Poder imperialista y liberación nacional.


Por Roberto Carri*
Publicado en Envido - Nro 3 - Abril 1971.


América Latina jurídicamente independiente, es la primera experiencia mundial neocolonialista. El neocolonialismo, considerado una forma reciente de división internacional del trabajo, existe, sin embargo, hace ciento cincuenta años en América Latina.

Las colonias se emanciparon de la dominación española y portuguesa, e ingresan sin solución de continuidad como apéndices de la economía inglesa; no tanto como productores de materia prima sino como consumidores de dos tipos de excedentes: excedente de productos manufacturados; y otro que responde a un déficit local, pues permanentemente los Estados americanos vivían un profundo déficit financiero, el excedente financiero.

La banca inglesa financia con empréstitos a los Estados Americanos y en garantía obtiene concesiones, comerciales y territoriales, que posteriormente tendran gran influencia cuando se estructure un mercado basado en América Latina productora de materias primas. Esto ultimo, en Argentina, recién ocurre en forma definitiva y organizada después de 1852.
El subcontinente se divide en tantas naciones como puertos de exportación capaces de organizar el comercio exterior existían. Por un lado, división territorial sustentada en luchas de influencias y en la imposibilidad de mantener un mercado unificado regional; por otro, las oligarquías portuarias estructuran su poder político y establecen sus limites jurídicos, su propio ente nacional, donde existen posibilidades para organizar un sistema importador y exportador con subsidios financieros.

a- Monopolio y libre competencia en América Latina

El poderío económico de Inglaterra y en menor medida de Francia, después de 1820 estará acompañado por su presencia militar. Esta característica de la sociedad imperialista moderna, en forma no incipiente sino decisiva, aparece como sistema de dominación extranjera en América Latina.

Si otra característica des imperialismo es el monopolio sustentado por el poder de un Estado que garantiza su expansión sobre otras naciones, en América Latina el monopolio fue la única manifestación del capitalismo. Aquí nunca hubo capitalismo no monopólico, capitalismo de competencia donde multitud de pequeños productores producen “espontáneamente” la desaparición de algunos de ellos y la concentración en otros.

La competencia estaba resuelta en los mercados europeos; quienes llegaban con sus productos ya habían vencido a los competidores en Europa. No venían los ingleses a competir en la Argentina, venia el ingles que había vencido a sus competidores en Inglaterra. Los ingleses llegan como monopolistas, aquellos capitales que ingresan son monopólicos.

Por otra parte, la organización colonial del imperio español también se basaba en el monopolio del Estado español sobre la producción y el comercio de las colocas.

Los atisbos de capitalismo local que existían en las zonas no portuarias, son destruidos por el ingreso de la manufactura extranjera. Ese proceso de destrucción de los mercados del interior trae como consecuencia una agudización de los conflictos internos. En la Argentina la guerra civil, las montoneras. Y esta agudización de los conflictos tiene que ver no solo con el poder político de la ciudad puerto sino con el uso de ese poder al servicio de intereses extranjeros que destruye las economías locales. La contradicción puerto-interior es derivada de la principal: imperialismo-nación.

Esta fue la causa del déficit creciente de las finanzas del Estado cubiertas con el empréstito ingles por Rivadavia que intenta atraer capital extranjero. Tanto los ingleses como los franceses compiten por el empréstito rivadaviano, garantizado por la famosa ley de enfiteusis que algunos llamaron “reforma agraria”; pero que significo dejar en poder del Estado las tierras como garantía de que el empréstito iba a ser pagado la banca inglesa, En definitiva, el Estado era tenedor de tierras que eran de los ingleses..

De 1820 a 1850 los ingleses controlan el proceso de desarrollo e integración capitalista de los mercados sudamericanos en el mundo. El proceso de expansión capitalistas crea paulatinamente un sistema mundial; en Asia y África los intereses franceses, holandeses e ingleses compitan por su dominio; en el sur de América será monopolizado por Inglaterra. En el norte de Sudamérica, Centroamérica, el Caribe, habrá lucha por el poder con Estados Unidos que en la segunda mitad del Siglo XIX pasa a controlar las economías del área.

