
euros mensuales por persona, o sea más de 18 millones de euros para cubrir
las necesidades de los 115 opositores acompañados de 648 familiares durante
un año. El costo se consideró demasiado elevado en un país que cuenta con 5
millones de parados, es decir alrededor del 25% de la población
activa.[1][10]
No obstante, el Partido Popular (PP) no vaciló en
usarlos en su guerra política contra La Habana y llevó a cuatro de ellos a Bruselas
para que testificaran y defendieran la necesidad de mantener la Posición Común
de la Unión Europea
respecto a Cuba (que limita las relaciones políticas, diplomáticas y
culturales. Sin embargo se mostró poco agradecido al suprimir las ayudas
dejando así a los opositores cubanos la amarga sensación de que los habían
utilizado.[1][11] Desde su llegada a España, éstos no habían dejado de
expresar su apoyo al PP y de criticar al PSOE de Zapatero que contribuyó a
su liberación.[1][12]
Entonces los disidentes cubanos decidieron recurrir a
una huelga de hambre para protestar contra esta decisión y expresar su
“total desamparo”. “Es la única alternativa que nos queda”, declaró uno de
ellos, instalado en una tienda frente al Ministerio de Exteriores
español.[1][13]
Lejos de ser atendidos por las autoridades españolas,
la policía desalojó “brutalmente” a los huelguistas y les ordenó abandonar
la plaza.[1][14] Dawuimis Santana denunció la violencia policial de la cual
fueron víctimas: “los arrastraron por el suelo, les golpearon la cara, el
brazo, uno tiene la nariz partida”. Cuatro de ellos fueron
detenidos.[1][15] Las fuerzas del orden se muestran generalmente severas
con los manifestantes de todo tipo y no hicieron excepción con los
opositores cubanos. Algunos observadores señalaron que el Partido Popular,
de costumbre tan dispuesto a acudir a la defensa de los disidentes cubanos
y a denunciar la “opresión” de la cual eran víctimas en la isla, se mostró
esta vez discreto en relación con la actuación de la policía municipal de
Madrid contra ellos.[1][16]
José Manuel García Margallo, ministro español de
Exteriores, reconoció que el caso de los cubanos no era “sencillo” y que
éstos se encontraban “en un situación difícil”. Pero rechazó cualquier idea
de prorrogar las ayudas financieras debido a la crisis económica que azota
el país. Se comprometió como máximo a acelerar el proceso de validación de
los títulos universitarios.[1][17]
A veces, el desamparo al que se enfrentan los
opositores cubanos en España toma giros trágicos. Así, Albert Santiago du
Bouchet, instalado en las Islas Canarias desde su liberación, se suicidó el
4 de abril de 2012 porque no soportaba que las autoridades españolas lo
abandonaran a su suerte eliminando la ayuda financiera mensual que le
concedían.[1][18] El gobierno español rechazó todo “vínculo directo” entre
el suicidio y la decisión de poner fin a la ayuda financiera. No obstante,
su familia y varios amigos afirmaron que su precaria situación económica
fue la principal causa del drama.[1][19]
¿Volver a Cuba?
Contra todo pronóstico, varios disidentes declararon
su intención de volver a Cuba, a falta de poder viajar a Estados Unidos, acusando
a España de abandono.[1][20] “Es mejor estar en Cuba que aquí en la calle”,
declaró Ismara Sánchez.[1][21] “Desde el 31 de marzo estoy en la calle”,
pues no puede pagarse una vivienda, se quejó Idalmis Núñez. “Ahora es
difícil: hemos arrastrado a nuestras familias lejos de casa y no podemos
darles de comer. Por primera vez en mi vida tengo cargo de conciencia.
Tengo miedo”, admitió otro opositor.[1][22] “Ya los niños no tienen comida,
no tienen leche. Ya los niños no pueden ir a la escuela porque no tienen
dinero para el transporte”, expresó el opositor Bermúdez.[1][23]
Del mismo modo, Orlando Fundora y su esposa, tuvieron
que enfrentar condiciones de vida tan difíciles que hasta añoraron su
tierra de origen. En una entrevista a la BBC, Fundora confesó algo inesperado:
“Comíamos mejor en Cuba”.[1][24]
En realidad, la decisión de regresar a Cuba no es tan
sorprendente. A pesar de los recursos limitados de la nación caribeña, las
dificultades y vicisitudes cotidianas que engendra el estado de sitio económico
que Estados Unidos impone a Cuba desde 1960, el cual afecta a todas las
categorías de la población y constituye el principal obstáculo al
desarrollo de la nación, el gobierno de La Habana ha edificado un
sistema de protección social relativamente eficaz que satisface las
necesidades básicas de la población. Así, a pesar de los pesares, el 85% de
los cubanos son propietarios de su vivienda. Del mismo modo, se benefician
de acceso gratuito a la educación, a la salud y a las actividades
culturales. La libreta de abastecimiento les permite recibir cada mes,
además del salario, una alimentación de base suficiente para dos semanas.
