Los directores por el Estado en empresas privadas reclaman la reinversión de utilidades

Tomás Lukin

“Quiero un empresariado que se haga cargo de ponerle el hombro al país”, planteó la presidenta Cristina Kirchner hace tres semanas.“Algunas empresas solamente piensan en la especulación y la rentabilidad y no tienen responsabilidad social”, cuestionó Cristina Fernández de Kirchner hace tres semanas, en un discurso en el que reclamó que las compañías que vienen obteniendo fuertes ganancias reinviertan ese dinero en el país. Ese planteo empezará a tener una aplicación práctica. El Gobierno decidió que la Anses reclame activamente a las empresas donde tiene participación accionaria que presenten planes para reinvertir utilidades en lugar de remitir esas ganancias a sus cuentas en el exterior. Ya hubo reuniones en algunas compañías donde esa posición fue expresada y fuentes oficiales adelantaron que los directores en representación del Estado tienen la instrucción de transmitir esa decisión política a los accionistas privados. Un caso fue el de Siderar, firma del Grupo Techint, que finalmente accedió a aumentar su capacidad productiva. Pero no será el único, sino el antecedente para nuevas negociaciones.
El Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), la institución que administra los ahorros previsionales, posee 17.973 millones de pesos en acciones de 41 compañías locales y busca hacer valer su peso en esas firmas para que la mayor parte de las abultadas ganancias empresarias permanezcan en el país dinamizando la actividad económica y no generen presiones en el frente externo. La remisión de utilidades y dividendos de las empresas multinacionales al exterior llegó hasta 4400 millones de dólares el año pasado. En los sectores regulados, como el sistema financiero, el Banco Central ya dispuso nuevos mecanismos para limitar la merma de divisas, en el sector automotor se llegó a un acuerdo para que las terminales no envíen ganancias a las matrices en todo 2012 y la Anses hará lo suyo en empresas de los sectores de alimentación, energía y telecomunicaciones en las que posee acciones.
Para garantizar el superávit comercial y en la cuenta corriente, el Gobierno desplegó nuevas regulaciones para la compraventa de moneda extranjera, eliminó privilegios para los sectores petroleros y mineros, intensificó la administración del comercio y activó distintos mecanismos para que las empresas con capitales extranjeros limiten la remisión de utilidades y dividendos al exterior. El saldo positivo en el frente externo permite evitar el endeudamiento.
Los envíos de las firmas al exterior aumentaron desde 2003 como resultado del crecimiento económico y crecieron con el estallido de la crisis financiera internacional para mejorar los balances de las casas matrices en Estados Unidos y Europa. El balance cambiario del Banco Central indica que durante 2011 la remisión de utilidades alcanzó los 4400 millones de dólares. En el balance de pagos, donde se utiliza el criterio “devengado” (se anota toda ganancia de las empresas como utilidades remitidas antes de que realice la operación de compra de divisas), el monto durante 2011 ascendió durante los primeros tres trimestres hasta 15.400 millones de dólares. El alto grado de extranjerización de la economía argentina implica que la remisión de utilidades al exterior de esas compañías y la dolarización de los excedentes por parte de los accionistas locales actúen como un factor de inestabilidad macroeconómica.
El Gobierno pretende que antes de distribuir dividendos las empresas presenten planes de inversión. Esa fue una de las razones de la disputa que mantuvo el año pasado con Siderar, firma del grupo Techint, que finalmente se saldó –en ese aspecto– con el compromiso de la empresa de ampliar su capacidad productiva. La misma estrategia está desplegando ahora en las demás compañías en las que el Estado posee acciones. La coordinación de las negociaciones con esas empresas está a cargo del director ejecutivo de la Anses, Diego Bossio, y también participa el viceministro de Economía, Axel Kicillof.
Durante 2011, la Anses disignó a 33 directores en 28 de las 41 empresas en las que tiene acciones, haciendo valer el peso de su participación en las compañías. A pesar de ello, la distribución de dividendos creció sensiblemente así como el porcentaje destinado a dividendos. Este año el Gobierno decidió reclamar a las empresas que en lugar de ello orienten esos recursos a potenciar su actividad productiva en el país.
Para eso, a las distintas reuniones de directorio donde se aprueban los balances, los directores del Estado en representación de las acciones que posee la Anses reclaman que las empresas presenten planes para reinvertir sus utilidades. La posición en esos encuentros es la misma que el organismo presentará en las asambleas de accionistas donde su peso sobre el total de los votos oscila entre el 28,79 por ciento del Banco Macro y el 0,015 por ciento de YPF. También figuran empresas como Molinos Río de la Plata del grupo Pérez Companc, la firma Pampa Energía y la cementera Juan Minetti, entre otras.
En Petrobras, que ganó 704 millones de pesos y tenía resultados acumulados por más de 6000 millones de pesos, las gestiones de la Anses lograron que el directorio recomiende a los accionistas capitalizar más de 1000 millones emitiendo acciones (una parte será recibida por el organismo previsional), constituir una reserva para inversiones por 4780 millones de pesos y una reserva para futuros dividendos por 900 millones de pesos. En Telecom la discusión sobre la distribución de dividendos en el directorio fue postergada para una próxima reunión a partir de la posición presentada por la Anses, que posee el 25 por ciento de las acciones. Las partes privadas –de capitales italianos y argentinos– se comprometieron a elaborar un plan de inversiones para presentar en la asamblea de accionistas.
En 2011, las empresas en la cartera del FGS que mayores dividendos abonaron al organismo fueron Siderar (392 millones de pesos), Telecom (229 millones), Transportadora Gas del Sur (225 millones), Banco Macro (156 millones), Banco Francés (60 millones) y Banco Patagonia (37 millones). Esas compañías explican más del 87 por ciento de los 1279 millones de pesos de dividendos cobrados por el FGS de las 41 empresas donde tiene acciones. Hoy, el FGS supera los 203 mil millones de pesos en distintos activos como títulos públicos, plazos fijos y acciones, pero también financia obras de infraestructura y posee disponibilidades en efectivo. Por eso desde el equipo económico explican que “el Fondo no necesita las utilidades, por eso el objetivo es que las empresas destinen la mayor parte posible de sus ganancias a inversiones, que usen fondos genuinos para financiar esos procesos y no recurran al endeudamiento en moneda extranjera ni remitan las utilidades”.
Frente al escenario de creciente remisión de utilidades al exterior, en noviembre pasado la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuestionó a “los empresarios que ganan formidables sumas de dinero y no las reinvierten en el país sino que las llevan afuera”. “Quiero un empresariado que se haga cargo de ponerle el hombro al país porque el país le puso el hombro durante estos ocho años generando ganancias en todos los sectores como nunca habían tenido”, sostuvo CFK en un mensaje destinado tanto a multinacionales como a hombres de negocios y banqueros locales que dolarizan sus excedentes y los giran al exterior.

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