Para África y Asia es correcto plantear la integración de áreas que hasta ese momento no contaban en el sistema internacional de mercado. En cambio América ingresa al sistema universal de relaciones mercantiles con el descubrimiento, mas concretamente cuando se estabiliza la conquista española en el Siglo XVI.

b- Sociedades yuxtapuestas y nacionalismo romántico

Este sistema de dominación y control de las áreas productoras por una potencia extranjera no es la superposición de dos sociedades. Criterio bastante común en el nacionalismo romántico, es postular una esencia nacional frustrada por superposición a esa sociedad de otra distinta que controla el movimiento de la primera. Pero rota la relación por algún tipo de actividad política decisiva, a través del control del poder de la sociedad local desarrolla sus propias cualidades que venían de antes y habían sido frustradas, frenadas, deformadas.

En realidad, la unificación del mercado mundial incorpora a todas las áreas y las conforma como partes necesarias. No hay yuxtaposición sino ingreso y por otro lado conformación y desarrollo de una sociedad en las condiciones que el mercado mundial impone. Los grupos sociales, las clases, los distintos sectores de la población de las naciones dependientes son función del desarrollo del mercado mundial. No hay dos sociedades distintas sino una sola unificada por el mercado, con potencias hegemónicas que incorporan áreas dependientes al universo capitalista.

Desde un punto de vista, el capitalismo no puede unificarse ni crear un centro universal y exclusivo de dominio. Existe competencia permanente entre fuerzas capitalistas que luchan por el control y el poder. En ningún momento, aunque el predominio de Inglaterra era evidente en el siglo XIX pudo destruir la capacidad expansiva de potencias como Francia, Estados Unidos –después los hechos demostraron que tuvo las mayores posibilidades-, Alemania o Japón.

El sistema capitalista unifica y se mantiene dividido por fuerzas opuestas, por la competencia por el poder dentro del sistema. Por otro lado se mantiene dividido y a la vez unido por las fuerzas que luchan contra el sistema. Hay dos tipos de contradicciones, aquellas que afirman el poder de un sector sobre otro y las que tienden a destruir el sistema. 

El capitalismo existe siempre en medio de esas contradicciones. Estas fuerzas conformaran las sociedades locales; el capitalismo universaliza la relación y al hacerlo crea sistemas de oposición a esa “relación universal” que son profundamente particulares, profundamente nacionales. Oposición básica al dominio universal del poder imperialista sobre las naciones dependientes. La contrapartida del imperialismo son las fuerzas sociales nacionales (particulares) cuyo fin es romper la sujeción “universal”.

c- Dependencia estructural

Existe una dependencia “estructural”, el sistema imperialista es el modo de vida de las sociedades modernas del capitalismo. Un autor norteamericano, critico del imperialismo –H. Magdoff – dice que el imperialismo no es problema de elección para la sociedad capitalista, es el modo de vida de la sociedad capitalista. El capitalismo no puede ser otra cosa que imperialismo. El imperialismo también es el modo de vida de la sociedad dependiente; la sociedad dependiente es un producto de la dominación imperial y no hay alternativa capitalista no imperialista que pueda romper con la dependencia.

“No hay alternativa capitalista” quiere decir que el problema no es de yuxtaposición de sociedades autónomas en su propio desarrollo, accidentalmente unidas por razones políticas o contingentes; es la formación de una sociedad como apéndice, como la otra cara del desarrollo (dado que a veces se habla de subdesarrollo), como necesaria para la expansión del imperialismo.

