El Consejo nacional de posguerra.

Antecedentes históricos para diseñar el futuro.
Por Eduardo Benedetti
para Revista Zoom
publicado el 8 de mayo de 2020

La situación de la posguerra no era igual que la actual. El Consejo Nacional de Posguerra si sirve como ejemplo de lo que puede una planificación del esfuerzo económico, a lo largo del tiempo con persistencia y coherencia política.


Cuando se creó el Consejo Nacional de Posguerra la preocupación principal era, entre otras, cómo había que actuar para que no ocurra lo que había ocurrido en 1918, a fin de que no se destruyera la industria que había nacido como consecuencia que los proveedores naturales, para el esquema agroexportador, no podían proveernos de artículos industriales a nuestro país porque estaban de lleno en el esfuerzo de guerra.

Por esa visión, Perón y su colaborador Figuerola, dan forma al Consejo Nacional de Posguerra creado el 25 de Agosto de 1944 por decreto 23.847 donde se designaba a Perón como presidente del mismo.

Figuerola definía a este consejo como el que debía dar el “Plan general de industrialización”. Perón señalaba en la Revista Panorama el 14/4/1970 “Creé el Consejo Nacional de Posguerra, cuya misión era estudiar como hacíamos para que no nos robaran, como había sucedido en 1918

Este era un debate instalado en la sociedad. La primera guerra mundial había provocado una grieta al modelo agroexportador y había construido en la Argentina una industria no integrada e improvisada, pero que por falta de protección, había sido destruida a partir de la precaria paz de 1918. A partir de allí un Estado que se desentendía de la industria y que por ello permitió la destrucción de ella. Con el Pacto Roca-Runciman, firmado con Inglaterra, para asegurarse mercados para nuestra producción agraria a cambio de no promover la industrialización de nuestro país.

También allí juega un rol trascendente la crisis económica mundial de 1930.

Ese debate de la Sociedad Argentina, se vio reflejado en el acto realizado en el Luna Park rebosante de personas en que obreros y empresarios por primera vez unidos ocuparon la tribuna, representantes de la UIA y de sindicatos de obreros. Este acto se desarrolló, pese a la oposición de los Diarios La Nación, La Prensa y la Vanguardia.

Perón tenía claro su posición en el debate de la sociedad, decía en 1944: “El principio de libertad económica, no se vulnera, ni siquiera se empaña, cuando el estado dirige la economía, de la misma manera que la libertad de transitar libremente por el país no queda afectada cuando se encausa o se dirige por determinadas rutas, en vez de permitir que, galopando a campo traviesa, se causen daños irreparables a terceros, sin conseguir de paso, provecho alguno para el viajero.”

Norberto Galasso en su libro, “Perón, formación, ascenso y caída”, señala: Figuerola, sostiene que el Consejo tenía dos objetivos esenciales: “Uno, inmediato, a corto plazo, cuya finalidad era prevenir las dificultades que pudieran presentarse derivadas del tránsito del estado de guerra al de paz, en el orden mundial, para el cual debían adoptarse las medidas indispensables, principalmente creación de fuentes de trabajo, coordinando la actividad de organismos del Estado que tenían programadas realizaciones concretas; b) el otro, a largo plazo, consistente en proyectar una planificación ordenadora, sujeta a una orientación general con miras al porvenir económico nacional.” Al ampliar estos conceptos, expresa: “Determinación de las industrias manufactureras que requieran protección especial, causas que la justifican y medidas que pueden adoptarse…

La reforma bancaria que había sido dictada por el gobierno militar con objeto de terminar con un sistema que estaba en vigencia desde la década de 1930.

A partir de allí se nacionalizaron los depósitos en los Bancos que permitían la regulación del crédito y su destino por parte del Estado. La base para que el Consejo pudiera discutir y aplicar las medidas de apoyo a sectores industriales determinados. Así mismo el Consejo tuvo una activa participación en la creación del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI). Este instituto tenía por misión comprar la oferta exportable de productos agropecuarios y monopolizar su comercialización en el extranjero.

