Vivir a costa de la miseria latina

 
Rodolfo F. Acuña
CounterPunch

Los Estudios Chicanos de la Universidad de California Northridge llevarán a cerca de sesenta estudiantes latinos y asiáticos a Tucson este mes. Será nuestro tercer viaje como grupo en un año. Los amigos dicen todo el tiempo: “Es una gran responsabilidad; ya os esforzasteis bastante; ¿por qué no ralentizáis y os divertís?” En otras palabras, tomadlo con calma, y dejad que los jóvenes arreglen nuestros líos.
Hay quienes hacen declaraciones ridículas como que debéis disfrutar la presión. Lo que probablemente quiere ser un cumplido es un insulto. Solo alguien que está mal de la cabeza disfruta del constante estrés y de noches insomnes.
Francamente, me encantaría que otros dieran un paso al frente. A nadie le gusta trabajar constantemente como si se acabara el mundo. Nadie disfruta mezclando la escritura y la enseñanza, sin tener jamás suficiente tiempo para editar y reflexionar, la tensión de estar constantemente en escena te afecta.
A menudo desearía haber sido monje. Pero como miembro de una comunidad –esposo, padre, abuelo y maestro– no tengo otra alternativa que luchar. El resultado final es que me importa el tipo de mundo que dejamos atrás.
Muchos de mis amigos latinos me dicen que no me preocupe; la población latina aumenta y somos el futuro. Actualmente los latinos son un poco más de 15% de la población, más de 50 millones. Si fuésemos una nación, seríamos el segundo país de habla española del mundo. Hasta 2050 los latinos serán casi un tercio de EE.UU. ¿Pero será realmente diferente?
Por conocer la historia me doy cuenta de que lo que hacemos hoy afectará 2050. La población no es una solución milagrosa, y este crecimiento es precisamente lo que me preocupa.
En los años setenta tuve una conversación con el difunto Willie Velásquez, fundador del Proyecto de Registro de Votantes del Sudoeste, que entonces dirigía un impulso para registrar más mexicanos-estadounidenses. Pregunté a Willie si no era demasiado optimista respecto a la importancia de registrar y hacer votar a mexicanos-estadounidenses. Podríamos registrar más latinos, ¿pero qué se estaba haciendo con la calidad de la representación una vez que hayamos hecho votar a los votantes?
Willie respondió que todo sucede en ciclos, y que primero teníamos que registrar a nuestra gente. Durante años he pensado en esa conversación. Considerando el resultado, pienso que Willie probablemente se revuelve en su tumba cuando ve la calidad de nuestros representantes políticos, especialmente la tendencia de algunos latinos que se presentan como republicanos. ¿Quién hubiera pensado en los años setenta que los mexicanos y otra gente de habla española serían actualmente hispanos?
Como grupo, los políticos latinos no han sido especialmente progresistas. Por cierto, han sido menos que valerosos cuando se trata de brutalidad policial y de la pena capital. Los políticos latinos han sido invisibles durante la escalada de los costes de matrícula que está destruyendo el acceso a la educación superior para la mayoría. Pocos se han pronunciado sobre las guerras en Medio Oriente, empoderando al hacerlo al presidente Barack Obama mientras menean la cola del perro.
En 2050, la población latina llegará a un 30%. Seguramente, el pool genético se oscurecerá; actualmente en Los Ángeles, la probabilidad de que un varón de primer grado se case o se una a una latina es de cerca un 50%. Los únicos factores que ralentizan este proceso son el lugar de residencia, de la escuela y la clase económica.
¿Ha crecido proporcionalmente la conciencia política de latinos y mexicanos-estadounidenses? ¡No creo que sea así! La conciencia política es como el vocabulario, se aprende y se adquiere, y no se cultiva mediante el uso de clichés de tercer grado como la Década del Poder Hispano o Chicano. Se aprende mediante la educación y la conciencia política.
El crecimiento o desarrollo de la conciencia política depende de experiencias individuales o de grupo. Los medios tienen mucho que ver con este proceso de socialización.
Sin embargo, cuando consideramos el contenido de la mayor parte de los programas a los que tienen acceso los latinos, es un desastre. Univision, una de las mayores redes en lengua española, está dirigida por inversionistas conservadores, y su contenido está fuertemente influenciado por cubanos-estadounidenses derechistas en Miami. En consecuencia, el experto más informativo es Jorge Ramos, un mexicano trasplantado progresista en cuanto a inmigración pero a la derecha del centro en temas latinoamericanos e interiores. Esto engendra programas como Don Francisco que presenta competencias como Señorita Colita.
El Partido Demócrata y la izquierda han hecho muy poco para llenar el vacío de la educación política de los latinos, aunque se están convirtiendo en el mayor bloque de votantes. Dan por seguros a los latinos porque no tienen otro sitio adónde ir, en vista del racismo del Partido Republicano.