La Argentina crea desde su independencia relaciones muy estrechas con el mercado mundial controlado por Inglaterra. Los franceses, dos veces en el periodo de Rosas, intentan acceder a los mercados locales bloqueando el Río de la Plata, pero no tienen éxito. O, si bien lo tienen en tanto emigrados logran reinstalarse en el poder en 1852, estos no realizan la política de los franceses sino de Inglaterra que en definitiva tenia mas posibilidades de control sobre el área. Los ingleses desde 1806 establecen vinculaciones locales; desde 1809 concretamente, con la libre importación en el puerto de Buenos Aires (Representación de los Hacendados).

El Estado argentino aparece como instrumento de afirmación de la influencia inglesa en el país. La mayoría de los capitales ingleses invertidos desde 1852 son capitales que ingresan al país a través de contratos con el Estado. Aunque después los ingleses los administran de manera privada, la construcción de ferrocarriles, instalación de aguas corrientes, gas, electricidad, teléfonos (donde ingresan los norteamericanos) son actividades fundamentalmente promovidas por el Estado. No es desarrollo de la inversión privada, mas bien correspondería a cierto sistema considerado público.

Junto con estos ingresan capitales que se establecen en otro tipo de actividades privadas. Pero Inglaterra establece su control a través de la inversión en sectores de la “infraestructura”; del control del comercio exterior. Inglaterra importa cereales, lana, cuero y carne después de la instalación de frigoríficos, en situación preferencial; y es abastecedora principal de cierto tipo de manufacturas básicas, materia prima, productos semiterminados, etc.

Pero el control ingles significa el desarrollo, la creación de clases sociales, grupos dentro de las clases, economías locales vitalmente relacionadas con este sistema internacional dominado por Inglaterra.

No es un desarrollo propio y autónomo de clases, grupos y economías regionales, que después establecen relaciones dependientes con una economía fuerte y externa a esta altura de las circunstancias, que produce y crea esas economías regionales. Ese es el significado de la dependencia estructural.

Las clases dominantes, los sectores agroexportadores, industriales y financieros, vinculados a este sistema no poseen un factor diferencial de la burguesía en la historia: ideología. Desarrollan, aplican y repiten los postulados ideológicos, políticos y filosóficos de las burguesías europeas. La oligarquía argentina no tiene ideología burguesa propia, repite la filosofía librecambista de la burguesía metropolitana en condiciones exactamente opuestas a las que le dieron origen.

La oposición de grupos políticos y clases sociales oprimidas y explotadas adoptara iguales características. La dependencia no es comprendida por estos sectores; repiten como los liberales las consignas, los sistemas de pensamiento, de las clases que luchan contra la burguesía en los países metropolitanos.

La ideología de la burguesía metropolitana se traslada y convierte a las oligarquías locales en apéndices ideológicos (no exclusivamente pero también como apéndices ideológicos) de las clases imperialistas. Los opositores también actúan como apéndices de los opositores metropolitanos a las clases imperialistas, no consideran el problema básico, el problema del imperialismo. Son apéndices ideológicos de aquellos opositores que la burguesía tiene en los países metropolitanos, no son realmente oposición verdadera, oposición real a la penetración imperialista y hacen el juego al mismo imperialismo. Se crea oposición ficticia entre dos perspectivas dependientes; la ideología liberal de la oligarquía, y la ideología difusamente proletaria, pero bastante liberal también, de los grupos de izquierda que luchan en y contra una sociedad que no existe, y por tanto permiten el mantenimiento de la sociedad existente.

A la universalización del mercado mundial establecida primero por el colonialismo y posteriormente por el imperialismo, se opone el movimiento nacional, las fuerzas que luchan objetiva y activamente contra el sistema de integración monopoliza.