El Consejo era presidido por Perón y lo acompañaban una serie de empresarios. Es digno de mencionar entre ellos el Sr. Torcuato Di Tella, creador de Siam, era un emprendedor, realmente digno de respetar, que se proclamaba ser contrario al peronismo, era miembro de una comisión patronal dentro del Consejo. Mercante, Imbert y Estrada eran los más afines a Perón.

Hay que tener en cuenta también que las Fuerzas Armadas eran industrialistas a partir del Gral. Savio y el Gral. Mosconi.

¿Por qué esta experiencia histórica es posible de tomarla como ejemplo en la Argentina de hoy?

Fundamentalmente para concretar ante la crisis una salida conjunta, planificada y con gran apoyo político. Esto es básico.

Hoy la sociedad tiene como en 1944 un gran debate sobre la misión del estado y su intervención en cuestiones económicas. Creo que actualmente, después de la crisis del Coronavirus, no hay posibilidad de debate en torno a la misión del Estado en Educación y Salud. Lo que queda para llegar a una síntesis es ponernos de acuerdo en la participación del Estado en la Economía.

Sin duda los empresarios y los obreros tienen mucho que decir sobre este tema. Un Consejo como el de posguerra o Consejo Económico Social, como quiera denominárselo, es básico para coordinar políticas y planificar un futuro en unidad de la sociedad Argentina.

La clave para que esa síntesis sea la opinión mayoritaria en el país es que vía una planificación de largo plazo se fijen prioridades y las industrias a proteger para construir un sistema integrado industrial. Que asegure que nos independicemos de los insumos importados, en aquello que sea posible, que nos hacen dependientes

Crear trabajo con el apoyo del Estado es clave y no puede significar abandonar una política de proteger a los más desposeídos, en la transición hasta la madurez del nuevo sistema.

Demás esta señalar que una política industrial es clave para fortalecer el mercado interno a fin de que esa industria tenga mercados.

Ese plan debe coordinar el corto plazo y el largo plazo, con una fuerte intervención del Estado para ordenar y apoyar la actividad económica de manera coherente y ágil.

En este aspecto la misión de crear trabajo, fortalecer el mercado interno, asegurando salarios dignos y con derechos, es el objetivo.

Esto se logra apoyando a las industrias prioritarias que en líneas generales son las mismas que lo planteaba el Consejo Nacional de Posguerra.

Fuente

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El Consejo Nacional de Posguerra y su influencia en el primer peronismo
Por Gustavo de la Vega
publicado el 18 de agosto de 2017

Planificar la argentina justa, libre y soberana. El Consejo Nacional de Posguerra  (1944-1946), de Gustavo J. de la Vega, es el nuevo título de la colección Convergencia. Entre memoria y sociedad, que dirige Noemí Girbal-Blacha.

Para el autor presenta al peronismo como un fenómeno que ha sido analizado en sus más variadas facetas. Menciona el extenso tratamiento que tuvieron algunos temas, como el vínculo con los sindicatos, la iglesia, los militares, la relación con algunas instituciones, como el Banco de Crédito Industrial, el Instituto Argentino de Promoción del intercambio (IAPI); y advierte la necesidad de un análisis más profundo de las realizaciones del Consejo Nacional de Posguerra (CNP).


En palabras de De la Vega, la importancia de un tratamiento intensivo de lo realizado por el CNP, radica en que en él comienzan a gestarse algunas de las ideas principales de la política económica del primer gobierno peronista y su Primer Plan Quinquenal.

Compartimos algunos fragmentos del libro

Sobre el surgimiento del Consejo Nacional de Posguerra

Toda la preocupación sobre el desarrollo económico de posguerra, desde el punto de vista institucional y político, intentó encaminarse con la creación del Consejo Nacional de Posguerra (CNP): el día 9 de septiembre de 1944 se publica en el Boletín Oficial el decreto Nº 23.847/1944, con el cual se crea este organismo […].

[…] la función implícita era colocar al Estado nacional en una situación de prevención frente al escenario de terminación de la Segunda Guerra Mundial, para lo cual tanto lo económico como lo social debían estar bajo el atento ojo gubernamental, que sería responsable del correcto encauzamiento de los conflictos y las demandas que se preveía aparecerían en el horizonte social y económico.

