Woodbine Parish*

Por José Maria Rosa
Del libro "Rivadavia y el imperialismo Financiero" 2012. Pag. 18 a 23

 Sin reconocer todavía la independencia de las repúblicas hispanoamericanas, por la resistencia de Jorge IV y Wellington, Canning a sugestión de Planta creó en julio de 1823 tres cargos de cónsules generales con asiento en Buenos Aires, Santiago de Chile y Lima, proveyéndolos de dos mil libras anuales para gastos. 

En el primero, por recomendación de Planta, designó al hábil empleado del Foreign Woodbine Parish, ya destacado en algunas funciones subalternas cumplidas con seriedad y discreción. Era otro pariente del Parish de Bath y los Parish Robertson y Planta, que formaban una dinastía consagrada en el Foreign a la especialidad de los asuntos del Plata (20). En diciembre (1823), Woodbine embarca en Portsmouth con sus instrucciones, diplomas y tres cajas de rapé con medallones de Jorge IV que Canning le da para "repartir como obsequios de S. M. entre las personas de mayor consideración e influencia en la administración del Estado" (21). En mayo (1824) llega a Buenos Aires, distribuye las cajas de rapé al todavía ministro Rivadavia ("apegados todo lo que es inglés", atachment to all that was English informa) (22), al gobernador 12 Rodríguez y al ministro de guerra de la Cruz. Resultan insuficientes y pide a Canning más cajas de rapé "que no fueran de menor valor para cumplir con grandes amigos de Inglaterra que las solicitan" (23). Y la verdad es que encuentra eficaces grandes amigos de Inglaterra, pues remite ese año a Canning una copia de la correspondencia reservada de Alvear, por entonces en Londres de paso a Estados Unidos, obtenida por un alto empleado del gobierno en estricta confianza" (24). 

Woodbine no se encontró a gusto en Buenos Aires, un "lugar desagradable y desalentador (disagreable and dishearting place)" (25). Sin embargo por patriotismo y sentido del deber se quedó nueve años, como Cónsul General primero, Encargado de Negocios después, Secretario de la Legación de Lord Ponsonby entre 1826 y 1828, y nuevamente Encargado de Negocios hasta su retiro en 1833. Sus informes al Foreign analizan a los hombres públicos, las variaciones de la política y el movimiento de los intereses económicos con precisión y sagacidad. Era inteligente y medido, y si llama respectable class a la oligarquía comercial nativa, nunca tuvo mayores esperanzas en sus aptitudes para conducir con tino al país. Simpatiza por un momento con Rivadavia "tan apegado a lo que es inglés", y más duraderamente con el Dr. Manuel José García "correcto gentleman. . . el más hábil hombre de gobierno argentino" (26). 

El buen concepto sobre Rivadavia no le duraría mucho. El influjo de Parish fue poderoso hasta la llegada de los federales en 1827. Gestionándose el empréstito Baring, impulsa al gobierno a enseñar en la Universidad las reglas de la urbanidad crediticia : "El estudio de la Economía Política. ha empezado este año -informa al Foreign en mayo de 1824- y su conocimiento nos asegurará en lo futuro funcionarios inteligentes que sabrán ciertos principios, p. ej.: el correcto pago de las deudas es el fundamento de la riqueza. . . El sistema del Crédito Público se hará más inteligible hasta para los más prevenidos" (27). 

Lamenta el retiro de Rivadavia del ministerio en 1824, aunque se ríe un poco del vanidoso don Bernardino por suponer (como se lo dijo) que su renuncia "podría producir desconcierto en el gobierno de Su Majestad" (28). Quedaba Manuel José García "perfecto caballero británico", con quien trabajará sin inconvenientes el tratado de amistad, comercio y navegación de febrero de 1825. Debe asesorar a los diputados del Congreso Nacional, unos pedantes que "perturban su cerebro y el mío con las más absurdas y anticuadas nociones de las que nada entienden ; de hecho se necesita la más grande paciencia, temperamento y perseverancia para llevarlos al camino recto y mantenerlos allí" (29). Antes de nadie sabrá -en diciembre de 1825- "que el gobierno nacional será nombrado en febrero próximo, y el Sr. Rivadavia será puesto a la cabeza" (30); pero le choca que el vanidoso don Bernardino, ya Presidente, se tomase en serio su cargo y lo recibiese en el Fuerte "con extrema formalidad. . . muy diferente de la franca y cordial manera que me ha dado tantas satisfacciones en todas las ocasiones públicas en este país (31); el viaje a Londres, el cargo presidencial y la admiración de sus amigos "han sido demasiado para él" (32). Con extrañeza sabe que García no será ministro de Rivadavia : "no alcanzo a comprender como el gobierno podría marchar sin él" escribe a Londres (33). 