La verdad sea dicha, los medios de izquierdas, como la pobreza, se han nutrido de la miseria latina mientras cosechan los beneficios de sus votos. Derraman lágrimas ante el racismo y la desigualdad, teorizando al respecto y haciendo poco más.
Aparte de “Democracy Now” no existe un escritor latino destacado nutrido por ese cacareo de medios de izquierdas que incluyen a The Nation, Mother Jones y otros. La tragedia es que cuando la comunidad latina vote por los republicanos habrá expresiones de consternación y se culpará a la víctima.
Lo que he aprendido durante mis años de lucha es que no tengo suficiente dinero o prestigio para cambiar el grupo. Probablemente tendría aún menos influencia si fuera un profesor mimado de una universidad prominente, por lo tanto hago los cambios enseñando a estudiantes de clase trabajadora y mediante el ejemplo.
Por el momento me concentro en estudiantes mexicanos-estadounidenses y centroamericanos, un sector que incluye a la mayoría de los latinos. Según el Censo de 2010, los mexicanos-estadounidenses son oficialmente un 63%, y podrían llegar a un 70% de la población latina total. La población de origen mexicano será la que crezca más rápido durante los próximos cuarenta años debido a la proximidad de México a EE.UU. y la edad promedio de las mujeres mexicanas.
Los nacimientos en EE.UU. son desproporcionadamente de origen latino, representando uno en cuatro de los recién nacidos en EE.UU. en 2008. El crecimiento es impulsado por mujeres mexicanas-estadounidenses que tienen entre un 20% y un 50% más hijos que las latinas no mexicanas.
La edad promedio de las mujeres de origen mexicano en EE.UU. es de 25 años, en comparación con 30 para las latinas que no son de origen mexicano, 32 para las negras, 35 para las asiáticas y 41 para las blancas. La mujer típica mexicana-estadounidense, entre 40 y 44 años, da a luz a 2,5 niños en comparación con 1,9 de las latinas no mexicanas.
Los demógrafos predicen que la mayor parte del futuro crecimiento de EE.UU. entre las latinas procederá de mujeres con documentos. La mayor parte del crecimiento dentro de la comunidad mexicana-estadounidense será más pobre, menos educada y concentrada en el sector de clase trabajadora.
La realidad es que simplemente se hace más peligroso y costoso para los latinoamericanos de clase trabajadora migrar a EE.UU. a través del corredor mexicano que les ha sido cerrado por bandas de la droga engendradas por la política estadounidense que ha canalizado el narcotráfico a través de México.
En este panorama, la clase media mexicana-estadounidense juega un papel extremadamente importante. Necesariamente tiene que defender los derechos humanos de los que no gozan de sus privilegios. Sin embargo, el aumento de los gastos de matrícula está amenazando la escalinata que construimos a finales de los años sesenta para que más mexicanos-estadounidenses y latinos vayan a la universidad. También existen divisiones de clase que ocurren entre personas de cualquier color.
Arizona, como en el caso de la Propuesta California 187 (1994) recuerda al grupo que el racismo sigue existiendo. Define quiénes son los malos. Sin embargo, esta educación política tiene que llegar mucho más lejos.
En los últimos años he estado escribiendo artículos sobre Arizona para educar a un pequeño círculo sobre la importancia de esa lucha. La buena educación es frecuentemente un caso de redundancia. Es la práctica de deducir constantemente y luego aplicar las lecciones, como en la conjugación de verbos en latín.
Por eso llevamos estudiantes a Arizona. Queremos educarlos, y la mejor manera es que lo experimenten. En los dos últimos viajes también hemos llevado con nosotros a estudiantes asiáticos porque vivimos en una sociedad multirracial, y tenemos que aprender a trabajar juntos. Compartimos la humanidad.
Muchos de los estudiantes que han ido a los viajes nunca habían salido de California, algunos nunca habían salido de Los Ángeles. Este esfuerzo dará resultados porque ellos por su parte utilizarán un vocabulario político más sofisticado que enseñarán a los miembros de su familia y algún día a sus hijos.

Rodolfo Acuña es profesor emérito de la Universidad del Estado de California Northridge. Ha publicado 20 libros y más de 200 artículos públicos y académicos. Es presidente fundador del primer Chicano Studies Dept que actualmente ofrece 166 secciones por semestre en Estudios Chicanos. Su libro de historia Occupied America [EE.UU. ocupado] se ha prohibido en Arizona. En solidaridad con los mexicanos-estadounidenses de Tucson, ha organizado recolección de fondos y grupos de apoyo y ha escrito más de dos docenas de artículos denunciando los esfuerzos para invalidar la Constitución de EE.UU.

Fuente: http://www.counterpunch.org/2012/02/22/feeding-off-latino-misery/
Traducido del inglés  por Germán Leyens