[…] la preocupación por un aumento del costo de vida, sumado al riesgo de que la industria manufacturera no lograra superar sus dificultades, configuraba un escenario de potencial conflicto social que había que analizar. El desempleo posible era una amenaza que podía generar una situación no deseada y era necesario conjurar los perjuicios sociales que el desempleo y el aumento del costo de vida podían llegar a instalar en el país. La inminencia del fin de la guerra parecía potenciar estos temores y, por ello, se configuró en uno de los temas centrales de debate de aquellos años. Precisamente, esta preocupación también ocupó un lugar de relevancia en las discusiones del CNP, que incluso emitió un documento público en el que analizaba la situa­ción del empleo y la desocupación […].

El CNP y Perón

Planificar la argentina justa, libre y soberana. El Consejo Nacional de Posguerra  (1944-1946), de Gustavo J. de la Vega[…] Si bien desde la década de 1930 se había visto un crecimiento importante del aparato estatal, la particularidad del nuevo ente radicaba en dos puntos importantes: por un lado, su objetivo era la búsqueda de una perspectiva de mayor plazo, y, por el otro, su conducción no se diluía en representantes institucionales, sino que estaba en cabeza de quien concentraba un enorme poder formal y real: el entonces coronel Juan D. Perón. 

El decreto de creación del CNP implicaba grandes cuestiones. Por una parte, era un eslabón más en el proceso de acumulación de poder de Pe­rón, ya que delegaba en él funciones muy amplias y con una importante repercusión social: el entonces vicepresidente de la nación tenía ahora a su cargo la dirección de los estudios sobre el ordenamiento económico y social. Asimismo, lo facultaba para proponer la coordinación, planifi­cación y ejecución de todo lo referente a cuestiones de carácter social y económico. Es decir, por lo menos en lo que hace a la cuestión económica y social, Perón ocupaba ahora un lugar central desde el punto de vista del desarrollo económico del país e incluso fijaba una estrecha dependencia por parte de los ministerios y autoridades nacionales, provinciales y mu­nicipales en cuanto a la colaboración que debían prestar en ese cometido. Por lo tanto, Perón tenía la incumbencia en el análisis y la implemen­tación de medidas, y subordinaba todo el accionar del Estado para esta misión[…] .

[…]El discurso inaugural del CNP hecho por Perón es bastante interesante desde el punto de vista de las ideas a implementar o de los roles que se esperaban de los distintos actores. En ese discurso coloca al Estado en una posición rectora y ordenadora del cuerpo social. El Estado era visto como la única alternativa a la caída en una anarquía de intereses si estos no eran modera­dos por la acción del poder: en ese diagnóstico se perfilan por un lado una economía patronal y por el otro una economía obrera que pujan por sus intereses de una manera fragmentada, cuando lo que verdaderamente debía contemplarse, según su visión, era una economía nacional […].

[…] Perón no negó en su exposición en el CNP el hecho del ascenso de la inflación. Eso era evidente. El propio Perón lo reconoció al efectuar un resumen de la evolución de los precios en los últimos tiempos. Pero en su diagnóstico aparece un adversario puntual: un grupo de inescrupulosos capitalistas. Eran unos adversarios políticos que mediante maniobras especulativas desestabilizaron la obra del gobierno y la suya propia. Perón los acusó –sin identificarlos sino constituyendo un colectivo impreciso– de aumentar los precios en forma generalizada de todos los productos que no estaban regulados por la Ley Nº 12.591, sustrayendo mercaderías y acumu­lándolas en sus depósitos en detrimento de la demanda, recargando precios y acusando al gobierno por todo ello. Perón radicalizó la discusión por la inflación […].

Las medidas del CNP

Planificar la argentina justa, libre y soberana. El Consejo Nacional de Posguerra  (1944-1946), de Gustavo J. de la Vega[…] En síntesis, el CNP plantea medidas que más adelante serían centrales en el Primer Plan Quinquenal de Perón. Menciona llevar a cabo tres tipos de actividades: realizar obras públicas –en su propuesta las divide en “obras públicas reproductivas” (diques, caminos, puertos, obras de saneamiento) y obras públicas no reproductivas (hospitales, sistema de agua corriente, escuelas, estadios deportivos y centros recreativos)–; construir planes de viviendas populares e instalar fábricas del Estado o mixtas para elaborar productos especialmente convenientes para la defensa nacional. No cabe duda de que este ideario, al menos parcialmente, constituyó parte del futuro plan de gobierno de Perón durante su primer mandato y fue un indicador valioso de la vinculación entre el CNP y su Primer Plan Quinquenal […].