Así nadie queda abandonado a su suerte y el Estado se encarga de las
categorías más vulnerables de la sociedad. Por eso, a pesar de los límites
en términos de recursos naturales, en Cuba no hay personas sin techo ni
niños desamparados en las calles. Por otra parte, con respecto a la
infancia, según la
UNICEF Cuba es el único país del Tercer Mundo donde no
existe la desnutrición infantil.[1][25]
A fin de cuentas, Europa no ha sido el Eldorado
prometido a los opositores cubanos. Éstos tuvieron que enfrentarse a la
brutal realidad económica de la Península Ibérica
y descubrieron que los más vulnerables eran abandonados rápidamente a su
suerte. También pudieron darse cuenta finalmente de que su Isla no es la
antesala del infierno, a pesar de los problemas cotidianos, y de que el
sistema de protección social se encarga de proteger a los más débiles.
*Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris
Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor encargado de cursos en la Universidad
Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est
Marne-la-Vallée y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y
Estados Unidos. Su último libro se titula Etat de siège. Les sanctions
économiques des Etats-Unis contre Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011,
con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade. Contacto:Salim.Lamrani@univ-mlv.fr
Notes
[1]
Amnesty International, «Cuba, Annual Report 2012», 2012.http://www.amnesty.org/en/region/cuba/report-2012 (sitio
consultado el 2 de julio de 2012).
[2] Ibid.
[3] Juan O. Tamayo, «Tensa cita de las Damas de Blanco con Iglesia cubana»,
El Nuevo Herald, 25 de mayo de 2012.
[4] Axel Gyldén, «En exil forcé, un dissident cubain met fin à ses jours»,
L’Express,7 de abril de 2012.
[5] Público, «Aznar afirma que los presos cubanos sufren ‘un destierro’ en
España», 28 de julio de 2010.
[6] Fernando Ravsberg, «La conspiración católico-comunista», BBC, 23 de
junio de 2011.http://www.bbc.co.uk/blogs/mundo/cartas_desde_cuba/2011/06/la_conspiracion_catolico-comun.html(sitio
consultado el 14 de junio de 2012).
[7] Ibid.
[8] Carmen Pérez-Lanzac, «Exprisioneros políticos refugiados en España
protestan tras quedarse sin ayudas», El País, 11 de abril de 2012.
[9] Carmen Pérez-Lanzac, «Entre 2010 y 2011 llegaron a España 767 cubanos:
115 presos y sus familiares», El País, 10 de abril de 2010.
[10] Joaquín Gil, «El Gobierno paga 2.000 euros al mes por cada uno de los
762 disidentes y familiares», El País, 13 de julio de 2011.
[11] Jerónimo Andreu, «Exprisioneros políticos traídos a España por
Exteriores hace un año pierden las ayudas públicas», El País, 9 de abril de
2012.
[12] EFE, «Opositores cubanos piden a España una actitud ‘más enérgica’
contra castrismo», 20 de enero de 2012.
[13] EFE, «Diez ex presos cubanos deciden emprender una huelga de hambre en
Madrid», 13 de abril de 2012.
[14] Ibid.
[15] Europa Press, «Denuncian la detención de cuatro expresos cubanos que
protestaban en Madrid ante el Ministerio de Exteriores», 23 de mayo de
2012.[
16] EFE, «El Partido Popular español exige a Cuba que deje de oprimir a la
disidencia», 20 de enero de 2012.
[17] Carmen Pérez-Lanzac, «Exprisioneros políticos refugiados en España
protestan tras quedarse sin ayudas», El País, 11 de abril de 2012.
[18] El País, «Fallece un expreso político cubano llegado a España el año
pasado», 6 de abril de 2012.
[19] Europa Press, «España no ve ‘relación directa’ entre el suicidio de un
disidente y el fin de la ayuda», 9 de abril de 2012.
[20] Juan O. Tamayo, «Ex presos políticos cubanos en España viven
pesadilla», El Nuevo Herald, 17 de abril de 2012.
[21] Ríos Biot, «‘Es mejor estar en Cuba que aquí en la calle», El País, 13
de abril de 2012.
[22] Jerónimo Andreu, «Exprisioneros políticos traídos a España por
Exteriores hace un año pierden las ayudas públicas», El País, 9 de abril de
2012.
[23] EFE, «Ex presos cubanos denuncian en Madrid su ‘total desamparo’», 10
de abril de 2012.
[24] Fernando Ravsberg, «La conspiración católico-comunista», BBC, op. cit.
[25] UNICEF, Progreso para la infancia. Un balance sobre la nutrición, 2011.
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