Durante la guerra con Brasil encuentra la manera de exportar oro pese al bloqueo brasileño, valiéndose de la valija diplomática. No le durará mucho el negocio, y luego a las órdenes de Ponsonby, ministro plenipotenciario desde septiembre de 1826 asistirá al desastre de la Presidencia lamenta "la fatal tendencia (de Rivadavia) a atraerse el odio y casi agregaría el ridículo (I may almost add ridicule)" (34), con sus genialidades de gobierno. Contempla la guerra civil "más destructiva que la guerra contra el enemigo común" (35), llevada por la Presidencia al interior para consolidar su partido, mientras se desenvuelve penosamente la guerra internacional: "las ciudades y provincias están 13 destruidas . . . todo eso ha sido producido por Rivadavia que ha estado gastando grandes sumas de dinero de la Tesorería Pública en la esperanza de llevar a cabo su gobierno unitario contra las vistas y manera de pensar del llamado partido federal" (36). 

Presencia la renuncia "generosa" de Rivadavia "que en una semana o dos más sería volteado vi et armis por las provincias que se armaban para marchar contra Buenos Aires" (37). Es testigo del plebeyo gobierno de Dorrego, difícil de conducir para Ponsonby y él, y luego, de la revolución unitaria de diciembre de 1828, peligrosa pues habrá "una reacción de la clase baja, pues muchos están armados" (38); aunque espera que el Comandante de Campaña, Juan Manuel de Rosas, hombre de la high class "no se opondrá a las nuevas autoridades e inducirá a sus gauchos a volver a sus casas" (39). Desaprueba consternado el fusilamiento de Dorrego que "alienta a la clase baja en su execración de los asesinos" (40). Asiste -¡ no habría de hacerlo ! a los entretelones de las conversaciones de Lavalle y Rosas en Cañuelas, y sugiere como prenda de paz los nombres de Tomás Guido o Manuel José García para gobernadores por tratarse de "gentlemen formales y prudentes", que andarían bien en el fuego y en el agua (41). Cuando en diciembre Rosas "hombre de extraordinario poder en este país" (42) toma el gobierno entre el delirante entusiasmo de la multitud, ve algo más allá de "la modestia y moderación" del Restaurador no obstante la prenda -dejada sin duda a Inglaterra de mantenerlo a García en el ministerio ... Comprende que Inglaterra debería cambiar de política pues llegaban tiempos nuevos sin respectable class en el gobierno y Rosas se vería arrastrado por su carácter arrogante y por su prestigio en el pueblo. Insiste ante lord Aberdeen, nuevo ministro de Relaciones Exteriores, que Buenos Aires era "un desagradable y desalentador lugar" a los seis días de hacerse cargo Rosas (43). Pide su traslado o reemplazo. Que conseguirá en 1833. 

Desde entonces -salvo una misión en Nápoles y Florencia entre 1840 y 1847- ocupará la función de asesorar en los asuntos argentinos al Foreign hasta su muerte en 1882. Rosas lo hará "ciudadano honorario argentino" y coronel de caballería en 1839, y desde 1837 -a su pedido- tendrá el curioso privilegio de usar el escudo nacional como blasón hereditario, por su actuación en el reconocimiento de la independencia (44). Woodbine tenía debilidades de snob y a Rosas le convenía tener propicio al influyente asesor del Foreign. Ese mismo año gestiona del rey Guillermo IV (Jorge había muerto en 1830) una condecoración que le permitiera anteponer el ansiado Sir a su nombre de pila; Guillermo IV, rey de Inglaterra y de Hannover, le da por displicencia o error una condecoración hannoveriana, la Orden de los Güelfos (45). Sir Woodbine, que había hecho fortuna en Buenos Aires, pudo consagrarse, con tranquilidad a los estudios estadísticos que lo apasionaban, pues sus ocupaciones del Foreign no le llevaban mucho tiempo ; publica en 1838 su libro Buenos Ayres and the Provinces of the Rio de la Plata que le significaría el codiciado ingreso a la Royal Society. Después de su vuelta de Nápoles y Florencia fue solicitado por Baring para arreglar con Rosas el pago del empréstito en Buenos Aires dada su gran amistad con el gobernante argentino, pero Sir Woodbine, no obstante los jugosos honorarios de la comisión, se negará en redondo, tal vez porque conocía el carácter difícil del Restaurador (46). 