[…] Estas posturas, que sin ser las únicas fueron de las más relevantes, con­tribuyeron a la constitución de la idea de país, del modelo de planificación y del desarrollo futuro. En ese escenario, el CNP se convirtió en una usina generadora de información, inspiradora de medidas no solo del gobierno asumido en 1943, sino del comienzo del primer gobierno peronista […].

[…] La preocupación por asegurar la ocupación, por mantener la industria in­cluso frente a los embates de un comercio exterior competitivo, asegurar que la inflación no deprimiera el gran motor que en esta opinión era el consumo interno, entre otros objetivos, llevó a elaborar posiciones y documentos que luego serían insumos importantes para el primer gobierno de Perón. Tam­poco fue menor la influencia del CNP en la formación y captación de cuadros para la gestión que se inició en 1943, los cuales tuvieron destacada actuación durante los primeros años de gobierno.

Como instrumento de poder, el CNP también brindó a Perón una plata­forma con la que consiguió el fundamento teórico que sostuviera su lucha ideológica con partidarios de otras posturas económicas y sociales. Es en el CNP donde se elaboraron normas que luego fueron puestas en vigor y, en ese sentido, el CNP   trasciende la función de análisis para transformarse en un verdadero gabinete en las sombras, produciendo decretos, emitiendo comu­nicados de prensa a la comunidad, dando señales a la industria y al comercio, y generando medidas antiinflacionarias […].

FICHA DEL LIBRO Y COMPRA ON LINE

*Gustavo J. de la Vega es licenciado en Ciencias Políticas (Pontificia Universidad Católica Argentina), magíster en Sociología (Flacso) y magíster en Historia Económica y de las Políticas Económicas (Facultad de Ciencias Económicas, UBA). Es docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica Argentina.   

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CNP, La planificación
gestar.org.ar

Uno de los cimientos del futuro movimiento peronista será la planificación. En cuanto Perón es designado vicepresidente, crea un organismo de planificación.

El 25 de agosto de 1944, el ejecutivo promulga un decreto creando el Consejo Nacional de Posguerra como órgano consultivo de la vicepresidencia. Es decir, queda en manos de Perón, quien se hace nombrar presidente del organismo. Designa como secretario general a quien ya era un hombre verdaderamente clave en la Secretaria de Trabajo y Previsión, el Dr. Figuerola, acompañado por el coronel Domingo Mercante y de Estrada, entre otros. Lo acompañan además, miembros de todos los ministerios, secretarías y organismos del gobierno, lo que garantiza que la visión que se tendrá de las soluciones a los problemas a planificar, será integral.

Posteriormente y para darle mayor volumen político son incorporados representantes de los sectores patronales. Es el caso de Torcuato Di Tella, José Dodero, Guillermo Kraft, Menéndez Behety y Méndez Delfino.

Para Perón el Consejo debe tener como norte el interés nacional y el interés del pueblo. Para ello debe trabajar en forma ordenada, sostenida, fijando previamente objetivos claros y planificando la acción, tanto en lo económico como en lo social. Asimismo debe trazar con claridad cuál es el perfil de desarrollo industrial y el papel geopolítico de la Argentina en el mundo. Semejantes objetivos, sostiene Perón constantemente, no admiten improvisación alguna y debe iniciarse la acción cuanto antes.


Se acercaba la finalización de la Segunda Guerra Mundial, lo mismo que su resultado, Alemania y las potencias del Eje derrotadas y los aliados, liderados por Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Soviética como vencedores. Este contexto internacional fue determinante para que cobrara vida en la cabeza de Perón el inicio inmediato de la planificación de políticas de largo plazo que debería implementar nuestro país.