En el siglo XIX, Rosas; posteriormente la oposición provinciana a los gobiernos de Mitre, Sarmiento y Avellaneda –no la “oposición” provinciana de Roca porque no es tal oposición, si la oposición montonera_ y después el radicalismo como movimiento de masas. El radicalismo expresa insatisfacción por la dependencia y la configuración de la sociedad tal como esta, pero no da respuesta positiva en el poder el radicalismo no puede dar respuestas positivas. Simplemente se opone, tan difusamente que no solo es destruido en el poder por la oligarquía, sino que posteriormente asumirá plenamente la ideología de esta.

d- Capitalismo e imperialismo

Una característica económica del imperialismo es el monopolio: el capital ingresa monopolicamente a nuestro país. Otra es la constitución de grandes corporaciones desarrolladas a fin del siglo pasado, la industria siderurgica, los medios de comunicación y transporte, la industria química, la industria del petróleo. Siderurgia, petróleo, ferrocarriles no eran base del viejo capitalismo y si son la base económica del imperialismo.

El desarrollo de la industria siderurgica y la necesidad creciente de energía para mover a una industria cada vez mas decisiva en la economía provoca la búsqueda de yacimientos de esos productos básicos, hierro y petróleo, no solo en las áreas metropolitanas sino allí sonde se encuentran. La historia del imperialismo, de las intervenciones imperialistas en las áreas dependientes y coloniales, es también la historia del petróleo.

Esta concentración industrial, financiera, política, introduce en los países metropolitanos una nueva configuración constituyéndose como sociedad monopoliza. Desaparece la antigua clase media de pequeños y medianos productores transformados en apéndices o empleados de la gran industria, se desarrolla una capa social improductiva que, a lo largo de los años, aparece como característica de la “sociedad opulenta”. El desarrollo de la automación expulsa a capas enteras de trabajadores productivos que son incorporados por la propia dinámica del sistema en actividades improductivas, parasitarias.

En los países de América Latina la perdida de hegemonía inglesa comienza durante la guerra del 14 más o menos, aun cuando no pierde todavía su poder político. Del caso argentino podemos decir que fue el último país latinoamericano en abandonar el campo de Inglaterra. Los otros países se incorporaron en forma paulatina al área norteamericana a partir de la primera guerra mundial, en la segunda son apéndices norteamericanos; mientras en la Argentina sigue fiel a Inglaterra hasta el año 1943. Después de 1955 la Argentina todavía pega unos cuantos coletazos proingleses. En los años 1956 y 1957 la marina argentina propone a la brasileña la alianza del Atlántico Sur para el control de la seguridad en el mar. Ese proyecto había sido por Inglaterra, y la Argentina lo lleva adelante como una maniobra para que Inglaterra controle estratégicamente la zona. Es derrotado por la oposición brasileña que juega en el marco estratégico de U.S.A . A EE.UU no le conviene la presencia inglesa en esta zona, el proyecto duerme dos o tres años en los archivos hasta que vuelve a revitalizarse dirigido por los norteamericanos con el Operativo Unitas. Esta fue quizás la última maniobra inglesa de importancia en el área y la apoya la Argentina, cuyo régimen-la revolución libertadora- fue el último claramente pro ingles que existió en América

e- Economismo y Romanticismo

Ciertas teorías afirman que en América Latina las clases sociales repiten la oposición característica del capitalismo europeo: un proletariado, una clase rural mas o menos campesino-proletaria, una oligarquía rural, una burguesía industrial y comercial, y necesariamente parten de las clases así definidas para estudiar la política y el desarrollo de estas sociedades. Para esta posición estática la clase social no es la dinámica social básica sino agrupamiento estadístico. No es expresión dinámica del trabajo social de las clases productoras que crean y transforman la sociedad en oposición y lucha con otras clases. En este tipo de interpretación, aparentemente dialéctica, son agrupamientos de gente, descritos por “científicos sociales”.

Enfrenta a estas una interpretación “romántica” que afirma la no existencia de las clases sociales. Existe, dado el fenómeno colonial, una nacionalidad que busca imponer su voluntad de conjunto contra esa potencia. Al imperialismo, lo enfrenta la “nación” como potencia autóctona.