Moriría en 1882 cargado de años, riquezas y honores ; su hijo Frank había heredado desde 1865 el consulado en Buenos Aires y sería uno de los fundadores y luego presidente en Londres del Ferro Carril Sur, hoy General Roca

*Woodbine Parish fue un comerciante, diplomático y viajero británico. Sirvió como Diplomático Británico en Buenos Aires de 1825 a 1832. Wikipedia

Notas: 

20 El R.H. Joseph Planta junior era sobrino político de John Parish, tío abuelo de
Woodbine Parish. "La amistad que unió a los Planta y a los Parish -escribe Nina
Kay Shuttleworth (A life of Sir Woodbine Parish)- fue valiosísima" (pág. 24).
Planta (1787-1847) entró al Foreign Office a los 15 años, en 1802, fue
subsecretario con Castlereagh de 1812 a 1822, jefe de negociado con Canning
entre 1822 y 1827 y llevado por este, al ser designado Premier, a la subsecretaría
del Tesoro. En 1834 será Consejero Privado, y después -por cuatro vecesdiputado
por Hastings en la Cámara de los Comunes.
21 Los obsequios no tenían el objeto, solamente, de estimular los sentimientos
británicos en los nativos influyentes. Canning los había gestionado de Jorge IV
para prepararlo al reconocimiento de la independencia hispanoamericana: "Si Su
Majestad --dice FERNS (p. 107)- podía ser llevado al asunto de las cajas de rapé,
también podría llevárselo al reconocimiento de los Estados revolucionarios".
22 Parish a Canning F. O. 6/11.
20
23 Parish a Cánning 4-5-24 F. O. 6/3.
24 Parish a Canning 6-11-24 F. O. 6/5.
25 Parish a Aberdeen 12-12-29 F. O. 6/27.
26 FERNS, 122.
27 Parish a Canning 17-5-24 F. O. 6/3.
28 FERNS 120.
29 Parish a Planta 1-11-25 (cit. por KAY SHUTTLEWORTH 298) .
30 Parish a Canning F. O. n° 72, 1825.
31 Parish a Canning, F. O. n° 11, 1826.
32 KAY SHUTTLEWORTH 315.
33 Parish a Canning 12-2-26 F. O. 6/11 (33 bis). FERNS, 165.
34 Parish a Canning 3-8-26 F. 0. 6/11.
35 Parish a su padre 25-8-27 (transc. por KAY SHUTTLEWORTH 334.
36 Ibídem.
37 Parish a Planta 21-7-27, transc. por KAY SHUTTLEWORTH, 333/34.
38 Parish a Aberdeen 3-12-28 F. 0. 6/23.
39 Ibídem.
40 Parish a Aberdeen 10-1-29 F, O. 6/26.,
41 FERNS 207. "Se habló en murmullos que Parish tuvo el privilegio de oír (was
priviliged to hear)".
42 Parish a Aberdeen 12-12-29 F. O. 6/27.
43 Ibídem.
44 Parish acababa de ser creado knight en 1837 y para completar sus honores
escribió a Rosas el 8 de marzo de 1839 solicitándole autorización para usar el
escudo argentino como "blasón de familia" (A. G. N. X. 1-3-5). Rosas no negó
la "gauchada" al influyente asesor del Foreign en esos tiempos del conflicto con
Francia; no había entonces "Orden de San Martín" para premiar a los
extranjeros. Sir Woodbine, hombre agradecido, fue un constante defensor dentro
del Foreign de la Confederación Argentina y de su jefe.
45 Parish anteponía el Sir a su nombre y posponíale las iniciales K. C. H.,
abreviatura fantasiosa de Knight Commendator of Hannover, forma de
anglicanizar su condecoración germana. Justo Maeso, traductor de su libro, toma
equivocadamente estas iniciales como "Comendador de la Orden del Baño", que
Busaniche sigue por error y añade "Jorge IV lo creó tal en 1837". (Jorge IV
había muerto siete años atrás). Parish no perteneció jamás a la exclusiva y muy
inglesa Orden del Baño ni a ninguna otra knighthood británica. Era caballero
alemán y no inglés y le hubiera sido más correcto -pero menos sonante- firmarse
Herr Woodbine. Era el único K. C. H. de Inglaterra como lo reconoce su nieta y
biógrafa Nina Kay Shuttleworth (p. 374). Se desvivía como buen snob británico
por los honores, aunque fueran dudosos: con exaltación escribe a su padre el 6
de marzo de 1837 al recibir la condecoración alemana: "El Rey me acaba de
hacer caballero de una curiosa manera, haciéndome Sir Woodbine..." (KAY
SHUTTLEWORTH, 374).
46 KAY SHUTTLEWORTH, 378.