Los considerandos del decreto son suficientemente expresivos. Uno de ellos dice textualmente: “Si bien los problemas sociales han sido con frecuencia abordados sin tener en cuenta la conexión que guardan con los demás factores que integran el complejo económico nacional, las excepcionales circunstancias del momento presente exigen que marchen firme y prudentemente orientados hacia la consecuencia de un objetivo común, claramente precisados y con un vigoroso impulso perseguido (…) la desarticulación provocada por la guerra en la economía mundial requiere igualmente prever las soluciones aplicables a las necesidades apremiantes de posguerra a fin de que el Estado, sin alterar los principios de la libertad económica, tanto para los productores como para los consumidores, estimule su propósito inquebrantable de perfeccionar los conocimientos técnicos, aumentar el rendimiento, mejorar de modo efectivo las condiciones de trabajo o de vida de los trabajadores, fomentar el progreso de la clase media y estimular el capital privado en cuanto constituye un elemento activo de la producción y contribuye al bienestar común”.

Perón, en sus “Memorias”, ofrece un testimonio inestimable para comprender los fundamentos por los que creó el Consejo Nacional de Posguerra. Había objetivos económicos y también políticos. Veamos lo que decía: “Creé el Consejo Nacional de Posguerra, cuya misión era estudiar cómo haríamos para que no nos robaran, como había sucedido en 1918, cuando los vencedores no nos pagaron un centavo por los productos con los que los habíamos abastecido; luego también formé un cuerpo de concepción de la revolución que inicialmente estuvo integrado por cien personas”.

Transcribimos dos artículos del decreto que resultan ilustrativos de la nueva visión política que comenzaba a instalarse en el país:

“1° Proponer la coordinación, planificación y ejecución de todo lo referente a cuestiones de carácter social y económico...

2° De modo especial considerará las cuestiones siguientes:

a) situación económica y social del momento presente.
b) posibles desequilibrios determinados por la repercusión inmediata de la terminación de la guerra y el pasaje a la paz.
c) determinación de las nuevas características y formas que convenga adoptar y aplicar en las relaciones económicas en el orden interno como externo.
d) fijación de los objetivos a alcanzar una vez restablecida la normalidad de la posguerra y de acuerdo con las modalidades que se prevea caracterizarán el porvenir económico social.
e) Proposición inmediata de medidas y disposiciones, cuya aplicación convenga hacer desde este momento para salvar las dificultades que puedan presentarse y ajustando aquellas a los principios del respeto, justicia y solidaridad”.

Un año después de su creación, el 22 de agosto de 1945, se le encomienda al Consejo mediante otro decreto, la elaboración de un plan concreto para la acción del período de posguerra, que acaba de comenzar.

Estamos a dos meses del 17 de octubre de 1945 y a menos de un año de la asunción de Perón como presidente de la Argentina.

Obviamente, estos hechos demuestran que Perón estaba desarrollando una estrategia de acumulación de poder, de concientización del pueblo y de organización de todos los estamentos que pudieran quedar bajo su control, que desembocaría en el triunfo electoral del 24 de febrero de 1946. Nada quedaba librado al azar y a la improvisación.

Este plan estará contenido en un informe que llevará el título de Ordenamiento Económico Social y será la base del futuro Primer Plan Quinquenal del gobierno peronista.

Estos son los objetivos trazados en ese documento:

“1) inalterabilidad del principio de libertad económica.

2) estímulo necesario a la producción indispensable para el desarrollo de la economía nacional.

3) fomento de las industrias.

4) estímulo al capital privado.

5) utilización de toda la mano de obra disponible, tratando de mantener el máximo nivel de ocupación posible.

6) justo equilibrio entre todos los sectores y factores de la producción.

7) intensificación del intercambio comercial.

8) mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores, mediante la regulación y fijación de las condiciones mínimas en que deberá prestarse el trabajo.

9) colaboración entre las organizaciones patronales y de trabajadores, buscando la armonización de sus intereses.

10) desarrollo de un amplio programa de seguridad social”.


Este es el origen de la planificación en la Argentina. Estaba al servicio de la Nación y de la mayoría del pueblo. Por ello se la atacará ideológicamente, económicamente y políticamente.

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