El imperialismo es considerado solo como potencia extranjera, y por lo tanto, como yuxtaposición de sociedades autónomas que casualmente sostienen una relación de dominación, una parte sometida respecto de la otra. Frente al imperialismo en el análisis romántico se expresa la nación en general o el pueblo también en general.

Para los economicistas las clases sociales están compuestas por aquellos que trabajan y aquellos que no trabajan, los que se apropian y los desposeídos, los que viven en el campo y los que viven en la ciudad; un sistema fundamentalmente económico de análisis de la realidad. La política se considera de manera sarmientina como pedagogía. Llegan a la comprensión económica los “maestros” de los que viven en la economía, de los verdaderos productores, e imponen la política como externa, como un mal necesario para superar la política y volver al reino puro de la economía y la administración.

El economismo, expresión básica del análisis social asumido por marxistas, liberales, desarrollistas y eficientistas es una manifestación teórica importante del imperialismo.

El romanticismo como interpretación opuesta no puede trascender nunca del folclore, ve la nacionalidad como puras esencias. Busca en el pasado las esencias para recuperarlas. Por eso, el viejo nacionalismo –anterior a 1943- no supera una visión restauradora de la sociedad y oscila entre dos actitudes; una, critica el liberalismo y a los grupos vinculados a Inglaterra, visión muy útil políticamente en esa época. Al leer los trabajos de los nacionalistas de la década infame nos damos cuenta que mucho se ha aprendido gracias a ellos; el revisionismo histórico –adelanto fundamental en materia de interpretación de la historia- se lo debemos a ellos. Pero, dos, en el plano político caían en las posiciones mas reaccionarias, en el apoyo político caían en las posiciones mas reaccionarias, en el apoyo a los grupos imperialistas mas reaccionarios, porque no podían percibir realmente cual era la contradicción.

La variante radical del romanticismo no supera la perspectiva urbana del artesanado de clase media y la perspectiva del pequeño y mediano chacarero del litoral. No existían trabajadores o todos eran trabajadores. Para esta perspectiva de clase media no existen clases; los argentinos vistos por el radicalismo eran idénticos a la clase media, y la clase media radical era liberal, unía nacionalismo y liberalismo, dos respuestas absolutamente contradictorias.

En cuanto nacionalista el radicalismo se opone a la situación del país como apéndice de la economía inglesa. Como liberal esta en la continuidad progresiva de aquello contra lo cual lucha. Se manejan en el radicalismo dos líneas; el radicalismo adopta una actitud decidida frente a determinadas demandas de los ingleses o norteamericanos y por otro lado, en el plano político, económico o cultural mantiene la continuidad.

f-El Peronismo

El peronismo es el momento fundamental de ruptura en la historia Argentina. El peronismo incorpora las masas trabajadoras a la lucha por la independencia nacional, esa es su característica principal.

Es la aparición como protagonista activos en este proceso de independencia de los trabajadores argentinos

Cuando el peronismo asume la representación de la clase trabajadora se rompe la “unidad originaria” del pueblo, porque la verdadera unidad gira alrededor de la acción de la clase trabajadora.

Entonces si podemos llegar a una definición correcta respecto de la oposición entre pueblo y clases sociales, entre nación y clases; el peronismo proporciona la respuesta histórica verdadera.

La Nación es una unidad frente al imperialismo, pero no es el opuesto de la clase como plantean los teóricos clasistas; la Nación esta compuesta por las clases y su eje es la clase trabajadora. La clase trabajadora es el centro de la nacionalidad que empieza a recuperarse, en su actividad política incorpora críticamente la tradición nacional que nos los consideraba. Al entrar en la historia política argentina como aspecto decisivo, incorpora a todos los movimientos nacionales precedentes. Por otro lado, agrega un contenido nuevo, la voluntad de recuperación social de la riqueza expropiada históricamente por los imperialismos.

Otros sectores que se opusieron al imperialismo –porque no existió en 1945 una concesión nacionalista proletariada hegemónica política y organizativamente- ingresaron al movimiento nacional: grupos de clase media, militares, la llamada “burguesía nacional”, etc. Este bloque político-social no asumió la reivindicación social, de oposición total al imperialismo, que traen todos los trabajadores, en conflicto con su propia situación de clase. Defendían posiciones sectoriales pero aceptando una visión distinta del proceso que se iniciaba. Distinta a su visión anterior de 1945, pero contradictoria con la de las clases trabajadoras.

La historia del peronismo puede ser vista también como una historia de oposiciones internas, de grupos expulsados objetivamente por la actividad revolucionarias de las clases trabajadoras. Estos grupos adoptan una perspectiva desarrollista cuando es derrocado el gobierno popular; y ahora, el desarrollismo eficientista llega a sus últimas consecuencias, a la integración total de la economía argentina bajo el poder imperialista yanqui, vuelven en parte a comprometerse con el movimiento nacional.

Los socialistas europeos cuando hablan de clases sociales no se referían a descripciones de agrupamientos económicos, se trataba de la constitución del partido socialista. A los socialistas locales les pasa los mismo que a los oligarcas, reviven en sus mentes una oposición francesa, inglesa, alemana o rusa y la trasplantan a la lucha local. Entonces no puede trascender el economismo, porque sus reivindicaciones políticas no tienen nada que ver con la realidad argentina. Hacen economía, descripciones económicas de grupos y, en el plano político, continúan la interpretación liberal en tanto el socialismo europeo es un desarrollo del liberalismo. Este problema es insoluble para la izquierda una vez que el peronismo aparece como fuerza política decisiva.

El peronismo incorpora a las clases sociales políticamente, con objetivos políticos, las clases sociales se subordinan a ese objetivo político. La economía no prima en el peronismo sino la actividad de las masas orientadas hacia la independencia.

La clase trabajadora se identifica con la nación y al hacerlo suma a otras clases y grupos sociales en este proceso prolongado. La clase trabajadora no ingresa como clase para la lucha económica por una mejor situación o la destrucción de los capitalistas. Se incorpora al movimiento nacional como cuerpo real de la nación oprimida, su reivindicación central es recuperar la independencia nacional que incluye como momento fundamental la destrucción del sistema.

El imperialismo no es superposición de sociedades autónomas, la sociedad argentina se constituye y estructura en un mercado mundial imperialista y forma parte de el. Y si el imperialismo no es un problema de elección sino el modo de vida necesario de esta sociedad, su destrucción externa, la recuperación nacional de la independencia, necesariamente lleva a la destrucción de las bases internas y externas.

g- El Nuevo Imperialismo

Inglaterra pierde posición hegemónica porque es reemplazada como líder del mundo libre por EE.UU, recibe la presión de las potencias nacionales-socialistas, y finalmente la revolución rusa significa la perdida de una área importantísima, el territorio de la URRS. Es el desarrollo de una sociedad distinta a las conocidas hasta el momento, que enfrenta la expansión del imperio en esa nación y a su vez tiene pretensiones expansivas, porque la ideología del socialismo soviético tiene que ver con la “revolución mundial” bajo la hegemonía rusa.

Con la aparición de la URRS el mundo no es mas un mundo unificado capitalista. La vieja potencia imperial –Inglaterra- tuvo que competir con nuevas potencias. EE.UU, Alemania, Japón, y también la URRS. Y estas son fuerzas que limitaron y redujeron el poder ingles.

El problema del imperialismo es la expansión, el imperio vive en cuanto se expande cuantitativa y cualitativamente. Si fuera solo un problema de excedentes crecientes estos podrían colocarse en los propios limites metropolitanos. El problema es el control de las fuentes de materia prima. En una economía en rápida evolución y con nuevas áreas de producción, las materias primas son fundamentales para el sostenimiento de la expansión. El primer objetivo de las potencias es entonces el control de áreas productoras para extraer las materias primas. El segundo, el control de áreas que inmediatamente puede no producir materias primas u otros beneficios económicos, pero quizás lo hagan mas adelante, por lo tanto también se las controla. En tercer lugar, el control de áreas de influencia política para impedir el avance de otra potencia que limite el propio poderío. Hay otras razones, pero por lo menos recordaremos estas: control de materias primas presentes o futuras; control de áreas de influencia. En tanto el sistema imperialista es mundial debe tener base de sustentación mundiales aun cuando sus colonias no sean directamente económicas en el sentido de producir un beneficio o renta.

También el desarrollo de la producción y del capital excedente, pero este no se coloca abstractamente sino en las áreas de influencia y en la explotación de economías básicas para su propia economía (básicas en el sentido de productoras de beneficios y materias indispensables). Magdoff afirma que de seis productos estratégicos para la fabricación de aviones a reacción, solo dos son producidos en cantidades por EE.UU y los otros cuatro deben ser importados, dos de ellos en forma total. El control de las áreas que producen esos elementos es fundamental para el mantenimiento de la seguridad interna y la economía norteamericana.

El caso de Vietnam, donde evidentemente no existe una razón económica local, puede servir de ejemplo. El problema es fundamentalmente político: es el control de todo el área y no solo o principalmente en Vietnam.

El mundo esta geográficamente delimitado, no existen partes reconocidas o que no hayan sido incorporadas al mercado. Las guerras de liberación y las revoluciones socialistas achicaron territorialmente el área imperialista.

Además sigue creciendo la capacidad productiva, el excedente económico, financiero, su poder social y político; la penetración continua y profundiza, ingresan nuevas áreas económicas (no geográficas).

El imperialismo ingles controlaba el comercio ingles; mientras el norte americano que viene de la mano con el desarrollismo, esta basado en la integración vertical de las economías. El desarrollo industrial y financiero, del turismo y servicios de todo tipo en el plano regional o continental; es la estrategia del imperialismo en los últimos años. El excedente creciente es invertido en nuevos sectores e incorpora industrias en las zonas dependientes que sirvan a su vez para producir más excedentes. Donde el imperialismo dejara de funcionar así se vendría abajo.

Sin embargo, no existen razones económicas para que el imperialismo se autodestruya. El problema no esta en la economía, el capital se reproduce en una escala tan grande que la tesis de la caída de la tasa de ganancia no tiene aplicación real. El desarrollo de la automacia, la expulsión de sectores productivos que ingresan a trabajos improductivos, significa que el excedente final se reduce porque debe distribuirse en áreas improductivas crecientes; y la base de la existencia de esta area improductiva cada vez mayor es la creación de un excedente cada vez mayor.

Resumiendo:

1- Independencia de América Latina, practica neocolonial que forma a las sociedades latinoamericanas como parte integrante del sistema mundial modificado por la revolución industrial. La dependencia estructural desarrolla clases sociales, ideologías y un Estado vitalmente vinculado a la situación dependiente.

2- Los movimientos nacionales son la oposición básica, superan la determinación clasista económica y se identifican con la Nación. Prioridad de la política sobre la economía

3- Monopolio imperialista norteamericano en un mundo caracterizado por las guerras nacionales de liberación. Desplazamiento del primer plano y de la responsabilidad inmediata en el mantenimiento en el orden imperial.

4- La antinomia peronismo (movimiento nacional de masas) –desarrollismo (imperialismo) es la clave para entender la Argentina contemporánea.

*Roberto Eugenio Carri (8 de julio de 1940, desaparecido 24 de febrero 1977)2​ fue un sociólogo y ensayista argentino. Luego de estudiar la carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires, fue profesor de dicha institución en el marco del movimiento de las llamadas "Cátedras Nacionales", en las que también participaban Alcira Argumedo y Horacio González, entre otros.. Wikipedia